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Salmos 77

Reina Valera 1995

Meditación sobre los hechos poderosos de Dios

1Con mi voz clamé a Dios,
a Dios clamé porque él me escucha.

2Al Señor busqué en el día de mi angustia;
por las noches, sin descanso, alzaba a él mis manos;
mi alma rehusaba el consuelo.

3Me acordaba de Dios, me conmovía;
me quejaba y desmayaba mi espíritu. Selah

4No me dejabas pegar los ojos;
estaba yo quebrantado y no hablaba.

5Consideraba los días desde el principio,
los años pasados.

6Me acordaba de mis cánticos de noche;
meditaba en mi corazón y mi espíritu inquiría:

7¿Desechará el Señor para siempre
y no volverá más a sernos propicio?

8¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?

9¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah

10Entonces dije: Enfermedad mía es ésta;
traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.

11Me acordaré de las obras de Jah;
sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.

12Meditaré en todas tus obras
y hablaré de tus hechos.

13Dios, santo es tu camino;
¿qué dios es grande como nuestro Dios?

14Tú eres el Dios que hace maravillas;
hiciste notorio en los pueblos tu poder.

15Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. Selah

16Dios, te vieron las aguas;
las aguas te vieron y temieron;
los abismos también se estremecieron.

17Las nubes echaron inundaciones de aguas:
tronaron los cielos
y se precipitaron tus rayos.

18La voz de tu trueno estaba en el torbellino;
tus relámpagos alumbraron el mundo;
se estremeció y tembló la tierra.

19En el mar fue tu camino
y tus sendas en las muchas aguas;
tus pisadas no fueron halladas.

20Condujiste a tu pueblo como a ovejas
por mano de Moisés y de Aarón.


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