La Biblia en un año - La Biblia de las Américas

Un plan de lectura bíblica diaria y consejos para saber cómo leer la Biblia adecuadamente

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Al leer la Biblia cada día, permita que las Escrituras le hablen. Aquí tiene algunos consejos:

Antes de comenzar su lectura ore a Dios pidiéndole que él le hable por su Palabra.

Busque un lugar tranquilo y lea el texto con atención.

Hágase ciertas preguntas: ¿Por qué escribió Dios esto? ¿Qué me quiere enseñar? ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?

Ore al Señor pidiéndole que le dé el poder para poner en práctica lo aprendido.

Fecha seleccionada: 02/07/2024

Salmos 96-102

Versión actual:
La Biblia de las Américas

Capítulo 96

Cántico de alabanza

 1Cantad al SEÑOR un cántico nuevo; cantad al SEÑOR, toda la tierra. 2Cantad al SEÑOR, bendecid su nombre; proclamad de día en día las buenas nuevas de su salvación. 3Contad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos. 4Porque grande es el SEÑOR, y muy digno de ser alabado; temible es El sobre todos los dioses. 5Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, mas el SEÑOR hizo los cielos. 6Gloria y majestad están delante de El; poder y hermosura en su santuario. 7Tributad al SEÑOR, oh familias de los pueblos, tributad al SEÑOR gloria y poder. 8Tributad al SEÑOR la gloria debida a su nombre; traed ofrenda y entrad en sus atrios. 9Adorad al SEÑOR en vestiduras santas; temblad ante su presencia, toda la tierra. 10Decid entre las naciones: El SEÑOR reina; ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible; El juzgará a los pueblos con equidad. 11Alégrense los cielos y regocíjese la tierra; ruja el mar y cuanto contiene; 12gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque cantarán con gozo 13delante del SEÑOR, porque El viene; porque El viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad.

Capítulo 97

El dominio y el poder de Jehová

 1El SEÑOR reina; regocíjese la tierra; alégrense las muchas islas. 2Nubes y densas tinieblas le rodean, justicia y derecho son el fundamento de su trono. 3Fuego va delante de El, y quema a sus adversarios en derredor. 4Sus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra vio y se estremeció. 5Como cera se derritieron los montes ante la presencia del SEÑOR, ante la presencia del Señor de toda la tierra. 6Los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos han visto su gloria. 7Sean avergonzados todos los que sirven a imágenes talladas, los que se glorían en los ídolos; adórenle todos los dioses. 8Oyó Sion esto y se alegró, y las hijas de Judá se han regocijado a causa de tus juicios, oh SEÑOR. 9Porque tú eres el SEÑOR, el Altísimo sobre toda la tierra, muy excelso sobre todos los dioses. 10Los que amáis al SEÑOR, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; los libra de la mano de los impíos. 11Luz se ha sembrado para el justo, y alegría para los rectos de corazón. 12Justos, alegraos en el SEÑOR, y alabad su santo nombre.

Capítulo 98

Alabanza por la justicia de Dios

 1Salmo. Cantad al SEÑOR un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas, su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. 2El SEÑOR ha dado a conocer su salvación; a la vista de las naciones ha revelado su justicia. 3Se ha acordado de su misericordia y de su fidelidad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 4Aclamad con júbilo al SEÑOR, toda la tierra; prorrumpid y cantad con gozo, cantad alabanzas. 5Cantad alabanzas al SEÑOR con la lira, con la lira y al son de la melodía. 6Con trompetas y sonido de cuerno, dad voces ante el Rey, el SEÑOR. 7Ruja el mar y cuanto contiene, el mundo y los que en él habitan. 8Batan palmas los ríos; a una canten jubilosos los montes 9delante del SEÑOR, pues viene a juzgar la tierra; El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con equidad.

Capítulo 99

Fidelidad de Jehová para con Israel

 1El SEÑOR reina, estremézcanse los pueblos; sentado está sobre los querubines, tiemble la tierra. 2El SEÑOR es grande en Sion, y exaltado sobre todos los pueblos. 3Alaben tu nombre grande y temible; El es santo. 4El poder del Rey ama la justicia; tú has establecido la equidad; has hecho juicio y justicia en Jacob. 5Exaltad al SEÑOR nuestro Dios, y postraos ante el estrado de sus pies; El es santo. 6Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; ellos clamaron al SEÑOR, y El les respondió. 7Les habló en la columna de nube; guardaron sus testimonios, y el estatuto que El les dio. 8Oh SEÑOR, Dios nuestro, tú les respondiste; fuiste para ellos un Dios perdonador, mas también vengador de sus malas obras. 9Exaltad al SEÑOR nuestro Dios, y postraos ante su santo monte, porque santo es el SEÑOR nuestro Dios.

Capítulo 100

Exhortación a la gratitud

 1Salmo de acción de gracias. Aclamad con júbilo al SEÑOR, toda la tierra. 2Servid al SEÑOR con alegría; venid ante El con cánticos de júbilo. 3Sabed que El, el SEÑOR, es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. 4Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid su nombre. 5Porque el SEÑOR es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones.

Capítulo 101

promesa de vivir rectamente

 1Salmo de David. La misericordia y la justicia cantaré; a ti, oh SEÑOR, cantaré alabanzas. 2Prestaré atención al camino de integridad. ¿Cuándo vendrás, Señor, a mí? En la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa. 3No pondré cosa indigna delante de mis ojos; aborrezco la obra de los que se desvían; no se aferrará a mí. 4El corazón perverso se alejará de mí; no conoceré maldad. 5Destruiré al que en secreto calumnia a su prójimo; no toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante. 6Mis ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo; el que anda en camino de integridad me servirá. 7El que practica el engaño no morará en mi casa; el que habla mentiras no permanecerá en mi presencia. 8Cada mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, para extirpar de la ciudad del SEÑOR a todos los que hacen iniquidad.

Capítulo 102

Oración de un afligido

 1Plegaria de uno que sufre, cuando desmaya y expone su queja ante el SEÑOR. Oh SEÑOR, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. 2No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto. 3Porque mis días han sido consumidos en humo, y como brasero han sido quemados mis huesos. 4Mi corazón ha sido herido como la hierba y se ha secado, y hasta me olvido de comer mi pan. 5A causa de la intensidad de mi gemido mis huesos se pegan a la piel. 6Me parezco al pelícano del desierto; como el búho de las soledades he llegado a ser. 7No puedo dormir; soy cual pájaro solitario sobre un tejado. 8Mis enemigos me han afrentado todo el día; los que me escarnecen han usado mi nombre como maldición. 9Porque cenizas he comido por pan, y con lágrimas he mezclado mi bebida, 10a causa de tu indignación y de tu enojo; pues tú me has levantado y me has rechazado. 11Mis días son como sombra que se alarga; y yo me seco como la hierba. 12Mas tú, SEÑOR, permaneces para siempre, y tu nombre por todas las generaciones. 13Tú te levantarás y tendrás compasión de Sion, porque es tiempo de apiadarse de ella, pues ha llegado la hora. 14Ciertamente tus siervos se deleitan en sus piedras, y se apiadan de su polvo. 15Y las naciones temerán el nombre del SEÑOR, y todos los reyes de la tierra, tu gloria. 16Porque el SEÑOR ha edificado a Sion, y se ha manifestado en su gloria. 17Ha considerado la oración de los menesterosos, y no ha despreciado su plegaria. 18Esto se escribirá para las generaciones futuras; para que un pueblo aún por crear alabe al SEÑOR. 19Pues El miró desde su excelso santuario; desde el cielo el SEÑOR se fijó en la tierra, 20para oír el gemido de los prisioneros, para poner en libertad a los condenados a muerte; 21para que los hombres anuncien en Sion el nombre del SEÑOR, y su alabanza en Jerusalén, 22cuando los pueblos y los reinos se congreguen a una para servir al SEÑOR. 23El debilitó mis fuerzas en el camino; acortó mis días. 24Dije: Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días; tus años son por todas las generaciones. 25Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. 26Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. 27Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin. 28Los hijos de tus siervos permanecerán, y su descendencia será establecida delante de ti.

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