Fue una reacción violenta y asesina, ya que aunque sólo cortó la oreja del siervo del sumo sacerdote, seguramente su intención era abrirle la cabeza. Sin lugar a dudas fue una actitud totalmente inapropiada, un impulso de la carne que no era gobernada por la oración y la voluntad de Dios. Si antes hubiera estado orando junto a su Maestro, le habría escuchado decir que estaba listo para morir, y esto le habría ayudado a tener un comportamiento más reflexivo y menos impulsivo.
Además, Pedro no entendía la naturaleza del conflicto. Seguramente el hecho de ver a toda aquella gente llevando sus espadas, le hizo perder de vista que la verdadera guerra que se estaba librando era espiritual. Y como decimos, si se hubiera preparado en oración, habría sabido que en esa lucha las armas carnales no sirven de nada (Ef 6:10-18).
Pero por otro lado, la actitud de Pedro fue completamente imprudente, llegando a colocar al Señor en una posición muy comprometida. Si Jesús le hubiera dejado continuar por ese camino, las autoridades judías no habrían tardado en contar por todas partes que habían apresado a Jesús a altas horas de la noche cuando estaba al frente de una banda armada que preparaba alguna acción guerrillera subversiva. ¡Cómo se habría reído Satanás al ver al Salvador del mundo representado como un guerrillero! Y sin darse cuenta, Pedro lo estaba facilitando con su comportamiento.
Quizá el aposento alto donde Jesús había celebrado la última cena era la casa de María, la madre de Juan Marcos, donde más tarde los apóstoles tuvieron su centro de reunión (Hch 12:12).
Tal vez Marcos estaba durmiendo en la planta de abajo y fue despertado cuando Judas llegó a la casa con la escuadrilla para prender a Jesús. Cuando comprobaron que ya no estaban allí, Judas dirigió a la comitiva hasta el segundo destino en el que sabía que Jesús estaría. Marcos que en esos momentos se encontraría en la cama arropado con una sábana, sintió curiosidad pensando que algo iba a ocurrir y se dispuso a seguirlos a cierta distancia.
Cuando Jesús fue arrestado, Marcos estaría observando todo lo que ocurría, pero al ser descubierto huiría apresuradamente dejando la sábana que le cubría.