Estudio bíblico de Salmos 19-20
Salmos 19 y 20
Llegamos hoy, estimado oyente, al Salmo 19. Este es un Salmo que puede llamarse el gran Salmo de la creación. El tema es la revelación de Dios en Su creación, en Sus mandamientos, y en Cristo. Ha sido dividido por muchos eruditos en dos partes: la creación y la revelación del Señor en la ley, es decir, en Su palabra. Nosotros, por nuestra parte, hemos intentado dividir este Salmo en tres partes. En la primera parte, (versículos 1 al 6) tenemos la creación del Cosmos; en segundo lugar tenemos los Mandamientos (y esa sección comienza en el versículo 7, y llega hasta versículo 11.) Y después, en tercer lugar, en los versículos 12, 13 y 14, tenemos a Cristo, y vemos que Él ocupa un lugar especial en el tema de la Redención, la Salvación, y la gracia de Dios. Lo que realmente tenemos aquí es la revelación de Dios en la creación, en Sus mandamientos; y en Cristo, la gracia de Dios. La ley, la gracia y la creación nos dan una revelación completa de Dios. Esto es todo lo que Dios vio como necesario para dar al hombre, y no creemos que Él haya agotado todas las cosas que nos podría decir acerca de Sí mismo.
Este es un Salmo de David, y así fue llamado en el texto inspirado, y necesitamos tener eso en mente al leerlo. Luego, podemos notar que en realidad tenemos aquí una división que está en el mismo texto. La primera parte (vv. 1 al 6) usa el nombre de Dios Él, que significa el Poderoso, y Él es el Poderoso en la creación. "En el principio creó Dios", es decir Elohim, que es el plural de Él, "los cielos y la tierra". (Génesis 1:1). Elohim es el nombre del Creador. La segunda división comienza en el versículo 7 donde dice: "La ley del Señor es perfecta", y aquí su nombre es Jehová, que se usa 7 veces en esta sección y la última vez se añaden 2 nombres, Jehová, Tzuri, Goeli, que significan: Jehová, mi Roca, mi Redentor. La erudición basada en el sentido común no trata de explicar las diferencias en los nombres de Dios alegando que el texto fue escrito por 2 autores diferentes. Si el mismo sentido común se hubiera aplicado al estudio del Pentateuco (es decir a los 5 primeros libros de la Biblia), algunos especialistas Bíblicos no habrían llegado a proponer a los escritores Yahvista y Elohista de su teoría sobre el Pentateuco. Creemos que el mismo escritor lo escribió, usando los 2 nombres de Dios. Los Salmos arrojan luz sobre muchas secciones de la Biblia y confiamos en que bendecirán su corazón y su vida.
Tenemos ahora en los primeros seis versículos a
Dios en la Creación
Este es un Salmo matutino. Habla sobre la creación en los primeros 6 versículos. El Salmo 8 era un Salmo de la Creación, y en él vimos la luna y las estrellas. Ese era un Salmo nocturno. En cambio este Salmo 19 es un Salmo diurno, porque aquí se nos presenta el sol, y tenemos aquí la maravillosa creación de Dios dando testimonio de ello. Leamos, pues, para comenzar, los primeros seis versículos de este Salmo 19:
"Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje ni palabras ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol; y éste, como esposo que sale de su alcoba, se alegra cual gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida y su curso hasta el término de ellos. Nada hay que se esconda de su calor".
Este es un Salmo maravilloso, admirable. "Los cielos cuentan la gloria de Dios". Esto nos recuerda lo que el apóstol Pablo dijo en su epístola a los Romanos1:20: "Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa". Es decir, que los cielos proclaman la sabiduría de Dios, el poder de Dios, y también nos cuentan algo del plan y el propósito de Dios. Desde el mismo principio, la creación ha sido el testigo primitivo de Dios al hombre.
En todos los credos de la iglesia, incluyendo el Credo de los Apóstoles, se atribuye la creación exclusivamente a Dios el Padre. Pero cuando uno llega al Nuevo Testamento, donde se encuentra una ampliación del hecho de la creación, encontramos que no es completamente exacto decir que Dios el Padre es el Creador de los cielos y la tierra. Puede alguien decir: ¿No es eso correcto? Sí, lo es, hasta cierto punto, pero la Trinidad se implicó en la creación del mundo. En realidad, la palabra Elohim es una palabra plural del idioma hebreo, y nos habla de la Trinidad. En el Nuevo Testamento se nos dice que el Señor Jesucristo fue el agente de la creación, y que el Espíritu Santo restauró y renovó la creación. Según Génesis 1:2, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. El Evangelista Juan nos habló de otro principio en 1:1-3; y dijo: "En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios... Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". Aquí se estaba hablando del Señor Jesucristo, y en Colosenses, capítulo 1, versículo 16, hablando también del Señor Jesús se dijo: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él". Así es que Jesucristo fue el agente que llevó a cabo la obra de la creación. La epístola a los Efesios, en su primer capítulo, nos dijo que todos los miembros de la Trinidad estuvieron implicados en nuestra redención: Dios el Padre la planeó, el Hijo pagó el precio por ella, y el Espíritu Santo la protege. Y pensamos que lo mismo se aplica también a la creación de Dios: Dios el Padre planeó este universo, que Dios el Hijo fue quien ejecutó o llevó a cabo el plan, y el que lo redimió, lo liberó, (porque toda la creación estaba gimiendo y necesitaba ser redimida) y luego, tenemos a Dios el Espíritu Santo está actuando y protegiendo la creación.
Es interesante observar que el sol es importante y se le compara en el versículo 5, con el novio que sale de la alcoba nupcial. Cuando uno visita la ciudad de Jerusalén puede apreciar a la salida del sol que éste aparece por el monte de las Olivos, y es algo verdaderamente emocionante. Uno puede ver la luz que comienza a iluminar la ciudad de Jerusalén, los muros de la ciudad, los lugares altos primero, el lugar donde se encuentra la tumba de David, sobre el monte Sión, luego las partes altas de los edificios y después el área del templo. Por cierto, es una imagen parecida a la de otro esposo, el Señor Jesucristo, llamado el Sol de Justicia. Algún día Él vendrá en gloria a esta tierra, pero antes, sacará a Su Iglesia de este mundo. Él es la estrella brillante conocida como el Lucero de la mañana, que aparece antes que se eleve el sol en el horizonte. Así que aquí tenemos un cuadro incomparable de la creación. Porque este Salmo representa la creación. Ahora, vemos en los versículos 7 al 11
Dios en sus mandamientos
"La ley del Señor es perfecta: convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel: hace sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son rectos: alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro: alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio: permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad: todos justos. Deseables son más que el oro, más que mucho oro refinado; y dulces más que la miel, la que destila del panal. Tu siervo es, además, amonestado con ellos; en guardarlos hay gran recompensa".
Ahora observemos lo que se dice sobre los Mandamientos.
1. Son perfectos. La ley no puede salvarnos porque es perfecta y nosotros no lo somos. No estamos a su altura, pero no hay nada malo en la Ley. Aun el apóstol Pablo, quien nos presentó la gracia de Dios, dijo de la ley en Romanos 7:12-14: "De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Entonces, ¿lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien, el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que el pecado, por medio del mandamiento, llegara a ser extremadamente pecaminoso. Sabemos que la ley es espiritual; pero, yo soy carnal, humano, vendido como esclavo al pecado". Por ello hemos dicho que no hay nada malo en la ley. pero es una administración de muerte para nosotros, porque hay algo radicalmente malo en nosotros. La ley fue dada para demostrarnos que somos pecadores ante Dios. Y la ley, es perfecta.
2. Dice el versículo 7 que el testimonio del Señor es fiel. Estimado oyente, no cuente usted con que Dios se va a adaptar a nuevos conceptos sobre la moralidad. Dios va a castigar el pecado; Él dijo que lo haría. Por ese motivo dice aquí que el testimonio del Señor es fiel. El juicio vendrá y los mandamientos lo revelan.
3. En el versículo se nos dice que, Los mandamientos del Señor son rectos. Ahora, alguien quizá diga: "Bueno, a mí no me gustan ciertos mandamientos". Bueno, puede que a usted no le gusten, pero a Dios sí le agradan. Y son rectos. ¿Y qué es lo que los hace rectos? En cierta clase de sociología, hace algunos años, un profesor solía decir: ¿Quién va a determinar lo que es recto? ¿Cómo puede usted saber que es recto? Bien, Dios determina lo que es recto. Este es Su universo. Él lo creó y Él hizo las reglas. Quizá a usted no le agrada la ley de la gravedad, pero le aconsejamos que no la desafíe. Es decir, si usted se sube a la cornisa de un edificio de 10 pisos, no se le ocurra dar un paso en el vacío porque Él no va a suspender esa ley solo por causa suya. Esa ley opera para todos, ¿no le parece?
4. En el versículo 8 se dice que el precepto del Señor es puro. Da luz a los ojos, es decir, que iluminan la vida y nos guía. Nos ennoblece, nos eleva.
5. El versículo 9 nos dice que el temor del Señor es limpio. Se nos ha dicho que la palabra "temor" significa una confianza reverente. Creemos que quiere decir algo más, es decir, un temor reverente. Hacemos bien en temer a Dios. Yo amo a mi padre, pero seguro que también en cierto sentido le temía. Él me enseñó a comportarme de acuerdo con una línea de conducta. Sabía que cuando hiciera algo malo, tendría problemas. Le temía, pero ello no me impedía amarle.
6. El versículo 9 también nos dice que los juicios del Señor son verdad. ¿Quiere usted saber cuál es la verdad? Pilato quiso conocerla y, como vemos en Juan 18:38, le preguntó: ¿Qué es la verdad? Y la verdad se encontraba precisamente frente a él en la persona del Señor Jesucristo.
7. Finalmente, dice en el versículo 9 que los juicios del Señor son justos. Son rectos. Todo lo que Dios hace es bueno y correcto.
Esta es pues una gran sección. Deberíamos aprender a amar la Palabra de Dios, toda la Palabra de Dios. Así que nadie debería oponerse a los Diez Mandamientos, que son muy buenos. A quién nos oponemos es a la naturaleza de los seres humanos, que no puede cumplirlos, como así lo afirma la Palabra de Dios. No podemos hacerlos realidad en nuestra vida por nuestra propia cuenta. Por ello tenemos que acercarnos a Dios como pecadores.
Leamos ahora los versículos 12 al 14, que nos hablan sobre
La gracia de Dios en Cristo
"¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y estaré libre de gran rebelión. ¡Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Señor, roca mía y redentor mío!"
Se pregunta el escritor, ¿Quién puede discernir sus propios errores? Y esa es también nuestra pregunta. Algunos somos muy hábiles para emplear subterfugios, para dar excusas artificiosas, pero Dios no las aceptará. Él dice que usted no puede comprender sus errores. Y tiene que aceptar Su Palabra ante la realidad de que usted y yo somos pecadores.
Y dice también el versículo 12: Líbrame de los errores que me son ocultos. Ese es el problema con muchas personas en la actualidad. Ellos tienen secretos para consigo mismos. Piensan que no son pecadores.
Y el versículo 13 dice: Líbrame de las soberbias. . . Entonces seré íntegro y estaré libre de gran rebelión. ¿Qué era esa gran rebelión? Es el rechazar al Señor Jesucristo, a quien este Salmo nos presenta.
Ahora escuchemos al Salmista. Este es el versículo que con frecuencia se oye en las oraciones de los creyentes. ¡Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Señor, roca mía y redentor mío!
¿Quién era la roca de David? Cristo. ¿Quién era su Redentor? Cristo. Y es mi fuerza y mi redentor. Y se convierte en ello a través de la gracia de Dios.
Y así llegamos al
Salmo 20
El Salmo 20 es una súplica por el éxito del Mesías. No está clasificado como uno de los Salmos mesiánicos, pero lo hemos considerado un Salmo mesiánico porque es una profecía del Mesías y su obra de redención. Creemos que está unido estrechamente con los otros dos Salmos que le siguen inmediatamente. Creemos que estos Salmos se cantaban en Israel en una forma litúrgica. Algunos opinan que eran cantados por los líderes del servicio de adoración, los levitas, y por los adoradores que se habían reunido, quienes respondían de manera antifonal.
El Obispo Horn dijo lo siguiente de esta gran oración: "La iglesia ora por la prosperidad del rey Mesías, que sale a la batalla como su defensor y libertador; por su aceptación por el Padre, y por el cumplimiento de Su voluntad". El Obispo Horn habría acertado plenamente si hubiera dicho "el remanente de Israel" en vez de mencionar solo a la "iglesia". Porque este Salmo realmente trata principalmente sobre Israel.
Este es otro Salmo que nos habla de la gracia de Dios. Leamos entonces el primer versículo de este Salmo 20:
"Señor te escuche en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda".
Ahora aquí "el día del conflicto" es el día en que queremos que Él nos oiga ¿no es cierto?
Este fue un Salmo de David. ¿Y cómo apareció Jacob aquí? Por la gracia de Dios, estimado oyente, Dios nunca se avergonzó de ser llamado el Dios de Jacob. Yo me hubiera avergonzado de aparecer vinculado a Jacob por algunas de las cosas que hizo. Y quizás muchos otros también habrían sentido esa misma vergüenza, pero Dios no. Dios salvó a Jacob por Su gracia y misericordia. Y vemos en el versículo 2:
"Te envíe ayuda desde el santuario y desde Sión te sostenga".
¿De qué santuario se habla en este versículo? ¿De la Iglesia? No. Del santuario de Jerusalén, David habló de Sión, que está situado en Israel. Ahora, el versículo 3, de este Salmo 20, dice:
"Traiga a la memoria todas tus ofrendas y acepte tu holocausto (lo que quemas en el altar) Selah"
Observemos que no estaba refiriéndose a nuestras ofrendas, sino a la ofrenda de Cristo. Él ofreció, no solo sus oraciones y lágrimas (Hebreos 5) pero finalmente, ofreció en sacrificio Su propio cuerpo.
Como dijimos en otra ocasión, la palabra "Selah" nos indica que aquí hay algo para meditar, para pensar en ello, en estos días de tantos problemas y conflictos (por los que tendrá que pasar Israel en el futuro, y por cierto la Iglesia de nuestro tiempo, y el creyente individual). Continuemos leyendo los versículos 4 al 6:
"Te dé conforme al deseo de tu corazón y cumpla todos tus planes. Nosotros nos alegraremos en tu salvación y alzaremos bandera en el nombre de nuestro Dios. Conceda el Señor todas tus peticiones. Ahora conozco que el Señor salva a su ungido; lo atenderá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra".
Él Padre celestial iba a escuchar las oraciones del Señor Jesucristo. Recordemos que Él dijo (en Juan 11:41 y 42): Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo se que siempre me oyes. Cristo es probablemente el único a quien el Padre siempre oye y cuyas oraciones contesta. Leamos ahora los versículos 7 al 9, versículos finales de este Salmo 20:
"Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del nombre del Señor, nuestro Dios, haremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos y resistimos a pie firme. Salva, Señor; que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos".
El "Rey" era para Israel. Para nosotros hoy Él es el Salvador, y nosotros oramos en el nombre de Jesús.
La expresión "Salva Señor" es Hosanna en el idioma hebreo. Este es pues un gran Salmo "Hosanna". Quiera Dios hacerlo real en nuestros corazones, y en nuestras vidas. Y que usted, estimado oyente, si ha recibido al Señor Jesucristo como su Salvador, puede unirse a esta oración que es suya, y es nuestra, y que de su alma pueda surgir espontáneamente esta misma canción.
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