Comenzamos la publicación de una serie de estudios bíblicos en los que el Dr. Estévez nos proporciona la visión de un médico sobre los milagros de Jesús. No cabe duda de que después de haber ejercido durante más de treinta años como cardiólogo, ha adquirido una sensibilidad especial para valorar la grandeza de los milagros que el Señor hacía, y es capaz al mismo tiempo de hacernos entender cómo se sentían aquellos pacientes que recibían sus milagros.
Estudiando a aquel hombre, un psiquiatra de hoy probablemente diría que sufría de psicosis aguada con delirio, pero el texto bíblico nos dice que el origen de su problema era espiritual; estaba endemoniado. Y aunque la sociedad ya lo había marginado, el Señor Jesucristo fue a buscarlo con el fin de liberarlo. Con esto nos muestra su misericordia, pero también su poder para cambiar las situaciones más perdidas...
Aquí encontramos a un padre que tenía un hijo con serios problemas espirituales. Tan grave era la situación que absorbía toda su vida. Ningún hombre pudo ayudarle. Sólo el Señor pudo hacerlo. Seguramente muchos de nosotros tenemos hijos que quebrantan nuestros corazones... Sigamos el ejemplo de este hombre y llevémoselos al Señor en oración...
En esta historia nos encontramos con una madre que desesperada por el estado espiritual de su hija se la presenta al Señor Jesucristo con una fe asombrosa y perseverante. Como resultado vio a su hija restaurada y su hogar transformado en un lugar donde se respiraba paz...
En este milagro apreciamos la divinidad del Señor Jesucristo, demostrada al resucitar a un hombre que llevaba muerto cuatro días, pero también vemos con la misma claridad su perfecta humanidad cuando se conmueve y llora ante su tumba. Un milagro asombroso que nos recuerda que él es la Resurrección y la Vida.
Este es un pasaje muy intenso en el que un padre angustiado busca desesperadamente a Jesús porque su hija se está muriendo. El Señor le acompaña, pero atiende otros asuntos en el camino y la niña muere. Esto da lugar a que finalmente haga un milagro de resurrección y enseñe a todos que la muerte es como un sueño del que el Señor nos despertará...
Aquella mujer de Naín había perdido a su marido y ahora a su único hijo; ¿por qué algunas personas sufren tanto en esta vida?... Es difícil dar una respuesta, pero en todo caso, una vez más, aquí vemos que cuando ya habían perdido toda esperanza, el Señor se presenta como la Resurrección y la Vida...
En los Evangelios vemos al Señor Jesús sanando a los enfermos y recibiendo constantes ataques de los fariseos. Pero en este pasaje lo contemplamos en un aspecto bien distinto. Lo encontramos en la celebración de una boda. ¡Y qué bueno que fuera invitado, porque con su presencia solucionó un grave problema que ese matrimonio tenía!...
Cada vez que el Señor Jesús hacía un milagro lo hizo por un profundo sentimiento de compasión hacia las personas necesitadas. También en esta ocasión. Aquí se compadece por la situación espiritual, política, económica, social y física de aquella multitud. ¡Qué bueno que este sea nuestro Dios!
Después de una noche de fracaso sin pescar nada, el Señor le dijo a Pedro que lo volviera a intentar mar adentro. Él confió en el Señor y descubrió que cuando todo lo humano falla, Jesús de Nazaret puede actuar. Con frecuencia nosotros también tenemos esa misma experiencia de fracaso y el Señor lo permite porque quiere que profundicemos más en nuestra fe...