Estudio bíblico de Jueces 12:1-13:25
Jueces 12:1-13:25
En nuestro programa anterior estábamos hablando de la historia de la hija de Jefté, que ha sido discutida por mucho tiempo. Y la pregunta que siempre ha surgido es: ¿Ofreció Jefté a su hija como sacrificio? Y dijimos que la respuesta es que no. Dios no le habría permitido ofrecer a su hija como holocausto. Ahora, señalamos que el elemento significativo fue que Jefté cumplió su promesa. Su voto fue algo sagrado y lo cumplió estrictamente. Fue una declaración imprudente, pero en ninguna manera fue una promesa superficial.
También destacamos que Palabra de Dios tiene algunas cosas severas que decir en cuanto al hacer promesas solemnes. El libro de Eclesiastés tiene algo que decir en cuanto a los votos. En el capítulo 5 de Eclesiastés, versículos 2, 4 y 5 dijo: "No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. . . ? luego el versículo 4 dice: ? Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es no prometer, que prometer y no cumplir."
Jefté era un hijo ilegítimo. Su madre era ramera. Tenía una hija y, lógicamente quería que se casara y tuviera hijos. Pero sin saberlo, Jefté la dedicó al Señor, cumpliendo así su solemne promesa.
Estimado oyente, ¿ha hecho usted una promesa al Señor? Si lo ha hecho, Él quiere que la cumpla. El apóstol Pablo escribiendo su segunda carta al joven Timoteo le dijo en el capítulo 2, versículos 11 al 13: "Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo". Dios sí cumple Su palabra. Vamos pues nosotros a cumplir la nuestra. Y dijo también el apóstol Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo 3, versículo 3: "Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal". ¡Ojalá que aprendamos la lección del voto de Jefté!
Y llegamos ahora a
Jueces 12
En este capítulo vemos que los varones de Efraín fueron muertos por los de Galaad al reñir con Jefté. Tenemos también la muerte de Jefté y finalmente, los jueces Ibzán, Elón y Abdón. Leamos los primeros tres versículos de este capítulo 12 de Jueces, que nos relatan cómo
Efraín fue castigado
"Los hombres de la tribu de Efraín se reunieron, pasaron hacia el norte y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? ¡Quemaremos ahora tu casa contigo dentro! Jefté les respondió: Yo y mi pueblo teníamos una gran contienda con los hijos de Amón; os llamé, pero no me defendisteis de ellos. Viendo, pues, que no me defendíais, arriesgué mi vida, ataqué a los hijos de Amón, y el Señor me los entregó. ¿Por qué, pues, habéis subido hoy para pelear conmigo?"
Así como los efrainitas se habían sentido ofendidos por el aparente descuido de Gedeón al no contar con ellos en su lucha contra los madianitas (8:1), también se resintieron porque al parecer Jefté les había dejado de lado en su batalla contra los amonitas. De una manera hostil, exigieron que Jefté les diera la razón por la cual no habían pedido su ayuda en la batalla. Los celos de Efraín fueron una verdadera infección que condujo a una separación. Más tarde, cuando el reino se dividió entre el norte y el sur, veremos que Efraín fue el centro de toda la rebelión. Y esa tendencia se remontaba hasta el momento en que surgieron sus celos.
Leamos los versículos 4 al 6 de ese capítulo 12 de Jueces:
"Entonces reunió Jefté a todos los hombres de Galaad y peleó contra Efraín. Y los de Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: «Vosotros sois fugitivos de Efraín, vosotros los galaaditas, que habitáis entre Efraín y Manasés. Los galaaditas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín, y cuando los fugitivos de Efraín llegaban y decían: Quiero pasar, los de Galaad les preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía que no, 6entonces le decían: Ahora, pues, di "Shibolet". Si decía "Sibolet", porque no podía pronunciarlo correctamente, le echaban mano y lo degollaban junto a los vados del Jordán. Así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraín."
La amenaza de una guerra civil fue suficiente justificación para reunir nuevamente a los hombres de Galaad, aunque habían sido despedidos después de la victoria contra Amón. Los hombres de Galaad tuvieron éxito en derrotar a los efrainitas y tomaron los vados del Jordán a fin de que los efrainitas no se escaparan. Luego, escogieron una contraseña que sería difícil de pronunciar para los efrainitas porque contenía una consonante que no se hallaba en el dialecto efrainita. Esa palabra fue "Shibolet". Ahora, si el acento de una persona no era correcto cuando pronunciaba esta palabra, se encontraba en problemas. "Shibolet" fue una palabra difícil de pronunciar para los efrainitas. No podían pronunciarla con la "h". Ahora, el versículo 7 nos dice:
"Jefté juzgó a Israel seis años. Murió Jefté, el galaadita, y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad."
La muerte de Jefté concluyó seis años llenos de acontecimientos. Los próximos tres jueces que se mencionan aquí, no hicieron nada digno de mención. Bueno, sí hicieron algo, pero no juzgaron a Israel como debieron haberlo hecho. Leamos los versículos 8 hasta el 10 de este capítulo 12 de Jueces, que nos hablan sobre
Ibzán, el décimo juez
"Después de él juzgó a Israel Ibzán, de Belén, quien tuvo treinta hijos y treinta hijas, las cuales casó con gente de fuera, y tomó de fuera treinta hijas para sus hijos. Juzgó a Israel siete años. Murió Ibzán y fue sepultado en Belén."
Este juez era de Belén. Belén era una de las ciudades de Judá en el sur. Ibzán tenía treinta hijos y treinta hijas. Parece que no tuvo tiempo para juzgar a Israel . En otras palabras, Ibzán fue un hombre que dedicó todo su tiempo a su familia. Y eso no tenía nada de malo, pero no era para eso que se le había nombrado juez.
Nosotros pues no aprobamos las acciones del juez Ibzán. El no hizo nada y, con toda seguridad, es una ilustración de la mediocridad. Y leamos ahora los versículos 11 y 12 de este capítulo 12 de Jueces, que nos hablan de
Elón, el undécimo juez
"Después de él juzgó a Israel Elón, el zabulonita, quien juzgó a Israel diez años. Murió Elón, el zabulonita, y fue sepultado en Ajalón, en la tierra de Zabulón."
Estos dos versículos nos dicen todo lo que sabemos en cuanto a Elón. Él tampoco hizo nada. Ni siquiera tenía una familia grande. Al parecer, todo lo que hizo fue, simplemente, ocupar un cargo oficial.
Leamos entonces, los versículos 13 hasta el 15 de este capítulo 12 de Jueces, que nos mencionan a
Abdón, el duocécimo juez
"Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, el piratonita. Éste tuvo cuarenta hijos y treinta nietos que cabalgaban sobre setenta asnos. Juzgó a Israel ocho años. Murió Abdón hijo de Hilel piratonita y fue sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec."
Abdón no hizo más que superar a Jair. Jair solamente tuvo 30 hijos, pero Abdón tuvo 40 hijos y 30 nietos. Debe haber sido un verdadero espectáculo ver salir del pueblo a aquel hombre acompañado de sus hijos y sus nietos. El pequeño asno que montaban le llamaban el "sinsonte" o "calandria" del desierto, debido a que realmente rebuznaba. Ahora, piense usted en el rebuzno de todos esos asnos juntos. Pues bien, esa fue toda la contribución de Abdón, la cual no fue mucha. Ninguno pues de estos tres jueces, Ibzán, Elón y Abdón, hizo algo constructivo como juez, que fuera digno de mención.
Y llegamos ahora a
Jueces 13
El tema de este relato nos lleva a la séptima apostasía y nos describe,
Cuarenta años de esclavitud bajo los filisteos
Leamos el primer versículo de este capítulo 13 de Jueces:
"Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del Señor, y el Señor los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años."
La repetida idolatría de Israel preparó el escenario para un tiempo de opresión por los filisteos. Los filisteos probablemente fueron los peores enemigos que Israel jamás tuvo. Este tiempo de opresión duró unos cuarenta años. Ahora, durante este tiempo llegamos a un juez que no podemos pasar por alto. Su nombre es Sansón y fue uno de los jueces más sobresalientes. Probablemente tuvo la oportunidad más gloriosa para libertar a Israel que cualquier otro juez. Todo se veía propicio para que él tuviera una carrera y un futuro excelente, pero él fracasó. Ésa fue la tragedia de la vida de este hombre. Se presentó para juzgar durante la séptima apostasía y fue, en cierto sentido el último de los jueces. Israel fue conquistado por los filisteos, pero solamente fue liberado en parte por Sansón. La pequeña guerra civil que comenzó en los tiempos de Jefté llegó a extenderse cada vez más y, como resultado, el libro de los Jueces termina describiendo una confusión total. Durante el tiempo de la dirección de Sansón, se nos da el secreto de su éxito, el secreto de su fuerza y también, el secreto de su fracaso. Y una vez más, permítanos repetir estimado oyente, que nunca había nacido un hombre que tuviera una oportunidad más gloriosa, que éste. Leamos el versículo 2 de este capítulo 13 de Jueces, que nos presenta
El nacimiento de Sansón, decimotercer juez
"En Zora, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril."
Zora era una ciudad entre las tribus de Dan y Judá, y estaba situada algunos kilómetros al oeste de Jerusalén. Manoa y su esposa no tenían hijos, porque ella era estéril. Por tanto, el nacimiento de Sansón fue tan milagroso como el nacimiento de Isaac, o de José, o de Benjamín. Continuemos leyendo los versículos 3 hasta el 5 de este capítulo 13 de Jueces:
"A esta mujer se le apareció el ángel del Señor y le dijo: Tú eres estéril y nunca has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda, pues concebirás y darás a luz un hijo. No pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde su nacimiento, y comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos."
Muchas veces el nacimiento de un hombre importante en la Escritura, fue acompañado de un anuncio angélico. Dios señaló a Sansón desde antes que naciese. Su nacimiento en verdad fue milagroso. Dios le levantó para hacer una tarea gigantesca, la cual era la liberación de Israel. Israel estaba viviendo un período de aflicción, porque Dios había entregado a los israelitas en manos de los filisteos, a causa de sus pecados.
El ángel del Señor apareció a la madre de Sansón y le dijo que su hijo debía ser nazareo, o consagrado al Señor. En el libro de Números, capítulo 6, versículos 2 al 21, se nos habla sobre el voto de los nazareos. Este voto era triple. (1) No debían beber bebidas alcohólicas. El hecho es que ni aun debían comer uvas. ¿Por qué? Porque el vino en la Biblia es un símbolo de la alegría terrenal, de aquello que alegra el corazón. Un nazareo pues, debía hallar su alegría en el Señor. El apóstol Pablo escribiendo en su carta a los Efesios capítulo 5, versículo 18 dijo: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu". Y luego en su carta a los Gálatas, capítulo 5, versos 22 y 23 dice: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". Aquí vemos que el gozo es uno de los frutos que el Espíritu Santo quiere producir en nuestra vida. (2) Un nazareo no debía cortarse el cabello. Ahora, ¿qué significa eso? En 1a primera carta a los Corintios, capítulo 11, versículo 14, el apóstol Pablo dijo: "La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?" La Escritura dice que un hombre no debía tener el cabello largo. Sin embargo, un nazareo estaría dispuesto a llevar la deshonra de tener el cabello largo, y es por eso que una navaja no debía pasar sobre su cabeza. (3) El nazareo no debía acercarse a un cadáver. No debía haber ninguna exigencia natural sobre él. Tenía que poner a Dios primero, dándole prioridad sobre sus familiares. El Señor Jesús dijo en el evangelio según San Lucas, capítulo 14, verso 26: "Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo". Este versículo simplemente significa que Cristo debe ser la prioridad de nuestras vidas. Y esto es una actitud que hemos descuidado totalmente en la actualidad.
Sansón pues era nazareo. Era un hombre consagrado a Dios y ese tendría que ser el secreto de su éxito. Fue levantado para un gran fin. Y su éxito radicaría en su relación y compañerismo con Dios. Desafortunadamente nunca tuvo éxito en llevar a cabo la tarea que le fue asignada por Dios. ¿Observó usted lo que dice el versículo 5? Y Sansón comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. El éxito llamó a su puerta. Él era quien comenzaría la tarea, pero no el que la finalizaría. Comenzaría a salvar a Israel, pero nunca concluiría la misión. Hay muchos cristianos que no terminan las tareas que empiezan a hacer. El apóstol Pablo escribiendo en su carta a los Gálatas, capítulo 5, versículo 7, dijo: "Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?" Aquellos cristianos empezaron bien y terminaron fracasando. Y muchos comienzan a leer la Biblia, pero también muchos no continúan leyéndola. Nunca terminan de hacer lo que son llamados a hacer. Pasemos ahora a los versículos 24 y 25 de este capítulo 13 de Jueces:
"A su tiempo, la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. En los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol, el espíritu de el Señor comenzó a manifestarse en él."
Estos versículos nos dan el secreto de la fuerza de Sansón. La fuerza de Sansón no se hallaba en sus brazos, aunque sí mató a mil filisteos con esos brazos. Su fuerza no se hallaba en su espalda, aunque sí llevó las puertas de la ciudad de Gaza sobre los hombros, lo cual fue una hazaña notable. Y la fuerza de Sansón tampoco se hallaba en su cabello largo, aunque se debilitó cuando le cortaron el cabello. Sansón sólo poseía fuerza cuando el Espíritu de Dios actuaba en él. Simplemente el haberse cortado el cabello no fue lo que en realidad le debilitó. Su cabello era sólo un símbolo de su voto como nazareo. El Espíritu de Dios no estaba en él cuando su cabello fue cortado. ¿Por qué no? Porque no había cumplido su promesa.
Y hay propagandas de los aparatos para desarrollar los músculos que muestran su efectividad con fotografías de un "antes" y un "después" de su utilización. La fotografía del "antes" siempre muestra a un hombre escuálido y la del "después", a alguien con una musculatura plenamente desarrollada. Aunque muchos han representado a Sansón como un hombre corpulento, puede haber sido un hombre más bien pequeño y débil, con el cabello largo y amante de crear adivinanzas, que llegó a pedir a sus padres que le buscaran una esposa. No fue ciertamente el hombre más fuerte en la Biblia sino quizás, el más débil. Pero cuando el Espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él, entonces fue fuerte. Ahora, cuando el Espíritu del Señor no estaba sobre él, era tan débil como cualquiera.
Los hombres en los tiempos de Sansón quisieron conocer el secreto de su fuerza. No se dieron cuenta de que Dios escoge lo que este mundo considera débil, para llevar a cabo Sus fines. Es por eso que los hombres se admiraban de Sansón y decían: "¿Cómo es posible que éste pueda hacer estas hazañas portentosas? Había una sola explicación. Era Dios quien realizaba esas hazañas.
Ya hemos destacado anteriormente el capítulo 11 de Hebreos. Allí tenemos la lista de muchos héroes de los tiempos Bíblicos, entre los cuales se menciona a Sansón. Se dijo de ellos que, por fe, conquistaron países, hicieron justicia, recibieron lo que Dios había prometido, cerraron la boca de los leones, apagaron fuegos violentos, se libraron de morir a filo de espada, sacaron fuerzas de flaqueza y llegaron a ser poderosos en la guerra, venciendo a los ejércitos enemigos.
Es que aquella persona que por medio de Jesucristo establece una relación con Dios, se convierte en una morada del Espíritu Santo de Dios. A partir de ese momento, puede contar con la fortaleza divina para hacer frente a las luchas de la vida. Y usted, estimado oyente, puede ser una de esas personas. Es por ello que, en medio de cualquier situación en que sea consciente de su debilidad, le invitamos a escuchar y a poner en práctica las palabras que San Pablo, en Efesios 6:10, cuando dijo: "fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa."
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