Estudio bíblico de Marcos 15:38-16:20
Marcos 15:38-16:20
Terminábamos nuestro programa anterior en la escena de la cruz, cuando Jesús, dando un fuerte grito murió. El pasaje Bíblico de hoy comienza relatándonos un importante evento y las reacciones que se produjeron. Leamos el versículo 38:
"Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo."
Ya dijimos que el Señor no murió porque los órganos de Su cuerpo se negasen a continuar funcionando. El entregó su Espíritu voluntariamente.
Cuando el velo o cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rasgó, el hecho fue evidentemente presenciado por muchos sacerdotes. Se rasgó de arriba abajo, indicando que ésta fue una acción de Dios. Las 3 de la tarde era la hora del sacrificio de la tarde y; en ese preciso momento, estaban sirviendo en el templo y lo que vieron debió haberles producido algún efecto. La rasgadura era una señal de que la muerte de Jesús daba fin a la necesidad de los repetidos sacrificios por el pecado, y abría un camino nuevo y vivo de acceso libre y directo a Dios. Más tarde veremos que muchos sacerdotes conocieron a Cristo como Salvador. Dice el libro de los Hechos de los Apóstoles 6:7, Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Este pasaje nos confirma la actitud de aquellos sacerdotes y tenemos razones para creer que algunos de ellos estaban oficiando en el templo en el día de la crucifixión.
El hecho de que en el mismo instante que el Señor entregó el espíritu fuera el momento en que el velo del templo se rasgó en dos, indica que, de ninguna manera, aquello ocurrió accidentalmente. Esos dos acontecimientos fueron especialmente relatados juntos.
Hemos leído que el Señor entregó el espíritu. El no podía morir hasta haber entregado Su espíritu. Ya hemos afirmado que su muerte no se debió a fallos orgánicos, lo cual nos indica que El, por supuesto, murió de una manera diferente a la de los otros seres humanos.
Y ya hemos destacado que en el momento de su muerte, el velo se rasgó. El velo nos habla de la humanidad de Cristo. El libro de Levítico, que estudiaremos al finalizar Marcos, nos proporciona una mayor comprensión del velo porque dicho libro trata el Tema del servicio sacerdotal en el Tabernáculo. El velo, como símbolo de la humanidad de Cristo, contiene un mensaje muy importante. Es que la humanidad de Cristo, o la vida de Cristo, nos excluye de la presencia de Dios. Su vida impecable revela cuan pecaminosa es la nuestra. En el instante de morir, el velo fue rasgado. Fue Su muerte la que nos lleva a la presencia de Dios, no su vida. Leamos el versículo 39:
"Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: En verdad este hombre era Hijo de Dios."
Esta fue la confesión de fe de aquel centurión, que expresó lo más lejos que pudo llegar en el contenido de su fe, en ese momento. No podía haber dicho algo que revelase más su fe , que lo que dijo. Reconoció que Jesús era el Hijo de Dios. Reconoció quién era El, e indudablemente, lo que estaba haciendo. No creo que aquel hombre conociese detalles teológicos. Pero supo lo suficiente como para ocupar su lugar bajo la cruz de Cristo. Y eso es todo lo que Dios siempre le ha pedido a cualquier pecador que haga. El nos pide que vengamos a El con fe. Y es lo que aquel hombre estaba haciendo. Recordemos que era un romano pagano, que tenía el trabajo cruel de crucificar a otros hombres. Seguramente al ver la muerte de Jesús, se sensibilizó, tanto humana como espiritalmente.
Ahora se nos habla de ciertas mujeres que estaban presentes. Leamos los versículos 40 y 41:
"Había también unas mujeres mirando de lejos, entre las que estaban María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, las cuales cuando Jesús estaba en Galilea, le seguían y le servían; y había muchas otras que habían subido con El a Jerusalén."
Por cierto, es interesante observar que las mujeres que permanecieron hasta el último momento en la cruz, serían las primeras en llegar a la tumba. Aquí se nos dice que miraban la escena desde lejos. Ellas fueron las que permanecieron fieles hasta el final. En aquellos momentos Sus discípulos y apóstoles se habían dispersado. Y había también otras mujeres que aquí no se mencionan, aunque se indica que "muchas otras mujeres habían subido con El desde Jerusalén"
Continuemos leyendo los versículos 42 al 45:
"Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José"
Aquí hay un detalle interesante. José de Arimatea era un seguidor de Jesús poco conocido. De hecho, él estaba encargado del entierro. Y tuvo el valor suficiente como para identificarse públicamente. Según Lucas 23:51, 52, era un miembro del Sanedrín que no había estado de acuerdo con la postura y acciones de ese tribunal religioso. Procedía de Arimatea, una de las ciudades de aquella tierra y esperaba el Reino de Dios. Este hombre surgió como seguidor del Señor Jesús cuando los apóstoles se hallaban dispersos, quizás escondidos, y pidió el cuerpo de Jesús.
Se nos ha dicho que Pilato se sorprendió de que Jesús hubiera muerto tan pronto. El motivo fue que, habitualmente, una persona que había sido crucificada permanecía viva en la cruz , a veces, por varios días. Y su vida simplemente se iría extinguiendo gradualmente. Esta era una forma cruel e inhumana de tortura. Esa fue la razón por la cual Pilato se sorprendió y quiso investigar el asunto especialmente. Para nosotros es importante recordar que El entregó el espíritu. Durante las últimas horas de su agonía, a los prisioneros que morían en la cruz se les quebraban las piernas para apresurar su muerte. Pero como Jesús ya estaba muerto, en su caso no fue necesario quebrarle las piernas. Y esto era también el cumplimiento de una profecía, que había predicho que ningún hueso de su cuerpo sería quebrantado.
Se nos dijo que Pilato entregó el cuerpo a José. Resulta interesante observar que en esta sección se utilizan 2 palabras griegas diferentes para el "cuerpo". Jose pidió el cuerpo (equivale a la palabra griega soma) y Pilato le entregó el cuerpo (equivale a la palabra griega ptoma). La primera palabra habla de la personalidad total, y es una palabra que expresa cuidado y ternura. La segunda palabra, utilizada cuando Pilato entregó el cuerpo, simplemente significa "cadáver". Estas palabras establecían un punto de vista y una actitud diferente con respecto a la muerte y hacia los cuerpos de los que habían muerto. Así, José usó la palabra que denotaba ternura hacia el cuerpo, porque él quería el cuerpo de Jesús. Todo lo que Pilato hizo fue entregarle un cadáver. Realmente, ¡hubo una gran diferencia!
Estimado oyente, solo el Señor Jesús puede poner en ti algún valor. Tú y yo no valemos mucho, pero El ha pagado un precio tremendo por nuestra redención. A veces gemimos dentro de nuestros cuerpos, pero incluso nuestros cuerpos van a ser redimidos. Y llegará un día en el cual experimentaremos la redención de nuestros cuerpos. Esta era sencillamente una idea que quería añadir.
Observemos que José fue llamado un hombre rico, que depositó el cuerpo delicada y tiernamente en su nueva tumba.
Leamos el versículo 46:
"quien compró un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro."
Según Mateo 27:66, el acceso a la tumba fue sellado por los romanos, y la roca fue custodiada por los soldados romanos. Dice el versículo 47:
"Y María Magdalena y María, la madre de José, miraban para saber dónde le ponían."
Las mujeres fueron las únicas que quedaron allí lamentándose, quedándose con el hasta el mismo fin. Llegamos así a
Marcos 16:1-20
Ahora llegamos a la resurrección y ascensión de Jesús. La resurrección corporal de Jesús es una de las doctrinas cardinales de la fe Cristiana. Era el centro y la esencia del Evangelio primitivo. Cada sermón del libro de los Hechos fue un mensaje de resurrección. Cada predicador trató este Tema. La primera iglesia cristiana enfatizó constantemente este asunto. En la actualidad el Tema se trata con menos frecuencia. Pero en un principio, éste fue el mensaje emocionante que electrizó a una generación letárgica y pecaminosa en el Imperio Romano. Revolvió la sociedad, puso muchas cosas al revés y otras en su debido lugar. Y los mensajeros de la resurrección salieron para contárselo al mundo. Habría esperanza en la actualidad si la iglesia predicase esta verdad con tanta certeza.
Debo mencionar aquí que este capítulo ha sido objeto de críticas severas por parte de los críticos especializados. Los versículos 9 al 29 de este capítulo han sido puestos en tela de juicio por los eruditos textuales de diversas tendencias. Westcott and Hort los omiten del texto griego, pero los incluyen en caracteres pequeños. Nestle sigue el mismo procedimiento, separándolos del texto regular. Otros especialistas, los omiten.
Es cierto que dos de los mejores manuscritos los omiten en su totalidad. Los manuscritos llamados Aleph y Vaticano finalizan el Evangelio de Marcos en el versículo 8 de este capítulo 16.
No es mi intención entrar en una discusión en el área de la Introducción al Nuevo Testamento. Estoy, más bien, interesado en prestar atención al significado del texto. Yo creo que estos últimos 12 versículos de este Evangelio forman parta de las inspiradas Sagradas Escrituras y las trataré de la misma forma en que considero cualquier otra parte de la Palabra de Dios. La omisión de esta porción en dos de los mejores manuscritos no constituye una razón suficiente para eliminarlos de la Biblia, especialmente cuando todos los demás manuscritos y documentos unciales los contienen. La evidencia interna tampoco es suficiente como para desecharlos, ya que el estilo breve, conciso y categórico es aun el de Marcos.
El siguiente es un bosquejo general de este último capítulo de Marcos:
1. La llegada de las mujeres a la tumba vacía (vv. 1-4).
2. El anuncio del ángel de que Jesús había resucitado (vv. 5-8).
3. Las apariciones de Jesús (vv. 9-18).
4. La ascensión de Jesús (vv. 19-20)
Comencemos nuestra lectura con el versículo 1:
"Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle."
Esto sucedió un domingo, primer día de la semana, temprano por la mañana. Nunca habían podido ungir Su cuerpo. No había sido María de Betania la que desperdició su perfume, sino estas mujeres las que desperdiciaron el suyo porque cuando lo trajeron a la tumba, Jesús se había ido. Estaba vivo otra vez. Leamos los versículos 2 al 4:
"Y muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro cuando el sol ya había salido. Y se decían unas a otras: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Cuando levantaron los ojos, vieron que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida."
El día del reposo había finalizado con la puesta del sol del sábado. Ellas habían obtenido las especies más tarde como para poder hacer el viaje a la tumba tan temprano el domingo por la mañana. Las mismas mujeres que estaban presentes en la cruz, vinieron al sepulcro. Pienso que es exacto decir que las mujeres que fueron las últimas en salir de la escena de la cruz, fueron las primeras en llegar a la tumba.
La actitud de los discípulos, ya que Jesús había muerto, fue la de permanecer ocultos hasta después de que toda la excitación pública hubiese disminuido, para evitar cualquier peligro. ¿Intentaron ir a la tumba? No existe evidencia para apoyar semejante intención. Parece que ninguno de ellos se propuso visitar la tumba.
Era muy temprano, al amanecer, cuando estas mujeres quisieron ungir el cuerpo de Jesús con las especies que habían traído. Contaban con la dificultad de entrar en el sepulcro debido a la piedra que bloqueaba la entrada. Pero descubrieron que tal obstáculo había desaparecido por el hecho de que la piedra había sido removida. Y el cuerpo de Jesús había desaparecido. Había allí un mensajero celestial con el primer anuncio de la resurrección. El hecho de que la tumba estaba vacía fue bien atestiguado y establecido. La evidencia era tal, que habría sido aceptada ante un tribunal de justicia. Continuemos leyendo los versículos 5 al 7:
"Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. Pero él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo."
Para estudiar los detalles de la tumba vacía tenemos que colocar juntos los relatos de los Evangelios. Algunos de los hechos se encuentran en Mateo y otros están en el Evangelio de Juan.
A las mujeres se les dijo específicamente que fuesen a informar a los discípulos. (El ángel seguramente no estaba esperando que viniese ningún discípulo, como podemos ver por el mensaje que les envió. Jesús se encontraría con ellos en Galilea, tal como les había prometido. Juan 21 nos informa sobre ese encuentro tan notable). Podemos imaginarnos el asombro de estas mujeres, que en ese momento se quedaron como mudas. Y este lugar del relato, sinceramente, no me parece el más adecuado para que Marcos terminase su Evangelio, como algunos críticos opinan. Leamos el versículo 8:
"Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo."
Hemos llegado, pues, a la sección que no está incluida en todos los manuscritos, pero que consideramos como la Palabra de Dios. Leamos los versículos 9 al 12:
"Y después de haber resucitado, muy temprano el primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios. Y ella fue y se lo comunicó a los que habían estado con El, que estaban lamentándose y llorando. Cuando ellos oyeron que El estaba vivo y que ella le había visto, se negaron a creerlo. Después de esto, se apareció en forma distinta a dos de ellos cuando iban de camino al campo."
Marcos nos dejó muy claro que no había estado siguiendo, en su Evangelio, un orden cronológico. Pero ahora, nos habló de un orden y sí estaba siendo cronológico. Jesús apareció primero a María Magdalena. Los discípulos no creyeron en absoluto a María Magdalena. Después, El apareció a otros dos, caminando por el campo y esa aparición en el camino a Enmaús la relató Lucas en su Evangelio. Continuemos leyendo los versículos 13 y 14:
"Y éstos fueron y se lo comunicaron a los demás, pero a ellos tampoco les creyeron. Después se apareció a los once mismos cuando estaban sentados a la mesa, y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado."
Vemos que Marcos no incluyó todos los detalles, aunque colocó en orden los hechos que él mismo estaba relatando. Leamos las palabras mismas de Jesús en el versículo 15:
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."
Este ha sido un Evangelio de acción. Ahora les estaba diciendo que debían ponerse en acción. Debían salir. Y, por cierto, nos está diciendo a nosotros hoy, que deberíamos ser hombres y mujeres de acción para Dios. ¿Qué estás haciendo en la hora actual para difundir la Palabra de Dios? Esto es un asunto nuestro. Tú debieras estar participando de alguna manera en la extensión y comunicación de la Palabra de Dios. Y añade Jesús en el versículo 16:
"El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado."
Aquí no estaba diciendo que si no estás bautizado serás condenado. Tampoco dijo que el bautismo era necesario para la salvación, pero la persona salvada será bautizada. Es el rechazo a Cristo el que trae condenación eterna. Como dijo Juan 3:36, El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él. Veamos ahora lo que dicen los versículos 17 y 18:
"Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien."
La palabra "señales" aquí, se refiere a eventos sobrenaturales que confirman el origen divino del mensaje apostólico. Estas señales han seguido a la predicación del Evangelio, pero no son señales para continuar la predicación del Evangelio. Antes del final del primer siglo, los dones acompañados de señales ya no eran las credenciales de los apóstoles. La auténtica prueba era la doctrina correcta, como dijo la segunda carta de Juan 10. Las promesas de inmunidad y de protección divina en cualquier situación, se referían a las ocasiones en que los perseguidores forzasen a los creyentes a hacer estas cosas: por ejemplo, si les obligasen a tomar en las manos serpientes o a beber algún veneno. Estas señales fueron desapareciendo incluso en la iglesia primitiva. Aunque se manifiestan actualmente en algunas zonas primitivas de misión, donde los cristianos son perseguidos. En la hora actual, en estos tiempos, la gran señal es la Palabra de Dios, Palabra efectiva y poderosa, que por la obra del Espíritu Santo, puede transformar a los pecadores, y que tiene poder frente a las fuerzas del mal y ante los que pretenden impedir que los mensajeros del Evangelio lleven a cabo la misión que Jesucristo les encomendó llevar a cabo hasta los confines de la tierra. Leamos los últimos versículos de este Evangelio, el 19 y el 20:
"Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos salieron y predicaron por todas partes, colaborando el Señor con ellos, y confirmando la palabra por medio de las señales que la seguían."
Con este relato conciso relató Marcos el gran acontecimiento de la ascensión y el ministerio actual de Jesús, sentado a la derecha de Dios. Los discípulos, en efecto, salieron para comunicar el Evangelio a todos. Y el Señor les ayudó, trabajando con ellos y confirmando la Palabra proclamada con las señales que la siguieron.
Este es el Evangelio de la acción, de la actividad intensa. ¡Que seamos nosotros también, hombres y mujeres de acción al servicio de Dios, implicados en la misión de proclamar el Evangelio, que trae a todos los seres humanos las buenas noticias de la salvación que Dios provee por Su gracia y por la fe en Jesucristo.
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