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Estudio bíblico de Proverbios 22:28-23:35

Proverbios 22:28-23:35

En este día, estimado oyente, finalizaremos nuestro estudio del capítulo 22 de Proverbios. En el versículo 28 del capítulo 22, leemos:

"No remuevas los linderos antiguos que pusieron tus padres."

Cuando Dios sacó a los israelitas de Egipto, les proporcionó una tierra. Y a veces nos olvidamos que Él también le dio a cada tribu en particular una sección en esa zona. Y le dio también a cada familia de cada tribu una parcela de tierra. Ellos tenían que poner ciertos linderos para delimitar su propia parcela de tierra. Por lo general estos linderos estaban formados por montones de rocas.

Dios le dio a Israel instrucciones específicas con respecto a sus linderos. En el libro de Deuteronomio, capítulo 19, y versículo 14 dice: En la heredad que poseas en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo que fijaron los antiguos. Así, estos linderos pasaron de generación en generación y eran muy importantes. Cuando un hombre llegaba a la ancianidad, se sentía débil y su vista comenzaba a fallarle, su vecino podía haber aprovechado para correr la roca un poco, para ampliar su propia parcela de tierra. Dios nos dijo aquí que esa acción estaba prohibida. Por supuesto, que era un acto deshonesto.

Pero hoy podemos utilizar esa situación como una aplicación espiritual. Creemos que hemos visto los límites de la fe cristiana cambiados de lugar, Algunos, han intentado actualizar el mensaje de la Biblia. Pero una cosa es explicar dicho mensaje en términos que las personas puedan comprenderlo, y otra es remover sus fundamentos, o sus límites. En vez de avanzar y remover mojones, tendríamos que comenzar a regresar para recuperar el límite marcado por algunos de los antiguos linderos. Nos referimos a linderos de valores morales, de verdades espirituales, y a los fundamentos Bíblicos del mensaje cristiano. Esos linderos han sido removidos de su lugar.

Por todas partes se oyen soluciones al problema de la situación del ser humano. Se presentan explicaciones psicológicas y sociológicas. Y pocos se atreven a reivindicar el lugar de las explicaciones y soluciones bíblicas, espirituales. Por ello insistimos en la necesidad de regresar. No se trata de retroceder, sino de regresar para recuperar el terreno perdido de una parcela cuyos límites han sido removidos o aparecen como irreconocibles. Algunos que adoptan con frecuencia e título de "progresistas" podrían pensar que la nuestra es una actitud retrógrada. Pero queremos enfatizar claramente que no hay mayor actitud retrógrada que la de buscar soluciones en sistemas humanos que han renovado sus fracasos generación tras generación.

Luego el capítulo 22, finaliza con una hermosa palabra de encomio al hombre que es diligente en su tarea. Dice el versículo 29:

"¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo? Delante de los reyes estará, no delante de gente sin importancia."

Es decir que, Dios está diciendo aquí que Él recompensará a la persona diligente. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo que en la eternidad sus palabras de elogio, serían, como lo expresó en Mateo 25:21, destacó esto y también encomiará a los hombres por esto en la eternidad. Él dijo: "Bien, buen siervo y fiel". Su encomio no estará basado en la cantidad de trabajo que usted haya realizado, o en el número de personas a quienes usted haya dado testimonio de su fe, o en la intensidad y laboriosidad de su trabajo, sino en la fidelidad con la que usted haya llevado a cabo su tarea que el Señor le ha encomendado. Quizá esa responsabilidad consista simplemente en lo que una madre hace por su hijo pequeño en el hogar. Por ejemplo, la madre de Moisés fue fiel en esa tarea, y su nombre quedó registrado en la Biblia. O sea, que frente a todo lo demás, la fidelidad recibirá la recompensa. Dios recompensará al siervo o sierva que ha sido fiel a la tarea que El les encargó.

El apóstol Pablo lo expresó de esta manera en su epístola a los Romanos, capítulo 12, versículos 10 y 11, y que leeremos de otra versión de la Biblia: Amaos los unos a los otros con amor fraternal, respetándoos y honrándoos mutuamente. Nunca dejéis de ser diligentes, antes bien, servid al Señor con el fervor que da el Espíritu. Todo esto significa y da como resultado ser fieles a Dios, y así es como nosotros deberíamos ser.

Bien, llegamos ahora a

Proverbios 23

Debemos decir, a propósito, que el joven que estamos siguiendo en las páginas de este libro ha estado asistiendo a la escuela de la sabiduría por algún tiempo, y está listo para recibir su título. Y creemos que tendremos la ceremonia de graduación cuando lleguemos al final del capítulo 24. Pero aquí, en el capítulo 23, podemos leer lo siguiente en los primeros tres versículos:

"Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti. Si eres dado a la glotonería, domina tu apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso."

Lo que aquí se presentan son consejos para ejercer el autocontrol en las comidas, especialmente para aquellos que por su glotonería comen en exceso, con un ansia insaciable. Es sabido que algunos comen no porque en realidad sientan hambre, sino por factores psicológicos. Comen cuando están tensos, nerviosos. El consejo es comer relajados y disfrutar de nuestras comidas comiendo con moderación. Como podemos ver, se trata de indicaciones muy prácticas, y que constituyen un llamado a la moderación, a la sobriedad, a la continencia. Ahora, los versículos 4 y 5 dicen:

"No te afanes por hacerte rico: sé prudente y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, que son nada? De cierto se hacen alas como de águila, y vuelan al cielo."

El pensamiento que encontramos destacado en este lugar es que no es malo ser rico, ni en trabajar para serlo. Sin embargo ello no debe ser el objetivo de la vida. Las riquezas no deberían ser la meta de nuestros corazones. Algunos tienen un ansia, una codicia por acumular dinero hasta el punto en que éste se convierte en un dios. Y convierten esa ansiedad en una lucha, en la máxima prioridad de sus vidas. Un hijo de Dios no debe caer en esas pasiones incontroladas. Y si se enfrenta a ese tipo de tentación, puede expresárselo a Dios en oración, mostrando su disposición a dejarse controlar por el Espíritu Santo.

En cierta ocasión un cristiano de grandes recursos económicos dijo lo siguiente: "Yo no hago dinero por amor al dinero. Hago dinero por lo que éste puede lograr". Y, luego, continuó diciendo: al principio yo buscaba dinero por lo que éste podía hacer por mí. Ahora lo obtengo por lo que puede hacer por Dios". Por ello decimos que el problema no consiste en acumular riquezas. El problema surge cuando el corazón humano tiene un deseo irrefrenable por ganar dinero. En ese caso estamos frente a la codicia que es, en realidad, una forma contemporánea de idolatría. Y es de la codicia que nos habla este proverbio. Aquellos que adoran el dinero están adorando a un dios falso, y ese dios falso es como un águila que remontará el vuelo en cualquier momento.

"No comas pan con el avaro ni codicies sus manjares, porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él. Come y bebe, te dirá, pero su corazón no está contigo. Vomitarás el bocado que comiste y habrás malgastado tus suaves palabras."

A veces cuando uno es invitado a comer a la casa de alguien, se encuentra muy contento y relajado por la hospitalidad, la compañía, la comida y el ambiente agradable que le rodea, y muchas veces dice cosas que quizás no diría en otras ocasiones. Y lo que uno dice puede ser malinterpretado, o mal transmitido por quienes le están escuchando, cuando en el futuro hablen con quienes están ausentes. Y el escritor del Libro de Proverbios nos advierte aquí que cuando uno recibe una invitación a comer, tiene que estar seguro de conocer bien a esa persona porque quizá esa persona no resulte tan amistosa como usted piensa que es. Leamos ahora el versículo 10:

"No remuevas el lindero antiguo ni entres en la heredad de los huérfanos"

Aquí tenemos nuevamente esa declaración acerca del lindero antiguo. Si usted ha perdido su fe, no conviene que ese estado pase a sus propios hijos, porque, entonces, ellos deberán sufrir las consecuencias. Quizá usted haya tenido buenos antecedentes, pero con usted ahora, ellos no tendrán esos buenos antecedentes y padres cristianos, pero sus hijos no tendrán una formación que los proteja.

Nuestra generación es responsable por la nueva generación, a la cual se acusa de muchas cosas. Y creemos que tenemos, al menos, parte de la culpa. (Nosotros somos los responsables por enseñar a nuestros hijos, y debemos aceptar esa responsabilidad.). Bueno, sigamos adelante ahora, con la lectura del versículo 13, de este capítulo 23, de Proverbios:

"No rehúses corregir al muchacho, porque si lo castigas con vara, no morirá."

Ya hemos hablado de este tema anteriormente; y debemos recordar nuevamente que el Apóstol Pablo añadió a este consejo, que el padre no debe corregir a su hijo cuando se encuentre experimentando un arranque de cólera. La corrección debe ser una disciplina, no un castigo. Si la disciplina no ayuda a desarrollar el carácter del hijo, no es buena.

No deberíamos decir a nuestros hijos que los estamos castigando. Sería mejor explicarles que los estamos disciplinando. El apóstol Pablo escribió en Efesios 6:4, que no se debe hacer enojar o irritar a los hijos sino que tenemos que criarlos según la disciplina e instrucción del Señor. Debemos recordar siempre que la disciplina que aplicamos, es la disciplina e instrucción del Señor, es decir, que la acción disciplinaria debe estar controlada por el Señor. Esto es lo verdaderamente importante. El escritor continúa hablando aquí en el Libro de Proverbios al joven. En los versículos 19 al 21, dice:

"Escucha, hijo mío, y sé sabio: endereza tu corazón al buen camino. No te juntes con los bebedores de vino ni con los comilones de carne, porque el bebedor y el comilón se empobrecerán, y el mucho dormir los hará vestir de harapos."

Aquí tenemos una advertencia para tener cuidado con las compañías. Las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Esta advertencia está especialmente dirigida a la juventud. Muchas vidas que estaban en un principio bien orientadas, se malograron por causa de amistades que las arrastraron en la dirección opuesta. Y dice el versículo 22.

"Escucha a tu padre, que te engendró; y cuando tu madre envejezca, no la menosprecies."

El escritor de Proverbios aconseja nuevamente al joven que está listo para graduarse de la escuela de la sabiduría. Sus padres están entrando en la ancianidad. Quizás su padre ya está algo senil, pero aun así, sus padres tienen más sentido común y experiencia que el joven.

Y usted vería un ejemplo de esto si solo pudiera hablar hoy con Absalón, Él creyó que podría vencer en una rebelión contra su padre, el rey David. Pero David era un soldado experimentado. Cuando los rebeldes salieron al campo de batalla cometieron un error. Nunca deberían haber salido de Jerusalén porque David conocía bien la guerra en el campo de batalla y ello resultó fatal para el joven Absalón. Continuemos leyendo el versículo 23:

"Compra la verdad y no la vendas; y la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia."

Usted y yo no necesitamos comprar la verdad. La verdad está disponible para nosotros sin dinero y sin precio. El profeta Isaías dijo en 55:1, ¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, ¡venid, comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche! Cristo es todo esto para el hijo de Dios. El es la verdad, la sabiduría y el conocimiento. Azulo, el joven y brillante Fariseo, que más tarde conoceríamos como el apóstol Pablo, nos habló de ello en 1ª Corintios 1:30, Pero gracias a él vosotros estáis unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, --es decir, nuestra justificación, santificación y redención--. Luego en el versículo 26, de este capítulo 23, de Proverbios leemos:

"Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos mis caminos."

Ahora, alguien quizá nos diga: "Pero, yo los he escuchado a ustedes decir que Dios no quiere nuestros viejos e impuros corazones". Y así es, estimado oyente, el no puede usarlos. Pero cuando Él dice: Dame hijo mío tu corazón Él no está hablando a la persona que no es salva. Él está hablando a Su hijo, le está hablando a alguien a quién La ha dado un corazón nuevo, una naturaleza nueva, alguien que ha experimentado un nuevo nacimiento espiritual. Así es que le dice entonces al joven: "Yo quiero que tú vengas a Mí, y quiero que tú te sometas a Mí". Como dijo Jesús, "Si me amas, guarda mis mandamientos". Si usted ha sido redimido por la sangre de Cristo, entonces es un hijo de Dios y puede ofrecerle su corazón y su amor. Luego, en el versículo 27, leemos:

"Porque abismo profundo es la ramera, pozo profundo la extraña."

Si alguien hubiera pensado que nosotros estábamos equivocados antes al decir que la extraña era una ramera, aquí tenemos un paralelismo que muestra que los dos términos son sinónimos. Luego, en el versículo 28, de este capítulo 23 de Proverbios, leemos:

"También ella, como un ladrón, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores."

Las vidas de dos hombres ilustran esta afirmación. Está la historia de Judo en el libro del Génesis, en un capítulo lamentable que nos relata le historia de cuando él acudió a una prostituta. Y después está la historia de Sansón. Si él estuviera aquí hoy, desde su experiencia nos diría que la ramera era traicionera, capaz de traicionar sin ningún escrúpulo. Continuemos leyendo los versículos 29 y 30:

"¿Para quién serán los lamentos? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas sin razón? ¿Para quién los ojos enrojecidos? Para los que no dejan el vino, para los que van probando mezclas."

Nuevamente tenemos aquí una advertencia contra la ebriedad, que se completa con los versículos 31 al 35, de este capítulo 23 de Proverbios, leemos:

"¡No mire el vino cuando rojea, cuándo resplandece su color en la copa! Se entra suavemente, pero al fin muerde como una serpiente, causa dolor como un áspid. Tus ojos verán cosas extrañas y tu corazón dirá cosas perversas. Será como si yacieras en medio del mar o como si yacieras en la punta de un mástil. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, pero no lo sentí; cuando despierte, volveré en busca de más."

Y así concluimos nuestro estudio de este capítulo 23 de Proverbios. Dios mediante, en nuestro próximo programa, comenzaremos nuestro estudio del capítulo 24, y esperamos que usted nos acompañe. Una vez más, permítanos recordarle que es bueno, que es aconsejable que usted lea todo este capítulo 24, antes de llegar a nuestro próximo estudio, para que se familiarice con su contenido. Al despedirnos, dejamos con usted esta petición del Señor que leímos en el versículo 26, que en otra versión nos lo expresa de esta manera: Dame, hijo mío, tu corazón, y no pierdas de vista mis caminos. Estimado oyente, este es un llamado a todos aquellos que habiendo comenzado su vida cristiana, aun no distinguen claramente la dirección que tendrían que seguir en la vida. Si usted se dirige a Él en oración con un corazón sincero, con una mente dispuesta y sensible a la Palabra de Dios y a la guía de Su Espíritu, El le guiará por los mejores senderos de la vida, que son los caminos que Dios ha preparado para los que le aman.

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