Dos investigadores han publicado un artículo en la revista "Journal of Medical Ethics" en el que defienden que matar a un recién nacido no difiere en nada, desde el punto de vista moral, a practicar un aborto. Su argumento se basa en el hecho de que un feto y un recién nacido son dos seres "moralmente equivalentes" y defienden que las mismas razones que justifican el aborto de un feto sirven también para el infanticidio, de tal manera que "si después del nacimiento se detectase alguna enfermedad no identificada durante la gestación; si algo va mal durante el parto o si alguna circunstancia económica, social o psicológica cambiase y supusiese una carga inaguantable", las personas deberían tener la opción de no verse forzadas a hacerse cargo del niño.