Folletos cristianos
El hereje
"- Tengo entendido -dijo- que cada vez que la Inquisición condena a un hombre por causa de un libro, este libro queda en entredicho. Y no me refiero solamente a obras anticristianas. El Catálogo de Lovaina, por ejemplo, prohibió hace seis años la Biblia y el Nuevo Testamento traducidos al castellano. Es cosa sabida que el pueblo español está condenado a desconocer el libro de los libros?"
Son palabras del capitán Heinrich Berger a Cipriano Salcedo, en una travesía en barco de Alemania a España en 1.557, que Miguel Delibes recrea en el capítulo I de su última novela: "El hereje".
En aquel entonces, retirado ya Carlos I en el monasterio de Yuste, Felipe II completaba la labor de represión que su padre iniciara contra lo que llamaban la ?herejía protestante?. Y precisamente víctima de aquella represión nos presenta Delibes al personaje central de su novela: Cipriano Salcedo, ?contagiado? de las ideas protestantes por algunos de los miembros de la naciente congregación reformada de Valladolid.
En el 4º centenario de la muerte de Felipe II, aprovechado por muchos para cantar sus glorias, ha sido valiente Delibes para abordar la faceta tal vez más negra de aquel monarca: la de su intransigencia religiosa y su apoyo a la Inquisición. "El hereje" no carga las tintas sobre los odiosos episodios de tortura y crimen de aquella horrenda institución, pero necesariamente los aborda. ¡Cómo no!, si la Reforma y la divulgación de la Biblia en castellano fueron ahogadas entonces por la contundente aplicación de la tortura, la confiscación y la hoguera.
Hoy la Biblia ya no está encadenada. Cualquiera puede leerla y extraer sus conclusiones, sin miedo a ser perseguido o marginado por ello. Y, sin embargo, se diría que todavía sigue en pie lo que el capitán Berger decía: "El pueblo español está condenado a desconocer el libro de los libros". Hoy es el materialismo, la televisión, la escasa afición a la lectura y tal vez el desprestigio que algunos han volcado sobre la Biblia, lo que la mantiene alejada e ignorada de la mayoría de los españoles. ¡Lástima!
Pero el personaje central de la Biblia, Jesucristo, dijo: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (1). En ellas hallamos al Hijo de Dios, y en él encontramos la vida eterna.
En ellas escudriñaron hace 400 años aquellos hombres y mujeres inquietos de la época de la Reforma, y en Cristo encontraron una paz con Dios y con su conciencia que no pudieron hallar en una religión de mandamientos y penitencias. La misma paz y certeza de salvación de la que hablaron también los apóstoles:
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (2). "Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (3).
1. Evangelio de Juan 5.39.
2. Epístola de Pablo a los Romanos 5.1.
3. Epístola de Pablo a los Romanos 8.38-39.