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Estudio bíblico de Levítico 6:1-30

Levítico 6

Tema: La ley del holocausto, la ofrenda de cereales y la ofrenda por el pecado.

Los capítulos 6 y 7 presentan la ley de las ofrendas. En realidad, la ley de las ofrendas concernía a los sacerdotes y a su papel y porción particular en ellas. Esta ley podría definirse como las reglas especiales para los sacerdotes que servían en el altar de Dios.

Esta sección se inicia con directrices específicas para los sacerdotes y un mandato para Aarón y sus hijos. Ya que los sacerdotes que servían en el altar, estaban implicados en todas las ofrendas del altar del holocausto. Todo esto era una sombra de la realidad en el cielo, donde Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote ejerce Su servicio. Dice la carta a los Hebreos 8:3-5: Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que éste también tenga algo que ofrecer. Así que si El estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.

Hay otra característica notable. Cristo es no solo el sacerdote, sino también El es el sacrificio, porque se ofreció a Sí mismo. Dice la citada carta a los Hebreos 10:5-12. Por lo cual, al entrar El en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda no has querido, pero un cuerpo has preparado para MÍ; en holocaustos y sacrificios por el pecado no te has complacido. Entonces dije: He aquí, yo he venido (en el rollo del libro esta escrito de mí) para hacer, oh Dios, tu voluntad. Habiendo dicho arriba: Sacrificios y ofrendas y holocaustos, y sacrificios por el pecado no has querido, ni en ellos te has complacido (los cuales se ofrecen según la ley), entonces dijo: He aquí, yo he venido para hacer tu voluntad. El quita lo primero para establecer lo segundo. Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero El, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios.

Tú y yo tenemos un Sumo Sacerdote en el cielo, que está ocupado constantemente en Su servicio sacerdotal. Cuando el texto que leímos dice que se sentó, significa que la obra de la redención había concluido. Esta expresión es similar a aquella que decía que Dios descansó en el séptimo día porque la creación estaba completa. No significaba que El estaba cansado e interrumpió Su labor. El Señor está bien ocupado. Murió aquí en la tierra para salvarnos y se encuentra allí a la derecha de Dios para interceder por nosotros. Tú y yo debiéramos mantenernos en contacto con El a través de la oración. Estoy hablando de una realidad espiritual. El problema nuestro es que no nos mantenemos en comunicación con el Cristo que vive, quien no parece ser para nosotros una realidad.

A continuación presentaré un breve bosquejo de la Ley de las ofrendas, tratada en los capítulos 6 y 7.

Bosquejo

1. Conclusión de las reglas sobre la ofrenda de la culpa, (6:1-7).

2. El holocausto, (6:8-13).

3. La ofrenda de cereales, (6:14-23).

4. La ofrenda por el pecado, (6:24-30).

Actos específicos de pecado cometidos deliberadamente

Una vez más, los pecados enumerados son meramente ejemplos de una lista más extensa de transgresiones. Son pecados cometidos contra el prójimo en las incidencias de la vida diaria. Leamos los versículos 1-7:

"Entonces habló el Señor a Moisés, diciendo: Cuando alguien peque y cometa una falta contra el Señor, engañando a su prójimo en cuanto a un depósito o alguna cosa que se le ha confiado, o por robo, o por haber extorsionado a su prójimo, o ha encontrado lo que estaba perdido y ha mentido acerca de ello, y ha jurado falsamente, de manera que peca en cualquiera de las cosas que suele hacer el hombre, será, entonces, que cuando peque y sea culpable, devolverá lo que tomó al robar, o lo que obtuvo mediante extorsión, o el depósito que le fue confiado, o la cosa perdida que ha encontrado, o cualquier cosa acerca de la cual juró falsamente; hará completa restitución de ello y le añadirá una quinta parte más. Se la dará al que le pertenece en el día en que presente su ofrenda por la culpa. Entonces traerá al sacerdote su ofrenda por la culpa para el Señor, un carnero sin defecto del rebaño, conforme a tu valuación como ofrenda por la culpa, y el sacerdote hará expiación por él delante del Señor, y le será perdonada cualquier cosa que haya hecho por la cual sea culpable."

Esto podría parecer una revelación distinta de Dios, diferente de la del capítulo anterior. Muestra que el pecado contra el prójimo es un pecado contra Dios. Por ello dijo Jesús, según Mateo 7:12, Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.

Aquí se citan varios pecados específicos. Por ejemplo: mentir sobre artículos prestados y responsabilidad por los que se le hayan confiado al cuidado de alguien. Pero es importante recordar este asunto de que pecados cometidos contra nuestros semejantes son igualmente pecados contra Dios. Aquí vemos nuevamente que debía ofrecerse una indemnización, con un castigo añadido de agregar una quinta parte más. Esta regla se seguía en la ofrenda por la culpa. Otra vez vemos que había que la víctima debía ser un carnero, con lo cual se demostraba que Dios no hacía diferencias entre unas personas y otras.

La ofrenda por la culpa era vital para la vida espiritual del israelita. Bien dijo el autor de los Proverbios 14:9, Los necios se burlan del pecado, pero entre los rectos hay buena voluntad. La sensación del pecado hace que Jesús resulte hermoso para el alma.

Leamos ahora, los versículos 8 y 9, para hablar del

Holocausto

"Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Ordena a Aarón y a sus hijos, diciendo: "Esta es la ley del holocausto: el holocausto mismo permanecerá sobre el fuego, sobre el altar, toda la noche hasta la mañana, y el fuego del altar ha de mantenerse encendido en él."

El fuego del altar tenía que arder continuamente, es decir, mientras el Tabernáculo estaba instalado y no durante la marcha por el desierto. El holocausto era dejado toda la noche sobre el altar y el fuego se mantenía encendido para que toda la ofrenda se consumiese.

Esto nos habla de la consagración continua de Cristo. Y fue El quien pudo decir que siempre hacía lo que le agradaba a Su Padre y quien mostró Su amor y obediencia en el incidente relatado por Juan 4:31-34: los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Pero El les dijo: Yo tengo para comer una comida que vosotros no sabéis. Los discípulos entonces se decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra.

También nos habla del hecho que tenemos que ofrecernos como un sacrificio vivo a Dios, como expresaba San Pablo en su carta a los Romanos. A veces, y figurativamente hablando, cuando me encuentro sobre el altar y el fuego calienta mucho, tiendo a apartarme, y veo que otros también lo hacen. Quisiera poder decir, como Jesús, que hago siempre lo que a Dios le agrada. Este sigue siendo un constante desafío para los creyentes, porque Dios se deleita en la obediencia continua de Sus hijos.

Recuerdo que este problema se planteó cuando el profeta Samuel reprendió al rey Saúl, según 1 Samuel 15:22 y 23,

"¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros. Porque la rebelión es como pecado de adivinación, y la desobediencia, como iniquidad e idolatría. Por cuanto has desechado la palabra del Señor, El también te ha desechado para que no seas rey."

Si pertenecemos a Dios, debiéramos ofrecerle nuestros propios corazones y vidas a El. Continuemos leyendo los versículos 10 y 11:

"El sacerdote vestirá su túnica de lino y se pondrá calzoncillos de lino fino sobre su cuerpo. Tomará las cenizas a que el fuego ha reducido el holocausto sobre el altar y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras, se pondrá otras vestiduras y llevará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio."

Dios dio instrucciones tan detalladas hasta, incluso, especificar las ropas del sumo sacerdote. No solo debía vestir su túnica, común a todos los sacerdotes, sino también sus calzoncillos de lino. ¿Por qué? Porque debía cubrir su cuerpo totalmente. Dios estaba enseñando que debía dejarse a la parte física fuera de la vista, como fuente de los deseos y pasiones carnales. Por eso San Pablo escribió en su carta a los Gálatas 5:19-21 que los que siguen sus malos deseos cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se irritan fácilmente, provocan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, se dejan controlar por el alcohol y la glotonería y otras cosas por el estilo. Y Dios no puede aceptar las obras producidas por esa naturaleza sensual. Solo el fruto producido por el Espíritu le resulta aceptable. Según Gálatas 5:22 y 23, ese fruto consiste en amor, alegría y gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.

El sacerdote se quitaba esas ropas, poniéndose otras frescas cuando quitaba las cenizas. Este detalle era un recordatorio continuo de la absoluta corrupción del pecado. Las cenizas del altar nos hablan primordialmente del juicio sobre el pecado, e incluso esas cenizas estaban contaminadas. Debían ser llevadas fuera y arrojadas en un lugar limpio. Aquí tenemos una elocuente figura de la mancha y suciedad del pecado. Y los versículos 12 y 13 añaden lo siguiente:

"El fuego del altar se mantendrá encendido sobre él; no se apagará, sino que el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas, y pondrá sobre él el holocausto, y quemará sobre él la grasa de las ofrendas de paz. El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará."

Esta nos recuerda nuevamente que el fuego debía arder continuamente, lo cual se encuentra repetido en el versículo 13. Tenía que disponerse de un nuevo suministro de leña por la mañana, y realizarse un holocausto para todo el campamento. Este era el sacrificio de la mañana. Y la ofrenda de paz era colocada en el holocausto. El fuego continuo sobre el altar nos recuerda que el fuego de Dios arde sin cesar. Para aquellos que rechazan a Jesucristo, significa el fuego de la ira de Dios. Dice Juan 3:36: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.

Leamos los versículos 14 y 15, que comienzan a hablar de

La ofrenda de cereales

"Esta es la ley de la ofrenda de cereal: los hijos de Aarón la presentarán delante del Señor frente al altar. Entonces uno de ellos tomará de ella un puñado de flor de harina de la ofrenda de cereal, con su aceite y todo el incienso que hay en la ofrenda de cereal, y la quemará sobre el altar; es aroma agradable, su ofrenda memorial para el Señor."

Aquí, nuevamente, las instrucciones eran para los sacerdotes. El que presentaba la ofrenda era un adorador que se encontraba ante el altar alegrándose en la presencia de Dios, mientras el sacerdote realizaba la ofrenda. Continuemos leyendo los versículos 16 al 18:

"Y lo que quede de ella, Aarón y sus hijos lo comerán. Debe comerse como tortas sin levadura en lugar santo; en el atrio de la tienda de reunión lo comerán. No se cocerá con levadura. Se la he dado como parte de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. Todo varón entre los hijos de Aarón puede comerla; es una ordenanza perpetua por todas vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para el Señor. Todo lo que las toque quedará consagrado."

El lugar santo donde se comía era evidentemente el patio exterior del Tabernáculo. Era santo porque Dios estaba allí, y Su presencia transforma cualquier lugar en un lugar santo. Recordemos que a Moisés, cuando estaba frente a la zarza ardiendo desde la que Dios le habló, se le dijo se quitase su calzado porque se encontraba en un suelo santo (Éxodo 3:5) Y Pedro, en la Transfiguración de Jesús dijo que se encontraban con El en el monte santo (2 Pedro 1:18). Leamos ahora los versículos 19 al 23:

"Entonces habló el Señor a Moisés, diciendo: Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos han de ofrecer al Señor el día de su unción: dos kilos de la mejor harina como ofrenda perpetua de cereal, la mitad por la mañana y la mitad por la tarde. En sartén se preparará con aceite, y cuando se haya mezclado bien la traerás. Ofrecerás la ofrenda de cereal en pedazos cocidos al horno como aroma agradable para el Señor. El sacerdote, que de entre los hijos de Aarón sea ungido en su lugar, la ofrecerá. Por ordenanza perpetua será totalmente quemada para el Señor. Así que toda ofrenda de cereal del sacerdote será totalmente quemada. No se comerá."

Los sacerdotes no solo tenían que comerla, sino que también debían ofrecer un diezmo de la ofrenda. El sacerdote que recibía una décima parte debía, a su vez, ofrecer una décima parte. Tenían que ofrecer todo aquel diezmo. Pues los sacerdotes tenían que dar, así como recibir.

Leamos los versículos 24 al 30, que tratan sobre

La ofrenda por el pecado

"Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley de la ofrenda por el pecado: la ofrenda por el pecado será ofrecida delante del Señor en el mismo lugar donde el holocausto es ofrecido; es cosa santísima. El sacerdote que la ofrezca por el pecado la comerá. Se comerá en un lugar santo, en el atrio de la tienda de reunión. Todo el que toque su carne quedará consagrado; y si la sangre salpica sobre una vestidura, en un lugar santo lavarás lo que fue salpicado. Y la vasija de barro en la cual fue hervida, será quebrada; y si se hirvió en una vasija de bronce, se fregará y se lavará con agua. Todo varón de entre los sacerdotes puede comer de ella; es cosa santísima. Pero no se comerá de ninguna ofrenda por el pecado, cuya sangre se haya traído a la tienda de reunión para hacer expiación en el lugar santo; al fuego será quemada."

Nuevamente, las instrucciones son para los sacerdotes. La ofrenda por el pecado, que nos habla de la obra de Cristo en la cruz, debía ser ofrecida en el mismo lugar en que se ofrecía el sacrificio del holocausto. El holocausto nos habla de la persona de Cristo. Cristo tenía que ser santo, inocente y sin pecado para ser El mismo una ofrenda satisfactoria por el pecado. Tenía que ser capaz de salvar. Es por eso que el nacimiento virginal era esencial para el plan de la salvación y El fue concebido por el Espíritu Santo en una virgen, la virgen María. Así, esta ofrenda por el pecado fue santa porque Cristo, aunque fue hecho pecado por nosotros, al cargar con nuestros pecados en la cruz. Y fueron mi pecado y el tuyo los que causaron Su muerte, al no tener El pecado. El no murió simplemente porque fue detenido por los romanos, porque podía haberse retirado de esta tierra en cualquier momento. Y le dijo a Pedro que podía disponer de legiones de ángeles para intervenir a Su favor, si así lo hubiera deseado. Pero prefirió morir en lugar nuestro.

En un momento de este programa hemos dicho que, si verdaderamente pertenecemos a Jesucristo, es decir, si somos salvos, debiéramos ofrecerle a El nuestros corazones y vidas. Pero hay una advertencia oportuna que quisiera destacar. Si alguien hiciese una profesión de fe meramente exterior, vacía de contenido por no corresponderse con su realidad personal, esa persona estaría ofreciendo una imagen falsa y engañosa que, incluso podría resultar convincente. Uno puede, a veces, adoptar ciertas decisiones equivocadas con la buena intención de complacer a los demás o, simplemente, por motivos sociales o para facilitar la convivencia con otras personas. Pero a Dios, no se le puede engañar, ya que El, como creador nuestro, conoce hasta nuestros pensamientos más íntimos.

Se impone, entonces, una reflexión, un examen sincero, y en profundidad. Y si quieres fijar un punto de partida, el comienzo de una nueva experiencia vital definitiva, y tienes el deseo de agradar a Dios, la Biblia tiene, una vez más, la respuesta.

En una ocasión, los discípulos de Jesús le formularon una pregunta interesante. El incidente quedó registrado en el Evangelio según Juan 6, concretamente en los versículos 28 y 29: Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado.

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