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Tarjetas cristianas

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He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Ap 3:20)

Dios no obliga a nadie a convertirse. Él está a la puerta llamando, si le abrimos, entrará a nuestra vida, de otro modo, él se quedará fuera.