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Salmos 92

Reina Valera 1995

Alabanza por la bondad de Dios

1Bueno es alabarte, Jehová,
y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

2anunciar por la mañana tu misericordia
y tu fidelidad cada noche,

3con el decacordio y el salterio,
en tono suave, con el arpa.

4Por cuanto me has alegrado, Jehová, con tus obras;
en las obras de tus manos me gozo.

5¡Cuán grandes son tus obras, Jehová!
¡Muy profundos son tus pensamientos!

6El hombre necio no sabe
y el insensato no entiende esto:

7Cuando brotan los impíos como la hierba
y florecen todos los que hacen maldad,
es para ser destruidos eternamente.

8Mas tú, Jehová, para siempre eres altísimo.
9Aquí están tus enemigos, Jehová,
ciertamente perecerán tus enemigos;
serán esparcidos todos los que hacen maldad.

10Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del toro salvaje;
seré ungido con aceite fresco.

11Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos;
oirán mis oídos acerca de los que se levantaron contra mí, de los malignos.

12El justo florecerá como la palmera;
crecerá como cedro en el Líbano.

13Plantados en la casa de Jehová,
en los atrios de nuestro Dios florecerán.

14Aun en la vejez fructificarán;
estarán vigorosos y verdes,

15para anunciar que Jehová, mi fortaleza, es recto
y que en él no hay injusticia.


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