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Estudio bíblico de Salmos 73-75

Salmos 73, 74 y 75

Llegamos hoy, amigo oyente, al Salmo 73. Y como hemos dicho al comienzo, usted puede dividir el Libro de Salmos según el Pentateuco, y estudiamos en los primeros 41 Salmos la sección equivalente al Génesis; luego vimos la sección equivalente al Éxodo, desde el Salmo 42 hasta el 72.

Llegamos ahora, comenzando con el Salmo 73, a la sección correspondiente al libro de Levítico, que se extiende hasta el Salmo 89. Decimos que se corresponde con el Levítico porque en esta sección, incluso en este Salmo 73, el santuario ocupa un lugar prominente. Es que el Libro de Levítico es el libro de la adoración en el tabernáculo y más tarde para el templo, Este es uno de los libros más importantes de la Biblia. Ahora, al llegar a la tercera gran división del Libro de los Salmos, encontramos que el énfasis recae aquí en el santuario, y especialmente en dos aspectos de la casa de Dios: que Dios es santo, y que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. Por ello, las palabras claves son santidad y sacrificio. Estas dos palabras también figurarán ampliamente en esta sección de Salmos equivalente al Levítico. En primer lugar veamos el

Salmo 73

Encontraremos aquí varios Salmos hermosos, escritos por Asaf. Como David, él era músico. La primera serie de 11 Salmos (73 ? 83) fue escrita por Asaf. Leamos el primer versículo de este Salmo 73:

"Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón".

Ahora, ¿se refiere aquí a todo israelita? No, la afirmación está limitada a aquellos que tienen un corazón puro. Ahora, ¿quiénes son ellos? Bueno, son aquellos que se han acercado con su sacrificio, que tienen un deseo de servir a Dios, y que quieren vivir con Él. Estimado oyente, si usted ha sido salvo, usted quiere andar, vivir con Dios, usted quiere tener compañerismo con Él. Usted quiere tener un corazón limpio. Y eso es algo que sigue naturalmente, como el día sigue a la noche. Usted no puede venir a Cristo, aceptarle como Salvador y continuar viviendo como antes. Si usted hace eso, usted en realidad no ha venido a Cristo Esa es toda la historia. Y creemos que es necesario asirnos a esta verdad tenazmente en la hora actual. Por tanto, nosotros estamos en la presencia de Dios en base a que Él nos ha limpiado. Cuando recibimos a Cristo, tenemos el perdón de los pecados; somos limpiados espiritualmente, y ésta es una limpieza que tiene lugar por medio de la Palabra de Dios. Somos lavados no solo por la sangre de Cristo, sino también por la Palabra de Dios. La Palabra de Dios nos santifica y entonces, queremos vivir una vida que le agrade a Él.

Este hombre pues, se acercó a la presencia de Dios y pudo decir: "Dios es bueno para con Israel". Ahora, él tenía un problema. Y creemos que éste podría también ser su problema, estimado oyente. Ciertamente, ha sido también el mío. El problema es el siguiente: ¿Por qué permite Dios la prosperidad de los malvados? Y, ¿por qué parece que el pueblo de Dios sufre más que los otros? Eso nos ha preocupado muchas veces. Hemos visto a personas fieles a Dios sufrir, y nos hemos encontrado perplejos. Al mismo tiempo, hemos podido apreciar la prosperidad de los malos, y nos ha resultado muy difícil asimilarlo.

El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee contaba lo siguiente: "Cuando nació mi primera hijita", decía él, "en el mismo hospital Dios tomó a esa criatura. Esa criatura murió allí. Yo solamente tuve la oportunidad de escucharla llorar. Eso fue lo único que esa pobre criatura pudo hacer en su vida, llorar. En el hospital, ? continuó Dr. McGee ? en una sala al frente de la que ocupaba mi esposa, se encontraba una señora que era muy rica e influyente, conocida por su orgullo y falta de consideración hacia los que estaban en un nivel inferior a ella. Cuando sus amigos llegaron se pusieron a celebrar el nacimiento del niño que ella había dado a luz. Todos nosotros creemos que nuestros hijos recién nacidos son los más hermosos que existe. Pues bien, continuó el Dr. McGee, esta gente estaba muy contenta y se puso a celebrar brindando con champaña. Yo salí por un rato a la terraza, intentando buscar alivio para esa escena de tremendo contraste. Salí a un balcón que tenían allí y me senté afuera ya que era verano. Clamé a Dios, y sinceramente, aún hasta el día de hoy no comprendo por qué Dios se llevó a nuestra hijita y dejó a aquel otro niño. No tengo la respuesta. Y alguien quizá me diga: "Bien, entonces usted que es un maestro de la Biblia ¿no tiene la respuesta?" "Bueno", dijo Dr. McGee, "no tengo la respuesta". Y entonces me dirán, "entonces, ¿cómo puede usted consolar a otros?" Bien, le diré cómo. Aunque yo no tengo la respuesta, sé quién la tiene, y Él me ha dicho que debo caminar o vivir con Él por medio de la fe. Él me prueba poniéndome en la oscuridad; entonces, yo extiendo mi mano y me aferro a la de Él. En la Biblia me ha dicho que yo puedo confiar en El. Y algún día El me explicará los tremendos interrogantes de la vida. Hasta aquí, las palabras del Dr. McGee.

Ahora, el escritor de este Salmo 73, Asaf, tenía el mismo problema. Había dicho que Dios era bueno con Israel, refiriéndose a aquel remanente fiel a Dios del cual él formaba parte. Pero esa cuestión realmente le molestaba. Veamos ahora, lo que él dijo en los versículos 2 y 3, de este Salmo 73:

"En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, ¡por poco resbalaron mis pasos!, porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los malvados".

Asaf había mirado en su propio pueblo, y había comprobado que los malvados prosperaban y las buenas personas no. Escuchemos lo que dijo aquí en los versículos 4 al 6:

"No se atribulan por su muerte, pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, la soberbia los corona; se cubren con vestido de violencia".

O sea, que lucen su orgullo y parecen no afectarles los infortunios humanos. Y luego Asaf dijo algo más en el versículo 7:

"Los ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón".

Hay gente que parece tener todo lo que desea. Y como tienen de todo, quizá no puedan disfrutar como aquellos que tienen menos recursos y obtienen algo nuevo. Otra versión dice: "¡Están que revientan de malicia, y hasta se les ven sus malas intenciones!" Y el versículo 8 dice:

"Se burlan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería".

A ellos no les preocupa pisotear a los necesitados. Siempre encuentran una manera de burlar las leyes, leyes que las personas de menores recursos económicos deben cumplir escrupulosamente. Y esta situación de grave injusticia suele provocar una gran amargura. Veamos ahora lo que dice el versículo 9:

"Ponen su boca contra el cielo y su lengua pasea la tierra".

Uno puede escuchar a los poderosos del mundo por radio y verles por televisión. Al tener una gran influencia sobre las noticias, comprendemos esta frase de que su lengua pasea la tierra, o como dice otra versión, "con la lengua dominan la tierra". Luego el versículo 10, dice:

"Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, y aguas en abundancia son extraídas para ellos".

La gente los alaba y no encuentra ninguna falta en ellos. Otra versión dice: "Por eso la gente acude a ellos y cree todo lo que afirman". Ahora, el versículo 11, de este Salmo 73, dice:

"Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Acaso hay conocimiento en el Altísimo?"

Ellos no tienen ningún interés en Dios, y piensan que El no sabe nada sobre ellos. Y el versículo 12, continúa diciendo:

"Estos impíos, sin ser turbados del mundo, aumentaron sus riquezas".

Es inevitable que estas situaciones de injusticia que vemos a nuestro alrededor nos perturben. Escuchemos ahora lo que dice el versículo 13:

"¡Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!"

Asaf estaba diciendo: "Yo he tratado de vivir para Dios, pero parece que esto no compensa". Y luego, leemos en los versículos 14 al 16:

"Pues he sido azotado todo el día y castigado todas las mañanas. Si dijera yo: ¡Hablaré como ellos!, engañaría a la generación de tus hijos. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí"

Este problema preocupaba a Asaf y le impedía dormir de noche. Era la pregunta que tantos se habrán formulado todas las generaciones desde el principio de la historia "¿Por qué prosperan los malvados?"

Y ahora vemos una respuesta. Leamos el versículo 17:

"Hasta que, entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos".

O sea, que cuando Asaf entró en el templo de Dios, comprendió cuál sería el destino de los malvados. Adquirió una nueva percepción de cómo sería su fin. Por tal motivo el Señor Jesucristo pronunció una parábola sobre un hombre rico y uno pobre, para ilustrar lo que ocurriría después de esta vida, cuando Dios juzgue a las personas. Está registrada en Lucas 16:19-31. Él quería ilustrar lo que ocurría después de esta vida. El hombre rico mencionado en esa historia fue a parar a un lugar de tormento y allí se encuentra hoy. Ese fue su destino final, aunque en su funeral aquí en la tierra hubiera sido elogiado por sus obras de caridad y elevado a las mayores alturas. Pero, aquel otro pobre, que ni siquiera tuvo un entierro decente, pero los ángeles lo tomaron y lo llevaron a la misma presencia de Abraham. Y debemos aclarar aquí, estimado oyente, que este hombre pobre, no fue al cielo por ser pobre, sino porque siempre se acordó de Dios, porque amaba a Dios; su mayor riqueza era Dios mismo. Usted debe permanecer muy cerca de Dios, estimado oyente, si no quiere amargarse y volverse cínico, al observar las injusticias que ocurren a su alrededor. Asaf encontró la respuesta en el santuario. Yo no tengo la respuesta a sus dudas porque tampoco tengo la respuesta a mi pregunta tampoco, pero conozco a alguien que sí la tiene. Él no dijo que me lo iba a decir ahora mismo. Él simplemente nos dice: "Confiad en Mí, Yo tengo la respuesta". Y algún día, en Su presencia, Él nos lo explicará. También sé que me va a mostrar que lo que Él hizo era lo mejor. No lo comprendo, pero eso es lo que Él va a hacer. Y hasta que ese momento llegue, el escritor pudo decir en el versículo 23:

"Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha".

Esta fue la lección que el salmista aprendió y es la experiencia que tendremos si nos acercamos a Él en esos momentos de dolor y perplejidad. Escuchemos lo que dijo aquí el versículo 24:

"Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria".

Por tal motivo podemos acercarnos a El recordando el pasaje de Filipenses 1:6, que dice: 6estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Y este es el mensaje de este salmo, resumido en estas palabras: Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. No puedo pedir nada mejor que eso, estimado oyente. Así que, no importando lo que pueda ocurrir, y si entiendo o no lo que suceda, confiaré en Él y continuaré viviendo en una relación de compañerismo con El. Llegamos así al

Salmo 74

Una vez más tenemos ante nosotros al templo, y aquí vemos un clamor por liberación cuando el templo estaba siendo profanado. Es un Salmo Masquil no de David, sino de Asaf. Él era un levita y un músico en el tabernáculo. Escuchemos lo que dice el primer versículo de este Salmo 74:

"¿Por qué, Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?"

Y después de la angustiosa pregunta, clamó en el versículo 2:

"Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; este monte Sión, donde has habitado".

Aquí el salmista nos dio una situación geográfica. Evidentemente estaba hablando de la tierra de Palestina y de Israel. Leamos ahora los versículos 3 y 4, de este Salmo 74:

"Dirige tus pasos a las ruinas eternas, a todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario. Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus estandartes por señal".

Ahora, ¿qué había sucedido? Jerusalén había sido profanada. Esta era una declaración profética de la terrible invasión por las fuerzas de Antíoco IV Epífanes. El era sirio, de la familia de uno de los cuatro generales que dividieron el imperio de Alejandro el Grande después de su muerte. En el año 175 A.C. saqueó Jerusalén, profanó el templo, derramó caldo de cerdo sobre los vasos santos y colocó una imagen de Júpiter en el lugar santo. En Daniel 8 esta acción fue llamada "la prevaricación asoladora". Más adelante, en el año 70, la destrucción por Tito el Romano, que profanó el templo y lo destruyó fue otro cumplimiento de la profecía de Asaf, después de que el templo fuera reedificado. ( El Señor Jesucristo había hablado acerca de ésta destrucción en Su discurso pronunciado en el Monte de los Olivos, así que esto ha sucedido dos veces. Previamente Jerusalén había sido destruida por Nabucodonosor,) Durante la futura tribulación tendrá lugar la última profanación del lugar santo del templo. Pero a pesar del desaliento y las persecuciones, el remanente fiel a Dios podrá pronunciar las palabras del versículo 12:

"Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra".

Y ahora, tenemos una oración en el versículo 18:

"Acuérdate de esto: que el enemigo ha afrentado al Señor y un pueblo insensato ha blasfemado contra tu nombre".

Es decir, que los israelitas estaban diciendo que el enemigo se había burlado del Señor, y que muchos israelitas habían actuado de manera insensata, porque no se habían vuelto a Dios. Sin embargo, había en ese pueblo un remanente fiel. Dice el versículo 19:

"¡No entregues a las fieras el alma de tu tórtola! ¡No olvides para siempre la vida de tus pobres!"

El salmista estaba clamando "Sálvanos Dios, en medio de estas dificultades". El estaba mirando anticipadamente a aquel día de la liberación de Dios. Estimado oyente, no importa la magnitud de sus problemas, Él le liberará de ellos. El ha liberado a Su pueblo de situaciones mucho peores a las que nosotros hayamos podido vivir. Y en el futuro Su liberación será aún mayor. Ahora, en el versículo 22, leemos:

"¡Levántate, Dios! ¡Aboga tu causa! ¡Acuérdate de cómo el insensato te insulta cada día!"

Nuevamente el llamado a Dios para que actúe en victoria. Y esta es una oración que reconoce la capacidad de Dios para hacerlo.

Y así este salmo que es una oración de Asaf, es un salmo masquil, que nos enseña a usted y a mí que podemos confiar en Dios para todas nuestras dificultades. Y así llegamos al

Salmo 75

Que está dirigido al director musical, recomendando seguir la tonada de "no destruyas". Es una canción de Asaf, una canción de liberación, de un triunfó que llegará. Por lo tanto, es un salmo de fe. Escuchemos lo que dice aquí el primer versículo de este Salmo 75:

"Gracias te damos, Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas".

Al final, Dios protegerá Su nombre en este mundo. Es una verdad que se destaca en este salmo. En el versículo 2 leemos:

"En el tiempo que yo decida, juzgaré rectamente".

Eso quiere decir que cuando Él venga, lo hará en un tiempo que ya ha sido establecido. Cuando nuestro Señor anduvo por este mundo, ocupó un lugar de humillación que El mismo asumió. Y fue como un hombre sobre esta tierra que dijo, en Mateo 24:36: Pero del día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. El Señor vendrá en el momento que ha sido fijado. Nadie puede apresurarlo. El llegará a la hora que ha sido determinada. Nadie conoce la fecha o la hora, aunque algunos supuestos especialistas, que parecían tener una línea directa con el cielo han proclamado saber cuándo el Señor va a regresar. Lo importante es reconocer que El vendrá en el instante que ha sido fijado de antemano. Finalmente, leamos el versículo 6, de este Salmo 75:

"Porque ni de oriente ni de occidente ni del desierto viene el enaltecimiento"

¿De dónde vendrá la ayuda? No vendrá del este, del oeste o del sur. Usted habrá observado que no se menciona al norte, porque esa es la dirección de donde vendrá el enemigo. Solo Dios podrá liberar a Su pueblo. El Salmo 75 es, pues, una oración de gratitud a Dios, incluso antes de que el evento de la liberación tenga lugar. Estimado oyente, esperamos que la esperanza del autor de este salmo sea la suya también. Y que su confianza en Dios también sea la suya, ante las circunstancias más difíciles, y en medio de las situaciones de mayor tristeza o angustia. Y que esa fe traiga la paz de Dios a su corazón.

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