Estudio bíblico de Éxodo 10:10-11:10
Exodo 10:10-11:10
Finalizábamos nuestro programa anterior con las escenas dramáticas en que habiéndose negado nuevamente a dejar salir a Israel, el Faraón fue amenazado por Moisés y Aarón con el envío de una plaga de langostas que cubriría todo el país de Egipto. La advertencia fue tomada en serio por los sirvientes del soberano, quienes le rogaron que cediese, ante la perspectiva de destrucción total que se cernía sobre todo el pueblo. Al enterarse Faraón de que el pueblo saldría llevándose a sus hijos y a todo su ganado, reaccionó inmediatamente.
Leamos los versículos 10 y 11, que continúan relatando los momentos previos a
La octava plaga: Las langostas (continuación)
"Y él les dijo: ¡Así sea el Señor con vosotros si os dejo ir a vosotros y a vuestros pequeños! Tened cuidado porque tenéis malas intenciones. No será así; id ahora sólo los hombres, y servid al Señor, porque eso es lo que habéis pedido. Y los echaron de la presencia de Faraón."
Faraón se enfadó mucho de que Moisés y Aarón no aceptasen su propuesta de que los adultos del pueblo saliesen al desierto dejando a sus niños en Egipto. Sin duda Faraón sospechó que si todo el pueblo saliese para un viaje de 3 días por el desierto, continuarían alejándose y jamás regresarían. Quiso adelantarse a sus intenciones y evitarlo, sabiendo que si sus niños quedaban en Egipto, los adultos estarían obligados a regresar.
Así como Faraón tentó a Moisés con sus soluciones de compromiso, los hijos de Dios en la actualidad se enfrentan también con la tentación del compromiso, al ceder en sus convicciones frente a otros valores que el mundo secular presenta como muy atractivos. Desde pequeños muchos han recibido enseñanzas de un sisTema que enfatiza la gran importancia y necesidad de lograr el éxito, de obtener la mayor cantidad posible de dinero para lograr lo mejor en todos los órdenes de la vida, pero sin tener en cuenta las enseñanzas del cristianismo y la prioridad de los valores espirituales. Incluso muchos padres que profesan ser cristianos, al ambicionar ese futuro para sus hijos claudican ante esa forma de pensar y olvidan su responsabilidad y tarea de formarles en los valores cristianos que Dios ha establecido en Su Palabra. Como resultado de esa educación, que parecía tan prometedora, muchos jóvenes, al carecer de una base espiritual firme, se han ido distanciando en su relación con el Señor, creyendo que podían comprometerse simultáneamente con otros valores puramente materiales. Se trata de una tentación muy sutil.
Volviendo a nuestro relato, Moisés y Aarón no aceptarían aquel compromiso con Faraón, al considerarlo como una interferencia ajena a los propósitos de Dios, y esa actitud enfureció al soberano. Pero su enojo no logró nada, porque otra plaga estaba a punto de llegar. Leamos los versículos 12 al 15:
"Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto, para traer la langosta, a fin de que suba sobre la tierra de Egipto y devore toda planta de la tierra, todo lo que el granizo ha dejado. Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y el Señor hizo soplar un viento del oriente sobre la tierra todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana, el viento del oriente trajo las langostas. Y subieron las langostas sobre toda la tierra de Egipto y se asentaron en todo el territorio de Egipto; y eran muy numerosas. Nunca había habido tantas langostas como entonces, ni las habría después. Porque cubrieron la faz de toda la tierra, y la tierra se oscureció; y se comieron toda planta de la tierra y todo el fruto de los árboles que el granizo había dejado. Así que nada verde quedó en árbol o planta del campo por toda la tierra de Egipto."
Este juicio tan destructor que asoló a aquel país nos revela algunos detalles interesantes. Observemos que no apareció milagrosamente, como algunas de las otras plagas. Un viento oriental trajo a las langostas de otro lugar, posiblemente de Asia, donde vivían en grandes cantidades. El viento las impulsó a través de una gran extensión del desierto y debían encontrarse bastante hambrientas cuando llegaron al verde valle del río Nilo. Así que rápida y completamente despojaron a aquella zona de su vegetación.
La langosta es usada en las Sagradas Escrituras como un símbolo de juicio. Probablemente, una de las calamidades más grandes que el ser humano podría enfrentar sería una plaga de langostas. En el libro de Joel, en el Antiguo Testamento, el profeta describió una plaga de langostas en un pasado determinado, como un hecho histórico, y después predijo un juicio que aun es futuro para la humanidad. En el libro del Apocalipsis, en el Nuevo testamento, se menciona también una gran plaga de langostas que vendrá sobre la tierra. Estos grandes insectos probablemente tuvieron sobre aquel país de Egipto un efecto destructivo mayor que cualquiera de las plagas que anteriormente habían caído sobre aquella tierra. Leamos los versículos 16 al 20:
"Entonces Faraón llamó apresuradamente a Moisés y a Aarón, y dijo: He pecado contra el Señor vuestro Dios y contra vosotros. Ahora pues, os ruego que perdonéis mi pecado sólo esta vez, y que roguéis al Señor vuestro Dios, para que quite de mí esta muerte. Y Moisés salió de la presencia de Faraón y oró al Señor. Y el Señor cambió el viento a un viento occidental muy fuerte que se llevó las langostas y las arrojó al mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el territorio de Egipto. Pero el Señor endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel."
Por segunda vez, Faraón admitió su culpa y pecado. (La primera vez había sido durante la plaga del granizo, en 9:31, como vimos en nuestro programa anterior) Y cabe observar también que Dios siguió un método en la manera sistemática y ordenada en que estaba enviando las plagas. Las primeras plagas fueron dirigidas contra los diferentes dioses, diosas e ídolos que infestaban a aquel país. Ahora Dios estaba comenzando a enviar las plagas en una forma en que producían una severa privación sobre las personas, obligándolas a luchar por su supervivencia. La plaga de langostas causaba seguramente esas penurias y el pueblo trató de convencer al Faraón de la extrema gravedad de la situación. Ello causó que éste, temporalmente, se arrepintiese. Pero sin embargo, tan pronto como la plaga fue removida, Faraón cambió de opinión y volvió a su postura original. Así que Dios iba a obligarle a permitir la liberación de los israelitas.
Pasemos a un nuevo párrafo en nuestra lectura, que nos describirá
La novena plaga: La oscuridad
Leamos los versículos 21 al 23:
"Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tinieblas tales que puedan palparse. Extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto por tres días. No se veían unos a otros, nadie se levantó de su lugar por tres días, pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas."
¿Has estado alguna vez en algún lugar donde la oscuridad era total y tan impenetrable que hasta parecía que se podía sentir o palpar? En una situación así, en el mejor de los casos permaneceríamos inmóviles aunque podríamos perder el control y ser presas del pánico. Fue esa inmensa negrura, una densa oscuridad la que cubrió como un manto al país de Egipto en pleno día. El juicio estaba dirigido contra Ra, el dios del sol. Dios intervino con la oscuridad contra aquel dios que ellos adoraban. El disco solar es el símbolo más conocido que utilizaban los egipcios, y que está presente en su obra artística. Por eso esta plaga ponía en evidencia la absoluta impotencia de aquel dios Ra y fue un milagro de Dios. Es interesante observar que los israelitas tenían luz en sus viviendas. Por cierto, Egipto, en el contexto Bíblico, es un símbolo del mundo como sisTema alejado de Dios. Aquí es oportuno recordar que, tal como lo registraba el Evangelio según Mateo 5:14, Jesús les dijo a sus discípulos "Vosotros sois la luz del mundo", es decir, que eran una luz que no debía esconderse, sino que tenía que ser vista por todos. Esa luz tenía dos funciones: indicar el camino vivo y verdadero, que es Jesucristo y, al mismo tiempo, pronunciar un juicio para los que no la poseen. Esta claro que esa luz procede de Dios e ilumina a los suyos. Esa luz es Dios mismo. En este sentido, el apóstol Juan escribió en su primera carta 1:5, "Dios es luz, y en El no hay tiniebla alguna".
Y los egipcios que vigilasen la región de Gosén al ver aquel resplandor, habrán podido decir, "el Dios de ellos es Luz, el nuestro, el dios Ra, no lo es". Y este milagro hizo que Faraón propusiese su cuarto compromiso, que fue el último que pretendió hacer antes de permitir que los israelitas saliesen del país.
El siguiente párrafo se refiere a
Las demandas del Señor para Israel
Leamos el versículo 24:
"Entonces llamó Faraón a Moisés y dijo: Id, servid al Señor; sólo que vuestras ovejas y vuestras vacadas queden aquí. Aun vuestros pequeños pueden ir con vosotros."
Podría pensarse que el dejar sus rebaños allí sería un compromiso que Moisés podría haber considerado aceptable para los israelitas. Faraón había llegado bastante lejos en hacer concesiones a Moisés y ésta, aparentemente, habría resultado apropiada. Pero Moisés no estuvo dispuesto a hacer concesiones que le llevasen a un compromiso con el enemigo de Dios, como nos cuentan los versículos 25 al 29:
"Pero Moisés dijo: Tú también tienes que darnos sacrificios y holocaustos para que los sacrifiquemos al Señor nuestro Dios. Por tanto, también nuestros ganados irán con nosotros; ni una pezuña quedará atrás; porque de ellos tomaremos para servir al Señor nuestro Dios. Y nosotros mismos no sabemos con qué hemos de servir al Señor hasta que lleguemos allá. Pero el Señor endureció el corazón de Faraón, y éste no quiso dejarlos ir. Entonces Faraón dijo a Moisés: ¡Apártate de mí! Guárdate de no volver a ver mi rostro, porque el día en que veas mi rostro morirás. Y Moisés respondió: Bien has dicho, no volveré a ver tu rostro."
Llegamos así a
Exodo 11:1-10
Tema: Dios dio instrucciones a los israelitas para que pidiesen a sus vecinos egipcios objetos de oro y plata como pago por los años de arduo trabajo sin recibir sueldos; se amenazó con la muerte de los hijos mayores de las familias egipcias, si no se permitiese salir a los israelitas; se anunció el pronóstico de la "gran lamentación" que resonaría en Egipto si los egipcios daban lugar a que esa plaga viniese sobre ellos.
En primer lugar, destacaremos algunas
Observaciones
Este es el capítulo final de esta sección que trata sobre el conflicto con Faraón. La muerte de los hijos mayores fue el acto final del juicio sobre Egipto antes de que los israelitas fuesen liberados de la esclavitud. Para aquel entonces Faraón tendría que haber aprendido que era inútil implicarse en un conflicto con Dios. Dios había sido paciente, dispuesto a perdonar, pero tenía que hacer comprender a Faraón que había llegado el momento de que los israelitas saliesen de Egipto. Todo el país se inclinaba instintivamente, quizás, a tomar partido a favor de Faraón, en su conflicto con Dios, y El tenía que asestar un golpe final sobre Egipto en Su intento de enseñarles las lecciones que aun necesitaban aprender.
Leamos el párrafo que narra como
Los israelitas pidieron las joyas de los egipcios
Leamos, pues, los versículos 1 al 3:
"Y el Señor dijo a Moisés: Una plaga más traeré sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual os dejará ir de aquí. Cuando os deje ir, ciertamente os echará de aquí completamente. Di ahora al pueblo que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina objetos de plata y objetos de oro. Y el Señor hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios. Además el mismo Moisés era muy estimado en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos de Faraón como a los ojos del pueblo."
La idea expresada en estos versículos era que Dios les permitió a los israelitas que fuesen compensados por los sueldos atrasados, pues habían trabajado por muchos años como esclavos sin haber recibido ningún pago por su trabajo. De esa manera recuperarían su dinero. Por ello se dirigieron a sus vecinos para pedirles lo que se les debía. Y el Señor hizo que obtuviesen el favor de los Egipcios, siendo bien recibidos por ellos, que les trataron bien, pagándoles con agrado lo que era justo.
El último párrafo de este breve capítulo relata como
Los hijos mayores de Egipto fueron amenazados de muerte
Leamos los versículos 4 al 10:
"Y Moisés dijo: Así dice el Señor: "Como a medianoche yo pasaré por toda la tierra de Egipto, y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está detrás del molino; también todo primogénito del ganado. Y habrá gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca antes lo ha habido y como nunca más lo habrá. Pero a ninguno de los hijos de Israel ni siquiera un perro le ladrará, ni a hombre ni a animal, para que entendáis cómo el Señor hace distinción entre Egipto e Israel. Y descenderán a mí todos estos tus siervos y se inclinarán ante mí, diciendo: Sal, tú y todo el pueblo que te sigue; y después de esto yo saldré. Y Moisés salió ardiendo en ira de la presencia de Faraón. Entonces el Señor dijo a Moisés: Faraón no os escuchará, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto. Y Moisés y Aarón hicieron todas estas maravillas en presencia de Faraón; con todo, el Señor endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó salir de su tierra a los hijos de Israel."
Ahora bien, los hijos mayores de las familias y de los animales, pertenecían a los dioses de Egipto. Y el Señor Dios reclamaría los primeros frutos que les correspondían a los dioses egipcios. Iba a demostrar que había una diferencia entre aquellos israelitas y egipcios. La diferencia no consistía en el ángel de la muerte que pasaría por las zonas de Egipto y la región de Gosén, ni tampoco en el hecho de que unos fuesen de raza judía y los otros no. La diferencia se basaba en la sangre del cordero colocada sobre los marcos de las puertas de las casas. Toda vivienda protegida por la sangre no sería tocada por el ángel de la muerte. Este sería el comienzo de la más antigua fiesta de los judíos: la fiesta de la Pascua. Y la Pascua fue una de las más elocuentes figuras del Señor Jesucristo registradas en el Antiguo Testamento. El último versículo es un breve resumen del capítulo anterior en el que, en efecto, vimos que Moisés y Aaròn realizaron milagros y prodigios de parte de Dios. Sin embargo Faraón se obstinó en no permitir la salida de los israelitas.
En nuestro estudio de hoy hemos considerado aquella impresionante plaga de la oscuridad, en la que Dios quiso demostrar Su poder al dirigir su ataque a las fuerzas de la idolatría, el fanatismo y la superstición de aquel pueblo, personificadas en el ídolo que habían construido para honrar y adorar a su dios del sol. Mirando a nuestro tiempo, a pesar del resplandor transitorio de muchos logros humanos, podemos percibir cómo una densa oscuridad espiritual ha invadido la mente de muchas personas. Hoy hemos visto uno de los juicios de Dios sobre aquella generación. Cabe recordar aquí que el Evangelio según Juan, en 3:19, declaraba que
"Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas."
Hemos leído que Dios manifestó a aquellos pueblos, a los egipcios y a los israelitas, Su poder para vencer a los poderes de la oscuridad. La Biblia declara que Dios es luz, y El se acerca hoy a tu vida para liberarte de toda oscuridad. Estimado oyente, te invito a contemplar la luz que puede invadir todos los rincones de tu vida, para salvarte y para transformarte. No se trata de una invitación mía, porque no es una invitación humana. Solo te transmito la invitación de Jesús que es, indudablemente, una buena noticia. Porque cuando Jesucristo vino a esta tierra pronunció las siguientes palabras escritas en el Evangelio de Juan, capítulos 12:46 y 8:12:
"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida."
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