Sansón, como muchos otros, creía que podía jugar con fuego sin quemarse. Finalmente, aunque tenía dones muy especiales, el placer carnal lo dominaba y esto le llevó a su ruina espiritual.
¿Será posible que Dios escuche a una persona que ha pecado repetidamente y deshonrado el nombre del Señor? La historia de Sansón nos demuestra que allí donde hay verdadero arrepentimiento Dios vuelve a hacer grandes cosas con los hombres.
Gedeón, con un pequeño contingente de hombres desarmados, pero con fe en el Señor, obtuvieron una victoria que parecería imposible de alcanzar. Aquí está la gran lección para el hombre de hoy. Cuando el Señor nos quiere utilizar, si confiamos en él de todo corazón, hará portentos con nosotros.