Estudio bíblico de Romanos 11:9-21
Romanos 11:9-21
Continuamos estudiando hoy este capítulo 11 de la epístola del apóstol Pablo a los Romanos. Y en nuestro programa anterior llegamos hasta el versículo 8, donde tenemos una combinación de dos pasajes del Antiguo Testamento, el pasaje que se encuentra en el libro de Isaías capítulo 29, versículo 10 que dice: "Porque el Señor derramó sobre vosotros espíritu de sopor, cerró los ojos de vuestros profetas y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes". Y el pasaje que se encuentra en el capítulo 29 del libro de Deuteronomio, versículos 3 y 4, donde dice: "Las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy el Señor no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír". Y dijimos en primer lugar que esto revela cómo el Espíritu Santo usó sus propias palabras. Los dos pasajes fueron tratados como una unidad. Y Pablo las adaptó para una nueva situación. Éste fue un gran axioma en los tiempos de Moisés y también en los tiempos de Pablo. Y también es aplicable hoy en día a multitudes que se consideran parte del cristianismo, al que han llegado por motivos familiares, culturales o sociológicos. Estimado oyente, aquí vemos que cuando una persona ha rechazado la gracia de Dios, resulta muy difícil llegar a alcanzarle con la gracia de Dios. Y ahora, en el versículo 9, escribió el apóstol Pablo:
"Y David dice: Sea vuelto su banquete en trampa y en red, en tropiezo y justo castigo".
El apóstol cita aquí las palabras del Salmo 69, versículo 22 que dice: "Sea su banquete delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo". El banquete se refiere a fiestas, que representan la prosperidad material. Los hijos de Israel tenían grandes fiestas en las cuales ellos eran los convidados de Dios. Ellos no invitaban a Dios a sus fiestas como los hacían los paganos, sino que Dios los convidaba a ellos. La Pascua era un ejemplo notable de esto. Ahora, el pensamiento en este versículo 9 es que estaban comiendo con una confianza presuntuosa enteramente pagana. Su seguridad material les engañó en cuanto a su verdadera ruina espiritual. Confiaban en los alimentos que comían sin tener ninguna verdadera confianza en Dios. Y desafortunadamente ésta es la misma condición en el día de hoy, de multitudes de cristianos, que participan de la cena del Señor sin ningún entendimiento espiritual. Y continuó el apóstol Pablo diciendo aquí en el versículo 10:
"Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre".
Dios da luz para que los hombres vean, pero si son ciegos no podrán ver la luz. La luz revela la ceguera de multitudes en la actualidad. Hay tantas personas inteligentes que parecen no entender el mensaje de la Biblia.
Ahora llegamos aun párrafo que trata sobre
El motivo por dejar de lado a la nación de Israel
La nación de Israel sería dejada de lado para la salvación de los que no eran judíos. Éste es el tema del apóstol Pablo en esta sección. Leamos el versículo 11 de Romanos 11:
"Pero yo pregunto: ¿Será que los israelitas, al tropezar, cayeron definitivamente? ¡De ninguna manera! Al contrario, debido a su transgresión vino la salvación a los gentiles, a fin de provocarlos a celos".
Otra versión lo traduce así: "Ahora pregunto: ¿Será que los judíos, al tropezar, cayeron para no levantarse? ¡De ninguna manera! Al contrario, al desobedecer los judíos, los demás han podido alcanzar la salvación y provocar así los celos de los israelitas". La incredulidad presente de los judíos no es más que un "paso en falso" permitido para la conversión de los gentiles, y finalmente para su propia conversión; para su propia conversión les pondrá Dios "celosos" de los gentiles.
Notemos ahora que el apóstol Pablo comenzó este versículo 11 con la misma pregunta sugerente, como la que hizo en el versículo 1 de este capítulo. ¿Recuerda usted cómo hizo la pregunta?: "¿Ha desechado Dios a su pueblo?" Y el apóstol mostrará que el rechazo de Israel no es total ni final. El rechazo es solamente parcial y temporal. Su pregunta es ésta: "¿Han tropezado para quedarse caídos, sin esperanza de levantarse?" Y la respuesta es una negación enfática. Su caída ha permitido a Dios por medio de Su providencia abrir ampliamente las puertas de la salvación a los no judíos. El judío verá la realidad de la salvación de los demás pueblos, es decir, que también ellos pueden disfrutar de las bendiciones de Dios que el judío creía que podrían venir solamente a su pueblo. Esto debía moverles a imitar e incluso superar más bien que sentir celos. ¿Es esto acaso el cumplimiento de lo que encontramos allá en Deuteronomio, capítulo 32, versículo 21? Allí dice: "Ellos provocaron mis celos con lo que no es Dios; me irritaron con sus ídolos, Yo también provocaré sus celos con un pueblo que no es pueblo, los irritaré con una nación insensata"
Muchos de los judíos que residen ahora en la tierra de Palestina, se admiran del interés del cristiano no judío por los asuntos judíos. No lo pueden comprender. Eventualmente el judío verá la realidad de la salvación por Jesucristo, como un resultado del testimonio de los que no son judíos. Continuemos ahora con el versículo 12 de este capítulo 11 de la epístola a los Romanos:
"Y si su transgresión ha servido para enriquecer al mundo, y su caída, a los no judíos, ¿cuánto más lo será su plena restauración?"
Israel ha sido puesto a un lado como nación y hoy en día Dios no tiene tratos preferenciales con Israel. Cuando Dios empiece nuevamente a tratar con Israel como nación, se disiparán todos sus problemas con sus países vecinos. Algún día el conflicto se resolverá y no vivirán ya en la tierra con temor, sino en paz y tranquilidad, como expresa poéticamente Miqueas 4:4.
Ahora, si el poner a un lado a Israel en forma temporal ha traído la gracia de Dios a los demás pueblos, ¿cómo operará la gracia de Dios cuando Él reciba nuevamente a Israel? ¡Pues la gracia de Dios será multiplicada a los gentiles! Jacobo aclaró esta situación en el gran concilio de Jerusalén. Dijo que Dios estaba llamando de entre los demás pueblos no judíos un pueblo alrededor de Su nombre, tal como Él estaba llamando a los israelitas. Dios dijo, en el capítulo 15 del libro de los Hechos de los apóstoles, en los versículos 16 y 17: "Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los no judíos, sobre los cuales es invocado mi nombre".
El movimiento de renovación más grande que haya habido en toda la tierra, antes del principio de la iglesia, fue el que tuvo lugar en la ciudad de Nínive. Un hombre llamado Jonás predicó a esta ciudad y probablemente la mayor parte de todos sus habitantes se convirtieron a Dios. Es cierto que también hubo un gran retorno a Dios en el día de Pentecostés, que marcó el comienzo de la iglesia. Ahora Pentecostés era una fiesta en Jerusalén, en la cual se requería que todos los israelitas varones asistieran. Y quizás se reunieron centenares de miles de judíos en los alrededores de la ciudad. ¿Pero cuántos se convirtieron a Cristo? De acuerdo con los informes, en los primeros días de predicación del Evangelio probablemente se salvaron unas diez mil personas. En realidad fue un porcentaje algo pequeño, comparado con aquel movimiento popular registrado en la ciudad de Nínive. Pero creemos que el despertar espiritual más grande tendrá lugar después que la Iglesia parta de la tierra. Multitudes de pueblos no judíos se convertirán a Dios, no solamente en el periodo de la gran tribulación, sino también durante el reinado milenario de Jesucristo. Porque las naciones no judías vivirán aquel tiempo de paz en la tierra. Sí, después que Dios comience nuevamente Su programa con Israel, la gracia será multiplicada a los pueblos no judíos, que retornarán a Dios durante ese período. Y continuamos leyendo aquí en los versículos 13 y 14 de este capítulo 11 de la epístola a los Romanos:
"Hablo a vosotros, a los que no sois judíos. Por cuanto yo soy apóstol a los no judíos, honro mi ministerio, por si en alguna manera pudiera provocar a celos a los de mi propia raza judía y hacer salvos a algunos de ellos".
El apóstol dijo aquí: Tengo que deciros algo a vosotros, los que no sois judíos. Puesto que Dios me ha enviado como apóstol a los no judíos, yo doy mucha importancia a este servicio mío. Quiero que los de mi propia raza sientan celos de vosotros, para que así algunos de ellos alcancen la salvación. Pablo, como usted recordará, escribió también en su primera carta a los Corintios 9:20, diciéndoles: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley".
Éste fue el motivo por el cual Pablo fue a Jerusalén, se rapó la cabeza y cumplió el voto que había hecho para poder ganar a algunos de sus hermanos para Cristo. ¿Debió haberlo hecho siendo que vivía bajo la gracia? El vivir bajo la gracia significaba que muy bien lo podía hacer si quería hacerlo. En su citada primera carta a los Corintios continuó diciéndoles en el capítulo 9, versículo 21: "A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (aunque yo no estoy sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley". En otras palabras, él estaba obedeciendo a Cristo. Luego Pablo dijo en esta misma primera carta a los Corintios, capítulo 9, versículo 22: "Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos". Él estaba, en primer lugar, cumpliendo su tarea ministerial como apóstol a los no judíos, y mientras así lo hacía, intentaba motivar a sus hermanos judíos a convertirse a Cristo. Y algunos lo hicieron. En todo esto Pablo estaba cumpliendo su ministerio y Dios estaba logrando Su propósito en esta época, tanto con el pueblo judío como con las demás naciones.
Puedo comprender la satisfacción que debió haber sentido Pablo al llevar a cabo lo que Dios le había llamado a hacer. Dios tiene un trabajo para usted, estimado oyente. Es posible que Él quiera que usted se ocupe en enseñar una clase de Biblia, en realizar una obra personal dando testimonio de su fe en Cristo en su lugar de trabajo o actuación profesional, o por medio de una responsabilidad empresarial. Pero sea lo que sea, el trabajo que Él quiere que usted haga, usted experimentará una gran satisfacción al llevar a cabo una tarea en la cual usted tiene la convicción que Dios le ha llamado a realizarla. Y en el versículo 15, continuó Pablo diciendo:
"Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?"
Resulta maravilloso poder anticipar el futuro. Creo que los mejores días están delante de nosotros. Desde un punto de vista humano, el futuro se presenta oscuro. El ser humano está transformando al mundo en un lugar de desorden y confusión. Hay mucho pesimismo con respecto al futuro de nuestra civilización. Pero Dios todavía está en el trono y Él lo pondrá todo en orden. Y entonces podemos anticipar mejores días en el futuro. Realmente, el hijo de Dios tiene un futuro glorioso. Continuemos ahora con el versículo 16 de este capítulo 11 de la carta de Pablo a los Romanos:
"Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas".
Este versículo evidentemente es una referencia a lo que leemos en el capítulo 15 del libro de Números, versículo 21, donde dice: "De las primicias de vuestra masa daréis al Señor una ofrenda por vuestras generaciones". Una parte de la masa para hacer el pan era ofrecida a Dios como señal de que toda la masa era aceptable. La primicia, evidentemente se refiere al origen de la nación, es decir, a Abraham, Isaac, Jacob.
La palabra "santa" aquí, no se refiere a ninguna calidad espiritual o moral, sino más bien al hecho de que estaba separada o apartada para Dios. En esta ilustración, la masa se refiere a la nación de Israel. Ahora si la primicia, es decir la primera pequeña porción de masa, quedaba separada para Dios, ¿qué diremos de la totalidad de la cosecha? Paralelamente, si Abraham, Isaac y Jacob habían sido apartados para Dios, ¿qué diremos de toda la nación? Toda ella le pertenecería a Dios. Es evidente entonces que Dios no ha terminado aún su obra en la nación de Israel. El mismo paralelo se halla en la raíz y las ramas. Abraham, o los patriarcas de Israel, ciertamente eran la raíz. Las ramas se referían al pueblo de Israel. Ahora el versículo 17 dice:
"Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo"
Usted y yo, estimado oyente, recibimos muchos beneficios debido a la nación de Israel. En este versículo, el apóstol Pablo cambió de figura, pero aún continuó el pensamiento de las Escrituras. El olivo es una figura de la nación de Israel. Jeremías dijo en el capítulo 11 de su profecía, versículo 16: "Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó el Señor tu nombre. Pero al son de un recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y se quebraron sus ramas". Y Oseas, en el capítulo 14 de su libro, versículos 5 y 6 dice: "Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio y hundirá sus raíces como el Líbano. Se extenderán sus ramas, su gloria será como la del olivo, y perfumará como el Líbano".
La expresión, "algunas de las ramas" se refiere a la nación de Israel en los tiempos de Pablo continuando en la época de la Iglesia. Y después Pablo se dirigió directamente a los no judíos. Los no judíos que se convierten a Cristo, se parecen a un olivo silvestre. Esta es la relación bíblica que existe entre la nación de Israel y la Iglesia. La Iglesia es entonces un olivo silvestre. La acción de injertar algo es contraria a la naturaleza. Ordinariamente lo bueno se injerta en lo silvestre. Pero aquí estamos tratando sobre la gracia de Dios, lo cual es contrario a la apreciación puramente natural. Y nuestras bendiciones proceden de Abraham, quien es la raíz.
En su carta a los Gálatas, capítulo 3, versículos 6 al 9, y también el versículo 29, dijo el apóstol Pablo: "Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los que tienen fe son bendecidos con el creyente Abraham". Y luego en el versículo 29, dice: "Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa". Volviendo ahora a este capítulo 11 de la epístola a los Romanos, el apóstol continuó su pensamiento en los versículos 18 y 19, pero leamos una vez más el versículo 17 también:
"Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, recuerda que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Tal vez dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado".
Entonces, repetimos, el olivo es una figura o símbolo de la nación de Israel, y el olivo silvestre representa a la iglesia. Todas las bendiciones que usted y yo tenemos están arraigadas en el hecho de que Dios llamó a Abraham, Isaac y Jacob, y de que de ese pueblo de Israel Dios envió a Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. Pablo amonestó a los no judíos que no se jactaran de las otras ramas, es decir de Israel como nación, que fueron desgajadas. Éstas hicieron que Pablo sufriera mucha angustia. Él se preocupó por estas ramas, aunque reconoció que Dios tenía un propósito en todo esto. Ahora, Abraham es la raíz. Y conviene recordar esto, que el cristianismo parece haber olvidado. La persecución de los judíos es un triste testimonio de esto. Es verdad, como Pablo ha declarado, que las ramas o Israel fueron desgajadas para que el olivo silvestre o sea, la iglesia fuera injertado. Necesitamos, pues, recordar la imagen de esta ilustración en su conjunto. ) Y ahora, en el versículo 20 leemos:
"Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. Así que no te jactes, sino teme".
La palabra "Bien" aquí, quiere decir que Pablo admitió la declaración precedente. Pero negó la premisa sobre la cual fue hecha. Admitió que Israel fue desgajada debido a su incredulidad y rebelión y estableció que es sólo por la gracia de Dios que la Iglesia está en pie. Estimado oyente, si usted es creyente en Cristo, recuerde que no está en pie delante de Dios por razón de algún mérito o por su carácter moral, o por el hecho de ser miembro de una iglesia. Usted está ante Dios únicamente por su fe en Jesucristo. Cuando un no judío no confía en Dios, no es en ninguna manera diferente a un judío incrédulo. Esto forma parte de una amonestación para todos los cristianos.
Ahora, en este capítulo 11 de la epístola a los Romanos que estamos estudiando, tenemos la advertencia. Leamos el versículo 21:
"Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará".
Teniendo en cuenta que Dios no perdonó a la nación de Israel por abandonar su fe, siguiendo el mismo razonamiento, entonces tampoco perdonará a una iglesia apóstata. Nos referimos a una iglesia que mantenga todas las apariencias de estructura y organización, pero que carezca de una vida espiritual, es decir de una relación vital con Cristo. Esa clase de iglesia fue descrita en el libro de Apocalipsis 3 como la iglesia de Laodicea, entrará en la Gran Tribulación. Ahora, a la iglesia de Filadelfia, el Señor le dijo, como vemos en el capítulo 3 de Apocalipsis, versículo 10: "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que habitan sobre la tierra". Y el Señor prometió guardar a esta iglesia de ese tiempo terrible de tribulación. En la actualidad esta iglesia está integrada por todos los creyentes en Cristo, los cuales confían en el Señor Jesucristo como su Salvador y creen que la Palabra de Dios, debe ser oída por toda persona en la faz de la tierra. Esta iglesia será reunida y recogida por Jesucristo y no pasará por esa gran Tribulación. Estimado oyente, ¿cuál es su relación con Dios? ¿Está usted unido a Jesucristo, Su Salvador y Señor? ¿Pertenece usted al cuerpo de los redimidos por la obra de Jesucristo en la cruz y que ha compartido y vive espiritualmente en la victoria de Su Resurrección? Le invitamos a considerar seriamente su situación y deseamos disfrute usted de las bendiciones y fortaleza de la Palabra de Dios.
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