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Estudio bíblico de 1 Timoteo 2:6-15

1 Timoteo 2:5-15

En nuestro estudio de hoy, continuamos en la primera epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, y volvemos al capítulo 2 que comenzamos en nuestro programa anterior, y vamos recordar algunos de los comentarios realizados ante el versículo 5, que dice:

"Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre"

Observemos la frase Porque hay un solo Dios. Los ciudadanos del Imperio Romano adoraban a muchos dioses y en nuestro tiempo, la gente en general, en cierta forma, adora a muchos dioses. Por adorar aquí, queremos decir que las personas se entregan a cosas que, considerando el grado de entrega y dedicación que se les otorga, y la influencia que ejercen sobre las personas, podríamos llamar "dioses", como por ejemplo, el entretenimiento en sus muy variadas formas, que se ha convertido como una necesidad religiosa para muchas personas. Otros luchan denodadamente por alcanzar una gran notoriedad. Hombres y mujeres a veces sacrifican virtud, honor, para logar la fama. Por ellos decimos que la gente hoy tiene una gran variedad de dioses a quienes sigue "religiosamente". Pero la Biblia afirma que hay un solo Dios y el es el Creador.

Y la frase continua: y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre. En los tiempos del Antiguo Testamento el israelita acudía al templo, donde había muchos sacerdotes. El podía acercarse a Dios por medio de ellos. Pablo estaba diciendo que en la nueva época de la gracia, hay un solo Mediador a quien debemos ir. No necesitamos acudir a ningún ser humano; tampoco es necesario ir a través de algún pastor o ministro cristiano. Ya hay un Mediador entre Dios y el hombre.

Necesitamos un mediador, necesitamos un sacerdote, y tenemos uno, el Gran Sumo Sacerdote. En los tiempos del Antiguo Testamento, el patriarca Job, como vemos en su libro 9:33) clamó diciendo: No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre ambos. En efecto, él estaba clamando: "¡Ah, si hubiera alguien que pudiera asirse de la mano de Dios y luego asir mi mano y unirnos a los dos, para que pudiera existir comunicación y comprensión entre nosotros!"

Bien, amigo oyente, hoy nosotros tenemos un mediador, el Señor Jesucristo ha venido. Él tiene Su mano puesta en la mano de la Deidad porque Él es Dios. Y Él puede salvar hasta lo sumo porque Él es Dios, y porque ha pagado el precio de su salvación y la mía. Él es un Mediador porque también se hizo hombre. Él puede tomar mi mano; Él me comprende. Él le comprende a usted, estimado oyente; usted puede acudir a Él, y Él no se va a enfadar con usted ni perjudicarle en modo alguno. Usted puede pensar, "bueno, yo he fracasado, he hecho esto y aquello, y me encuentro muy lejos de la gloriosa presencia de Dios". Estimado oyente, Él ya lo sabe y aun le ama, y quiere rodearle con Su brazo.

El Mediador es a quien el mundo necesita conocer porque solo hay un camino de salvación. El apóstol Pedro les dijo a los dirigentes religiosos de su tiempo, como leemos en Los Hechos 4:12, 12Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Cristo es el único camino, pero lo tremendo es que si usted se vuelve hacia Él, le llevará directamente a Dios. Continuemos ahora leyendo el versículo 6 de este segundo capítulo de 1 Timoteo:

"El cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo."

Y esa palabra rescate, que corresponde a "antilutron" en Griego y significa "precio de redención". Cristo pagó un precio por nuestra redención. Necesitábamos ser redimidos, porque usted y yo éramos pecadores perdidos, y Él fue el rescate. Continuemos ahora leyendo el versículo 7 de este primer capítulo, que dice:

"Para esto yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los no judíos en fe y verdad. Digo la verdad en Cristo, no miento."

Deberíamos decir aquí que cuando Pablo dijo que él había sido constituido, está indicando que él había sido nombrado o designado. O sea que Pablo dijo que había sido nombrado predicador y apóstol.

La palabra predicador proviene de la palabra griega kerux, que significa "un heraldo" o "una trompeta", refiriéndose a uno que proclama el Evangelio. Pablo ha sido nombrado como una persona para proclamar el Evangelio.

Y el apóstol añadió: Digo la verdad en Cristo y no miento. Podría parecer extraño que el Apóstol Pablo dijera esto a un predicador joven que era su amigo personal. Creo que lo estaba diciendo para animarle. Timoteo sabía que era verdad.

Y finalmente dijo en este versículo 8 maestro de los no judíos en fe y verdad. Nuevamente destacamos que esto es algo que él no escribió a las iglesias. El siempre había dicho que era un apóstol para los no judíos; y aquí dijo que era no solo un apóstol para proclamar el evangelio, sino también era alguien para enseñar a los no judíos.

Leamos el versículo 8 de este capítulo 2, porque hemos llegado a un nuevo párrafo en este capítulo, que hemos titulado:

Cómo deben orar los hombres

"Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda."

Esta es una declaración magnífica del Apóstol Pablo. Cuando él está diciendo aquí quiero, no creemos que él esté imponiendo su propia voluntad en esto, sino que más bien estaba expresando un deseo.

Deseo, pues, que los hombres oren en todo lugar. Es decir, en todo lugar donde se reunieran los creyentes. Pablo estaba hablando sobre la oración pública, o sea de la oración en el culto o reunión pública.

Y luego él dice: levantando manos santas. Esa era la costumbre de que se practicaba en la iglesia primitiva. Revelaba la dedicación en las vidas de los que estaban orando. Otra versión traduce "levanten las manos con pureza de corazón."

Ahora hay ciertas personas que levantan sus manos hoy en las reuniones, y a veces son criticados por ello. No hay nada malo en levantar sus manos si usted siente que quiere hacerlo. Algunos vacilan en hacerlo porque no están seguros de estar en condiciones de revelar esa pureza espiritual que este gesto simboliza. Observemos que Pablo dijo manos santas. Esto significaría que son manos dedicadas, consagradas al servicio de Dios. Estimado oyente, manifestamos nuestra actitud de respeto hacia quienes sienten que desean levantar sus manos al orar. Pero con ese mismo respeto sugerimos, estimado oyente, que usted no alce sus manos en una reunión si esas manos no están siendo usadas para el servicio de Dios.

Siguió diciendo el apóstol sin ira. Todos los pecados han sido confesados, Usted no se acerca a Dios en oración con enojo e ira en su corazón, o con un espíritu de amargura, sino con todos sus pecados confesados.

Después el apóstol añadió: ni discusiones. Los que van a orar deben gozar de relaciones sanas, no caracterizadas por el enojo o las disensiones. Las relaciones rotas entre creyentes afectan a su capacidad para orar. Y ese estado de crispación afecta a la fe. ¿Acaso dudan los hermanos que Dios puede recomponer y restaurar las relaciones rotas o la situación de los creyentes distanciados? Recordemos lo que el escritor del libro a los Hebreos dijo en el capítulo 11, versículo 6: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan. Cuando nos acercamos a Dios en oración, debemos venir con fe. Una de las razones por las que algunas reuniones de oración no tienen mucha asistencia de personas, es que a la gente le falta fe. Los creyentes no creen que Dios vaya a escuchar y contestar la oración.

No queremos ser irreverentes, pero algunas veces, al observar algunas reuniones de oración (y lo decimos con todo respeto), creemos que el Señor quizás esté bostezando, ya que las oraciones son tan aburridas. Resumiendo, la reunión de oración debería ser hecha en las reuniones públicas por aquellos que han confesado sus pecados, que acuden a la misma sin amargura en sus corazones ni disensiones, y que vienen con fe, creyendo que Dios oirá y contestará. Esa es la clase de oración que convertirá a la reunión de oración en lo que debe ser.

Ahora, llegamos a un nuevo párrafo en el que se nos explica

Cómo deben orar las mujeres

Pablo expuso la forma en que los hombres deberían orar y a continuación explicaría cómo deberían orar las mujeres. Este pasaje también trata el tema de la forma de vestir de la mujer y de su posición en la iglesia local.

Vivimos en tiempos en los que existen dos posiciones extremas relacionadas con la posición que las mujeres deberían ocupar en la iglesia local y visible. Ambas posiciones usan este pasaje de la Biblia para apoyar sus puntos de vista.

Una posición permite a las mujeres ocupar un lugar de importancia, dirección o liderazgo en todas las reuniones públicas. Esas iglesias tienen mujeres predicadoras, directoras de coro y cargos oficiales. No se les niega ninguna posición y, como resultado, las mujeres son no solo importantes pero también las vemos convertirse en un elemento dominante en la iglesia.

La otra posición extrema en este tema es adoptada por aquellos que no permiten a las mujeres ocupar ningún lugar en absoluto en sus reuniones públicas. En sus reuniones, usted nunca oirá la voz de una mujer en público. Algunos hemos desarrollado algún ministerio de ayuda en plan de visita entre estas comunidades, y hemos comprobado que es evidente que desplazan a las mujeres a un segundo plano, en la sombra, donde pasan desapercibidas. Nos tememos que en esos ambientes los creyentes pierden mucho talento, y que las mujeres podrían aportar una valiosa contribución, si se las permitiera hacerlo. Las iglesias pierden algo cuando no utilizan el talento de sus mujeres. Dios puede usarlas y las utilizará en Su obra.

La confusión que existe alrededor de este asunto más bien práctico ha surgido porque algunos han entendido mal este pasaje de la Biblia y también por la falta de conocimiento del mundo Romano de los días de Pablo.

En primer lugar dejemos bien establecido que Dios ha usado a mujeres. En la Palabra de Dios vemos a Débora, la reina Esther, Ruth y otras, En la historia de la iglesia encontramos mujeres como Mary Fletcher y Priscilla Gurney. Hay multitudes de mujeres a quienes Dios ha usado de una forma extraordinaria.

Sin embargo, en el Imperio Romano, el principio femenino era una parte de todas las religiones paganas, y las mujeres ocupaban en ese sistema un lugar importante. La adoración a Afrodita en Corinto era probablemente era una de las más inmorales, en la cual la prostitución había sido convertida en una religión. Las mil vírgenes vestales que se encontraban en el templo de Afrodita en la parte más alta de la Acrópolis, allí en Corinto, no eran otra cosa que prostitutas. Se caracterizaban por usar el cabello muy despeinado. La razón por la cual Dios dijo que las mujeres debían llevar la cabeza cubierta era para evitar que las asociaran en absoluto con religiones como ésta. También en Efeso, donde Timoteo se encontraba en este momento del relato, las mujeres ocupaban una posición muy importante en la adoración del templo de Diana. En todas las religiones de misterios había sacerdotisas. Fue a causa de estas prácticas paganas que Pablo estaba enfatizando en este pasaje que este asunto de la apariencia que provocara atracción sexual debía desvincularse totalmente de la oración pública en las reuniones de las iglesias cristianas. Tenemos que aproximarnos a este pasaje recordando estos factores del contexto social pagano que presionaba a los creyentes de esa ciudad. Continuemos leyendo los versículos 9 y 10 de este primer capítulo de Timoteo:

"Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos"

Aquí se comenzó diciendo asimismo. Pablo había dicho como los hombres tenían que orar en público y a continuación explicó como tenían que orar las mujeres. Observemos que dijo que las mujeres tenían que orar. Esa no era la cuestión, pero él les estaba diciendo la manera en la que tenían que orar en público. Su énfasis recaería en el adorno interior antes que en el exterior. Las mujeres tenían que orar en público, pero no debían vestirse ostentosamente, para poder dirigir sus súplicas a Dios de una forma en que no llamara la atención o se destacara su parte física o su atracción sexual.

Queremos dejar bien en claro que creemos que una mujer debería vestirse tan elegantemente como pueda. No hay nada censurable en que una mujer se vista de una forma que resulte atractiva para su marido. (O, si es soltera, para un hombre).

Y en tiempos en que se realza el aspecto físico hasta la exageración, como un esfuerzo para lograr atraer la mirada del sexo opuesto, la experiencia muestra que cuando un hombre se enamora de una mujer, la ve como una mujer hermosa, como la más atractiva de todas, como la más interesante. Hay un atractivo en la personalidad, en el carácter, en la parte interior, que no recibe la atención de los medios de difusión en fotografías que pretenden ser espectaculares, pero que impactan realmente el corazón de los hombres.

Y pensamos que las mujeres deben vestirse de una manera muy atractiva, es decir, lo mejor que puedan. Pero a la hora de presentarse ante Dios en oración, el adorno exterior pierde su importancia, y lo fundamental es el adorno interior. Cuando una mujer va a participar en la reunión pública de la iglesia como, por ejemplo, cantando, hablar, o cualquier otra actividad, debería recordar que su atractivo no debería estar basado en lo exterior. Ella tendría que procurar agradar a Dios y nunca lo podría hacer en base un atractivo meramente exterior. Esta actitud está en marcado contraste con las religiones paganas del mundo romano y Pablo estaba recalcando que este énfasis en el aspecto físico no formara parte de las reuniones públicas de las iglesias cristianas, Ahora, en los versículos 11 y 12 dijo Pablo:

"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio"

Estos versículos tienen que ver con el aprendizaje y la enseñanza de la doctrina. Recordemos que las mujeres dirigían las religiones de misterios en los días de Pablo, y esas religiones organizaban orgías sexuales. Pablo aquí estaba advirtiendo a las mujeres que no hablaran en público basando su atractivo en resaltar su belleza física. En línea con la situación del lugar de la mujer en el paganismo de aquella sociedad, se ha interpretado que 1ª Corintios 14.34 prohibía a la mujer hablar en lenguas. Continuemos leyendo los versículos 13 al 15 de este segundo capítulo de 1 Timoteo:

"Pues Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santificación, con modestia."

En el relato del Génesis, el pecado de Eva introdujo el pecado en el mundo. Ahora, cada vez que una mujer da a luz un hijo, trae un pecador al mundo. Es todo lo que puede traer a este mundo. Pero la virgen María trajo al Señor Jesús, el Salvador, al mundo. Así que, ¿cómo se salvarán las mujeres? Por medio de la maternidad, porque María trajo el Salvador al mundo. Nadie debería decir jamás que la mujer trajo el pecado al mundo, a menos que estuviera dispuesto a añadir que la mujer también trajo el Salvador al mundo. Estimado oyente, ningún hombre proveyó un Salvador; lo hizo una mujer. Sin embargo, cada mujer individualmente se salva por la fe, de la misma manera en que cada hombre se salva, también por la fe.

Por hoy, vamos a detenernos aquí, amigo oyente, y Dios mediante, en nuestro próximo estudio, entraremos a considerar el capítulo 3, de esta primera epístola a Timoteo, y esperamos que usted nos acompañe, mientras continuamos nuestro viaje por esta epístola pastoral. Le aconsejamos mientras tanto, que usted lea el capítulo 3, de esta epístola, para poder familiarizarse con su contenido.

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