Estudio bíblico de Zacarías 11:15-12:3
Zacarías 11:15 - 12:3
Continuamos hoy, estimado amigo oyente, nuestro estudio del libro del profeta Zacarías, iniciando otra de las principales divisiones del mismo.
Como comentamos en el programa anterior, este libro se divide en tres secciones principales. La primera sección comprende las diez visiones iniciales del profeta Zacarías, que ocupan los seis primeros capítulos. Tras un breve interludio histórico de unos dos años, que encontramos en los capítulos 7 y 8, llegamos a la última división principal, los mensajes o encargos proféticos, en los capítulos 9 al 14.
Bien, hemos visto que la primera de las profecías tenía que ver con los aspectos relacionados con la primera venida de Cristo (capítulos 9 al 11). Hoy, y a partir del capítulo 12, analizaremos la siguiente profecía, que alude directamente a la segunda venida de Cristo. Eso lo veremos en los capítulos 12 y 13.
Pero dado que en nuestro anterior programa no tratamos en profundidad el versículo 17 del capítulo 11, vamos ahora a detenernos allí por unos momentos para analizarlo adecuadamente.
Recordemos que la primera parte del capítulo 11 presentaba la figura del "Buen Pastor" de Su pueblo; el Buen Pastor, que daba Su vida por las ovejas. El Buen pastor que fue vendido por 30 piezas de plata para ser luego entregado al gobierno romano y muerto en una cruz. Pero esa cruz, en vez de ser un lugar de "rendición", y derrota, resultó, y se transformó, en un lugar de "redención". El madero de la cruz llegó a ser "el altar de bronce de Dios". Allí, el Buen Pastor fue ofrecido como el Cordero de Dios, que vino para quitar los pecados del mundo. Ése era el Buen Pastor. El Buen Pastor que dio Su vida voluntariamente, obedientemente, por las ovejas. Eso lo comentamos en la primera sección.
A continuación vimos que se mencionaba a un pastor diferente: un pastor necio, cuyas características eran claramente opuestas al "Buen Pastor", quien generosamente, y voluntariamente dio su vida por sus ovejas. Este pastor necio no vendrá hasta más tarde, mucho más tarde, que el primer pastor. ¿Por qué? La razón es porque habrá un intervalo de tiempo que tendrá lugar entre la presencia de ambos, y cuya duración desconocemos. Volvamos a leer los versículos 15 y 16 del capítulo 11 de Zacarías, que dicen:
"Y me dijo el Señor: Toma aún los aperos de un pastor insensato; porque he aquí, yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas."
El texto bíblico nos explica que este pastor necio será todo lo contrario al Buen Pastor que procuraba el bien de sus ovejas, de su rebaño, que hasta llegó a dar su vida para salvarlas. Este pastor necio esquilará las ovejas, se aprovechará de ellas, y hasta llegará a darles muerte para obtener su alimento, es decir, obtendrá beneficios propios a costa de un gran sufrimiento por parte de las ovejas.
Pero este pastor necio, aprovechado, engañador, éste será un pastor para estas ovejas. El pastor necio es la figura del Anti-Cristo. Qué clara fue la advertencia de las palabras del Señor Jesucristo cuando advirtió: "Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis". (Juan 5:43).
Y en este versículo 17 del capítulo 11 del libro del profeta Zacarías, leemos:
"¡Ay del pastor necio que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido."
El Dr. Merrill Unger, teólogo y profesor de Biblia, un conocido erudito del idioma hebreo, realiza la siguiente traducción del versículo 17 del capítulo 11 de Zacarías: "¡Ay del pastor necio, que abandona el rebaño! Que la espada sea contra su brazo y contra su ojo derecho; su brazo se secará completamente, y su ojo derecho se secará enteramente."
La expresión "Ay" es una palabra que proviene del hebreo, "Jói, Jói, Jói" que indica una dificultad, o un problema que acontecerá. Este pastor necio, egoísta, buscará solamente su propia gratificación y bien, y no traerá ningún beneficio a sus ovejas. Muy al contrario: las destruirá despiadadamente, sin remordimientos, ni conciencia. Pero, a pesar de todo su proceder nefasto, perjudicial y mortífero, el mundo le seguirá, la gente no verá su verdadera naturaleza.
Como consecuencia del total rechazo que Israel mostró abiertamente al Buen Pastor prometido, Dios cumplió con Su advertencia, con Su promesa, porque los judíos, el Pueblo escogido, amado por Dios, tristemente fue esparcido por todo el mundo, sufriendo una larga historia de cruel discriminación. Pero, paradójicamente, y también por la buena voluntad de Dios, y de la misma manera, el mensaje de las "buenas nuevas", el evangelio que el Señor Jesucristo comenzó en Jerusalén, se extendió por todo el resto del mundo, tal y como Él, el Hijo del Dios Altísimo había anunciado.
El espacio de tiempo, este intervalo temporal entre el Pastor verdadero, el Buen Pastor, el Mesías, el Cristo, que fue rechazado por su pueblo, y aquel otro pastor anunciado en el mensaje del profeta Zacarías como " el pastor necio", que habría de venir, ya ha durado más de 2.000 años. Pero algún día, nadie conoce ni la hora ni el día, sólo el Señor, ese momento llegará. Y ese llamado "pastor necio" vendrá, y prometerá paz y seguridad. Será el mejor político que haya pisado jamás la tierra. Leamos una vez más este versículo 17:
"¡Ay del pastor necio que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido."
¿Qué quieren decir estas palabras proféticas pronunciadas en nombre de Dios por Zacarías? Quiere decir que el "pastor necio", ese falso pastor, utilizará su ojo, no para observar a las ovejas para protegerlas de los peligros, ampararlas de los enemigos, o para buscar los recursos más convenientes, sino para ver y seleccionar aquellas que podrían serle más útiles para lograr sus fines egoístas.
Luego Zacarías menciona "su brazo", que tenía que haber utilizado para proteger a las ovejas, mediante su cayado. Pero él, el pastor necio, en cambio, las dejará literalmente al descubierto, sin protección alguna. Él no las cuidará en absoluto. Por ello, vendrá el juicio o castigo sobre su ojo derecho y su brazo. Dios juzgará algún día a ese falso pastor, al Anticristo. En el libro del Apocalipsis podemos leer que será arrojado al lago de fuego antes, incluso, que el mismo Satanás (capítulos 19 al 21 del libro de Apocalipsis).
Ahora, al llegar al capítulo 12, observaremos aquellos aspectos proféticos que están directamente relacionados con la segunda venida de Cristo. Y nos encontraremos, por ejemplo, con el sitio final de la ciudad de Jerusalén y el levantamiento de dicho asedio.
Como ya hemos mencionado anteriormente, desde este capítulo y hasta el final del libro (en el capítulo 14), estudiaremos la segunda y última misiva profética de Zacarías, en la que presenta el tema ya familiar de la salvación y la liberación definitiva de Israel, al final de los tiempos. A diferencia del juicio inicial, ahora el profeta alentará al pueblo del pacto de Dios con una descripción de su restauración y bendición en el reino milenario, de conformidad con el carácter de Dios y el significado del nombre de "Zacarías", que significa "El Señor recuerda".
En este capítulo, "Jerusalén" es mencionada en diez ocasiones. Y la expresión "en aquel día" aparece mencionada siete veces. En realidad, esta expresión de "el día del Señor" es la que se menciona en relación con el que comienza el período de la Gran Tribulación. Este período sólo finalizará con la llegada del reino milenario (o el reino de los mil años) del Señor Jesucristo, que Él inaugurará cuando regrese por segunda vez a esta tierra; éste será un reinado de gran paz y prosperidad en la tierra. El anticristo, por el contrario, traerá consigo la denominada "Gran Tribulación" o periodo de enorme sufrimiento para la humanidad. Por ello, esta interesante expresión, "en aquel día", mencionada de manera recurrente en esta sección, será objeto de nuestra atención en este programa.
Vayamos por tanto al texto bíblico y leamos el primer versículo del capítulo 12 de Zacarías, que dice así:
"Profecía de la palabra del Señor acerca de Israel. El Señor, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho"
Fijemos nuestra atención en la primera palabra de este versículo: "profecía", que significa un juicio que vendrá sobre la nación, un futuro asedio sobre el pueblo, indicando una considerable devastación antes de que hubiera arrepentimiento y conversión a Dios en Israel. Esto es una palabra profética de advertencia que tiene que ver aquí con el sitio de Jerusalén, que precede a la gran batalla de Armagedón descrita en el libro del Apocalipsis.
Ahora, quisiéramos dedicar algo de tiempo a hablar acerca de la interesante expresión "el día del Señor", ya mencionado anteriormente cuando estudiábamos a los denominados profetas menores.
¿Qué piensa usted, estimado oyente, al escuchar la frase, "el día del Señor"? ¿Qué idea le viene a la mente? Si usted ha sido un asiduo oyente y nos ha acompañado en nuestro estudio bíblico sistemático de este programa que ya ha recorrido casi todos los libros de las Sagradas Escrituras, la Biblia, es probable que ya tenga una opinión definida, ya recordará lo que en otras ocasiones comentamos.
Ahora bien, esta frase "el día del Señor" puede tener un significado desigual para diferentes personas. Y se trata de una expresión muy importante. Se menciona 18 veces en el libro de Zacarías y ya la hemos visto reiteradamente tanto en los libros de los profetas mayores, como de los menores. Recordemos que éste era el tema principal del libro del profeta Joel, por ejemplo. En el libro del profeta Malaquías, que estudiaremos próximamente, también se menciona: Malaquías nos habla de la venida del grande y terrible "día de Jehová". Y en cierto sentido, es también uno de los más importantes temas del Antiguo Testamento. De ahí nuestro interés en estudiarlo en detalle.
Veamos ahora, el significado de la palabra "Día". ¿Qué quiere decir aquí la palabra "día"? Obviamente no se trata de un día con sus habituales 24 horas. El apóstol Pedro escribió en su segunda epístola, capítulo 3, versículo 8: 2Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día".
Ahora, los sucesos que los profetas incluyen en "el día del Señor" excluyen la posibilidad de que éstos tengan lugar en un día de 24 horas. Lo cierto es que estos hechos tan significativos que relata Zacarías tendrán lugar durante la Gran Tribulación.
Una de las interpretaciones bíblicas más extendidas asume que el así llamado "día del Señor" abarcará un período de tiempo que incluirá el período de la Gran Tribulación y el reino milenial de Cristo; lo que significa que durará algo más de 1.000 años.
Una pregunta que alguno de ustedes se estará haciendo podría ser la siguiente: ¿Ha llegado ya "el día del Señor? ¿Estamos viviendo, de hecho, en ese día? El Antiguo Testamento señala hacia este día y el Nuevo Testamento también lo anticipa. Usted recordará que el apóstol Pablo indicaba en su primera epístola a los Tesalonicenses, de manera muy clara, que ese día aún se encuentra en el futuro, tal y como menciona en 1ª Tesalonicenses capítulo 5, versículo 2: "Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche". Aparentemente no había llegado aún en la época en la que el apóstol Pablo escribió estas líneas. Y nada ha sucedido desde entonces que indique lo contrario.
El denominado "día de Jehová" es un día con connotaciones tanto positivas como negativas. De hecho, podría afirmarse que, "el día de Jehová" implica tanto buenas como malas noticias. ¿Cuáles serían "las malas" noticias? La "mala" noticia sería el comienzo del período denominado "la Gran Tribulación". ¿Cuáles serían entonces las "buenas" noticias? La "buena" noticia será el comienzo del tiempo, o el acercamiento del próximo advenimiento del reino milenario de Cristo en la tierra. Leamos ahora juntos los versículos 2 y 3 de este capítulo 12 de Zacarías, que dice así:
"He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella."
Ésas son las "malas" noticias. Pero, más adelante, en el capítulo 14 de Zacarías, encontraremos las "buenas" noticias: leamos el versículo 8 del capítulo 14:
"Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno."
En nuestro próximo programa analizaremos el contenido y mensaje de los versículos 1 al 3 de este capítulo 12 que hoy hemos leído, pero que no nos hemos detenido a estudiar en profundidad; hoy pretendíamos tan sólo contextualizarlo debidamente para poder, en nuestro próximo encuentro, adentrarnos en toda la profundidad y la amplitud de la Palabra de Dios de esta importante sección del libro del profeta Zacarías.
Como veremos, estimado amigo oyente, estos versículos tienen realmente una gran relevancia para la historia de la Iglesia, pasada, presente y futura, y por lo tanto, merecen un mayor detenimiento para prestarle toda nuestra atención.
Así es que nos despedimos hasta nuestro próximo programa, deseando de todo corazón que Vd. siga leyendo la Palabra de Dios para que ésta, que es poderosa para cambiar vidas, le acerque más a Él, y le llene del conocimiento del profundo amor que Dios le tiene, y así usted también podrá llegar a pertenecer a la familia de Dios.
Que Dios le bendiga, y confiamos que nos acompañará en nuestro próximo programa.
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