Estudio bíblico de Jeremías 49:1-52:34
Jeremías 49:7-52:34
En nuestro programa anterior, estimado oyente, dejamos nuestro estudio en el capítulo 49 de Jeremías, y hoy continuaremos en este mismo capítulo, comenzando con el versículo 7.
Hemos visto que el pueblo que había sido dejado por Nabucodonosor en la tierra de Judá había cometido el grave error de descender a Egipto. Ellos fueron allí desobedeciendo a Dios, y se metieron en una situación aun peor. La guerra en la tierra de Israel había terminado. Ningún enemigo habría querido entrar en esa tierra en aquel momento. Las ciudades habían sido arrasadas, incendiadas, sin que de ellas quedara otra cosa que escombros. Solo quedaron en aquellos lugares las cenizas y otros restos de una civilización. Si hubieran seguido las instrucciones de Dios, el remanente del pueblo de Judá debía haberse quedado allí y hubieran podido evitar grandes sufrimientos y su misma destrucción física como pueblo. Podían haber restaurado su país. Pero en cambio, huyeron a Egipto. Y Dios sabía que Egipto sería la zona de la siguiente campaña militar del rey Nabucodonosor, de Babilonia. Cuando el conquistara Egipto, capturaría al pueblo de Judá por segunda vez, y ellos tendrían que sufrir nuevamente. Al abandonar su tierra pensaron que estaban huyendo de la guerra. Creyeron que se dirigían hacia una tierra en la que tendrían abundancia para poder vivir. Solo pensaron en seguridad y en satisfacer su apetito.
Este capítulo continuó registrando las profecías de Dios comunicadas por medio del profeta Jeremías, relacionadas con el juicio que se aproximaba sobre las naciones que rodeaban a Israel.
En el versículo 6 hemos visto la profecía contra Amón, considerando que el remanente del pueblo de Judá no podría refugiarse en esa nación, porque ésta sería destruida. Pero Amón, que no existe hoy como nación, será restaurada en un futuro.
Llegamos ahora a la
Profecía para Edom
Se dedicó más espacio a la profecía dirigida a Edom, probablemente porque Edom estaba emparentada con Israel. Esaú (es decir Edom) y Jacob eran hermanos gemelos. De estos dos hombres nacieron dos naciones. Edom e Israel no habían tenido relaciones amistosas a través de los años. Pero Edom llegó a ser una gran nación, porque Dios había dicho que El haría de Edom una gran nación a partir de Esaú. Y en los versículos 7 y 8 de este capítulo 49, leemos:
"Acerca de Edom. Así ha dicho el Señor de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se agotó el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? ¡Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, moradores de Dedán!, porque el quebranto de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue."
La nación de Edom se encontraba en el territorio que se encontraba al sur y más al este del Mar Muerto, en un área situada entre el Mar Muerto y el Golfo de Akaba. Edom iba a recibir un juicio de Dios. Se había convertido en una gran nación y había provisto asesores a otras naciones. La ciudad de Petra, labrada en la roca, era un lugar tan seguro que cumplía la función de depósito para las grandes naciones. Tanto Babilonia como Egipto tenían allí cuentas bancarias. Ese era un lugar en el cual podían guardar sus tesoros y sentirse tranquilos con respecto a su seguridad. La ciudad estaba labrada en la roca misma por sus dos lados y había solo una pequeña entrada para acceder a la ciudad. En su tiempo fue un lugar verdaderamente grandioso. Pero Dios le retiró toda la grandeza que disfrutó en una época. La grandeza de esta nación dependía en gran medida de las naciones que la rodeaban, y que recurrían a ella porque consideraban a Petra un lugar tan seguro. Y en el versículo 13 del capítulo 49 de Jeremías, leemos:
"Porque por mí mismo he jurado, dice el Señor, que espanto, afrenta, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán ruinas para siempre."
Aquí se mencionó a Bosra, y esta era Edom y Petra. Esta ciudad labrada en la roca aun se encuentra allí en la actualidad, completamente desierta. Aparentemente es un lugar al cual cualquiera podría trasladarse para vivir. Sin embargo, pero el que tratara de radicarse allí quizá no podría quedarse por mucho tiempo, porque eso es lo que demuestra la experiencia de las personas que han tratado de quedarse a residir en ese lugar y no lo han podido hacer. Hace muchos años algunos alemanes trataron de colonizar Petra. Pero tales esfuerzos no tuvieron éxito y antes de que transcurriera mucho tiempo la gente se dispersó hacia otros lugares. Leamos lo que Dios dijo sobre ella en el versículo 16, de este capítulo 49 de Jeremías:
"Te engañaron tu arrogancia y la soberbia de tu corazón. Tú, que habitas en las hendiduras de las peñas, que alcanzas las alturas del monte, aunque eleves como el águila tu nido, de allí te haré descender, dice el Señor."
El gran pecado de los Edomitas fue el orgullo, y por él fueron juzgados. Vivían en un lugar enormemente protegido. La entrada a Petra se efectuaba a través de un desfiladero estrecho y profundo, llamado el Sik, y que tenía una longitud aproximada de 1 Km y medio. Era como una especie de hendidura en la roca, en el valle conocido como Wadi Musa. La nación tuvo una historia de unos mil años. Después los árabes nabateos, se apoderaron de ella. Al parecer los griegos realizaron dos expediciones infructuosas y descubrieron que era una ciudad inexpugnable. Resultó inaccesible hasta la aparición del avión.
Esta ciudad fue influenciada por Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. Uno puede comprobarlo al visitarla en la arquitectura y en los restos de esa civilización. Pero Dios juzgó a Edom y la abatió.
Tendremos una profecía más completa sobre Edom cuando estudiemos Ezequiel, pero aquí vemos que en los versículos 17 y 18 de este capítulo 49 de Jeremías, Dios dijo:
"Edom se convertirá en espanto. Todo aquel que pase por ella se asombrará, se burlará de todas sus calamidades. Como sucedió en la destrucción de Sodoma, de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice el Señor, tampoco allí habitará nadie, ningún ser humano habitará en ella."
Esta fue una profecía que se cumplió literalmente. La ciudad aun se encuentra allí. No pudo ser destruida porque está labrada en las rocas. Pero Dios dijo que no sería habitada y así fue. De vez en cuando un árabe va e instala su tienda allí para pasar la noche, pero sigue su camino al día siguiente. Algunos árabes tienen sentimientos muy supersticiosos sobre la ciudad. Aunque algunos alemanes, como ya indicamos, no tuvieron tales sentimientos supersticiosos, tampoco pudieron colonizar la ciudad. La Palabra de Dios dice ningún ser humano habitará en ella. Es una ciudad ya construida, sin embargo no se convertirá en un lugar de residencia para nadie.
Y creemos que esto es incluso más notable cuando uno coloca esta profecía junto a la profecía contra la ciudad de Tiro. Dios había dicho que esa ciudad iba a ser arrasada, de manera que no quedaría absolutamente nada de ella, pero que sería habitada tiempo después de su destrucción. Y Tiro es hoy una ciudad habitada. Pero en contraste, Petra es una ciudad que nunca ha sido destruida, y sin embargo permanece deshabitada. Veamos ahora lo que dice aquí el versículo 20, de este capítulo 49 de Jeremías:
"Por tanto, oíd el plan que el Señor ha acordado acerca de Edom, y las decisiones que ha tomado acerca de los moradores de Temán. Ciertamente, a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y los destruirán junto con sus pastizales."
Así que la ciudad quedó desolada y la nación de Edom ha desaparecido.
Leamos ahora los versículos 23 y 24 de este capítulo 49 de Jeremías, que nos presenta
La profecía para Damasco
"Acerca de Damasco. Hamat y Arfad se avergonzaron porque oyeron malas noticias; se derritieron en aguas de ansiedad, ¡no logran sosegarse! Damasco se desmayó, se dispuso a huir, le tomó temblor y angustia, y se apoderaron de él dolores como de una mujer que está de parto."
Se dice que Damasco fue la ciudad habitada más antigua. Por supuesto, hay otras ciudades que reclaman esa característica, pero Damasco probablemente tiene algún derecho a serlo. Así que aquí está la profecía contra Damasco afirmando que la ciudad sería destruida. Y ha sido destruida, ya ha cambiado su ubicación varias veces. Sin embargo, el nombre Damasco continúa con la ciudad que es en la actualidad la capital de Siria. Y ahora llegamos a la
Profecía contra Cedar, Hazor y Elam
Después tenemos aquí una profecía contra dos lugares muy prósperos, Cedar y Hazor, y de los cuales sabemos muy poco. A ellos se les dijo que Nabucodonosor los asolaría y así lo hizo. Después hay también una profecía contra Elam; leamos el versículo 35 de este capítulo 49:
"Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza."
Según esta profecía, Elam sería destruida, pero restaurada, según dice el versículo 39, en los últimos días.
Todas estas naciones iban a sufrir el mismo destino que Israel, así que no había un lugar al que el remanente del pueblo de Judá pudiera huir en busca de seguridad. No podían recurrir a nadie para recibir ayuda. Ellos miraron en todas direcciones, excepto hacia arriba. Su única ayuda y seguridad estaba en el Señor, pero no recurrieron a El. El las había señalado la dirección adecuada, pero ellos no la aceptaron.
Por supuesto, decidieron ir a Egipto, donde les esperaba la destrucción final. Y ahora llegamos al
Jeremías 50
Ahora, en los capítulos 50 y 51 el tema gira alrededor de la profecía para Babilonia. Esta fue la profecía dirigida contra la nación que en aquella época era la nación principal del mundo. Fue la primera potencia mundial, aunque también sería destruida. El juicio vendría también sobre Babilonia. Leamos los versículos 1 y 2 de este capítulo 50:
"Palabra que habló el Señor contra Babilonia, contra la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías: Anunciadlo en las naciones, hacedlo saber; levantad también bandera, publicadlo y no lo encubráis; decid: ¡Conquistada ha sido Babilonia! ¡Bel está avergonzado! ¡Merodac está deshecho, destruidas sus esculturas, destrozados sus ídolos!."
Cuando estas palabras fueron escritas, parecía como si Israel desaparecería de la faz de la tierra, y que Babilonia continuaría como una potencia mundial- Sin embargo, Dios dijo que Babilonia sería destruida. Dice el versículo 4:
"En aquellos días y en aquel tiempo, dice el Señor, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente. Irán andando y llorando, y buscarán al Señor, su Dios."
Israel sobreviviría. Esta profecía miraba anticipadamente a los últimos días cuando Israel se volverá a Dios.
Dios dijo que El juzgaría a Babilonia. Esta nación sería conquistada por los Medo-Persas. Y dice el versículo 9 de este capítulo 50:
"Porque yo levanto y hago subir contra Babilonia una reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se prepararán contra ella, y será conquistada. Sus flechas son como las de un valiente experto, que no volverá vacío."
Fue una maniobra muy inteligente la que llevó a cabo ese general Gobrías, y que le permitió invadir Babilonia. Y en el versículo 13, de este capítulo 50, leemos:
"Por la ira del Señor no será habitada, sino que será asolada por completo. Todo aquel que pase por Babilonia se asombrará y se burlará de sus calamidades."
Que esta profecía se cumplió resulta obvio para cualquier turista que visite las ruinas de la antigua Babilonia. Ahora, los versículos 17 y 18, de este mismo capítulo 50, nos dicen:
"Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron. Primero lo devoró el rey de Asiria; Nabucodonosor, rey de Babilonia lo deshuesó después. Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria."
La destrucción de Babilonia llegaría repentinamente y por sorpresa, tal como lo expresa el versículo 24:
"Te puse lazos, y sin darte cuenta caíste en ellos, Babilonia; fuiste hallada, y aun apresada, porque provocaste al Señor."
Y podemos leer el relato de esta caída en Daniel 5. Continuemos leyendo el versículo 26 de este capítulo 50;
"Venid contra ella desde el extremo de la tierra, abrid sus almacenes, convertidla en un montón de ruinas y destruidla. ¡Que no le quede nada!"
Y uno puede ver hoy lo que quedó de Babilonia; solo un montón de ruinas. Fue completamente destruida. Leamos el versículo 28;
"Se oye la voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para dar en Sión las noticias de la retribución del Señor, nuestro Dios, de la venganza de su Templo."
La noticia de la destrucción de Babilonia sería anunciada en Sión. Continuemos leyendo los versículos 38 al 40 de este capítulo 50:
"Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con sus ídolos grotescos. Por tanto, allí morarán fieras del desierto y chacales; morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y generaciones. Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma, de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice el Señor, así nadie morará allí, ningún ser humano habitará en ella."
Y esa destrucción se comparó con la destrucción de Sodoma y Gomorra. Leamos ahora el versículo 42:
"Arco y lanza manejarán; serán crueles y no tendrán compasión. Su voz rugirá como el mar, y montarán a caballo. ¡Se prepararán contra ti como hombres a la pelea, hija de Babilonia!"
Esto fue exactamente lo que sucedió cuando el general Gobrias, el Medo, entró en la ciudad. Y llegamos así al
Jeremías 51
que continúa con la predicción del juicio de Dios sobre Babilonia. Dicen los versículos 6 al 8:
"¡Huid de en medio de Babilonia! ¡Poneos a salvo, para que no perezcáis a causa de su maldad!, porque es el tiempo de la venganza de Jehová: él va a darle su merecido. Una copa de oro que embriagó a toda la tierra fue Babilonia en la mano de Jehová. De su vino bebieron los pueblos; se aturdieron las naciones. ¡De repente cayó Babilonia y se hizo pedazos! ¡Gemid por ella! Tomad bálsamo para su dolor: quizá sane."
Esta predicción de destrucción repentina se cumplió literalmente. Y Dios dijo en los versículos 25 y 26, del capítulo 51:
"Ciertamente yo, dice el Señor, estoy contra ti, monte destructor que destruiste toda la tierra. Extenderé mi mano contra ti, te haré rodar de las peñas y te reduciré a un monte quemado. Nadie tomará de ti piedra para esquina ni piedra para cimiento, porque serás una desolación eterna, ha dicho el Señor.
Y esa desolación es su estado actual. Y añaden los versículos 36 y 37:
"Por tanto, así ha dicho el Señor: Yo juzgo tu causa y llevaré a cabo tu venganza. Secaré su mar y haré que sus fuentes queden secas. Y será Babilonia un montón de ruinas, guarida de chacales, objeto de espanto y burla, sin morador alguno."
La desolación seguiría inmediatamente. No se habla de ninguna derrota posterior, sino del saqueo de la ciudad, como resultado del desvío de las aguas del río. El río Eufrates, que fluía directamente a través de Babilonia, fue desviado de su curso, lo cual dejó abierta una vía de entrada en cada extremo de la ciudad, para que los soldados del enemigo pudieran entrar bajo sus murallas por el lecho seco del río. Con esta maniobra, pudieron aparecer de repente por las calles y tomar la ciudad por sorpresa. Y ahora llegamos, finalmente al
Jeremías 52
que constituye la séptima división de este libro, y narra el cumplimiento de la profetizada destrucción de Jerusalén. Ya hemos examinado brevemente el capítulo, porque constituye una mirada retrospectiva de la destrucción de Jerusalén y el cautiverio de Judá. Lo que Jeremías había primeramente comunicado como profecía, en este momento lo escribió como historia. Relató otra vez la captura del rey Sedequías, la muerte de sus hijos, y que por orden del rey de Babilonia a Sedequías le quitaron los ojos.
Jeremías también relató lo que le sucedió a Joaquín después de haber sido capturado y llevado a Babilonia. Y aquí se nos dice en el capítulo 52, en los últimos 4 versículos, versículos 31 al 34:
"Sucedió que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, levantó la cabeza de Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel. Habló con él amigablemente, e hizo poner su trono por encima de los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. Le hizo mudar también los vestidos de prisionero, y ya siempre comió pan en la mesa del rey, todos los días de su vida. Cada día, durante todos los días de su vida y hasta el día de su muerte, recibió una ración de parte del rey de Babilonia."
Joaquín murió en Babilonia. Jeremías había profetizado que ningún rey de esta línea ocuparía más el trono de David; este final dio por terminada la línea de descendencia de David a través de su hijo Salomón. El Hijo de David que se sentará en el trono por toda la eternidad nació a través de otra línea de descendencia, la línea de Natán, otro hijo de David. La virgen María nació en esa línea, y es en esa línea que Jesucristo tiene derecho al trono de David. Es por este motivo que el libro de Jeremías termina con estos detalles importantes sobre la línea real.
Y bien, amigo oyente, concluimos así nuestro estudio de este libro del profeta Jeremías y esperamos que cada capítulo de este libro, haya sido de mucha bendición en su vida de relación con el Señor. Dios mediante, en nuestro próximo programa, continuaremos avanzando por el Antiguo Testamento y comenzaremos a estudiar el libro de Lamentaciones que normal y lógicamente sigue a este libro de Jeremías. Así es que, le invitamos a que continúe acompañándonos en este viaje a través de la Biblia.
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