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Estudio bíblico de Levítico 12:1-8

Levítico 12

Tema: La ley sobre la maternidad, la transmisión del pecado por herencia, pecadores de nacimiento.

Observaciones

En el capítulo anterior vimos la contaminación del pecado por contacto. Se enfatizó el carácter del pecado, porque vivimos en un mundo controlado por el pecado.

Este capítulo coloca el énfasis sobre el carácter interno del pecado. No solo nos convertimos en pecadores por contacto, pero somos pecadores de nacimiento. Y este capítulo contiene la ley sobre la maternidad, la transmisión del pecado por herencia. La misma naturaleza que heredamos es una naturaleza caída y pecaminosa. El rey David dijo, en su Salmo 51:5; He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. Este capítulo 12 pertenece al área de la obstetricia, así como el anterior capítulo trataba sobre dietética y nutrición. Nuestro Señor es el Gran Médico y especialista en todos los campos.

Los pueblos paganos tenían nociones supersticiosas sobre la impureza de las mujeres en el parto. No hay la menor prueba de tal noción en la etapa del Levítico, como esperamos destacar oportunamente. También constituía una práctica pagana el colocar a las mujeres en una posición inferior al hombre. Esta ley no contiene el más mínimo vestigio de semejante idea, ya que el sisTema legal de Moisés elevó y ennobleció a la maternidad en contraste con el ruin paganismo que rodeaba al pueblo israelita.

Había, evidentemente, ciertos beneficios higiénicos en estas leyes dadas por Dios, tal como vimos en las leyes dietéticas del capítulo anterior. Dios es estaba preocupando por el estado físico de Su pueblo y, al mismo tiempo les estaba enseñando a ellos (y a nosotros) la gran verdad espiritual de que hemos nacido en pecado.

Hay una doctrina que en la actualidad ha sido casi totalmente rechazada y ésta es, la depravación total del ser humano. Aunque éste lo está ciertamente demostrando. Nuestros medios de difusión reflejan plenamente esta realidad y la depravación total del hombre resulta bastante evidente. En la carta del apóstol Pablo a los Romanos 5:12, se nos dice lo siguiente: Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron;

El mundo piensa en la inocencia, la virtud y la bondad al contemplar la imagen de una madre joven que sostiene a un niño dulce y cariñoso en sus brazos. Pero Dios ha pintado en este capítulo un cuadro diferente, una pintura opuesta. Aquí está esa joven madre con su niño precioso. Humanamente hablando, todos vivimos con placer esas experiencias familiares entrañables. Pero, desde un punto de vista espiritual, ante Dios, no es ése un retrato de inocencia y pureza, sino una imagen de impureza y pecado. ¿Qué es lo que ha sucedido? Que esa madre ha traído al mundo un pecador. Es todo lo que ella podía traer a este mundo, porque ella es una pecadora, y el padre del niño, también.

El Dr. Kellog ha dicho lo siguiente: "En el nacimiento de un niño, la maldición especial original contra la mujer es considerada por la ley como alcanzando la más plena, más consumada y significativa expresión. Porque el mal extremo del estado de pecado que la primera mujer, por efectos de aquel primer pecado trajo a todas las mujeres, es visible más que nada en esto, que ahora la mujer, por medio de aquellos poderes otorgados a ella para bien y para bendición, puede traer al mundo solamente a un hijo contaminado por el pecado"

Seguramente recordarás lo que Dios le dijo a la primera mujer, registrado en Génesis 3:16: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti.

No solo sufrirá dolores la mujer al traer un niño al mundo, pero es muy posible que el niño, al dejar de serlo sea un motivo de angustia para ella, porque es un pecador.

Creo que esto es lo que estaba en el pensamiento del apóstol Pablo cuando escribió ciertas reglas sobre el lugar de la mujer en la adoración pública, en su primera carta a Timoteo 2:12, que dice así: Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada. Estaba hablando de la posición de liderazgo doctrinal en la iglesia, y la razón para su argumentación era doble. Adán había sido creado primero, y también, en la caída en el pecado, fue la mujer quien fue engañada. Dice el mismo escritor en el mismo pasaje y los versículos 13 y 14: Porque Adán fue creado primero, después Eva. Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en pecado. Esto no significa enseñar la superioridad del hombre sobre la mujer. Es, más bien, un asunto de orden y dirección. Su otra razón fue que la mujer fue la primera en la caída en el pecado, es decir, que allí en el jardín del Edén, desempeñó el papel de líder.

El hecho de que una madre cristiana esté con dolores de parto por su hijo es una evidencia del juicio de Dios, aunque indudablemente no significa que ella pierda su salvación al traer un pecador al mundo. La primera carta a Timoteo 2:15 dice: Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santidad, con modestia. Ella no es salva por su maternidad; es salva a través de su maternidad. En otras palabras, no se convierte en una mujer impura y pierde su salvación al traer un pecador al mundo. La evidencia de su salvación se encuentra en su fe, amor, vida santa y sobriedad. La "impureza" bajo el sisTema de la Ley de Moisés le recordaba que ella había traído un pecador al mundo. Los dolores de parto en la época de la gracia de Dios le recuerdan hoy a la madre que va a nacer un pecador aunque ella sea una creyente.

Cuando el apóstol Pablo le dijo al carcelero de Filipos, según el relato del libro de Los Hechos de los Apóstoles 16, "Cree en el Señor Jesús y serás salvo tu y toda tu casa" no quiso decir que su familia sería salva simplemente porque él creyese en el Señor. Tampoco quiere decir que tus hijos serán salvos sencillamente porque tú seas un creyente.

Esto plantea otra pregunta. Alguien podría preguntar si los niños que mueren están perdidos por haber nacido pecadores. La respuesta es que no. En Adán todos morimos, y ésa es la causa porque los niños también mueren. Pero en el Evangelio según Mateo 18:10, el Señor Jesús dijo: Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. La palabra "ángeles" debería traducirse "espíritus". Sus espíritus contemplan el rostro del Padre celestial. En otras palabras, cuando el niño muere, su espíritu se va con el Padre. ¿Por qué? Porque Cristo descendió del cielo a la tierra para morir por los pecadores, y el pequeño que ha muerto aun no ha llegado a la edad de la responsabilidad. Cuando el niño deje de serlo al llegar a dicha edad, entonces tiene que tomar una decisión acerca de Cristo.

A continuación incluiré, sobre este capítulo 12, y sobre el Tema,

Los niños de los hijos de Dios

Bosquejo

1. La purificación de la madre ante el nacimiento de un niño varón, vv. 1-4

2. La purificación de la madre ante el nacimiento de una niña, vv. 5.

3. La purificación de la madre trayendo un sacrificio de expiación para el perdón de sus pecados, versículo 6-8.

Leamos los versículos 1 y 2, que comienzan a tratar el Tema de

La purificación de la madre ante el nacimiento de un niño varón

"Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura."

Se consideraba que la madre quedaba impura por haber traído un pecador al mundo. Eva, la primera mujer, pensó que había traído el Salvador al mundo cuando nació Caín. Pero solo había traído al mundo a un pecador, que resultó ser el primer asesino. El ritual del Levítico pretendía recordar a la mujer que estaba introduciendo en el mundo la misma clase de niño que Eva había traído al mundo, perteneciente a una raza que solamente podía pecar.

Su impureza se dividía en 2 períodos. El primer período era de 7 de días. En el versículo siguiente veremos que el niño varón era circuncidado en el octavo día. Recordemos que al estudiar el Génesis dijimos que la circuncisión era la señal de identificación del pacto o alianza dada por Dios al patriarca Abraham. En el sisTema legal de Moisés, la circuncisión era también el rito de unión al pueblo elegido.

Soy consciente que la idea de impureza de la maternidad está en conflicto con la noción popular de la imagen entrañable que existe al respecto y que, humanamente hablando, nos afecta a todos. Pero necesitamos enfatizar que, desde el punto de vista divino, los niños que traemos al mundo son pecadores. Se rebelarán contra la disciplina, aceptarán una nueva moralidad, un nuevo sisTema de valores que equivaldrá al antiguo pecado de los orígenes de la humanidad y una filosofía de la vida que está completamente en conflicto con la Palabra de Dios. Necesitamos educar a nuestros hijos a la luz de las Sagradas Escrituras para evitar que se alejen de los principios establecidos por el Creador y conozcan al Salvador del mundo.

Leamos a continuación los versículos 3 y 4:

"Al octavo día de haber nacido, el niño será circuncidado. Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y tres días; no tocará ninguna cosa consagrada ni entrará al santuario hasta que los días de su purificación sean cumplidos."

Habíamos dicho que el período de impureza de la madre se dividía en 2 períodos. El primero constaba de 7 días, después de los cuales, a los 8 días de haber nacido, el varón era circuncidado. El haber nacido como israelita no le incluía automáticamente en el pacto de Dios con Su pueblo. Como hemos expresado anteriormente, esa integración en el pueblo de la alianza tendría lugar cuando el niño fuese circuncidado. Cada israelita era, en primer lugar, un hijo de Adán, nacido fuera del pacto. Esto es lo que el apóstol Pablo quiso decir en su carta a los Romanos 9:6 y 7, que dice así: Porque no todos los descendientes de Israel son Israel; ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham. El nacimiento natural de cada persona no conduce a cada ser humano a una relación personal con Dios. En realidad, el nacimiento natural separa al hombre de Dios. Por lo tanto, Dios no nos debe nada en absoluto. Pero en Su gracia y misericordia envió a Su Hijo al mundo para salvarnos.

El segundo período de la impureza de la madre duraba 33 días, así que el tiempo de duración total de ambos períodos era de 40 días. Esto reafirma el hecho que el rito de la circuncisión tenía también un significado de limpieza. Era la manera en que Dios expresaba, en los tiempos del Antiguo Testamento, lo siguiente: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis". Recordemos que ésta sería precisamente la invitación de Jesús a los niños en los tiempos del Nuevo testamento. La circuncisión del varón removía algo del pecado de la madre. La aceptación del niño significaba también la aceptación de la madre. A ella se la recordaba que era aun una pecadora, requiriéndose 33 días más para su purificación.

Resulta interesante observar que Jesús fue circuncidado al octavo día. Entonces, fue llevado al templo cuando se cumplieron los días de la purificación de la madre, de acuerdo con la legislación de Moisés, según nos relató el Evangelista Lucas en 2:21-23. María era pecadora, aunque trajo al mundo a un Salvador que no tenía pecado. Su nacimiento no la salvó a ella, sino su aceptación de Jesús como su propio Salvador.

Jesús fue circuncidado para cumplir con la ley de Moisés. Porque Jesús vino para cumplir esa ley, y no para destruirla. De esa forma El se identificó con Su pueblo.

Leamos ahora el versículo 5, para tratar el Tema de

La purificación de la madre ante el nacimiento de una niña

"Pero si da a luz una niña, quedará impura por dos semanas, como en los días de su menstruación; y permanecerá purificándose de su sangre por sesenta y seis días."

El tiempo se duplicaba para la purificación del nacimiento de una niña. No sabemos por qué se estableció este cambio con respecto al caso del varón. Pero evidentemente la circuncisión del varón tenía algo que ver con la reducción de los días y remediaba parte de la maldición del pecado original.

La época de la gracia y misericordia de Dios nos trajo un nuevo día. Esta realidad fue expresada por el apóstol Pablo en su carta a los creyentes de Galacia, 3:27-29. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa.

Leamos a continuación los versículos 6 al 8, que tratan el Tema del último punto de nuestro Bosquejo del capítulo 12, titulado:

La purificación de la madre trayendo un sacrificio de expiación para el perdón de sus pecados

"Cuando se cumplan los días de su purificación por un hijo o por una hija, traerá al sacerdote, a la entrada de la tienda de reunión, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como ofrenda por el pecado. Entonces él los ofrecerá delante del Señor y hará expiación para pedir el perdón de ella, y quedará limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que da a luz, sea hijo o hija. Pero si no le alcanzan los recursos para ofrecer un cordero, entonces tomará dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y el otro para la ofrenda por el pecado; y el sacerdote hará expiación por ella para pedir su perdón, y quedará limpia."

La madre traía ante la presencia de Dios un holocausto y una ofrenda por el pecado que sería ofrecida en su nombre por el sacerdote. Recordemos que el holocausto era el sacrificio en el que la víctima era quemada completamente en el altar. Indudablemente y como ya hemos dicho al principio de este programa, no era salva simplemente por traer niños al mundo, como algunos creen. Tenía que ofrecer un sacrificio. Una madre debe confiar en el Señor Jesucristo. Con esa actitud, ella estará preparada para criar a su hijo teniendo presente que es un pecador que necesita aceptar a Cristo como su Salvador. Verdaderamente, la familia de nuestro tiempo se encuentra en crisis y necesita ser consciente de esta realidad.

Recordemos que cuando el Señor Jesús nació, su madre trajo un par de tórtolas, porque ésa era la ofrenda que los pobres podían permitirse traer. Ella tuvo que presentar una ofrenda porque era pecadora, no estaba sin pecado. Pero no se presentó una ofrenda por Jesús, porque El no tenía pecado. El iba a ser la ofrenda por el pecado del mundo, como había anunciado Su precursor, Juan el Bautista, Jesús era el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo.

Pensemos por un momento en la relación que existe entre lo que hemos dicho hoy y el mundo en que vivimos. Vivimos en tiempos en una generación que está volviendo la espalda a un Dios Todopoderoso. Y el juicio de Dios está comenzando a caer sobre este mundo. Toda la creación, la naturaleza y los seres creados ponen en evidencia los efectos del pecado humano. La sociedad en su conjunto, una institución como la familia y, a nivel individual, las personas, acusan los impactos destructivos del desorden y las pasiones producidas por el pecado. Como vivimos en la época del auge de las comunicaciones, los medios de difusión nos mantienen informados diariamente sobre el crecimiento de los sentimientos de violencia y agresividad. Hemos tratado de exponer, desde la Biblia, la verdad que todos los que vienen a este mundo, todos los que nacen, son pecadores. Los seres humanos necesitan, más que nunca antes, la gracia salvadora de Dios. La gente necesita escuchar que la sangre que Cristo derramó en el altar de la cruz fue el castigo pagado por los pecados de la humanidad. Queda pues a cada persona, la responsabilidad de apropiarse de esa salvación gratuita que Dios ofrece hoy por medio de la obra de Jesucristo.

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