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Estudio bíblico de 2 Pedro Introducción

2 Pedro - Introducción - 1:1

Comenzamos hoy, estimado oyente, nuestro estudio de la segunda epístola del Apóstol Pedro, y esperamos que usted nos acompañe en este nuevo recorrido por la Biblia. Consideramos al apóstol Pedro como el autor de esta epístola, tal como podemos ver en la presentación del escritor, en el capítulo 1, versículo 1. Sin embargo, la autoría de Pedro de este libro ha sido cuestionada más que la autoría de cualquier otro libro del Nuevo Testamento. El Dr. Moorehead, expositor bíblico, escribió hace ya varios años: "La segunda epístola de Pedro viene a nosotros con menos apoyo histórico en cuanto a su autenticidad que cualquier otro libro del Nuevo Testamento". No obstante, esta disputa ha impulsado a los eruditos conservadores a dedicar a esta epístola una atención adecuada, de manera que ha quedado debidamente establecido el hecho de que Pedro escribió esta carta.

En nuestra enseñanza hemos dedicado poco tiempo a asuntos relacionados con la introducción a un libro, como por ejemplo, cuestiones de autoría o temas críticos que se hayan planteado sobre diferentes libros de la Biblia. Generalmente hemos pasado por alto estas objeciones porque para nosotros, la segunda epístola de Pedro forma parte de la Palabra de Dios y creemos que existe abundante evidencia de ello, tanto interna como externa. Sin embargo, como no queremos ser acusados de no estar familiarizados con las cuestiones que se han planteado sobre su autoría, nos ocuparemos de los hechos de esta controversia.

Pasó mucho tiempo antes de que la segunda epístola de Pedro fuera aceptada por la iglesia como parte del canon de las Sagradas Escrituras. Fue aceptada por el concilio reunido en Laodicea en el año 372, y después nuevamente en Cartago en el año 397, y ésta fue la primera vez que la iglesia había adoptado una posición así. Jerónimo la aceptó para la versión Vulgata de la Biblia, pero esta epístola no fue incluida en la versión Pesitta-Siríaca. Sin embargo, esta última versión no es una versión aceptable desde ningún punto de vista, por incluir u omitir detalles que seguramente no podríamos aceptar, así que no tiene ningún sentido que 2 Pedro no fuera incluida en esta versión. Eusebio, uno de los primeros padres de la iglesia, incluyó a 2 Pedro entre los libros discutidos. Origen la aceptó. Clemente de Alejandría la aceptó y escribió un comentario sobre ella. Esta segunda epístola de Pedro fue citada en el Apocalipsis de Pedro, libro que, por supuesto, no fue aceptado como canónico. La epístola de Judas, aparentemente extrajo material de la segunda epístola del Apóstol Pedro y este hecho demostró que Judas estaba familiarizado con ella. Hay citas y alusiones de 2 Pedro por parte de los primeros escritores de la iglesia, entre ellos Arístides, Justino Mártir, Ireneo, Ignacio y Clemente de Roma. Debemos señalar que Martín Lutero la aceptó como genuina. Calvino, por su parte, tenía sus dudas, pero no la rechazó. Erasmo, en cambio, sí la rechazó.

Ahora, esto nos informa sobre los antecedentes históricos de esta epístola. Pero la razón por la cual este libro ha sido rechazado por parte de algunos no ha podido ser confirmada. Hay una gran cantidad de evidencia interna, especialmente ciertas secciones autobiográficas (como por ejemplo 2 Pedro 1:13-14; 1:16-18; y 3:1), que para nosotros son absolutamente concluyentes del hecho de que Simón Pedro escribió esta epístola.

La segunda epístola de Pedro fue escrita aproximadamente en el año 66, poco después de su primera epístola (como podemos ver en 3:1) y poco antes de su martirio (y aquí podemos leer 1:13-14).

Segunda Pedro fue una especie de canción del cisne o despedida del apóstol Pedro, así como 2 Timoteo fue la canción del cisne del Apóstol Pablo. Hay similitudes notables entre estos dos libros. Ambos exponen una señal de advertencia en el sendero de peregrinación que la iglesia está recorriendo, para que ésta identifique la tremenda apostasía que apareció en aquellos tiempos y que también ha surgido en nuestra época. Lo que entonces parecía ser una nube pequeña, hoy envuelve el cielo y produce una tempestad de proporciones huracanadas. Pedro advirtió contra la herejía entre los maestros y el apóstol Pablo advirtió sobre la herejía entre los laicos, es decir, aquellos que actuaban independientemente de la organización eclesiástica.

Tanto Pedro como Pablo hablaron con un tono de alegría de sus próximas muertes (como podemos ver en 2 Pedro 1:13-14; y 2 Timoteo 4:6-8). Pablo dijo saber que el tiempo de su partida había llegado. El había finalizado su carrera. Había estado corriendo en la pista de la vida y en aquel momento la estaba dejando. Había luchado en una buena batalla y había conservado la fe. Le esperaba una corono de justicia. Y usted encontrará la misma nota triunfal aquí en 2 Pedro, a medida que el apóstol se enfrentaba con la posibilidad de la muerte.

Ambos apóstoles afianzaron a la iglesia sobre las Sagradas Escrituras, en la Palabra de Dios, como única defensa ante la llegada inminente de la apostasía. No resulta sorprendente que el enemigo haya atacado a 2da.de Pedro, porque esta carta constituye uno de los mejores escudos que nos han sido dejados para proveernos de los dardos que el maligno nos está lanzando en la actualidad.

Las similitudes entre 2 Pedro y 2 Timoteo - última epístola de Pablo, también explican el marcado contraste entre la primera y la segunda epístola de Pedro. El tema de la segunda epístola cambió con respecta al de la primera; y, en consecuencia, la diferencia fue tan grande como la que existió entre las cartas de Pablo a los Romanos y la dirigida a Timoteo.

En 2da. Pedro vemos a la apostasía acercándose. ¿Cómo hemos de prepararnos para enfrentarla? Solo hay una manera, según el apóstol Pedro, y es a través del conocimiento. Se trata no solo de tener fe en Cristo, no solo de creer en El, sino también de conocerle. Esto está de acuerdo con lo que dijo el Evangelista Juan, en su capítulo 17, versículo 3: 3Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Tenemos que conocerle a Él, y no solo saber o conocer algo acerca de Él. Hay una gran diferencia entre ambas formas de conocer.

El gran tema de esta epístola fue no solo la apostasía, sino también, lo que será nuestra defensa, es decir, el conocimiento. Ahora, ¿dónde está ese conocimiento, y cómo viene a nosotros ese conocimiento? El apóstol dijo que la única forma de recibirlo era por medio de la Palabra de Dios, de la cual hablaremos, y que era la palabra profética más segura (como podemos leer en 1:19).

Es que, estimado oyente, la vida cristiana es más que simplemente un nacimiento. Es un crecimiento, y es un desarrollo. La clave de toda esta epístola se encuentra en el último versículo, en el capítulo 3, versículo 18, que dice: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. Como ya hemos dicho hace un tiempo, no nos consideramos obstetras o tocólogos, sino pediatras. El obstetra se ocupa de la gestación, el parto, es decir, que se ocupa de la supervisión médica de la madre y de la llegada del niño al mundo. Damos gracias al Señor por las muchas personas que se han convertido por escuchar la Palabra de Dios, pero, en realidad, nosotros comenzamos el ministerio de enseñanza de la Palabra de Dios por la radio con la intención de ayudar a los creyentes a crecer en la fe. Por ello dijimos que no somos esos obstetras que se ocupan directamente del nacimiento de una criatura, sino que somos como el pediatra, cuyo trabajo es supervisar la alimentación del niño con la leche de la Palabra de Dios y después, a medida que las pueda digerir, facilitarle comidas más sólidas para que se fortalezca y desarrolle. Estimado oyente, usted no va a poder vivir para Dios en estos días de apostasía, a menos que tenga el conocimiento de la Palabra de Dios, y este fue el tema del apóstol Pedro en esta carta.

El tema de esta segunda epístola fue explicado en base a las palabras que Pedro usó aquí, comparadas con las de su primera epístola. El utilizó ciertas palabras en ambas epístolas. Una de ellas es "precioso", usada 2 veces en el primer capítulo. Pedro, un pescador fornido habló de cosas que eran preciosas, palabra más bien utilizada por artistas o personas sensibles. La palabra fe fue usada nuevamente en esta epístola y se encuentra 2 veces en el primer capítulo. Pero la palabra característica de esta carta es conocimiento; aparece 16 veces, incluyendo las palabras afines. El ejemplo máximo de esta epístola fue expresado en el mandamiento incluido en el versículo final de la carta, Y así, el apóstol Pedro se despidió diciendo creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. Este fue el verdadero gnosticismo. La herejía del gnosticismo consistió en que aquellos que lo practicaban alegaban tener un conocimiento esotérico que los demás no tenían; tenían una forma o ritual, un rito, una orden o clave secreta que debía aprenderse dentro de ese grupo, para descubrir un conocimiento que no podía aprenderse de ninguna otra manera. Pero el apóstol Pedro dijo que el verdadero conocimiento era conocer al Señor Jesucristo.

Vamos a presentar ahora un resumen o un bosquejo de esta epístola, y lo vamos a hacer de una forma breve, dividiéndola en 6 secciones principales.

I. La suma de las virtudes cristianas proporciona seguridad. Capítulo 1:1-14.

El conocimiento pleno de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor, es el fundamento sobre el cual se construye el carácter cristiano.

II. La autoridad de las Sagradas Escrituras fue atestiguada por la profecía cumplida. Capítulo 1:15-21.

Las Escrituras dan luz para practicar la obediencia en los días oscuros.

III. La apostasía introducida por los maestros falsos. Capítulo 2.

La iglesia debería desconfiar de los falsos maestros y falsos profetas.

IV. La actitud hacia el regreso del Señor -una prueba para los apóstatas. Capítulo 3:1-4.

V. La agenda de Dios para el mundo. Capítulo 3:5-13.

A. El mundo pasado, 3:5-6

B. El mundo presente, 3:7-12

C. El mundo futuro, 3:13

VI. Una amonestación para los creyentes. Capítulo 3:14-18.

El conocimiento del programa de Dios constituye un estímulo para crecer en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Y así llegamos al

2 Pedro 1

Tema. La suma de las virtudes cristianas proporciona seguridad; la autoridad de las Sagradas Escrituras fue atestiguada por la profecía cumplida.

Como hemos mencionado en la introducción, esta breve pero gran epístola fue la canción del cisne, o de despedida, del apóstol Pedro, es decir, que fue su palabra final para los creyentes antes de su muerte por crucifixión. Les advirtió de la apostasía que se aproximaba, especialmente de la herejía que traían los maestros falsos. El escritor también procuró afianzar la fe de los creyentes en las Sagradas Escrituras como única defensa contra la tormenta que se acercaba.

En los primeros 14 versículos de este capítulo, veremos que el "conocimiento pleno de Dios y de Jesús nuestro Señor" es el fundamento sobre el cual se construye el carácter cristiano. Leamos entonces el versículo 1 del primer capítulo de esta segunda carta del apóstol Pedro, que inicia el párrafo titulado

La suma de las virtudes cristianas proporciona seguridad

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra"

Cuando uno observa esta pequeña palabra "precioso" en este primer versículo, la reconocemos como una palabra típica de Pedro - ya que él la usó varias veces en su primera epístola, y él fue el único escritor de la Biblia que la usó en este sentido. Es como reconocer la escritura de una persona en una carta. Cundo aquí vemos la palabra "preciosa", es como ver en esta palabra de firma de Pedro.

El mencionarse a sí mismo como Simón Pedro fue su forma de comenzar esta segunda carta. En su primera carta simplemente usó su nombre Pedro. Simón fue el nombre que le fue dado en su nacimiento, pero Pedro, que significaba "piedra", fue el nombre que nuestro Señor Jesucristo le dio. En esta epístola el apóstol usó ambos nombres. Simón, el hombre de la debilidad y Pedro, el hombre de la fortaleza, el hombre de carácter inestable y el hombre firme como una roca - porque él tuvo ambas características. Pero podemos estar seguros de una cosa; al escribir esta epístola, él fue el hombre férreo como la roca, el hombre que sería crucificado por la causa de Cristo.

Continuando con la presentación el escritor añadió siervo y apóstol. La palabra siervo realmente significaba "esclavo". El no asumió una posición elevada en la iglesia, sino que se refirió a sí mismo como un esclavo - y también como un apóstol (refiriéndose a su autoridad), pero observemos el detalle de que él no se presentó como el apóstol, sino simplemente como apóstol, es decir, como uno más entre los apóstoles.

Luego dijo: A los que habéis alcanzado.... una fe igualmente preciosa que la nuestra. Lo que estaba diciendo expresaba una hermosa realidad. Cuando el usó la palabra fe, creemos que se refirió al conjunto de verdades que llamamos el evangelio. El estaba diciendo "lo habéis recibido y es vuestra responsabilidad lo que hagáis con él."

Algunos dicen que uno tiene que ser elegido antes de que pueda ser salvo, y que también Dios tiene que darle la fe para creer. En parte, estamos de acuerdo con esa afirmación, pero también insistimos en que la razón por la cual ciertas personas no vienen a Cristo ha sido claramente expresada en la Palabra de Dios. Observemos lo que dijo el apóstol Pablo hablando sobre los israelitas, en su segunda carta a los Corintios capítulo 3, versículos 15 y 16: 15Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16Pero cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado. Estimado oyente, si usted no es un creyente, no diga que ello se debe a que tiene reservas mentales. Más bien puede deberse a que hay pecado en su corazón. Cuando el corazón se vuelva al Señor, entonces El quitará el velo. En cualquier momento en que usted esté preparado, El estará preparado y lo salvará. La voluntad de Dios es que ninguno se pierda, como afirmó el apóstol Pedro en su capítulo 3, versículo 9, que dice que el Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. El mensaje para nuestro tiempo se resume en las palabras en la invitación del Señor si alguno quiere venir, y en las palabras registradas en Juan 3, 16»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Estimado oyente, todo lo que Él le pide hoy es que crea. Ni siquiera le pide que se limpie o purifique espiritualmente antes de venir a Él. Venga tal como se encuentra, y El lo limpiará, si usted tiene una actitud seria en cuanto a establecer una relación con El.

Como ya hemos leído, el versículo 1 dice habéis alcanzado....una fe igualmente preciosa que la nuestra. ¿Y cómo, de qué manera? Por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Esta es la justicia que nos es cedida, traspasada, cuando confiamos en Cristo como Salvador. Es que El no solo quita nuestro pecado, sino que también añade Su propia justicia. No somos como criminales que han sido perdonados y puestos en libertad; se nos ha dado una posición ante Dios, y esa posición está en Cristo - aceptados en el amado Señor y Salvador.

Bien, estimado oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Continuaremos nuestro estudio en nuestro próximo programa. Mientras tanto, como esperamos contar con su grata compañía en esta nueva etapa que hoy comenzamos, y aunque le dedicaremos varios programas, le sugerimos que lea el primer capítulo de la segunda epístola del Apóstol Pedro para estar informado de lo que consideraremos, dentro de este estudio, de trascendental importancia.

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