Estudio bíblico de Levítico 20:1-27
Levítico 20
Tema: El castigo por desobedecer los Mandamientos (El Código Penal).
En su libro sobre Levítico, el Dr. Andrew Bonar llamó a este capítulo "Advertencias contra los pecados de los anteriores habitantes", refiriéndose a los pecados de los habitantes de Canaán.
Parece que la pena de muerte se aplicaba por quebrantar cualquiera de los Diez Mandamientos. Ninguno de ellos aparece aquí como formando parte del Código Penal para la aplicación de la pena de muerte. Solo se incluyen algunos, a modo de ejemplos. Por ejemplo, el asesinato no figura en la lista de este capítulo, pero por otro pasaje sabemos que se castigaba con la pena de muerte. Por este motivo, deduzco que el castigo por desobedecer cualquiera de los mandamientos era la muerte.
En ninguna parte de la Palabra de Dios se aplicaba un castigo para lograr la reforma de un criminal. Ese no era el objetivo. El castigo de un crimen tenía por objeto el bien moral del pueblo. El castigo era un elemento disuasorio frente al crimen, para disminuir el índice de criminalidad. En Números 35:33, encontramos las siguientes palabras: No profanéis con asesinatos el país en que vais a vivir, pues el asesinato profana el país, y no hay más rescate por un asesinato que la muerte del que lo cometió.
A continuación y de este capítulo 20, incluyo un breve
Bosquejo
El castigo por desobedecer los Mandamientos
1. Para aquellos que ofreciesen sus hijos a Moloc, vv. 1-5.
2. Para los que practicaban el espiritismo, vv. 6-8, 27.
3. Para los que maldecían al padre y a la madre, v. 9.
4. Para los que cometían adulterio, vv. 10-16.
5. Ciertas ofensas que requerían un castigo menor, vv. 17-21.
6. Conclusión de la ley de santidad, vv. 22-26.
Leamos el versículo 1, que comienza a tratar el Tema de
El castigo para los que ofreciesen sus hijos a Moloc
"Y el Señor habló a Moisés, diciendo:"
En vez de hablarle a Aarón o al pueblo, Dios le estaba hablando a Moisés, al legislador, porque se trataba de asuntos relacionados con el código penal. El apóstol San Pablo decía que aquellos, bajo cuya autoridad estamos y que nos gobiernan, no llevan la espada en vano sino que tienen que usarla. Un juez no tiene el derecho de dejar en libertad, para que viva en sociedad, a un criminal sádico, a un criminal psicópata, que puede poner en peligro a nuestras familias. El crimen referido aquí en este pasaje era terrible. Leamos el versículo 2:
"Dirás también a los hijos de Israel: Cualquier hombre de los hijos de Israel, o de los extranjeros que residen en Israel, que dé alguno de sus hijos a Moloc, ciertamente se le dará muerte; el pueblo de la tierra lo matará a pedradas."
La adoración a Moloc era salvaje, satánica, cruel y brutal. Y ofrecían los niños e ese ídolo llamado Moloc, que era calentado al rojo vivo. Según los historiadores, los brazos del ídolo estaban extendidos y el niño era arrojado en un agujero abierto, lleno de fuego. Esto era diabólico, demoníaco. ¡Qué contraste con Jesús, que extendía Sus brazos para recibir a los niños! En Mateo 19:14, encontramos a Jesús diciéndole a Sus discípulos: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos. El castigo infligido para aquellos que sacrificaban de esa manera a los niños era la lapidación. Resulta inimaginable que alguien se hubiera opuesto a esta sentencia, que tenía por objeto proteger a los niños y evitar la aniquilación de un pueblo. Continuemos leyendo el versículo 3:
"Yo me pondré en contra de ese hombre y lo eliminaré de entre su pueblo, porque ha dado de sus hijos a Moloc, contaminando así mi santuario y profanando mi santo nombre."
Este es el lenguaje más fuerte que se podía utilizar. Este era considerado un pecado contra Dios. En Ezequiel 23:37-39, vemos que esto era precisamente lo que hicieron los israelitas, por lo que el juicio de Dios vino sobre ellos. Recordemos que la idolatría era considerada una traición en una teocracia, o sea, que era una nación gobernada por Dios. Y dicen los versículos 4 y 5:
"Pero si el pueblo de la tierra cierra sus ojos con respecto a ese hombre, cuando él ofrezca alguno de sus hijos a Moloc, para no darle muerte, entonces yo mismo me pondré en contra de ese hombre y contra su familia; y lo eliminaré de entre su pueblo, a él y a todos los que se corrompieron con él y recurrieron a Moloc."
Aquel que permaneciese en silencio cuando su vecino adorase a Moloc, ofreciéndole a su hijo en sacrificio, se convertía en un cómplice del crimen. El ser bondadoso frente a la ejecución de la sentencia por semejante atrocidad convertía a esa persona en culpable, y su sentencia equivalía a la pena capital.
Leamos ahora el versículo 6, que comenta
El castigo para los que practicaban el espiritismo
"En cuanto a la persona que se va a los médium o a los espiritistas, para prostituirse en pos de ellos, también pondré mi rostro contra esa persona y la cortaré de entre su pueblo."
Esta era otra de las prácticas de los cananeos que vivían en la tierra en la cual residirían los israelitas. Se trataba de una falsa religión definitivamente satánica. Alguien podría objetar que no era una religión real y que le faltaba el elemento sobrenatural. Sinceramente hablando, hay que reconocer que en la adoración satánica se manifiestan aspectos sobrenaturales. La realidad es que el Señor Jesús mismo advirtió que, finalmente, aparecería un anticristo que realizaría milagros y que, si fuese posible, engañaría a los propios elegidos. Satanás es mentiroso y el padre de la mentira. Y Dios dijo que El se opondría a los que se implicasen en esta clase de adoración falsa. Dice, más adelante, el versículo 27:
"Si hay quien esté poseído por un espíritu o practique la adivinación, hombre o mujer, ciertamente han de morir; serán apedreados y serán responsables de su propia muerte"
Anticipamos este versículo del final de este capítulo 20 porque esta sección trata sobre la superstición satánica. La posesión demoníaca era una realidad y ha existido en todas las épocas. Muchos cultos y sectas están promovidos por personas poseídas por demonios. Todo forma parte de la obra de Satanás. Se ejecutaba la pena capital en aquellos que participaban o practicaban directamente en los ritos satánicos del ocultismo.
Algunas personas se sorprenden al escuchar que los adoradores de Satanás tienen poder. Así es, con toda seguridad. Un abandono de la Palabra de Dios y de Dios mismo siempre conduce al error, y esto da lugar a la aparición de los cultos falsos de la actualidad.
¿Por qué Dios ordenó ejecutar la pena capital contra los que participaron en aquellos ritos satánicos del ocultismo? Leamos los versículos 7 y 8:
"Consagraos completamente a mí y sed santos, porque yo soy el Señor vuestro Dios. Guardad mis estatutos y cumplidlos. Yo soy el Señor que os consagro para mí."
Estos versículos contienen la razón para ejecutar aquella sentencia. Aquel pueblo debía ser santo y consagrarse a un Dios santo, a quien pertenecía. Cualquier desviación de Sus normas era considerada como una grave infracción en la conducta. El implicarse en aquellas prácticas aborrecibles significaba apartarse de Dios y unirse a Satanás. Era un adulterio espiritual y una traición. En la actualidad muchas personas no se dan cuenta de cuán serio puede llegar a ser este asunto. Este es el universo de Dios. El es una realidad y sus normas no pueden ser tomadas a la ligera.
Leamos a continuación el versículo 9, que se refiere a
El castigo para los que maldijesen a su padre o madre
"Todo aquel que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente se le condenará a muerte; ha maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte."
El quinto mandamiento no sería considerado como de menor importancia. En el capítulo 19; 3, se le enseñó al israelita que debía respetar a su padre y a su madre. Ahora se imponía la pena capital al que maldijese al padre o madre. En Romanos 1:31 San Pablo habló de aquellos que no sentían amor ni cariño. En 2 Timoteo 3:2, 3, dijo que en los últimos tiempos los hijos desobedecerán a sus padres y no tendrán afecto ni compasión. Esta fue en el pasado una de las características de los paganos y será también una de las señales de los últimos días. Aquí vemos que se infligía un castigo extremo.
Aquí hay que mencionar que la Biblia también ofrecía gracia y misericordia al respecto. El Señor Jesucristo pronunció la parábola del hijo pródigo que regresó a su hogar y fue recibido por su padre. Esto fue un acto de misericordia. Como dijo 1 Juan 1:9, Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.
Leamos ahora los versículos 10 al 16, que comentan
El castigo para los que cometían adulterio
"Si un hombre comete adulterio con la mujer de otro hombre, (que cometa adulterio con la mujer de su prójimo), el adúltero y la adúltera ciertamente han de morir. Si alguno se acuesta con la mujer de su padre, ha deshonrado a su propio padre; ciertamente han de morir los dos; y serán responsables de su propia muerte. Si alguno se acuesta con su nuera, ciertamente han de morir los dos, han cometido grave perversión; y serán responsables de su propia muerte. Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido un acto infame; ciertamente han de morir. Serán responsables de su propia muerte. Si alguno toma a una mujer y a la madre de ella, es una inmoralidad; él y serán quemados para que no haya inmoralidad entre vosotros. Si alguno se entrega a actos sexuales con un animal, ciertamente se le dará muerte; también mataréis al animal. Si alguna mujer se entrega a actos sexuales con un animal, matarás a la mujer y al animal; ciertamente han de morir. Serán responsables de su propia muerte."
La totalidad de esta sección presenta pecados atroces e incluso increíbles. El adulterio en todas sus formas era castigado con la muerte. Los pecados sexuales han causado la caída de los más poderosos imperios. Yo diría que las perversiones sexuales y el alcoholismo fueron las 2 causas de la caída de Babilonia, Egipto y Roma.
Este pasaje constituye un reproche a la laxitud moral de nuestra época. En el pasado Bíblico, estos pecados trajeron el juicio de fuego y azufre sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra. Estos son los pecados por los que Dios renuncia a alcanzar a las personas implicadas, según Romanos 1: 24-28.
A pesar de la tremenda inmoralidad de estos pecados y de la severidad del castigo, el Salvador, Jesucristo, está dispuesto a perdonar a todos los que acudan a El. El colocó el sacrificio de Su muerte entre este pecado y la mujer que había sido sorprendida en adulterio, incidente relatado en Juan 8:1-11. Su muerte proveyó la expiación para todos los que vengan a El para obtener el perdón.
Leamos los versículos 17-21, que tratan sobre
Ciertas ofensas que requerían un castigo menor
"Si alguno toma como mujer a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y tienen relaciones sexuales, es cosa vergonzosa; serán eliminados a la vista de los hijos de su pueblo. El ha tenido relaciones sexuales con la propia hermana y lleva su culpa. Si alguno se acuesta con mujer en período de menstruación y tiene relaciones con ella, ha descubierto su flujo, y ella misma ha puesto al descubierto el flujo de su sangre; por tanto, ambos serán eliminados de entre su pueblo. No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu madre, ni con la hermana de tu padre, porque eso es tenerlas con una pariente carnal, ellos llevarán su culpa. Si alguno se acuesta con la mujer de su tío, ha deshonrado a su propio tío; ellos llevarán su pecado. Sin hijos morirán. Si alguno toma a la mujer de su hermano, es un acto odioso; deshonra a su propio hermano. Serán sin hijos."
(El incesto con la hermana o media hermana estaba prohibido y el castigo consistía en una ejecución pública.)
Dios requería pureza en todos los detalles de la vida de Su pueblo; especialmente en la medida que tuvieran que ver con las relaciones sexuales. Dios había prohibido estas relaciones entre aquellos que tenían un parentesco cercano. El no dijo que no engendrarían hijos, sino que morirían sin hijos, porque éstos morirían antes que sus padres, que eran culpables de ese pecado.
Leamos el versículo 22, que comienza a considerar
Conclusión de la ley de santidad
"Guardad, por tanto, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y cumplidlos, a fin de que no os arrojará de sí la tierra a la cual os llevo para morar en ella."
Dios expulsó a los cananeos de la tierra porque habían cometido estos pecados tan grandes. El advirtió a los israelitas que les expulsaría a ellos también si cometían los mismos pecados. Es que Dios no hace diferencia entre las personas. ¿Sabías que el fracaso de los israelitas en obedecer a Dios les condujo a la cautividad bajo el Imperio de Babilonia? Escuchemos un registro histórico de su trágica trayectoria, que se encuentra en el segundo libro de los Reyes 21:1, 2, 6, 9: Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. . . E hizo lo malo ante los ojos del Señor, pues practicó las mismas infamias de las naciones que el Señor había desposeído delante de los hijos de Israel. . . Hizo quemar a sus hijos en sacrificio, practicó la hechicería, usó la adivinación y trató con médium y espiritistas. Hizo mucho mal ante los ojos del Señor, provocándole a ira. . . Pero ellos no escucharon, y Manasés los hizo extraviar para que hicieran lo malo más que las naciones que el Señor había destruido delante de los hijos de Israel.
Volvamos a nuestro capítulo 20 de Levítico y leamos el versículo 23:
"Además, no andéis en las costumbres de la nación que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, yo los aborrecí."
Esta declaración debiera responder a las preguntas sobre la justicia de Dios al destruir algunas de las naciones que ocupaban Palestina. Como consecuencia de los pecados y aberraciones descritas ellos estaban siendo consumidos por enfermedades venéreas. Por tal motivo, cuando los israelitas conquistaron la ciudad de Jericó, Dios les prohibió que tomasen objetos y tocasen nada que perteneciera a los habitantes de esa ciudad. Es que las citadas enfermedades venéreas habían llegado a propagarse en proporciones epidémicas. Continuemos leyendo el versículo 24:
"Por eso os he dicho: Vosotros poseeréis su tierra, y yo mismo os la daré para que la poseáis, una tierra que mana leche y miel. Yo soy el Señor vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos."
Era una tierra rica en agricultura y en ganadería. Estaba cubierta de abundante vegetación y árboles. Pero, ¿qué le sucedió? Leamos en Deuteronomio 29:24-28: Y dirán todas las naciones: ¿Por qué ha hecho así el Señor a esta tierra? ¿Por qué esta gran explosión de ira? Y los hombres dirán: Porque abandonaron el pacto que el Señor, el Dios de sus antepasados, hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. Y ellos fueron y se inclinaron ante otros dioses y los adoraron, dioses que no habían conocido y los cuales El no les había dado. Por eso, se encendió la ira del Señor contra aquella tierra, para traer sobre ella toda maldición que está escrita en este libro; y el Señor los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con gran enojo, y los arrojó a otros países, hasta hoy. Es hoy el día en que los israelitas están plantando árboles, en una laborioso proceso de reforestación. Leamos el versículo 25:
"Vosotros haréis una distinción entre el animal limpio y el impuro, entre el ave limpia y la impura; no os hagáis, pues, despreciables por causa de animal o de ave o de cosa alguna que se arrastra sobre la tierra, los cuales yo he apartado de vosotros por impuros."
Con estas palabras, Dios estaba repasando las normas que pretendían hacer de Su pueblo una nación diferente y consagrada a El. Había comenzado con su dieta alimenticia y concluyó con ella. Leamos el versículo 26:
"Me seréis, pues, santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos."
Sin embargo, al final los israelitas quedaron fuera de su tierra por no obedecer a Dios. Alguien podría decir aquí que, en la actualidad, ellos se encuentran nuevamente en su tierra. Sí, pero ¿cómo les está yendo? Han estado teniendo gravísimos problemas desde que se establecieron allí como nación, implicados en una espiral de violencia constante y aparentemente irremediable. ¿Sabes cuál es su problema? Que regresaron a aquellas tierras, pero no volvieron a Dios. Cuando lo hagan, la situación cambiará radicalmente y habrá prosperidad espiritual y material en aquella región. Porque Dios no ha cambiado de opinión. Por lo tanto, la lección espiritual es válida para hoy. Dios es puro y santo, y requiere pureza y santidad en la vida de los suyos. Este Tema es, pues, un Tema clave para el libro de Levítico.
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