Estudio bíblico de Apocalipsis 16: 8-18
Apocalipsis 16
Versículos 8-18
Continuamos hoy, amigo oyente, avanzando en nuestro estudio de las profecías del apóstol Juan que Dios le reveló por medio de unas visiones terribles y le ordenó escribir todo lo que veía y oía. El relato de estas profecías está recopilado en el último libro de la Biblia, el Apocalipsis. Muchas personas piensan que ese libro es muy complicado, difícil de entender por los muchos símbolos que allí se relatan, pero, como ya hemos comentado, son más comprensibles si hay un conocimiento previo de los demás libros de la Biblia. Hemos llegado al capítulo 16 donde Juan nos relata los últimos juicios que ocurrirán en la Tierra. Estamos viendo el último período llamado la Gran Tribulación. En los primeros versículos de este capítulo hemos visto el derramamiento de tres Copas que contenían severos juicios: primero la Tierra sufriría unas enfermedades terribles, seguido de la conversión de todos los mares, y de todas las aguas dulces, en sangre. Hemos llegado a la cuarta copa. Vamos a leer los versículos 8 y 9 de este capítulo 16 de Apocalipsis que estamos estudiando:
8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. 9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
El mismo Señor Jesucristo, cuando estaba en la Tierra advirtió que en los "últimos tiempos" habría señales en el cielo. Leemos esa mención en el evangelio según Lucas, capítulo 21, versículo 25. Él dijo: "Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas."
En el Antiguo Testamento encontramos mucha información relacionado con los futuros juicios del período de la Gran Tribulación. Hay una referencia a este juicio de la cuarta Copa en Deuteronomio, capítulo 32, versículo 24, que dice: "Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente y de peste amarga; diente de fieras enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra." El profeta Isaías, en el capítulo 24 de su profecía, versículo 6 dice: "Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres." También el profeta Malaquías, en el capítulo 4, versículo 1 escribió: "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama."
Todo lo que tendría que hacer Dios es retirar una o dos capas de la atmósfera, y las repercusiones sobre nuestro globo terráqueo serian terribles. Sólo con desviar un poco la órbita de nuestro planeta, sufriríamos nefastas consecuencias que pondrían en peligro la supervivencia de todo tipo de vida sobre la Tierra.
El Señor Jesucristo ya advirtió que si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo. (Mateo 24:22). Pero, los Suyos, los hijos de Dios, serán guardados. En el Salmo 121, versículo 6 leemos: "El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche." Esta es una promesa que no tiene tanto significado para nosotros, en nuestro tiempo, pero que será de mucho consuelo para el creyente que vivirá durante la Gran Tribulación. A pesar de todo el sufrimiento, nos escribe el apóstol Juan, los hombres no se arrepentirán, sino blasfemarán el nombre de Dios.
El corazón humano, amigo, amiga oyente, es rebelde, indomable, y a menos que Dios lo cambie por Su Gracia, al recibir el perdón de nuestros pecados, seguiremos buscando ser libres e independientes, cuando en realidad somos esclavos de nosotros mismos. Este período de sufrimiento durante la Gran Tribulación no es para la purificación de la Iglesia, que ya se encuentra en el Cielo; es un tiempo de juicio sobre la Tierra. Y llegamos ahora a la quinta Copa de la Ira. Leamos los versículos 10 y 11 de este capítulo 16 de Apocalipsis:
10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.
Aquí se menciona el trono de la bestia, y esto nos aclara que la primera Bestia que vimos en el capítulo 13 de Apocalipsis será un ser humano, un hombre. Él representará un reino, del cual él, el Anticristo, el gobernante mundial, será la autoridad máxima, será su rey.
Se nos dice: "y su reino se cubrió de tinieblas." Esta será una tiniebla extraña, llamada "luz negra". El poder del sol aumenta, el calor será mayor, pero habrá menos luz. Encontramos una extraordinaria similitud con las tinieblas experimentadas en Egipto, durante la novena plaga (Éxodo 10, 21-22).
Los profetas del Antiguo Testamento comentaron en varias ocasiones este juicio de la oscuridad. No podemos citarlos a todos, pero el profeta Isaías, en el capítulo 60, versículo 2, dice: "Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria." El profeta Joel expresó lo siguiente en el capítulo 2 de su libro, versículos 1 y 2: "Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás; ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones."
Los profetas Nahum, Amós y también Sofonías mencionaron este juicio. El apóstol Juan sencillamente nos está diciendo: "Aquí, en el período de la Gran Tribulación, será donde las profecías de hace muchos siglos atrás, cumplirán el programa de Dios".
El Señor Jesucristo confirmó esto, que está recogido en el Evangelio según Marcos 13:24 cuando dijo: "Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor."
El final del versículo 10 de Apocalipsis 16, que leímos, dice: "Y mordían de dolor sus lenguas." Lamentablemente, la intensidad del sufrimiento y el terror que estas Copas de la Ira causarán, no lograrán que las personas que vivan en ese tiempo, busquen a Dios.
Aquí hay dos realidades que debemos señalar. 1º. Dios es justo al derramar las Copas de la Ira; debemos recordar esto. Jesucristo es el justo Juez. Él es el encargado de impartir el castigo. 2º. El ser humano, sin embargo, no llega al arrepentimiento por el sufrimiento. El apóstol Pablo escribió lo siguiente en su epístola a los Romanos, capítulo 2, versículos 3 al 5: "¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios." Aquí tenemos el justo juicio de Dios, pero el hombre continúa endureciendo su corazón, y se niega a arrepentirse. Llegamos al versículo 12 de este capítulo 16 de Apocalipsis:
12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.
El Éufrates es llamado "el gran río" en la Biblia, como también se denomina al Mar Mediterráneo, "el gran mar". La importancia del río Éufrates en la Palabra de Dios no puede ser minimizada. Es mencionado, primeramente, en Génesis, capítulo 2, y 25 veces en toda la Biblia. Fue importante en los principios del hombre sobre la Tierra, y aquí vuelve a ser mencionado, en el tiempo de la Gran Tribulación. Estas tierras fueron la cuna de la civilización humana y, según las profecías de Apocalipsis, serán la tumba de la civilización del hombre. Era la frontera entre el Oriente y el Occidente, con un recorrido de unos 2.900 kilómetros, y la mitad del mismo era navegable. Ancho y profundo, era una barrera muy difícil para un ejército que quisiera cruzarlo. Al patriarca Abraham se le llamó "hebreo", lo que según algunos intérpretes significa que él provenía "del otro lado del río Éufrates". Era la orilla Este de este río que Dios le prometió a Abraham. En Josué, capítulo 1, versículo 4, se nos dice: "Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio."
El Éufrates también llegó a ser la frontera Este del Imperio Romano. Según el juicio de la Sexta Copa, el Éufrates se secará milagrosamente, borrando así la frontera entre el Oriente y el Occidente, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente, cuando éstos se trasladen para la batalla de Armagedón. En el pasado, Tamerlán, el conquistador tártaro, salió del oriente y arrasó esas llanuras con sus tremendas hordas. Gengis Kan, otro conquistador tártaro, fundador del primer imperio mongol, hizo lo mismo. Ésas fueron sólo pequeñas demostraciones de lo que sucederá en los últimos tiempos, cuando la frontera, que separa el Oriente del Occidente, desaparezca. La mayor población del mundo se encuentra en el Este, y un día éstas avanzarán hacia el Occidente, invadiendo el área de la Tierra Prometida bajo su líder, el dictador mundial, el Anticristo. Cruzarán el lecho seco del río Éufrates. El cuadro es terrorífico. Cientos de millones fluyendo hacia las tierras bíblicas, las luchas provocarán que la sangre suba hasta los frenos de los caballos, como comentamos en un programa anterior.
Entre la sexta y la séptima Copa de Ira encontramos un paréntesis. Ya hemos señalado que en cada serie de 7 que hemos visto, a excepción de los 7 personajes, hay una interrupción, un paréntesis. Aquí tenemos ese paréntesis o interludio, que añade algunos detalles, leamos los versículos 13 y 14:
13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; 14 pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.
Este será la guerra de Armagedón, nombre que encontramos en el versículo 16. No será una única batalla, sino una guerra. Para nuestra mayor comprensión, leamos los dos siguientes versículos también, versículos 15 y 16 del capítulo 16 de Apocalipsis:
15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. 16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.
Entre la sexta y séptima copa tenemos este interludio. Ahora, esto nos lleva a Armagedón. Alrededor de la mitad del período de la Gran Tribulación comenzarán a bajar del Norte un inmenso ejército que se instalará a lo largo de la Tierra Prometida, hasta el valle de Josafat, y las montañas de Edom. Es decir que estará presente por aproximadamente 3 años y medio, y finalizará con la venida del Señor Jesucristo, para establecer Su Reino. "Nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación." (Malaquías 4:2).
Ahora, aquí se nos presenta la trinidad del infierno: Satanás, el Anticristo, y el falso profeta. Ellos actúan al unísono obligando a las naciones del mundo a marchar contra Israel en un intento por destruir el propósito de Dios en esta Tierra. Amigo, amiga oyente, Dios le había hecho ciertas promesas a Abraham, y a aquellos que vinieron después de él. Él hizo ciertos pactos con los hebreos, el pueblo judío, y estos pactos van a mantenerse, de la misma manera como se mantiene el texto de Juan 3:16 en el presente.
Existe un sistema de teología, de tendencia conservadora, que afirma que Dios ya no tiene nada que ver con la nación de Israel, que todos esos pactos han sido cancelados, que Dios ya no cumpliría Sus promesas, a pesar de que, literalmente, hay cientos de ellas en el Antiguo Testamento. Debemos recordar que la Biblia es un libro literal. El propósito de Satanás es el de destruir los pactos que Dios hizo con el pueblo judío, para que no se cumplan. Y ésa es la razón por la cual él actúa llevando a todas las demás naciones en contra de esa pequeña nación. La prueba final será la más cruel, durante el período de la Gran Tribulación.
Juan escribió: "Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas" las ranas, ¿serán literales o simbolismos? Bueno, fueron ranas literales en las plagas de Egipto, y lo pueden ser aquí también, aunque Juan dice: "a manera de ranas." Juan siempre tiene mucho cuidado en presentarnos un cuadro correcto de lo que ve. El Dr. J. A. Seiss comenta en su libro "El Apocalipsis" lo siguiente: "Éstos son espíritus inmundos, son espíritus demoníacos; son enviados a actuar por la trinidad del dragón. Son los ángeles elegidos para despertar al mundo que tratan de erradicar a Dios de la Tierra. Se parecen a las ranas porque procedentes de las nocivas pestilentes ciénagas del universo, y realizarán su tarea en medio de las naciones, con su demostración vociferante, hasta que logren que todos los reyes y los ejércitos de toda la tierra se unan con entusiasmo al aplastamiento final del Cordero y todos Sus poderes".
A nadie se le escapa el poder de los medios de comunicación, llamado con razón, el cuarto poder, por su fuerza y credibilidad en la formación de la opinión pública. Los medios de comunicación pueden llegar a ser fenomenales agentes propagandista para lograr los propósitos de hombres, o entidades que aparentemente están detrás de las escenas. Eso será exactamente lo que esta trinidad del mal llevará a cabo. Ellos van a lograr que todas las naciones del mundo marchen contra Israel.
Y el único que puede detenerles es el Señor Jesucristo. La ayuda del pueblo judío no vendrá del norte o del sur, del este o del oeste. Su ayuda vendrá del Señor, el Creador del Cielo y de la Tierra.
El versículo 15 de este capítulo 16 de Apocalipsis, comienza diciendo: "He aquí, yo vengo como ladrón." Jesucristo nunca vendrá como un ladrón a Su Iglesia. El apóstol Pablo escribió en la primera epístola a los Tesalonicenses, capítulo 5, versículo 4: "Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón." Él no vendrá como ladrón a la iglesia. En la epístola de Pablo a Tito, capítulo 2, versículo 13, escribió: "Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo." Al principio de Apocalipsis vimos que toda la Tierra se lamentará a causa de Jesucristo; nadie querrá que Él venga; quisieran olvidarlo y evitar que Él regrese a esta tierra.
"Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza", escribió Juan. ¿Qué ropa serán esas? Bueno, el comentarista Edersheim explicó que el capitán del Templo realizaba ciertos recorridos por la noche para comprobar si los guardas estaban despiertos y alertas. Si alguno estaba dormido, se le golpeaba o se quemaban sus ropas, lo cual le despertaba rápidamente. Esto significa "estad alerta, no os durmáis, cuidad para estar vestidos con la justicia de Cristo, cuando Él regrese."
"Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón." Leemos en el versículo 16 la única mención de la palabra "Armagedón" en las Escrituras. El Dr. McGee, autor de estos estudios bíblicos, visitó este lugar y comentó que Armagedón significa el "Monte de Megido". El pequeño monte que se encuentra en el valle de Esdraelón, y un lugar muy fértil. Muchas batallas se llevaron a cabo en ese lugar. Estuvieron Nabucodonosor, los Asirios, y Napoleón Bonaparte ?quien dijo que era el lugar por excelencia para llevar a cabo una batalla; los Sirios, los cruzados cristianos, franceses anticristianos, egipcios, persas, turcos, árabes, y muchos otros. "Y los reunió en el lugar..." escribió Juan, y aunque Satanás, el Anticristo y el Falso Profeta actuarán conjuntamente al forzar a las naciones del mundo a marchar contra Israel, sin embargo ellos estarán cumpliendo la Palabra de Dios.
Continuamos con los siguientes versículos 17 y 18 y aquí tenemos el derramamiento de la Séptima Copa de la Ira de Dios. Leamos los versículos 17 y 18 de este capítulo 16 de Apocalipsis:
17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. 18Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.
Las Copas de la Ira es la última serie de 7 juicios antes de la Venida de Cristo, y éste es el séptimo y el último de este grupo de juicios. Es decir, nos encontramos en el final mismo de la Gran Tribulación. El único que puede librar a la población mundial, establecer un reino justo en la Tierra, y traer paz al mundo, será el Señor Jesucristo.
Vemos que la séptima Copa de la Ira es derramada por el aire, en el espacio; no se nos da una localidad geográfica; el Señor Jesús también controla el espacio. El templo ha sido mencionado varias veces, con las Copas de la Ira, las Trompetas, y los Sellos; de hecho fue mencionado en todos los juicios; con las Copas de la Ira fue mencionado 6 veces. No hay ningún templo en la Nueva Jerusalén, por la tanto la mención no tiene relación alguna con la Iglesia, que ya está recogida en el Cielo, y aquí se menciona otra vez. Israel, la nación, pasará a través de la Gran Tribulación. El remanente sellado de los files 144.000 judíos vivirán durante este período. No sabemos cuántos más, pero muchos más serán salvos; una gran multitud de los gentiles fueron también sellados que también pasarán la Gran Tribulación.
Pero amigo, amiga oyente, recordemos que la Iglesia no va a tener que vivir ese terrible período. Dios salvará a mucha gente en el período de la Gran Tribulación, pero no a la Iglesia, porque ella ya ha sido sacada de la Tierra.
A continuación Juan relató que "salió una gran voz del templo del cielo, del trono." Esa voz no es identificada, concretamente, pero creemos que es la voz del Hijo de Dios. Se menciona su mensaje, que dice: "Hecho está." Esta es la segunda vez que escuchamos que Jesucristo pronuncia estas palabras: cuando estaba clavado en la cruz, exclamó "Consumado es" ? o sea ? hecho está. Y aquí exclama la misma frase. Cuando Él logró la redención de nuestras almas en la cruz, leemos en el Evangelio según Juan, capítulo 19, versículo 30, dijo: "Consumado es". Jesucristo pagó el precio de nuestros pecados, y ofrece, todavía hoy, una redención completa, una salvación completa. Si usted, muy estimado amigo, amiga oyente, la rechaza, entonces un día tendrá que enfrentarse a un juicio. El escritor de la epístola a los Hebreos, planteó esta pregunta: "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Hebreos 2:3).
Bien, vamos a dejar aquí nuestro estudio de Apocalipsis, que continuaremos en nuestro próximo encuentro. ¡Que Dios bendiga Su Palabra y a cada corazón que se abre para buscar la única Verdad, que está en el Señor Jesucristo, Salvador y Señor nuestro!
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