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Estudio bíblico: El poder de la oración y la restauración - Santiago 5:17-20

Autor: Antonio Ruíz
España
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El poder de la oración y la restauración (Stg 5:17-20)

(Stg 5:17-20) "Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados."

El ejemplo de oración (Stg 5:17-18)

Elías ilustra "la oración del justo puede mucho" que, en su caso, se demuestra por el cerrar y abrir los cielos. Queda implicado que este profeta era un hombre justo y esto recuerda su enfrentamiento con los poderes del mundo. Vamos a considerar dos cosas respecto a este personaje tan conocido como destacado:
1) La realidad de su naturaleza. El orden de las palabras pone "hombre" antes del verbo "era", así que, el énfasis recae justamente en esa palabra. "Anthröpos" es un nombre genérico que distingue a la creación humana de los animales. Era un mero ser humano, como cada hombre o mujer. Esta es la cuarta referencia de la epístola a un personaje del Antiguo Testamento, aparte de la mención colectiva a los profetas. Se nombra a Elías alrededor de treinta veces en los Evangelios y ocupaba un lugar destacado en el judaísmo especialmente por su vinculación con el Mesías (Mal 4:5). En torno a su persona se produjeron numerosas tradiciones y exageraciones que le atribuían rasgos sobrenaturales. Santiago sale al paso de este encumbramiento diciendo que era semejante a nosotros. De este modo, a la vez que rebaja la exagerada imagen popular del profeta, fortalece a la comunidad que pasa por las mismas experiencias de tensión y sufrimiento que aquél en sus luchas con los sacerdotes de Baal en tiempos del malvado Acab. Elías no oró desde una posición de fuerza pues estaba aislado y sitiado. Lo mismo que los lectores oprimidos por los poderosos. La semejanza incluye la idea de sufrimiento, de modo que vemos el vínculo común con los lectores. "Pasiones" no son las de la carne, las cosas que remueven al hombre de los más altos ideales de la vida, sino iguales sufrimientos o experiencias. La sujeción a las fragilidades humanas no significa necesariamente pecaminosidad. Elías pasó hambre (1 R 17:11) y temor de que le matasen (1 R 19:4) y en nada de ello se le atribuye pecado. En él asoman actitudes extremas, desde la de plena confianza a otra rayana en la desesperación. El Carmelo y Horeb cristalizan este contraste. Pues bien, los lectores deben olvidarse de las historias disparatadas y fijarse en el hecho de que este hombre oró, cosa que todo creyente puede hacer. Cualquier justo puede elevar una oración efectiva.
2) La eficacia de su oración. Hay motivos para nombrar a Elías y no otro. En los años cuando anduvo escondido, Yahweh le estaba preparando para un ministerio futuro mediante situaciones cada vez más exigentes donde pudo experimentar el poder de la oración en la esfera física y espiritual (1 R 17:22-24). Cuando volvió a su ministerio público ocurrió el desafío a los profetas de Baal en torno al tema de la oración, pues sólo el Dios viviente podía contestar y eso fue lo que ocurrió (1 R 18:36-39). El tono concesivo nos lleva a lo siguiente: "(aunque) Elías era mortal, sin embargo oró". No pasaba de ser un hombre normal pero elevó una oración audaz que produjo un resultado definido.
"Oró fervientemente", es literalmente "oró con oración" ("proseuchë proseucha-to"), donde se alcanza la fuerza intensiva por duplicación. Puede referirse a oración ferviente o sencillamente, y más probable, que orar fue precisamente lo que hizo, "oró con oración", u "oró y oró". Al enfrentar la situación Elías no recurrió a otra cosa que al poder de la oración. No se trata tanto de una intensificación que resulte en oración ferviente, como de enfatizar el concepto mismo de oración.
El contenido de la oración es "para que no lloviera". El anuncio categórico de que no habría lluvia sino por su palabra (1 R 17:1) significa que Elías ya había orado y había recibido seguridad de parte de Dios antes de avisar al rey. Igualmente en (1 R 18:41-45) la posición de Elías implica una actitud de oración continua ante la promesa divina de enviar lluvia (1 R 18:1). La oración humana produce resultados divinos; retener o enviar la lluvia son cosas que el creador hace (Mt 5:45) y es el dador de buenos dones (Stg 1:5,17) (Stg 4:6). Dios ordena su mundo contando con las oraciones de su pueblo.
El resultado fue que "no llovió" y el periodo de sequía lo establece Jesús (Lc 4:25). (1 R 18:1) nos dice que al tercer año Dios le mandó ir y presentarse a Acab; y esto resultó en el final de la sequía. Este es el tiempo que pasó en Sarepta y no incluye el tiempo anterior de sequía antes de su llegada allí. El suelo ya estaría seco por seis meses, desde la anterior sazón de lluvias, luego la sequía continuó por tres años más lo que suma tres años y medio.
La siguiente respuesta es que la lluvia volvió a caer y la tierra reanudó su producción (Hch 14:17). Elías no podía suspender a voluntad las leyes de la naturaleza pero su comunión con el Señor le llevó a conocer sus propósitos y cuándo iban a suceder. El recurso del profeta fue la oración y esta demostró ser enormemente eficaz: Dios es quien envía la lluvia (1 R 18:1) (1 S 12:17). La oración hizo cosas maravillosas y las sigue haciendo; no se trata de que dupliquemos las hazañas de Elías sino de entender lo que la oración hace y obrar en consecuencia.
Podemos pasar a unas aplicaciones a modo de conclusión: La oración no debe postergarse. Aunque es cierto que la justicia es una condición sine qua non para la oración efectiva, no debe dejarse la oración hasta alcanzar un nivel de perfección o superespiritualidad, pues se subraya que Elías "era un hombre semejante a nosotros". Como si dijera: Afanaros por ser justos, pero entregaros a la oración. Con la frase de intensificación no se trata de fijar una pauta de fervor, sino de empujar a los lectores a una vida activa de oración que pueda ser pronto alcanzada.
3) El triunfo de la oración. El profeta hubo de enfrentarse a los poderes del mundo. La oración prevaleció sobre los poderosos. Elías simboliza una cosmovisión diferente a la del mundo para quien toda la realidad es un sistema cerrado, cosa que es desmentida porque Dios sigue derramando buenos dones. La oración de la comunidad reunida solidariamente es ya una victoria sobre el mundo al que define el espíritu de competición y la envidia. La oración resiste a la idolatría al insistir que el poder de lo invisible supera con creces al de lo visible. La oración solidaria triunfa sobre las fuerzas que buscan dividir, aislar y eliminar al insistir juntos en ser la alternativa al mundo, porque la iglesia busca la amistad con Dios.
4) La oración y sus contextos. El contexto inmediato (Stg 5:13-18), urge a vivir con la mirada puesta en Dios: la aflicción, el gozo, la enfermedad física y espiritual (Stg 5:13-16) abarcan todas las situaciones de la vida. En todos los casos la oración es la apropiada respuesta del creyente. De hecho, Elías "sólo oró". Queda implicado que debemos ser hombres y mujeres de oración.
El amplio contexto une la paciencia (Stg 5:7-12) con la oración (Stg 5:13-18), es decir, orar lejos de cancelar la paciencia se une a ella. Cuando estemos en una situación difícil la oración nos será un consuelo, y la paciencia nos sostendrá en la medida en que nos ocupemos en la oración. "La tierra produjo su fruto" es una mención deliberada al labrador que espera el precioso fruto de la tierra tras las lluvias temprana y tardía. La vivificación de la tierra establece también un paralelo entre enfermedad y tierra seca, curación y fruto que lleva la tierra. La persona sanada (y perdonada) puede ahora tomar nuevamente su lugar productivo en la congregación; el pensamiento se mueve de la necesidad individual (Stg 5:14) a las condiciones colectivas que requieren atención (Stg 5:16).

La restauración a la verdad (Stg 5:19-20)

Las relaciones comunitarias, tan prominentes anteriormente (Stg 5:15-16), se retoman tras el paréntesis sobre Elías. El autor inspirado ha demostrado interés pastoral a lo largo de la epístola, junto con la consideración fraternal que denota la expresión "hermanos" u otras semejantes. Por extensión este escrito sirve de exhortación estimulante para creyentes o iglesias que atraviesan tiempos de prueba. Y es una especie de tratado para que los lectores sepan qué temas usar en la restauración, y guías que orientan en cómo tratarlos. Tan importante es que ningún miembro pase desapercibido, como lo es cuidar que en tiempos de persecución los cristianos más débiles eviten la tentación de buscar la salida más fácil, con el consiguiente descuido espiritual y alejamiento de la vida de la iglesia.
El anclaje con el pasaje inmediato se hace notorio con el repetido "alguno entre vosotros" (Stg 5:13,14,19), es decir, se contemplan diferentes situaciones dentro de la comunidad cristiana, que si en versículo 13 se aplican individualmente, después miran a las relaciones comunitarias en la enfermedad física (Stg 5:14-15) y espiritual (Stg 5:16), en todo lo cual la oración es poderosa y efectiva (Stg 5:16-18). Ahora, se trata el caso del alejamiento de un miembro que necesita restauración espiritual (Ga 6:1). Las palabras "alguno" y "el que hace" apuntan a la iglesia como un compañerismo de cuidado mutuo; atañe a cada miembro mirar por el otro hermano / hermana.
La comunidad cristiana, que actúa regularmente unida para crear un ambiente de libertad del pecado y sus consecuencias (Stg 5:16), también toma la responsabilidad por la restauración del hermano extraviado. Acepta que esta necesidad existe porque el pecado es una realidad en el devenir del cristiano; es un hecho (no algo supuesto) que puede ser observado por otros. En el interés concentrado en el miembro extraviado se trabaja por el mantenimiento compacto de la congregación.
Esta exhortación gusta poco o nada en el mundo contemporáneo donde toda opinión es respetable y toda conducta permisible. En los entresijos de estas conductas está una merma considerable del aprecio por la verdad en las palabras y en la práctica. Sin embargo, la disciplina o corrección es, no solamente bíblica a la luz de muchos textos, sino determinante a la hora de fijar las fronteras de la identidad eclesial, la realidad comunitaria donde priva la ayuda mutua y se honra la verdad en doctrina y ética. Santiago que comenzó su escrito definiéndose como siervo del Señor acaba como siervo de pecadores, y lo mismo espera de nosotros.
1. El compromiso con la verdad
Estas instrucciones de Santiago son extraordinariamente necesarias para nuestro tiempo, tanto por lo que revela acerca de Dios como por las correspondientes convicciones de la iglesia. Tenemos un Dios personal, que se ha dado a conocer, bondadoso y sobresalientemente generoso (Stg 1:5,17). Es soberano, su palabra es verdad y sus juicios supremos (Stg 1:18) (Stg 4:12). De esto se deduce consiguientemente: 1) Hay una verdad absoluta, que puede ser conocida, entendida y apropiada personalmente. Está fuera de lugar el relativismo, agnosticismo y falta de compromiso. 2) Existen pautas absolutas de conducta ética, así que, nadie tiene derecho a proponer alternativamente las suyas ni a establecer un estilo de vida permisivo y desobediente. 3) La voluntad de Dios es que sus hijos sean santos, que nos lleva a: 4) La salvación debe producir diariamente un carácter y conducta justos. La iglesia debe ser consecuente con dichas convicciones y esto hace a menudo necesaria la exhortación "no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado" (He 3:13). Esta epístola ha contemplado la realidad del pecado como una de las opciones de la libertad humana que distorsiona y destruye la verdadera humanidad (Stg 1:15) (Stg 2:9) (Stg 4:17) (Stg 5:15-16).
Santiago hace una declaración doble. Ya que la muerte es producida por los pecados salvar de la muerte es librar al pecador de sus pecados. Esto nos lleva a lo que sigue.
2. La finalidad de la exhortación
La finalidad es la salvación del alma del hermano extraviado. "Salvará" es el verbo principal y tiene por sujeto a "el que haga volver". El pecador entra en una espiral de aislamiento porque el pecado pone al que lo comete a la defensiva. Es preciso que "la palabra de verdad" sea recibida con mansedumbre por el que recibe la amonestación para que éste sea restaurado. Hacer volver "al pecador del error de su camino" es una posible alusión a (Lv 19:17): "reprenderás a tu prójimo, para que no participes de su pecado" (RV95); la reprensión es funcionalmente equivalente a "hace volver", y en el texto de Levítico esta fluye del corazón que opta por amar al prójimo y crear en el ofensor la convicción necesaria para que deje su pecado (Pr 27:5). Todos sabemos de la dificultad de reprender con humildad y tacto y la no pequeña resistencia a aceptar la censura por parte del otro. Es proverbial que el hombre sabio apreciará la corrección mientras el necio se ofenderá por ello (Pr 9:8) (Pr 15:12) (Pr 19:25). El esfuerzo por restaurar a otros es de sesgo pastoral y Jesús lo coloca después de la parábola de la oveja perdida que apunta en aquel contexto a la iglesia (Mt 18:15), y es una práctica propia de la dinámica de comunión entre hermanos en Cristo (Ga 6:1). Es lo que Santiago ha estado haciendo a lo largo de su epístola y lo que él espera hagan sus lectores. La justicia de carácter y vida que queremos para nosotros la buscamos para otros, porque la santidad debe ser prevaleciente en la iglesia que es "primicias" de las criaturas de Dios.
3. El efecto de la exhortación
"Cubrir" significa remover de la vista que es sinónimo de perdonar (Sal 85:2) (Sal 32:1). Es más que simplemente archivar el expediente pues exige expiación, lo que implica un sacrificio suficiente. Solamente Dios puede producir la salvación y el perdón mencionados, pero las palabras expresan el vigoroso esfuerzo que hemos de desplegar.
¿A quién corresponde las bendiciones de salvación y perdón? ¿Al que se volvió o al que le hizo volver? "Sepa" hace la declaración que sigue objetiva y general, de aplicación para todos los casos de la misma clase. Sirve para asegurar al creyente que hace volver a otro del significado inmenso y de las consecuencias de largo alcance de la tarea realizada. El conocimiento ("ginöskö") no es el que se consigue por reflexión sino por observación y percepción, es decir, son constatables los resultados que la restauración produce.
La salvación y el cubrir los pecados son aplicables solamente al que se vuelve de sus pecados; esta hipótesis nos parece la más viable y es la que adoptamos. No es ambigua la enseñanza del Nuevo Testamento. Nuestro amor por otros nos reporta bendición (Ez 3:21) (1 Ti 4:16), pero no son méritos adquiridos. En este punto inciden dos explicaciones sobre la frase "cubrirá multitud de pecados": a) el perdón que cancela la deuda pasada, o, b) mirando al futuro, de forma preventiva, los pecados que el miembro extraviado podría de otro modo cometer, y el pecado de la comunidad que continuase dejando de hablar la verdad a este hermano necesitado de restauración. No obstante, los tiempos futuros ("salvará... cubrirá") parece que establecen más bien los resultados asegurados. La "multitud" no describe tanto el estado del pecador como la extensión del perdón (Sal 85:2). La imagen es la de expiación de pecados.
¿Cómo es la tarea de consejería espiritual? A) Es una obra decidida a cortar por lo sano los engaños de una cultura relativista, poniendo delante de otros un claro camino de obediencia. B) Es un ministerio que simplifica y clarifica la vida al definir los compromisos piadosos y al guiar a las personas a la madurez. C) Es una actividad de mutua disciplina en la iglesia, la cual compete a todos los miembros y no solamente a los pastores. Hemos de ser prójimos cotidianos del hermano. Esta disciplina es el discipulado de la iglesia por la iglesia misma. El trabajo de los pastores nunca debe ser un sustituto para la tarea de todo el cuerpo.

Temas para meditar y recapacitar

1. ¿Por qué se encuentra la exhortación a no jurar en medio de todo este pasaje? Razone su respuesta en base a tres aspectos: 1) la necesidad de compromiso; 2) la necesidad de fe; 3) la necesidad de honestidad.
2. Analice el tema de la oración que se halla en los versículos 13-18, destacando su oportunidad, su poder sanador, su relación con la confesión de pecados y su eficacia.
3. ¿Quiénes tienen la responsabilidad de "hacer volver al pecador del error de su camino"? ¿De qué "pecador" escribe Santiago y cuál es el resultado de su restauración?

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