Estudio bíblico de Isaías 12:1-13:19
Isaías 12:1 - 13:19
En el día de hoy llegamos al capítulo 12 de este libro de Isaías. Hemos estado siguiendo una serie de profecías que comenzaron en el capítulo 7 y que concluyen en este capítulo 12. La serie comenzó con el juicio de Dios sobre Su pueblo. En el capítulo 11 vimos que el reino sería establecido en la tierra y que el Señor Jesús reinaría personalmente.
Recordemos que el período en el cual fueron realizadas estas profecías fue durante el reinado de Acaz, un rey bastante malo por cierto, en contraste con lo que había sido su padre y su abuelo. Su abuelo fue el rey Uzías, y fue en su época que Isaías comenzó su ministerio a este pueblo.
Ahora en este capítulo 12 alcanzamos un gran acontecimiento, la tribulación ya ha terminado y las tormentas de la vida han llegado a su fin. Entonces los israelitas han entrado en el reino, y les encontramos adorando y cantando alabanzas a Dios. Encontramos a ese pueblo en el templo, y no en el muro de los lamentos. Hoy ellos se encuentran en ese muro de los lamentos, lo cual constituye una de las pruebas de que el regreso de Israel a la tierra que se lleva a cabo en la actualidad no es un cumplimiento de la profecía. Es decir, que el regreso actual de ellos a su tierra no refleja el hermoso cuadro de alabanza aquí presentado.
Este breve capítulo se parece a un salmo, y esto es lo que realmente es. Es como una hermosa joya. Tenemos ante nosotros la alabanza de un pueblo expresada bajo el reino personal y directo de Cristo. Es una pura alabanza de corazones redimidos a Dios por Su salvación y creación. La maldición ha sido removida de la tierra, lo cual constituye una ocasión para alabar a Dios por haber exhibido Su bondad en la creación. Usted y yo no hemos visto nada de esto en la naturaleza debido a la maldición que aún se encuentra sobre ella. Hoy la naturaleza tiene colmillos afilados y garras sangrientas. Durante la época del reino, esta situación cambiará completamente.
En los primeros tres primeros versículos de este capítulo 12, encontramos al Señor siendo alabado, a causa de la salvación. Luego, en los versículos 4 al 6, tenemos la alabanza al Señor por sus obras en la creación.
Leamos pues el primer versículo de este capítulo 12, que comienza esta sección que destaca:
La alabanza al Señor por su salvación
"En aquel día dirás: Cantaré a ti, Señor; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó y me has consolado."
Una vez más, encontramos aquí esa expresión que hemos señalado anteriormente como "en aquel día". Y, creemos que ya hemos identificado a este día como el comienzo del período de la Gran Tribulación y que continúa con la venida del reino que Cristo va a establecer en la tierra.
Este versículo expresa el pensamiento de que la noche del pecado ya ha llegado a su fin, y ha llegado el día de salvación. Ese pueblo ha pasado por la noche terrible de la gran tribulación, y entonces, la luz ya ha llegado al mundo. Una vez terminada esa tribulación, ellos entran a disfrutar de la paz y alegría del reino. Y ésa es una ocasión para expresar alabanza. Encontramos aquí que lo que caracterizará a la época del reino será la verdadera alegría. Notemos lo que dice el versículo 2:
"He aquí, Dios es mi salvación; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor Dios, quien ha sido salvación para mí."
Observemos que aquí no dice que Dios proveyó salvación, sino que Él es la salvación. La Salvación es una Persona, y no un programa, ni tampoco un ritual o una liturgia. Es una persona, y esa Persona es el Señor Dios, es decir, el Señor Jesucristo. Ése es el cuadro que se nos presenta aquí. Y esta gente le expresa alabanzas por Su salvación. El versículo 3 nos dice:
"Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación."
Estas fuentes nos hablan de abundancia. Su salvación da satisfacción y alegría al corazón. Durante el período del reino habrá un tiempo de gran alegría, que es lo que el Señor quiere para los suyos. Y Él quiere que seamos felices ahora. Nuestra salvación debería impulsarnos a sentir alegría y a cantar alabanzas al Señor. No creemos que lleguemos a ser testigos de Él, hasta que experimentemos esa alegría.
Leamos ahora el versículo 4, que nos introduce en la sección en la que vemos:
La alabanza al Señor por su creación
"Y diréis en aquel día: Cantad al Señor, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido."
La frase "en aquel día", por supuesto, se refiere al milenio, la parte del día en que habrá luz. El "Día del Señor" se inaugurará con la noche del pecado. Nuestro día comienza con el amanecer, pero el día en los tiempos del Antiguo Testamento comenzaba con el anochecer. Dice al Salmo 30:5, "Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría". El tiempo del milenio será la mañana de la alegría y el tiempo de expresar la gratitud a Dios por la salvación. Pero no sólo esto, sino que también será el momento de agradecerle por el hecho de ser el Creador. Sus obras poderosas y el carácter expansivo de esas obras deben ser puestos de manifiesto entre el pueblo, y Su nombre tiene que ser exaltado. Las obras de Dios incluyen no sólo Sus actos de creación sino también todo lo que Él hace.
La frase "Y diréis en aquel día; cantad al Señor" se resume en la expresión "Aleluya". Ahora, el versículo 5, de este capítulo 12 de Isaías, dice:
"Cantad salmos al Señor, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra."
Dios ha hecho grandes cosas. Cuando los 6 días de renovación y de creación llegaban a su fin, Dios miró a Su obra y dijo que era buena. Creemos que sería bueno que por nuestra parte le diéramos las gracias por una salvación perfecta y por la creación, aun cuando el pecado la ha estropeado. Seguro que podemos observar que en muchos lugares de una ciudad hay ratas, así como hormigas y otros insectos que entran en nuestras viviendas, pero a pesar de estas molestias debemos disfrutar del canto de los pájaros y de la belleza de las flores y los árboles. Aun cuando la tierra ha sido maldecida con el pecado, todavía es maravillosa. Imaginemos entonces lo hermosa que será cuando la maldición haya sido removida. Tendremos la ocasión de cantar alabanzas a Dios en aquel tiempo, así como también lo podemos hacer hoy. Ahora, el versículo 6, el versículo final de este capítulo 12 de Isaías, dice:
"Regocíjate y canta, moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel."
Ésta es una exclamación de alegría palpitante y vibrante del alma redimida que está entregando a Dios todo lo que una pobre criatura puede darle. ¡Su Aleluya! Cuando nosotros hablamos acerca de nuestra dedicación, ni siquiera sabemos lo que estos términos en realidad significan. En aquel día glorioso, Israel sabrá su significado, y nosotros también. Y así llegamos al:
Capítulo 13
Nos encontramos ahora en una sección completamente diferente. Y el tono de lo que dice ese libro cambia inmediatamente. Comenzando con el capítulo 13 y hasta el capítulo 23, encontramos ciertas cargas impuestas sobre nueve naciones que rodean a Israel. Una carga es algo que usted tiene que soportar y estas cargas constituyen un juicio de Dios contra estas nueve naciones. Por ello podemos sustituir la palabra juicio por carga y estaremos expresando lo mismo. En cierta manera, éste es un pasaje destacado de las Escrituras, porque la mayoría de estos juicios proféticos ya se han cumplido. Hoy son hechos históricos. Cada una de estas naciones tuvo algún tipo de contacto con Israel y la mayoría de ellas eran vecinas contiguas a las fronteras de Israel o no se encontraban muy lejos. Israel sufrió bajo algunos de esos pueblos y aún se encuentra en esa situación, y sufrirá nuevamente a causa de ellos en el futuro.
En este capítulo usted encontrará algunos nombres que le resultarán extrañamente familiares. Egipto es uno de ellos. Aunque algunos de estos juicios tendrán lugar en el futuro, la principal característica de esta sección es que una gran parte de estas predicciones se han cumplido y se presentan hoy como una evidencia de profecía cumplida. Todo ello añade un interés singular e importancia a estos once capítulos. En esta sección Asiria ya no es una nación opresora; y otro grupo de naciones encabezadas por Babilonia ocuparía su lugar.
No fue una tarea agradable para el profeta pronunciar este tipo de mensaje. Ésa no era una manera de ganar amistades e influenciar a la gente. Pero los profetas de Dios no formaban parte de ningún concurso de popularidad.
Babilonia fue el tema de la primera carga o juicio. Este tema sugiere muchas cosas al estudiante reverente de la Biblia. En primer lugar, la principal consideración es la ciudad literal de Babilonia. Y este detalle es verdaderamente notable, ya que en el tiempo del profeta Isaías, Babilonia era un lugar insignificante. No sería hasta un siglo más tarde que Babilonia se convirtió en una potencia mundial. ¡Dios pronunció un juicio sobre Babilonia antes de que ésta llegara a ser una nación!
Esta sección no termina con las "cargas" sobre las nueve naciones vecinas sino que se extiende a través de seis lamentos en los capítulos 28 al 33, y concluye con la calma y bendición después de la tempestad en los capítulos 34 y 35. Estos dos últimos capítulos nos presentan nuevamente la imagen del milenio.
En este capítulo 13 veremos el castigo de Babilonia en el Día del Señor. Creemos que éste contempla anticipadamente el período de la gran tribulación para su cumplimiento final.
Leamos entonces el versículo 1, de este capítulo 13 de Isaías, donde se nos habla sobre:
El castigo de Babilonia en el día del Señor
"Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz."
En este capítulo aparece la ciudad literal de Babilonia en la historia, y lo mismo sucede en el capítulo 14. Se convirtió en una de las grandes ciudades del mundo antiguo. En realidad, llegó a ser la primera potencia mundial y como tal fue reconocida en la profecía de Daniel. El rey Nabucodonosor era la "cabeza de oro", que representaba a Babilonia. Fue el rey de la primera potencia mundial.
Creemos que la ciudad de Babilonia será reedificada en el futuro. Babilonia es el símbolo de la rebelión unida contra Dios, que comenzó en la Torre de Babel y terminará en los eventos de Apocalipsis 17 y 18, donde veremos a la Babilonia religiosa y política gobernando al mundo. Durante el período de la gran tribulación Babilonia será abatida por un gran juicio de Dios. Ésta es posiblemente la primera referencia a ella en la Biblia. Leamos ahora el versículo 3 de este capítulo 11 de Isaías:
"Yo mandé a mis consagrados y asimismo llamé a los valientes de mi ira, a los que se alegran con mi gloria."
En este versículo, la palabra consagrados significa "separados por alguien para un uso específico". Dios dijo "asimismo llamé a los valientes de mi ira". Dios ha consagrado o levantado a Babilonia con un propósito específico. Hizo lo mismo con Asiria. En Isaías 10:5, Dios dijo por medio del profeta Isaías: "¡Ay de Asiria! Vara y bastón de mi furor, en su mano he puesto mi ira". Dios usó a Asiria para castigar a Su pueblo, y después juzgó a Asiria. Esto es lo que Él iba a hacer con Babilonia. Cualquier cosa puede ser consagrada si es separada para Dios. Asiria y Babilonia fueron separadas para castigar a Israel. Fueron instrumentos en Sus manos para un propósito concreto. Continuemos leyendo el versículo 4:
"Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas: ¡El Señor de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla!"
Este versículo explica lo que se quiso decir con "consagrados". Babilonia vendría a atacar al reino del sur de Israel (el reino de Judá), así como Asiria atacó a las diez tribus del norte de Israel y las llevó al cautiverio. Leamos ahora el versículo 5:
"Vienen de lejana tierra, del extremo de los cielos, el Señor y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra."
Los babilonios serían entonces los instrumentos de su ira. Y dice el versículo 6:
"¡Aullad, porque cerca está el día del Señor! ¡Vendrá como devastación del Todopoderoso!"
Esta profecía mira más allá de lo que ahora es historia, y se proyecta hacia la gran tribulación. Dicen los versículos 7 al 9:
"Por tanto, toda mano se debilitará y desfallecerá todo corazón humano. Se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como de mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros son como llamaradas. He aquí el día del Señor viene: día terrible, de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad y raer de ella a sus pecadores."
Durante la gran tribulación Dios usará otra vez a la potencia (aquí llamada Babilonia) para juzgar a este pueblo, tal como lo hizo en el pasado. Se habla de la tribulación como un tiempo de dolores de parto, como si hombres estuvieran sufriendo dolores de parto, el Día del Señor se inaugura con este tiempo de dolores de parto.
Este estado de cosas se identifica con la gran tribulación. Leamos el versículo 10:
"Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; el sol se oscurecerá al nacer y la luna no dará su resplandor."
Esto fue profetizado nuevamente en Mateo 24:29, que dice: "29Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas". Y Apocalipsis 8:12 dice: "12El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciera la tercera parte de ellos y no hubiera luz en la tercera parte del día, y asimismo en la noche".
Continuemos leyendo el versículo 11:
"Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; haré que cese la arrogancia de los soberbios y humillaré la altivez de los tiranos."
O sea que, el mundo será castigado. Estamos viviendo en un mundo que hoy está avanzando hacia su propio juicio. Y el versículo 12 dice:
"Haré más precioso que el oro fino al mortal y más que el oro de Ofir al ser humano."
Cuando Cristo murió por usted y por mí sobre la cruz, estimado oyente, eso nos añadió mucho más valor.
Los versículos 13 al 16 continúan diciéndonos que la tribulación será un tiempo de destrucción mundial, en el cual nadie sobrevivirá, excepto el remanente que Dios preservará para Sí mismo.
Leamos ahora el versículo 17, que comenzará a hablarnos sobre
La destrucción de Babilonia en el día del hombre
"He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata ni codiciarán oro."
Ahora, ¿quienes eran los medos? Media y Persia fue una nación doble y un poderoso imperio que conquistó a Babilonia. Isaías estaba hablando de lo que iba a ocurrir en el futuro inmediato. Él identificó a los que iban a destruir a Babilonia como los "medos". Y dice el versículo 19:
"Y Babilonia, hermosura de reinos, gloria y orgullo de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios."
Esta profecía ha sido cumplida. Babilonia fue el imperio más grande que existió sobre la tierra. El Imperio Macedonio fue grande; el Imperio Egipcio también lo fue, como lo fue el Imperio Romano. En una época, Gran Bretaña o España fueron consideradas grandes naciones. Pero creemos que ninguna potencia puede ser comparada con la gloria de Babilonia. La Palabra de Dios la llamó "hermosura de reinos, gloria y orgullo de los caldeos". Y esa gloria y orgullo fueron abatidos por Dios, tal como lo hizo con Sodoma y Gomorra. Cualquiera puede contemplar hoy las ruinas de la antigua Babilonia para reconocer que esto ha sucedido.
Era una gran ciudad que nunca fue reedificada. Otras grandes ciudades han sido reedificadas. Esto es especialmente cierto de Jerusalén. Roma fue destruida y reedificada. Grandes ciudades de Alemania fueron bombardeadas y surgieron nuevamente de las cenizas para recuperar su grandeza. Pero Babilonia, nunca se levantó. Dios dijo que nunca más sería habitada. Es cierto que Babilonia será reedificada en el futuro, pero no en su antiguo lugar. Será edificada en un lugar diferente.
Babilonia representa a la confusión, y la futura Babilonia será otra vez un gran centro comercial, un importante centro religioso, un gran centro político, un centro de poder, y el centro educativo del mundo.
En realidad lo que Babilonia representó y volverá a representar en el futuro, es decir, una gran confusión, en cierta manera ya se encuentra presente en la mente de los seres humanos. Pero entre tantas opciones que se ofrecen simultáneamente al ser humano para captar su atención, se destacan las palabras de Jesús en Juan 14:6, "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí".
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