Folletos cristianos
Querer o poder
¿Conoces a Kesia? Es una joven cantante brasileña con una voz dulcísima que no hace mucho llegó a ser popular aquí en España con su disco Vida. Muchas de sus canciones tienen un claro mensaje cristiano, como "Hay algo más allá", "Deus do impossivel", "Yo te perdonaré", "Por mí"... y en ellas expresa su relación personal con Dios y su fe en Jesucristo. En una estrofa canta:
"... En mí perdura
Lo que siempre dura...
Pero yo vivo segura
De que lo que en mí abunda
Es lo que mucha gente busca."
Mucha gente envidia la seguridad que da la fe. No sé tú, pero muchos dicen: "Cómo me gustaría creer". O: "¡Qué suerte tienes tú de tener fe!". Pero encuentran que creer se les hace muy cuesta arriba y llegan a temer que, si después de todo hay un Dios, quizá conceda el don de la fe sólo a algunos, como a Kesia... ¿Es verdad eso?
Bueno, si por fe entendemos la fe en leyendas de santos y de apariciones de dudosa procedencia, es lógico que se te haga cuesta arriba creer. Y si entendemos por fe la de los místicos, que dicen tener una unión inefable del alma con Dios y experimentar éxtasis y revelaciones, no es de extrañar que pienses que eso no es una experiencia asequible a todo el mundo.
¿Pero es ésa la fe cristiana genuina? El Nuevo Testamento dice que la fe viene por el oír (1). ¿Cómo? Sí, que la fe viene simplemente por el oír la Palabra de Dios. No necesariamente por experiencias sobrenaturales o místicas, sino por escuchar el sencillo mensaje del evangelio, tal como lo predicaron los que fueron testigos de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo.
Una vez que él ascendió al cielo, los apóstoles salieron a las calles y plazas de Jerusalén, y luego por las ciudades y pueblos de la ribera del Mediterráneo. Anunciaban a diestro y siniestro que su Maestro era el Mesías, y que de eso no podía caber duda, porque, además de todos los milagros que hizo a los ojos de miles de personas, había resucitado de los muertos.
Así que Pablo dice predicando en Atenas: "Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" (2). ¡FE A TODOS! Dios dio fe a todo el mundo de que Jesús de Nazaret era su Hijo y el Salvador del mundo. ¿Cómo? Resucitándole de los muertos. De modo que la fe no sea un difícil salto en el vacío; que el creer o no creer no sea una cuestión de poder, sino de querer. Para los que en aquel entonces oían el evangelio, Jesús no era un personaje del pasado, sino un contemporáneo suyo. Y lo que contaban los apóstoles se podía comprobar porque había cientos de testigos que lo vieron. En ese sentido, no era algo difícil de creer. Sin embargo, creer en Jesús suponía obedecer el mandato de Dios de arrepentirse; de dejar su forma de vida y acatar lo que Dios decía. Eso sí que se les hacía cuesta arriba a algunos.
Cuando escuchaban el mensaje los había que se burlaban, otros reaccionaban con violencia y pretendían hacerles callar. Pero otros creían y rendían sus corazones en arrepentimiento y fe a aquel Salvador del que les hablaban con entusiasmo. Y aquéllos no se echaban atrás. Es tanto lo que recibe de él el que cree, que no puede sino alegrarse cada vez más de haber tomado esa decisión. Es feliz y vive seguro. Como dice Kesia en su canción.
Así que, amigo, ante la persona de Cristo, la cuestión no es si puedes creer o no, sino si quieres o no rendirle el corazón para que te perdone, te salve y sea tu Señor.
(1). Epístola de Pablo a los Romanos 10.17.
(2). Hechos de los Apóstoles 17.30-31