Estudio bíblico de 2 Corintios 11:4-33
2 Corintios 11:5-33
Como ya hemos mencionado anteriormente, llegamos a una sección que es realmente maravillosa en esta Segunda epístola a los Corintios, donde Pablo está llevando a cabo la vindicación de su apostolado. Abrió su corazón revelando su intimidad y fue muy personal en la forma de expresarse en este capítulo 11. En el capítulo 10, habíamos visto la autenticación del apostolado, capítulo que comenzaba esta división final de la epístola, titulada "El llamamiento del apóstol Pablo", que se extiende hasta el capítulo 13. Y en el capítulo 12, veremos la revelación del apostolado de Pablo. En el capítulo 13, en los primeros diez versículos, consideraremos la ejecución del apostolado de Pablo. Luego, y finalizando la epístola, leeremos acerca de la conclusión del apostolado de Pablo, en los últimos versículos del capítulo 13, a partir del versículo 11.
Para entender el tono sarcástico del apóstol al principio del capítulo 11 y en varios versículos del mismo, diremos que estaba apelando a ese grupo minoritario que estaba tratando de crear problemas a Pablo y estaban tratando de desacreditar su ministerio. Él ya les había explicado por qué no pasó más tiempo con ellos. No había recibido un llamamiento de Dios para ser el pastor de una iglesia. Era un "evangelista", un misionero itinerante que no quería establecer ninguna obra donde otros ya hubiesen colocado un fundamento. Viajaba tratando de llevar su mensaje a zonas donde no hubiera ninguna iglesia ni testimonio del Evangelio.
Luego les dijo que él era un apóstol acreditado, que sentía por ellos un celo que venía de Dios. ¿Por qué estaba este hombre dispuesto, quizá a pasar por loco ante ellos? Aunque él prefería hablarles acerca de Cristo antes de pasar tiempo defendiéndose a sí mismo, era evidente que en ese momento era necesario defenderse de este pequeño grupo, y por ese motivo estaba expresándose como si fuera un loco. ¿Cuál era el significado de esta palabra en el griego? Pues, incluía los significados de estupidez, o ignorancia, o egoísmo. Quería decir algo insensato, que no tenía ningún propósito. Es decir, que para Pablo el pasar tiempo defendiéndose no cumplía el propósito de su ministerio de propagar el Evangelio. Y sin embargo, tenía que hacerlo a causa de la oposición de este grupo crítico de Corinto. Y por ello él les pidió que le soportaran un poco de locura para que pudiera defender su apostolado.
En todo aquello podemos ver la actividad de Satanás. Durante la época de la primera iglesia cristiana, el diablo usó el método de la persecución, pero descubrió que no estaba deteniendo la expansión del cristianismo. En realidad la iglesia nunca creció tanto como lo hizo en esos primeros cien años después de Cristo. El cristianismo se extendió por todo el Imperio Romano y por el año 315, había llegado a cada rincón del Imperio. Y todo tuvo lugar durante el período de persecución.
Cuando el diablo vio que la persecución no detuvo el avance de la iglesia, cambió de táctica. Se unió a la iglesia. Comenzó a dañar a la iglesia desde dentro. Y aún lo hace en nuestro tiempo. Atacó la validez de la Palabra de Dios e intentó desacreditar al Evangelio. Y si ese método no funcionaba, trató de desacreditar al hombre que predicaba el Evangelio. Así fue que intentó desprestigiar a Pablo.
Pablo aclaró que prefería estar predicando el Evangelio antes que dedicar tiempo a defenderse a sí mismo. Pero, a causa de su celo por los Corintios, se ocupó en su defensa. Él les amaba y temía que fueran engañados por Satanás, así como Eva había sido seducida por él. Pablo sabía que el enemigo trabajaba para que los pensamientos de ellos fueran desviados de su compromiso puro y sincero con Cristo.
Y en el versículo 4 de este capítulo 11, Pablo había dicho que los Corintios soportaban con gusto a cualquiera que se acercara a ellos hablando de un Jesús diferente del que el apóstol les había predicado, y aceptaban de buen grado un espíritu diferente del Espíritu que ya habían recibido y un evangelio diferente al que ya habían aceptado.
Habíamos dicho que en la actualidad aún nos enfrentamos con el problema de que se presente a otro Jesús, a otro espíritu, a otro evangelio. Hace ya muchos años, se estrenó una película llamada "Jesucristo, superstar", que negaba su deidad y presentaba a un Jesús que nunca existió. Es el Jesús que han concebido algunos. Si niegan Su nacimiento de una virgen, están hablando de otro Jesús, que no es el Jesús de la Biblia. Si no creen que Él realizó milagros, están pensando en un Jesús diferente porque Jesús en los Evangelios fue precisamente el que realizó milagros. El que murió por los pecados del mundo, lo cual esos críticos niegan. Niegan también que Él resucitara corporalmente de los muertos. Niegan que Él es el Dios-hombre, como afirman las Sagradas Escrituras. Si todas estas creencias se niegan es que se está hablando de otro Jesús.
Comencemos, pues, nuestro estudio de hoy leyendo el versículo 5, de Segunda de Corintios 11:
"Pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles"
Nosotros consideraríamos a Pablo como el más importante de los apóstoles. Él dijo que en nada era inferior a los eminentes apóstoles. Él quería que aquellos Corintios supieran que él era tan apóstol como cualquiera de los otros. Simplemente porque él había llegado hasta ellos como un fabricante de tiendas, y porque se comportaba con la humildad y mansedumbre de Cristo, no quería decir que no fuera un apóstol con toda la autoridad que ello implicaba. Y entonces, dijo en el versículo 6, del capítulo 11:
"Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y de todas maneras os lo hemos demostrado".
Pablo era un hombre brillante, de una formación cultural muy completa, pero utilizaba un lenguaje sencillo, que la gente podía entender con facilidad. Pablo decía que era torpe al hablar, que era un mal orador. Pensamos que adoptó un lenguaje que resultara comprensible para los Corintios. Y tenemos la impresión de que era un estilo bastante tosco. Sin embargo, sus escritos le revelan como un hombre que había asimilado la cultura del mundo de su época y que tenía una inteligencia superior a la de muchas personas. La gente estaba acusando a Pablo de usar esa clase de lenguaje, pero Pablo era uno de los hombres más brillantes que haya andado por este mundo y creemos que tenía una inteligencia superior a la de muchas personas. Continuemos leyendo los versículos 7 al 9:
"¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fuerais enaltecidos, por cuanto os he predicado gratuitamente el evangelio de Dios? He despojado a otras iglesias, recibiendo salario de ellas para serviros a vosotros. Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me cuidé y me cuidaré de seros una carga".
Como aquí puede apreciar, estimado oyente, Pablo no le permitía a los Corintios que contribuyeran en nada para su sustento. Tuvo entonces que trabajar arduamente en la fabricación de tiendas. Otros cristianos le enviaron alguna ayuda para que pudiera dedicar tiempo a la predicación del Evangelio, pero los Corintios no le ayudaron. Que sus manos estuvieran encallecidas por el trabajo físico no quería decir que él no fuera un destacado apóstol. Continuemos leyendo los versículos 10 al 12:
"Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi jactancia en las regiones de Acaya. ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe. Pero lo que hago, lo seguiré haciendo, con el fin de quitar la ocasión de los que la desean para ser hallados semejantes a nosotros en aquello en que se jactan"
Pablo dijo que se jactaba porque era verdad y porque estaba celoso por ellos y preocupado por lo que les pudiera suceder. Otros como, por ejemplo, Apolos, pudieron haber sido más elocuentes y brillantes que Pablo, y no tuvieron que agacharse para realizar trabajos manuales. Pero el tema no era compararse con otros. Así que, como hemos visto, Pablo trabajó como un fabricante de tiendas, no recibió ninguna remuneración de los Corintios, y ello no impidió que ejerciera su apostolado. Y añadió en los versículos 13 y 14:
"Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz".
Ahora, evidentemente había algunos que engañosamente estaban intentando hacerse pasar por apóstoles de Cristo, cuando en realidad no lo eran. En realidad, estaban al servicio del diablo, del enemigo de Dios. ¿Quiénes eran estas personas?
La gente representa o imagina a Satanás con cuernos o vestido todo de rojo con un tridente en la mano. Esa figura errónea viene de la mitología griega, posiblemente del dios Pan; a éste se lo representa con un busto de hombre y cuerpo de un macho cabrío y se le adoraba como Dionisos, y por supuesto esta representación no tiene nada que ver con la Biblia, en la cual. Satanás es un ángel de luz y si se hiciera visible, usted le vería como un ser extremadamente atractivo. De ahí, que Pablo extrajo la siguiente conclusión, que leemos ahora en el versículo 15:
"Así que, no es extraño si también sus servidores se disfrazan de servidores de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras".
Esta frase dramáticamente expresa que Satanás tiene servidores. Si de acuerdo con el versículo anterior él se transforma en un ángel de luz, entonces sus servidores se disfrazan como defensores de la justicia y seguramente tienen una apariencia atractiva.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. Vernon McGee, contaba que cuando él era joven, un adolescente, no habiendo sido criado en una familia cristiana, no sabía diferenciar la verdad del error y fue a escuchar la disertación de cierto conferenciante que hablaba de una secta. Este hombre leía las preguntas que la gente del público le había presentado, y decía el Dr. McGee que él pensaba que cierta pregunta que dicho hombre se formuló, no se la había hecho nadie, pero él quería destacar algo que le interesaba y dijo que alguien le había preguntado: "He notado que usted tiene una aureola de luz sobre su cabeza, ¿puede explicar eso?" Y el Dr. McGee dijo que aunque se fijó con cuidado, nunca pudo ver ninguna aureola de luz que rodeara a dicho hombre. Pero era evidente que esa persona se estaba ensalzando a sí misma y estaba manipulando al auditorio. Es que todos los servidores de Satanás tratan de provocar admiración hacia sí mismos, promoviendo el culto a su propia personalidad. Y ésa es la forma en que usted puede darse cuenta si alguien está predicando en la sencillez y claridad de la Palabra de Dios, o si más bien está predicando a otro Jesús, o a un Evangelio diferente. Veamos ahora, lo que Pablo estaba diciendo en los versículos 16 y 17 de este capítulo 11 de la Segunda epístola a los Corintios:
"Otra vez digo: Que nadie me tenga por insensato; o de otra manera, recibidme como a un insensato, para que yo también me jacte un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como si fuera un insensato, con la confianza de tener de qué jactarme".
Pablo deseaba continuar hablando con insensatez y pidió a los Corintios que le permitieran adoptar esa actitud. Leamos los versículos 18 y 19:
"Puesto que muchos se ufanan por sus propios méritos (como lo hace el mundo), yo también lo haré, porque de buena gana toleráis a los insensatos, siendo vosotros cuerdos"
Creemos, estimado oyente que Pablo en ese momento estaba utilizando mucho sarcasmo. Y continuó diciendo el apóstol, en el versículo 20:
"Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas".
Pablo les dirigió aquí una severa reprensión. Les dijo que alguien podía estar con ellos, colocarles bajo la esclavitud de la ley, aprovecharse de ellos, enaltecerse, herirles, y ellos toleraban esa situación. Ése era el trato que recibirían de un maestro falso.
Llegamos ahora a una sección en la que Pablo describió su propia vida como un servidor del Evangelio. Debo reconocer que he estado en el servicio cristiano por muchos años. Pero cuando leo acerca de las experiencias por las que Pablo tuvo que pasar, admito que mi experiencia se ha parecido a un simple juego. No he sido un siervo de Cristo comprometido o dedicado en la medida que este hombre lo fue. Escuchemos lo que Pablo tuvo que decir. Leeremos los versículos 21 y 22 ya que ellos se explican por sí mismos:
"Para vergüenza mía lo digo, (que, en comparación) para eso fuimos demasiado débiles".
Pero en lo que otro sea atrevido (hablo con insensatez), también yo sea osado. 22¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.
Realmente, Pablo podía probar su genealogía. No había ninguna duda sobre quién era él. En los versículos 23 y 24, el apóstol Pablo continuó diciendo:
"¿Son servidores de Cristo? (hablo como si hubiera perdido el juicio.) Yo más; en trabajos, más abundante; en azotes, sin número; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno".
En esa época los judíos tenían un método para castigar con 39 azotes, de una forma en que la sesión de castigo no causara la muerte de la persona. Le aplicaban 13 azotes en un costado, 13 azotes en el otro costado, y 13 azotes en la espalda. El apóstol Pablo sufrió esta forma de tortura en cinco ocasiones. Continuemos con el relato de estos sufrimientos y leamos los versículos 25 hasta el 27, de este capítulo 11 de la Segunda epístola a los Corintios:
"Tres veces he sido golpeado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he sido náufrago en alta mar; en caminos, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, quedándome en ayunas, en frío y desnudez".
¿Cuántos de nosotros podemos decir que hemos pasado incluso por una pequeña parte de experiencias como éstas, estimado oyente? Comparándonos con la vida de Pablo y otros cristianos de aquellos tiempos, nosotros estamos viviendo en la abundancia, en una sociedad opulenta. Prácticamente no sabemos nada de las privaciones que se pueden sufrir por amor del testimonio de Cristo. Escuchemos lo que Pablo dijo aquí en el versículo 28:
"Y además de otras cosas externas, lo que sobre mí se añade cada día: la preocupación por todas las iglesias".
Quizá muchos de nosotros sabemos lo que es el peso de la responsabilidad de estar al frente de una iglesia. Pablo mencionó aquí que él llevaba la carga de "todas" las iglesias. Tenemos al menos una idea de lo que ello implicaba. Pero prestemos atención a lo que Pablo dijo en los versículos 29 hasta el 31, de este capítulo 11 de su Segunda epístola a los Corintios:
"¿Quién enferma y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar y yo no me indigno? Si es necesario jactarme, me jactaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento".
En estos versículos es como si Pablo hubiera dicho: "Aquí está mi informe de actividades como servidor de Jesucristo". Y, finalizando ya este capítulo 11 de 2 Corintios, leamos los versículos 32 y 33:
"En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme; y fui descolgado en un canasto desde una ventana del muro, y escapé de sus manos".
¡Qué embarazoso tiene que haber sido el dejarse bajar por la pared de la muralla de la ciudad dentro de un canasto! Pero Pablo soportó todo eso por amor a Jesucristo.
No quisiéramos escuchar a la gente presumir en nuestros días diciendo que están sufriendo por Cristo. Al leer la accidentada trayectoria del apóstol Pablo, llena de las más duras experiencias, tendríamos que inclinar la cabeza con vergüenza y decir: "Oh Señor, ayúdame a ser un verdadero seguidor tuyo. Ayúdame a serte fiel".
Decíamos que Pablo fue capaz de soportar sufrimientos y privaciones por causa de su amor a Jesucristo. Hasta tal punto sintió el apóstol un amor profundo por su Señor, que expresó mejor que nadie los efectos del dolor en la vida cristiana. Y su actitud ante los problemas, obstáculos y persecución fue una reacción natural de corresponder a lo que su Señor había hecho por él. Para finalizar hoy, entresacamos algunas frases de sus palabras en Romanos 5:3-8, donde el apóstol dijo: "nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Porque mientras aún éramos incapaces de salvarnos, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros". Estimado oyente, cuando el amor de Dios nos conquista, nuestro punto de vista sobre la vida en esta tierra cambia, inspirado por la esperanza de la vida eterna que hemos recibido. Y el amor con que Él nos amó, y con que Él llena nuestros corazones por medio del Espíritu Santo nos transforma primero a nosotros, y después nos impulsa a afrontar las mayores dificultades y privaciones, para que otros también sean alcanzados por ese amor. Le invitamos, pues, a responder, y por la fe a confiar en Él, recibiéndole como Salvador, y entregándole el control de su vida.
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