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Estudio bíblico: Alabando a Dios en toda circunstancia - Hechos 16:11-40

Autor: Roberto Estévez
Uruguay
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Pablo en la cárcel (Hechos 16:11-40)

Alabando a Dios en toda circunstancia

El calabozo era una pequeña cueva que recibía unos pocos rayos de luz por una diminuta ventana de rejas de metal que había en la parte superior. Llamarlo ventana era realmente una exageración. La hendidura tendría unos 5 centímetros de ancho y 20 de largo. Aunque no tuviera hierros hubiera sido imposible escapar de allí.
Los dos hombres son arrastrados a ese inmundo lugar. La tranca se coloca en la oxidada puerta de hierros y hace ese sonido muy parecido al que hacen las tapas de los sepulcros cuando se cierran por última vez.
Sus cuerpos tienen llagas y sangran por el tremendo azote del cruel castigo.
El piso es de barro y está continuamente húmedo. Un olor nauseabundo invade el lugar. Es ese hedor repugnante que existe cuando los desechos se han acumulado. Aquel que años atrás recibía clases a nivel universitario del famoso maestro Gamaliel ahora está en un lugar inmundo y pútrido.
Después de un rato de inmovilidad los dos cuerpos empiezan a moverse.
— Creí que me iban a matar y que yo no podría soportar ese castigo dice Silas.
— Sí, yo hubiera creído lo mismo si no supiera que el Señor tiene un plan para nosotros, responde Pablo.
— ¿Te acuerdas cuando te conté lo que el Señor Jesús me reveló? Una noche estaba descansando y tuve una visión. Se me apareció un hombre con las vestiduras típicas de los Macedonios.
— ¿Qué te dijo?, pregunta Silas
Pablo responde:
— El me habló con una voz suplicante que nunca olvidaré: "Pasa a Macedonia y ayúdanos". Entonces tuvimos "por seguro que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio" (Hch 16:10).
— No lo niego, responde Sillas, pero estos golpes en la espada me han liquidado. Si yo me pudiera mover un poquito me sentiría mejor, pero estos cepos me aprietan y no puedo cambiar mi posición. Hermano: ¿le parece a usted que aquí va a ser el final de nuestros días?
El Apóstol esboza una pequeña sonrisa que en esa cara desfigurada por los golpes parece una mueca. Y con voz tranquila Pablo responde:
— Hermano Silas, ¿a usted le parece que Dios sabe donde estamos o no?
— Claro que sí replica el aludido.
Se hace el silencio al caer más la noche. Se escucha el ruido casi imperceptible de los repulsivos roedores. Algún que otro quejido de los presos que no pueden encontrar un lugar aunque fuera un poco confortable en esas estrechas y pestilentes mazmorras. Se escuchan los pesados pasos de los centinelas y el sonido metálico de las armas de los que hacen la ronda nocturna. Es la medianoche.
— ¿Por qué no cantamos y alabamos al Señor? dice Pablo
— Me cuesta, pero trataré de hacerlo, responde Silas con un poco más de entusiasmo.
— ¿Y que cantamos? pregunta Silas.
— Pues algunos de los Salmos de David, responde el Apóstol.
Los versos de los Salmos comienzan s surgir espontáneamente. Palabras muy similares al Salmo 27 se escuchan: "El Señor es mi luz y mi salvación de quien temeré"; "Jehová es la fortaleza de mi vida".
— ¿Te acuerdas del Salmo 18? dice Pablo: "Contigo desbaratare ejércitos, con mi Dios saltaré murallas" (Sal 18:29).
— Pues yo no estoy paras saltar ninguna muralla, responde Silas.
— ¿Recuerdas el Salmo 146? "El Señor suelta a los prisioneros; el Señor abre los ojos de los ciegos; el Señor levanta a los que han sido doblegados" (Sal 146:7-8). Sí, esto es lo que necesitamos que se haga realidad.
Y de ese maloliente calabozo se empieza a elevar un aroma espiritual maravilloso. Es la fragancia de la adoración. Los presos comienzan a prestar atención. Se ha corrido la noticia de que estos dos nuevos prisioneros son muy inusuales. Todos los que allí estaban habían cometido "delitos comunes", pero estos eran los únicos que estaban allí por "perturbar el orden púbico". Les oyen cantar esas palabras que para los prisioneros suenan como términos con muy poco sentido.
Después se escucha la voz del apóstol haciendo una plegaria al Señor. Las palabras surgen con toda naturalidad y expresan los atributos del Todopoderoso como es común en sus oraciones. No se perciben frases tales como "Señor sácanos bien pronto de aquí", sino por el contrario el tema es la gratitud y la alabanza a Dios. Una y otra vez se refieren a una persona que llaman el Señor Jesucristo que los presos ignoran quién es. Cuando pronuncian ese nombre lo hacen con una voz que sugiere gratitud de corazón y reverencia.
Luego ora Silas y las palabras son muy similares. Alaba al Dios eterno por su fidelidad y misericordia.
Lo interesante es que tampoco se están quejando de la injusticia que se hizo contra ellos ni están denigrando a los que injustamente los acusaron.
— ¡Cuando se callarán estos fanáticos! dice uno de los presos. ¡Con estos cantos no puedo dormir agrega otro!
Pablo y Silas en sus corazones experimentan la paz que sobrepasa todo entendimiento.
De pronto se siente una vibración que va en aumento. Hoy lo compararíamos con el retumbo de un enorme ferrocarril. Los presos se despiertan sobresaltados. Ellos saben muy bien lo que esto significa. Las paredes comienzan a temblar. Si hubiera luz se podría ver el pánico en los ojos de los encarcelados. Ellos estaban acostumbrados a despreciar y no temer la muerte. Pero morir aplastado adentro de una celda maloliente no estaba en sus planes. Ellos estaban habituados a que cuando sentían el temido temblor y estaban en libertad, salían al aire libre inmediatamente. Pero en la cárcel las cosas no son así. ¡No se puede salir afuera!
Los eslabones de las cadenas incrustadas en las paredes quedan libres. Pero ni se les ocurre tratar de escapar. Los reclusos no pueden moverse. Es como si una parálisis los hubiera afectado de repente.
Por el contrario, Pablo y Silas actúan con toda tranquilidad. La "parálisis" que a afectado a los otros presos a ellos no los ha tocado. Actúan de la misma manera que los artistas de teatro lo hacen luego que han ensayado muchas veces los movimientos que tienen que efectuar.
Pablo y Silas presintiendo que el carcelero en su desesperación va a hacer algo muy serio salen del horrendo encierro. La grande y oxidada puerta de hierro se abre con toda facilidad. Comienzan a rehacer el camino que a los empujones y arrastrándose habían hecho antes. Llegan a la sala donde está la puerta de metal tan pesada que comunica al exterior. La puerta está abierta pero ellos no intentan huir. Este no es su propósito.
Allí, con un poco de luz de la luna, se vislumbra la imagen del carcelero romano. Ha tomado su pequeña espada y está en el proceso de clavársela en el vientre con una técnica similar al suicidio japonés (harakiri). El hombre cree que está perdido. Todas las puertas están abiertas. Las autoridades romanas no admiten excusas cuando los presos se escapan y él sabe muy bien cuál ha de ser el castigo.
Un sudor frío cubre el rostro de este soldado que había visto su vida muchas veces en peligro pero nunca había imaginado que algo así podría sucederle. Cierra sus ojos y con sus dos manos sobre el mango del arma, está pronto para darse la puñalada final. De súbito resuena la voz clara de Pablo: "No os hagáis ningún mal que todos estamos aquí".
El carcelero no puede creer lo que oye. Sus manos se aflojan y la espada cae al suelo. Los dos prisioneros se le acercan y con una tranquilidad que lo estremece, Pablo pone su mano sobre el hombro del guardia y repite: "No te hagas ningún mal". Los roles se han invertido y ahora son Pablo y Silas los que son dueños la situación.
El oficial nunca ha visto nada así. Quizás ha escuchado o alguien le ha dicho esa frase que la muchacha endemoniada repetía: "Estos hombres son siervos del Dios Altísimo quienes os anuncian el camino de salvación".
— ¡Luz, luz grita el carcelero, no puedo ver nada!
Pablo, que al entrar en la prisión no ha perdido detalle de dónde están todas las cosas, toma una de las teas de una de las salas cercanas y la levanta esparciendo una luz amarilla y titilante.
El carcelero no puede creer lo que está viendo. Las puertas abiertas y los presos no han escapado. Toma a Pablo y Silas y los lleva afuera. Se arrodilla delante de estos dos hombres y temblando les dice:
— "Señores, ¿que debo hacer para ser salvo?"
La respuesta de los dos hombres parece que la hubieran practicado. Los dos pronuncian exactamente las mismas gloriosas palabras y exclaman:
— "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo".
— ¿Eso es todo? pregunta sin poder creer el carcelero. No puede ser tan sencillo.
Pablo y Silas le repiten una vez más los mismos benditos términos. El carcelero acepta el mensaje y es desde ahora un hombre cambiado. Con todo cuidado comienza a lavarle las heridas a aquellas mismas personas que antes había empujado rudamente al calabozo.
El y su familia escuchan y aceptan el mensaje del Evangelio y son entonces bautizados. Después los lleva a su casa y les prepara una cena. ¡Parece mentira que tantas cosas puedan suceder en el transcurso de una noche!

La historia bíblica y nosotros

Dios en su soberanía actúa de una manera inexplicable para nosotros. A veces utiliza acciones extraordinarias para ejercer sus propósitos. En Hechos 16 envía un terremoto y el resultado final es la liberación de Pablo y Silas, y la conversión del carcelero y de toda su casa.
Esa noche, en la cárcel de Filipos, se hace una de las preguntas mas importantes de la Biblia y que es asimismo una de las interrogantes más trascendentales que se puede hacer el ser humano: "¿Qué debo hacer para ser salvo?".
Es verdad que la pregunta nos presenta nuevas interrogantes. ¿Cómo averiguó el carcelero que hay una condición de la que hay que salvarse y de que hay un medio de salvación?
Muchos han dicho que no hay pregunta más importante que ésta. La respuesta de Pablo y de Silas es también llamativa. "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tú casa". Los principios observados en la respuesta se pueden observar en otras porciones tales como en las palabras de Pedro: "Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch 4:12). Sin embargo es la claridad de la pregunta y la precisión de la respuesta lo que hace esta frase inolvidable. Observemos que la respuesta se centra en la persona del Señor Jesucristo. El Evangelio es Cristo céntrico. Aunque no está en el texto no nos cabe la mínima duda de que el tema de la crucifixión y la resurrección fueron claramente explicados. "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa" (Hch 16:32).
La segunda parte de la frase, "y serás salvo tú y tu casa", es sin duda la respuesta a la interrogante: ¿y que sucede con mis seres queridos?
Si el resto de los miembros de la casa aceptan el mensaje de Salvación por la fe en Jesucristo también serán salvos. Este versículo nos anima a orar por la conversión de nuestros familiares y seres queridos.
Esta es la primera vez que Pablo y su amigo Silas han estado encarcelados por su fidelidad a Jesucristo. Habían sido apedreado antes pero nunca habían estado en la cárcel (Hch 14:19).
Por supuesto que las acusaciones son falsas y completamente inespecíficas. Utilizan los términos: "predican costumbres que no nos es lícito recibir ni practicar", sin definir en ninguna manera cuáles son esas costumbres tan peligrosas.
Es extraño la falta de una defensa, cosa inusual en el Apóstol. La razón no es solamente que creyó que iba a ser inútil sino que reconocía en esto el perfecto plan de Dios. Otros opinan que ellos dijeron que eran romanos y que los otros no le creyeron. Cuando se convencen los magistrados que si son ciudadanos romanos vienen ellos mismos y les piden disculpas (Hch 16:38-39). Era algo muy serio castigar a un ciudadano romano sin un proceso judicial adecuado.
Sólo podemos entender cómo los primeros cristianos pudieron soportar tanto si comprendemos la extensión de sus palabras: "Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo" (Fil 3:8).
El terremoto es muy inusual en el sentido que tiene la suficiente fortaleza para desatar las cadenas pero sin embargo no hay daño físico de los presos. Es un "terremoto controlado" por la autoridad divina. No puede provocar más daño que el que el Señor permita.
La causa por la que los presos no huyeron, es el mismo poder de Dios que envió un terremoto cuyos daños estaban limitados a que las cadenas de todos se soltaron. Una demostración más de la Omnipotencia del Eterno es impedir que ninguno de esos delincuentes se escapen.
Jamiesson y colaboradores nos dicen: "las cadenas no se soltaron por supuesto por el terremoto sino por una energía maravillosa que lo acompañó".
Es interesante que en el libro de los Hechos los siervos del Señor son librados varias veces de la cárcel por el mismo Señor. Ejemplo en (Hch 5:18-21) y luego Pedro (Hch 12:6).

Detalles técnicos

Las Escrituras nos dicen que los presos los oían, lo cual deducimos que no solamente escuchaban sino que también entendían lo que decían. De ser así, Pablo y Silas estarían utilizando el latín hablado en todo el imperio romano. Por el contrario el griego era hablado por las personas educadas lo cual sería más inusual en la población carcelaria.
En cuanto a las oraciones, Pablo habla de los atributos de Dios como se puede ver en Efesios 1 y en Efesios 3 y muchos otros lugares. Por ejemplo, sus palabras son deslumbrantes al decir: "Por tanto al Rey de los siglos, inmortal, invisible al único y sabio Dios sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén" (Tit 1:17).
Algunos autores como Jamiesson Fauset y Brown creen que cantaron los Salmo 118, 119 y 120 al igual que el Señor en el monte de los Olivos.
Es interesante que Dios utiliza un terremoto para librar a sus siervos. Sin embargo no se utiliza ningún medio milagroso para curar las heridas de Pablo y de su compañero. Se cumple el principio que en general el Señor no hace lo que los hombres pueden hacer y hace lo que los hombres no pueden hacer.
¿Fue el terremoto localizado solo a la cárcel o afectó a toda la ciudad en cuyo caso los magistrados podrían haber entendido que una fuga había sucedido?
¿Era judicialmente legal que el carcelero los llevara a su casa antes de ser oficialmente liberados por los magistrados. Algunos consideran el factor que la obligación del carcelero era presentarlos cuando fueran requeridos para el juicio. Quizás al darse cuenta de la intervención divina no le quedó duda de que estos hombres eran inocentes. También contaba el hecho que eran ciudadanos romanos.
Al dirigirse el militar a ellos con el termino "señor" o "kurios" hay un aspecto hasta de adoración reverencial.
El término "tú casa" incluiría no solamente sus familiares directos pero los distintos empleados de la familia y aún los esclavos.
Algunos piensan que fueron otros carceleros los que trajeron la luz pero el texto no lo indica.

Comparación entre José en la cárcel y Pablo en la cárcel

José fue encarcelado debido a la falsa acusación de una mujer, mientras que Pablo lo fue por liberar a una mujer endemoniada.
José lo fue por ser santo al Señor, mientras que Pablo por ser obedientes al Señor.
José era el encargado en la cárcel, mientras que Pablo cantaba himnos en la cárcel.
Dios liberó a José por medio de la milagrosa interpretación de sueños, mientras que en el caso de Pablo lo hizo por medio de un terremoto.

El líder que hay en cada uno

El dirigente espiritual durante la crisis se preocupa pero no se desespera. El conflicto lo puede hacer estremecer pero no lo paraliza.
El creyente tiene varios instrumentos espirituales que son poderosos en las situaciones de emergencia. Pablo y su compañero utilizan a lo menos dos de ellos:
El arma de la oración nos recuerda lo que Pedro dijo: "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" (1 P 5:7). El autor de Hebreos nos va a enseñar algo complementario al animarnos con las palabras: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (He 4:15).
El arma del canto y la adoración. En el himno el creyente alaba a Dios. El cristiano que ha aprendido desde su niñez o temprana edad estas frases que nos hablan de la fidelidad de nuestro Salvador en los momentos de prueba recibe la confianza y paz que sólo Dios puede dar. Muchos hemos sido bendecidos en esas circunstancias con esos himnos preciosos como "Oh que amigo nos es Cristo"; "Cariñoso Salvador", "Tesoro incomparable Jesús mi amigo fiel"; "Cristo está conmigo".
En líder aún en los momentos de mucha dificultad sabe que el Eterno tiene un propósito y que su plan se va a cumplir. Puede ser "ruidoso" como en el caso del terremoto que el Señor utiliza para liberar a Pablo y Silas. Por el contrario puede ser silencioso, como cuando el Señor envía a su ángel y suelta a Pedro de la prisión (Hch 12:7).

Temas para discutir en grupo de estudio

¿De dónde obtienen Pablo y Silas las fuerzas para orar en una situación tan difícil?
¿Qué significa el Evangelio Cristo céntrico.
¿Por qué Dios usa a veces fenómenos extraordinarios para ayudar a sus hijos y otras veces no lo hace?
¿Por qué los creyentes deben ser bautizados como lo hizo el carcelero y su familia?

Comentarios

España
  Sinai Gimenez Hernandez  (España)  (17/04/2024)

He sido quebrantado por el poder del espíritu santo leyendo este precioso estudio, que el señor te siga usando querido hno, bendiciones para todos y recordad, todo obra para bien.

Colombia
  Lolita German Gonzalez  (Colombia)  (26/10/2023)

Me encantó la forma en que narran y explican este pasaje, como dice uno de los comentarios llegan tanto que se siente como si uno estuviera viviendo ese capítulo. Solo Dios y su santo espíritu nos dan la fuerza y la fortaleza para soportar las pruebas y las aflicciones. Que el Dios todo poderoso y padre nuestro nos siga ayudando en este y todo tiempo. Bendiciones.

Guatemala
  Rony Escobar Garcia  (Guatemala)  (18/09/2023)

Es una bendición poder tener acceso a estos estudios bíblicos que nos llevan no solo a conocer, sino hasta llevar nuestra imaginación al grado de sentir como si fuera una experiencia que se narra con tanta elocuencia que pareciera que hay momentos en las que se llega compenetrar tanto nuestra mente que se siente como si hubiéramos estado viviendo esos momentos con esos hombres de Dios. Dios les bendiga y gracias por estos estudios que nos enseñan y animan a seguir perseverando en la fe de nuestro Señor Jesucristo.

Estados Unidos
  Francisco Pineda  (Estados Unidos)  (22/05/2021)

Dios les bendiga. Me gozo con sus mensajes.

Venezuela
  Marianicarrillo  (Venezuela)  (07/05/2020)

Orar y cantar himnos a Dios es una estrategia en un tiempo por el cual estamos atravesando, de mucha oscuridad, y poder observar que ellos no se quejaron, ni se lamentaban ni muchos menos acusaban a estos hombres delante de Dios, sino que simplemente agradecía y dando voces por la fidelidad y la misericordia de Dios, de repente vino un terremoto y ellos estaban confiados que Dios estaba en el terremoto, pero a causa del terremoto se abrieron las puertas y las cadenas, se produjo libertad, se que en un tiempo como este de tanta oscuridad Dios está liberando a su pueblo de cadenas y puertas se están abriendo, oro al Padre que en este tiempo su iglesia pueda estar apercibida de lo que Dios está haciendo en medio de tanta oscuridad. Bendiciones!!

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