Estudio bíblico de Apocalipsis 14:19-15:1
Apocalipsis 14 -15
Versículos 14:19 - 15:1
Continuamos hoy, estimado amigo, amiga oyente, nuestro viaje por el libro de Apocalipsis. En nuestros estudios anteriores vimos que este libro contiene mucha información cronológica sobre acontecimientos que un día sucederán en nuestro planeta Tierra. Apocalipsis no sólo es un compendio de malas noticias, de juicios, de epidemias, de grandes cataclismos cósmicos, de un futuro gobierno mundial tenebroso; también es un mensaje de Amor de Dios, porque Él desea salvar a la Humanidad del nefasto fin que enfrentarán todos aquellos que no Le reconocen como Dios, y permanecen alejados e indiferentes a Su oferta de perdón y amor. Dios desea informarnos acerca de los futuros eventos, que fueron revelados en visiones muy reales al apóstol y evangelista Juan cuando éste se encontraba en la Isla de Patmos, exiliado por el emperador Domiciano. Dios es Amor, un amor entregado, fiel, incondicional, que no hace acepción de personas, pero también es justo; consecuentemente, la injusticia y todo lo que es contrario a Sus Leyes recibirá el anunciado justo castigo. Pero, mientras tanto, a todos aquellos que no Le conocen, y se encuentran lejos de Su Presencia, Su bondad y misericordia, les envía Dios el mensaje de esperanza que todavía no es "demasiado tarde" para aceptar el regalo que Él nos ofrece en Jesucristo, el Salvador, Su Hijo, quien llevó todos nuestros pecados a la cruz, para saldar así la "cuenta pendiente" que teníamos con Él.
Al finalizar nuestro programa anterior, leímos los dos últimos versículos del capítulo 14, y quisiéramos considerarlos hoy un poco más en profundidad. Así es que vamos a leer una vez más los versículos 19 y 20 de este capítulo 14 de Apocalipsis:
19 Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20 Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
El período de la Gran Tribulación será una época de cosecha, pero no como nos la imaginamos. Muchos son de la opinión que durante este período se ganarán muchas almas para Cristo. Pero, no es en esos términos que se aplica el concepto de la cosecha aquí.
La escena que nos relata Juan, tal cual él la vio, es impresionante. Tenemos que regresar al Antiguo Testamento, al libro del profeta Isaías, capítulo 63, porque Isaías también hace referencia a la Segunda Venida del Señor Jesucristo a la Tierra. Leamos del capítulo 63 de Isaías los dos primeros versículos: "¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?"
Algunos lectores de la Biblia creen que es una descripción relacionada con la muerte de Cristo en la cruz. Pero, no tiene ninguna referencia a ese evento, y los siguientes versículos lo aclararán; leamos los versículos 3 al 6, de este capítulo 63 de Isaías: "He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre."
Esta vívida escena no es de Jesucristo en su Primera Venida a este mundo, sino de Cristo, regresando, para juzgar. En los tiempos de Isaías, y aún en la actualidad existen pueblos donde se celebra la cosecha y la vendimia de una manera todavía tradicional; para extraer su apreciado zumo, la gente pisa alegremente los racimos de uvas maduras colocadas en grandes recipientes, manchando su vestimenta al aplastar el fruto. El cuadro que vemos en este versículo es el del espectador que observa cómo se está manchando la magnífica vestimenta de Jesucristo al pisar y aplastar el contenido de la prensa. En Su Primera Venida al mundo, fue Él, Jesucristo, quien derramó Su vida, Su sangre; pero le rechazaron, y ahora Él está pisando el lagar, y es la sangre de los malvados la que mancha su vestimenta. Él los reunirá, como lo veremos en Apocalipsis 16, versículo 16 "en el lugar que en hebreo se llama Armagedón". Este evento no será una única batalla, sino una guerra, la guerra de Armagedón.
El texto que leímos del profeta Isaías relata que Él, Jesucristo, está pisando el lagar solo; una escena aterradora. No nos sorprende entonces que, llegado ese período de juicio, los hombres clamen a las rocas para que cayeran sobre ellos, para ocultarse de la Ira del Cordero. Éste será el triste final de la civilización, que en la construcción de la Torre de Babel demostró una rebelión activa contra Dios, que fue creciendo y aumentando desde entonces, y que desatará toda su furia en el período de la Gran Tribulación. En el capítulo 19 de Apocalipsis veremos cómo el Señor Jesucristo, aplacará toda rebelión contra Dios y pondrá orden para establecer Su Reino aquí en la Tierra. Como dice el Salmo 2, versículo 9: "Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás."
Estimado amigo, amiga oyente, ese Jesús tan manso, humilde y pacífico del que siempre hemos escuchado, esa persona tan extraordinariamente buena que generalmente se nos presenta, no es el Jesucristo de la Palabra de Dios. El Señor Jesucristo Él es el Salvador del mundo, pero Él también es el Juez sobre todo el mundo. Si usted no acepta la obra de la sangre del Justo y Santo, que fue derramada en la cruz por sus pecados, y los mío, entonces Le está rechazando. Si el tiempo de la Gran Tribulación tuviera lugar durante nuestra vida, personalmente, yo sé que no lo viviría, porque estaré recogido y guardado en el Cielo, con la Iglesia; pero todo depende de qué lado estamos, a quién hemos elegido como el Señor de nuestra vida.
Ningún estudio cuidadoso de la Palabra de Dios puede llevarnos a pensar que los "últimos días", los "tiempos finales", el período de la Gran Tribulación será una época parecida a nuestro diario vivir, que sólo será un poco más dramática que nuestra actualidad, en la que se podrá seguir viviendo con cierta normalidad.
El profeta Isaías, en el capítulo 34 nos describe la siguiente escena que vamos a leer a continuación, Isaías, capítulo 34, versículos 1 al 4, y también el versículo 6: "Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos. Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom."
¡Qué cuadro terrible el que tenemos aquí descrito por el profeta Isaías señalando al tiempo de la Gran Tribulación! Ahora será la sangre de aquellos que han desafiado a Dios, de los que creerán en la Bestia, y la adorarán como su dios; ésta sangre, un día, cubrirá toda la Tierra. Será terrible. Será como aplastar una uva madura. Así le ocurrirá al hombre, a todo ser, cuando caiga en el lagar del juicio de Dios. Esta será la guerra de Armagedón, el lugar de la matanza.
Veamos ahora el versículo 20 de Apocalipsis capítulo 14, que leímos: "Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios." Juan se refiere a la ciudad de Jerusalén al comentar, "Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad", y cuando menciona que la sangre llegará hasta los frenos de los caballos, eso indica la profundidad de un metro, aproximadamente. Los mil seiscientos estadios, revela una distancia de unos 288 kilómetros. Ésa es la distancia entre Dan y Beerseba, es decir, toda la tierra que antiguamente se llamó "Palestina", será la escena de esta guerra final que concluye con el llamado "Armagedón". Es una campaña que comenzará alrededor de la mitad del período de la Gran Tribulación, y concluirá con el regreso personal de Cristo a esta Tierra.
En el Salmo 45, versículos 3 al 7 leemos: "Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad. En tu gloria sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, y tu diestra te enseñará cosas terribles. Tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del rey. Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros."
El Salmo 45 es un Salmo mesiánico. Dios no pide disculpas, ni pide ser comprendido. Dios sólo nos pide que habláramos claramente sobre lo que Él mismo ha revelado en su Palabra. El ser humano tiene que ser confrontado con la verdad, porque para Dios el pecado significa la separación de Su santidad. El hecho es que: Usted y yo somos pecadores; y el pecado está en el mundo; usted y yo merecemos el castigo de Dios. El único remedio es aceptar la completa redención que Cristo ofreció cuando Él derramó Su sangre por usted y por mí, pagando así el castigo de nuestros pecados. Y usted y yo merecemos el juicio de Dios, y nuestra única salida es el aceptar la obra de Cristo en la cruz del Calvario, por nosotros. La Biblia hace una pregunta que ni siquiera Dios puede responder. Y es: ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? (Hebreos 2:3) Escaparemos ¿de qué? Del juicio, la Gran Tribulación es un juicio y la forma de evitarlo es ¡aceptar a Cristo! Podemos llamarlo "un mecanismo de escape", pero, por ejemplo, si mi casa se incendiara, trataré de escapar por la ventana, o por donde pueda salir, ¿verdad?
Este juicio vendrá inevitablemente sobre las personas que rechacen a Cristo. La Humanidad Le ha rechazado; se ha blasfemado, burlado, ridiculizado a Jesucristo, y Su sacrificio en la cruz, para la gran mayoría de las personas, sólo es un referente religioso durante la Semana Santa, cuando se realizan algunos ritos y ceremonias. Se ha pisoteado e ignorado al Hijo de Dios, y si Dios es Justo, que lo es, entonces habrá un juicio. Las generaciones de nuestros tiempos necesitan saber esto, deben enterarse de que Dios demandará justicia. Estimado amigo, amiga oyente, no hay nada que pueda ayudarle a usted a enderezar su vida, como el saber que Dios es un Dios Santo, y que el Señor Jesucristo es Justo. Él no tolerará el pecado en su vida, ni en la mía.
Hemos llegado al capítulo 15 de Apocalipsis. Aquí, nuevamente tenemos otra señal en el cielo, y Juan ve a siete ángeles que tenían las siete últimas plagas. Los capítulos 15 y 16 están relacionados porque veremos el derramamiento de las Siete Copas de la Ira. Tal vez, la mayoría de nuestros estimados oyentes habrán pensado que los peores juicios ya habían pasado, pero no es así. Lo peor está aún por venir. Cada uno de estos conjuntos de sietes, comenzando, con los "siete sellos", las "siete trompetas", y los "siete personajes", han sido terribles, pero ahora llegamos a las "siete copas de la ira", que serán lo peor de todo.
Recordemos que el propósito de la Gran Tribulación es el Juicio, no es un tiempo de purificación para Su Iglesia; y también para darle a Satanás su oportunidad final. Dios va a sacar a Su iglesia de la Tierra, en un acto sobrenatural, debido a Su Gracia maravillosa. Si usted está dispuesto a aceptar Su Gracia, entonces podrá escapar del Juicio. Estas Siete Copas de la Ira no son "la bendita esperanza", que todos los creyentes esperan con ansias. No, nosotros estamos esperando la bendita esperanza y la venida gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Amigo oyente, usted no va a pasar a través de todo este período, si confía en Cristo. Pero usted necesita saber por lo que van a pasar los demás, para tener más celo e interés en testificar por Cristo hoy. Ésa es la razón por la cual estamos hablando de la Palabra de Dios en este programa.
Alguien dijo de ese gran predicador que fue el Dwight L. Moody, que durante su vida él había mirado a los ojos a más gente que ningún otro hombre; que por su trabajo evangelizador, él había reducido la población del Infierno en unos dos millones de almas. Se habla hoy de reducir la población y de frenar el aumento de la natalidad. Se ha ido poblando la Tierra, pero así también el infierno. También a nosotros nos gustaría ayudar a reducir ese número, como Moody.
Bien, llegamos ahora a estas siete copas. El capítulo 15 de Apocalipsis es el más breve de todo este libro; en realidad es el prefacio de esta serie final de juicios que vendrán sobre la Tierra durante el período de la Gran Tribulación. Estos juicios son los más intensos y devastadores que los anteriores.
Antes de profundizar sobre estos siete ángeles que comenzarán a derramar las copas de ira, mencionaremos que aun en esos tiempos tan terribles, bajo el férreo puño dictatorial del Anticristo, y a pesar de las persecuciones, la pena de muerte y el seguro martirio, sí habrá creyentes que desafiarán el poder del gran embustero, el "lobo disfrazado de cordero". Estos próximos textos darán amplia respuesta a este tema.
Primeramente, veremos la preparación para el juicio final de la Gran Tribulación. Los primeros cuatro versículos nos hablarán de los santos de la Tribulación, que están en el Cielo y adoran a Dios, porque Él es Santo. Este próximo texto también es un interludio. Leamos el primer versículo de este capítulo 15 de Apocalipsis:
1 Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
Esto nos acerca al fin del período de la Gran Tribulación. Estimado amigo, amiga oyente, me alegro poder llegar al final de este período, porque a continuación veremos la Venida de Cristo a la Tierra.
El apóstol Juan reitera en este versículo que él todavía es un espectador de estos hechos, al decir: "Vi en el cielo" ? Él está presenciando el ensayo general del último acto de la historia del hombre sobre la Tierra.
"Vi en el cielo otra señal" conecta este capítulo 15 con el capítulo 12, versículo 1, de Apocalipsis, donde vimos la primera señal, que era Israel. Los ángeles de la ira están unidos a los juicios que seguirán hasta que Cristo venga, lo cual ocurre en el capítulo 19. Desde el capítulo 12 hasta el regreso de Cristo, tenemos una serie de eventos que están íntimamente relacionados. Ahora, esto no quiere decir que haya un orden cronológico, sino más bien un orden lógico, que es el contar los mismos eventos de otra manera, con más detalles. Este método, es la firma original, o la señal personal del Espíritu Santo. Lo observamos, por vez primera en Génesis 1 al 2. En el capítulo 1 de Génesis, se nos relata La Creación, y los siete días que describen el trabajo de Dios. En el capítulo 2, el Espíritu Santo vuelve a hablar de la creación del hombre pero esta vez agrega más detalles. Este método se conoce como "la ley de la recapitulación", que se nos presenta una y otra vez, a lo largo de todas las Sagradas Escrituras.
Por ejemplo, se nos ofrecen las leyes de Moisés en el libro de Éxodo y algo más adelante, en el libro de Deuteronomio, se da la interpretación de la Ley, con cuarenta años de experiencia en el desierto, y con muchos detalles añadidos.
También, cuando llegamos al Nuevo Testamento, tenemos cuatro evangelios, no sólo uno, o dos, porque el Espíritu Santo ha considerado que era necesario cuatro evangelios, para presentar los muchos aspectos de la gloriosa Persona de Jesucristo que vino a la Tierra hace algo más de dos mil años.
Recordemos que hemos leído como Satanás había sido ? y lo será en un futuro que sólo Dios conoce- arrojado a la Tierra, y cómo él demuestra su ira contra el "Remanente de Israel"; también él lleva a cabo un avance final para lograr el dominio mundial, a través de las dos Bestias. A continuación Dios realizará un despliegue final de Su ira, que pondrá el punto final a la sórdida tragedia del pecado en la Tierra.
"Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies" leemos en el Salmo 110, versículo 1.
"Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios", leímos en versículo 1 de este capítulo 15 de Apocalipsis. En griego esa expresión "se consumaba" "aeres", es usado en un tiempo que presenta un evento del futuro como si éste ya se hubiera desarrollado.
Juan menciona la ira de Dios, y eso señala el juicio final de la Gran Tribulación. Dios ha sido muy lento para expresar Su cólera, Su santa Ira, pero aquí concluye Su Paciencia. El juicio en las últimas etapas del Día de la Ira, procede de Dios, no de Satanás, ni de las Bestias, sino que sale directamente del Trono de Dios. Dios juzgará.
Vamos a ver ahora la preparación para este cuadro final del período de la Gran Tribulación. Leamos lo que nos dice el versículo 2 de este capítulo 15 de Apocalipsis:
2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
Ahora, aquí se habla de un mar de vidrio mezclado con fuego. Esto representa la angustiosa persecución de la Bestia, durante el período de la Gran Tribulación. Pero, vamos a detenernos aquí y en nuestro próximo programa, consideraremos este versículo y los siguientes con más detalle. Le recomendamos leer todo el capítulo 15 de Apocalipsis, para así tener una información previa del texto que comentaremos en nuestra próxima cita en "La fuente de la Vida". ¡Qué Dios bendiga Su Palabra, y le bendiga también a usted al escucharla!
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