Estudio bíblico de 1 Tesalonicenses Introducción
1 Tesalonicenses - Introducción 1:1
Amigo oyente, el día de hoy, vamos a comenzar nuestro estudio en la Primera Epístola del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses. Estamos una vez más en el Nuevo Testamento. Esta carta se encuentra casi al final de las cartas o epístolas del Apóstol Pablo, en cuanto a su ubicación en el Nuevo Testamento. Sin embargo, ésta fue la primera epístola que escribió el Apóstol Pablo. Fue escrita en el año 52 o 53 D.C. Así es que hoy queremos presentar algunos antecedentes para que éstos nos ayuden a comprender y apreciar más esta gran epístola.
En cuanto a Tesalónica, debemos decir que era una colonia romana. Roma tenía una política deferente a la que muchas otras naciones han tenido con los pueblos capturados. Algunas potencias han tratado de imponer su cultura a las naciones que han subyugado. Pero, Roma era más sabia en su política internacional. No trató de cambiar directamente la cultura, los hábitos, las costumbres o el lenguaje de los pueblos que había dominado. En cambio, estableció colonias que fueron distribuidas geográficamente en áreas estratégicas por todo el imperio. Una ciudad que era una colonia romana adoptaría gradualmente las leyes y costumbres romanas. En las tiendas locales uno podía ver los últimos artículos que se usaban en la misma Roma. De esta manera, las colonias se iban convirtiendo en una pequeña Roma. Tesalónica era esa clase de colonia Romana, y era una ciudad importante en la vida del Imperio Romano.
Tesalónica se encontraba a unos 70 Km al oeste de Filipos y a unos 140 Km al norte de Atenas. Fue Cicerón quien dijo: "Tesalónica se encuentra en el seno del Imperio". Estaba justamente en el centro o el corazón del Imperio y era la ciudad principal de Macedonia.
Al principio esta ciudad había sido llamada Terma, a causa de las aguas termales que existían en esa zona. Pero en el año 316 A.C., Casandro, que fue uno de los 4 grandes generales de Alejandro Magno que dividieron el imperio de Alejandro, se apoderó de Macedonia y la convirtió en su base de operaciones. Le cambió el nombre a la ciudad, poniéndole el nombre de su esposa, Tesalonike, que era hermanastra de Alejandro. La ciudad aun existe, y es actualmente conocida como Salónica.
La iglesia de Tesalónica, establecida por el apóstol Pablo en su segundo viaje misionero, era una iglesia modélica. Pablo mencionó esta característica en el capítulo 1, versículo 7, diciendo: de esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Esta iglesia era un testimonio para toda aquella región que hoy llamaríamos Grecia. Pablo también habló de esta iglesia como un ejemplo a los creyentes Corintios, en 2 Corintios 8:1-5.
Recordemos que Pablo y Bernabé se separaron antes del segundo viaje misionero. Pablo llevó consigo a Silas, y en la misma ruta agregó al grupo a Timoteo y a Lucas. Visitó nuevamente las iglesias de Galacia y después intentó describir un círculo más amplio en el área densamente poblada del Asia Menor, hoy conocida como Turquía. Creemos que él tenía la intención de llevar a cabo su obra misionera en esa zona, porque en su tercer viaje misionero él hizo de Efeso su base de actividades y realizó la que fue probablemente su obra misionera más importante. Pero en su segundo viaje misionero, el Espíritu de Dios puso un obstáculo en su camino y no le permitió dirigirse hacia el sur. Él trató de subir hacia Bitinia, en la costa sur del Mar Negro, pero, nuevamente, el Espíritu de Dios se lo impidió. Así que, no pudiendo ir hacia el norte, ni al sur, entonces se dirigió hacia el oeste, y llegó a Troas, donde esperó recibir instrucciones. Tuvo la visión del hombre de Macedonia, y en consecuencia cruzó hacia Filipos. Allí descubrió que el hombre de Macedonia resultó ser una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, que al parecer tenía una tienda en la ciudad. Pablo la guió en su conversión al Señor junto a otros de la ciudad. De esa manera se estableció una iglesia en Filipos.
Después Pablo fue a Tesalónica, y en Los Hechos 17 se nos dice que permaneció allí por tres días de reposo. Así que Pablo se quedó en la ciudad poco menos de un mes, pero en ese período de tiempo realizó una intensa tarea misionera. Pablo era un misionero muy efectivo, que allí guió a multitudes a Cristo. Y en ese breve período no solo organizó una iglesia local, sino que también les enseñó a los nuevos creyentes las grandes doctrinas de la fe cristiana.
Luego tuvo que salir de Tesalónica a toda prisa debido a la gran oposición al evangelio. Fue expulsado de esa ciudad y descendió a Berea. Pero hasta allí le persiguió el enemigo; entonces nuevamente fue obligado a retirarse. Dejó a Timoteo y Silas en Berea, pero él continuó hacia Atenas. Después de pasar algún tiempo en Atenas, continuó hasta Corinto. Aparentemente fue en Corinto donde Timoteo y Silas vinieron a reunirse con él y le trajeron un mensaje con noticias de los Tesalonicenses (ver 1 Tesalonicenses 3:6). Timoteo también le trajo a Pablo algunas preguntas sobre problemas que preocupaban a los creyentes de Tesalónica. Así que Pablo escribió esta primera carta en respuesta a sus preguntas, para instruirles más detalladamente y transmitirles el consuelo que necesitaban.
Aunque Pablo había estado en Tesalónica por menos de un mes, había enseñado sobre muchas de las grandes doctrinas de la iglesia, incluyendo la segunda venida de Cristo. Es interesante ver que Pablo no consideró que este tema les resultara difícil de comprender a los nuevos convertidos. Sin embargo hoy hay cristianos que son miembros de iglesias cuya antigüedad supera los cien años y que tienen una comprensión y un conocimiento superficiales del arrebatamiento de la iglesia y de la venida de Cristo para establecer Su Reino aquí en la tierra. La iglesia de Tesalónica ni siquiera tenía un mes de existencia y Pablo ya les estaba enseñando estas grandes doctrinas.
Obviamente, el apóstol había enfatizado la segunda venida de Cristo a los creyentes y había enseñado que el retorno de Cristo era inminente; porque durante el período de tiempo transcurrido desde que Pablo se había ido, algunos de los creyentes que habían venido a conocer a Cristo y creer en El habían muerto, y ello naturalmente provocó la pregunta en la mente de los Tesalonicenses en cuanto a si esos creyentes estarían presentes en el arrebatamiento de la iglesia o no. Pablo presentó la Segunda Venida de Cristo en relación con los creyentes, como un consuelo, y este consuelo constituye el tema de la epístola. Este énfasis está en marcado contraste con la venida de Cristo en gloria con catástrofes y cataclismos para establecer Su Reino terminando con todas las injusticias, como vemos en Apocalipsis 19:11-16.
Esta carta tiene un propósito triple: (1) confirmar a los nuevos convertidos en la verdad elemental del evangelio; (2) condicionarlos para que vivieran una vida santa; y (3) consolarlos con respecto al retorno de Cristo. El mensaje de Pablo presentaba un agudo contraste con el paganismo que había en Tesalónica. Una inscripción pagana en esta ciudad decía: "Después de la muerte no se revive, después de la muerte no hay reencuentro."
En la primera carta a los Tesalonicenses el énfasis recae sobre el arrebatamiento de los creyentes, o sea, en la venida de Cristo a recoger a Su Iglesia de este mundo. El hecho de que la venida de Cristo es una esperanza purificadora debería conducir a la santificación de nuestras vidas. Hoy hay mucha gente que quiere discutir y presentar sus argumentos sobre la profecía, y este tema despierta mucha curiosidad. Pero el apóstol Juan nos dijo en su primera carta, capítulo 3 y versículo 3, Y todo aquel que tiene esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. Así que esta esperanza tendría que tener un efecto purificador en nuestras vidas. No estamos interesados en cuan entusiasta y emocionado se siente usted en relación con la verdad del arrebatamiento de la iglesia. Lo verdaderamente importante es cómo está usted viviendo. ¿Llega esta esperanza directamente a su vida práctica? Y ¿cambia su vida?
En la segunda carta a los Tesalonicenses el énfasis se desplaza a la venida de Cristo a la tierra para establecer Su Reino. Hay una gran diferencia entre ser arrebatado para encontrarse con el Señor en el aire, y Su venida a la tierra para establecer Su Reino. Necesitamos marcar la diferencia entre nuestro arrebatamiento y Su descenso a la tierra.
Ahora veremos dos formas de resumir y bosquejar esta carta: la primera está centrada en la experiencia del cristiano:
I. La actitud del cristiano hacia el retorno de Cristo. Capítulo 1. esperar, servir, vv. 9-10.
II. El premio del cristiano en el retorno de Cristo. Capítulo 2.
III. La vida cristiana y el retorno de Cristo. Capítulo 3:1-4:12.
IV. La muerte del cristiano y el retorno de Cristo. Capítulo 4:13-18.
V. Las acciones del cristiano a la luz del retorno de Cristo. Capítulo 5. Observemos que hay 22 mandamientos específicos para los cristianos, a partir del v. 11.
El énfasis del segundo bosquejo recae en la venida de Cristo como punto de partida:
I. La venida de Cristo es una esperanza inspiradora. Capítulo 1.
A. Introducción (1:1-4)
B. El Evangelio fue recibido con mucha certeza y aflicción (1:5-7)
C. Los resultados del Evangelio: el volver de los ídolos a Dios; esperar la venida de Cristo, 1:8-10)
II. La venida de Cristo es una esperanza activa. Capítulo 2
A. Motivo y Método de un verdadero testigo de Cristo. (2:1-6)
B. El aspecto maternal del ministerio del apóstol (consuelo) (2:7-9)
C. El aspecto paternal del ministerio del apóstol (mandato) 2:10-13)
D. El aspecto fraternal del ministerio del apóstol (desafío) 2:14-16)
E. La recompensa del verdadero testigo de Cristo (2:17-20)
III. La venida de Cristo es una esperanza purificadora. Capítulo 3:1-4:12. Conduce a la santificación.
A. Timoteo trajo un buen informe de los Tesalonicenses (3:1-8)
B. Pablo instó a los Tesalonicenses a continuar creciendo en la fe. 3:9-13.
C. Como tienen que vivir los creyentes (4:1-12).
IV. La venida de Cristo es una esperanza consoladora. Capítulo 4:13-18. Lo que significa la muerte para el cristiano; lo que el arrebatamiento significa para la iglesia.
V. La venida de Cristo es una esperanza viva y estimulante. Capítulo 5. Impulsa a la acción; los creyentes muertos están dormidos en Jesús; los creyentes vivos están despiertos para Jesús.
A. Un llamado para estar despiertos y alertas a la luz de la venida de Cristo. (5.1-10).
B. Mandamientos para los cristianos. (5:11-28)
Y así llegamos al
1 Tesalonicenses 1
El tema del capítulo se resume en la siguiente frase: La venida de Cristo es una esperanza inspiradora. Vamos a leer entonces el primer versículo de este capítulo 1 de la primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, que forma parte de la
Introducción
"Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo."
Esta introducción es típica de las otras epístolas de Pablo, pero hay algunas diferencias a las que necesitamos prestar atención. Pablo incluye a Silas y a Timoteo en su saludo. Recordemos que Silas y Timoteo acababan de reunirse con Pablo para mostrarle el informe de Tesalónica. Al añadir los nombres de ellos al suyo, los Tesalonicenses sabrían que todos ellos estaban de acuerdo en relación con esta carta.
Pablo también reveló su humildad al unir a estos hombres a su persona. Silas y Timoteo habrían resultado desconocidos si Pablo no se hubiera asociado con ellos. Este fue un gesto muy noble por parte de Pablo. El siempre se identificó con sus hermanos en la fe. El no estaba distante, aislado, separado y por encima de los otros que estaban trabajando para el Señor Jesús.
Esto es algo que tenemos que recordar hoy en relación con el ministerio cristiano. No se puede poner a nadie, sea predicador o maestro, sobre un pedestal. Como cristianos, ellos deberían estar al mismo nivel de los demás en cuanto a la convivencia y a la práctica de la vida cristiana. Dios no les ha pedido a ellos que vivan o actúen de forma diferente. Cuando un maestro, un pastor o u predicador están enseñando la Palabra de Dios, tienen que ser conscientes del hecho de que están exponiendo Su Palabra y realmente actuando de parte de El, en nombre de El. Y Dios espera esa actitud de todos aquellos que enseñan Su Palabra. Pero en lo que respecta a la vida cristiana, Dios espera que todos nosotros vivamos a un nivel muy alto: la vida de un pastor, predicador o maestro no tiene que ser diferente a la de todos los creyentes en Cristo Jesús.
Desearíamos que se pudiera eliminar la distinción entre clérigos y laicos. Desde el punto de vista de la Palabra de Dios, esta es una distinción ajena a la Biblia. Dios ha establecido una norma, un modelo de un nivel muy alto para todos nosotros.
En una iglesia pueden presentarse dos actitudes o situaciones negativas. Una sería la del pastor o ministro, es decir, el que dedica todo su tiempo al ministerio, que trata de elevarse a sí mismo sobre los demás; y la otra, la de un laico o miembro colaborador de la congregación que intente convertirse en una autoridad en la Biblia sin haberla estudiado en profundidad. Lo más probable es que este último, cuando exponga el mensaje Bíblico se vaya por la tangente. Para nosotros, la mayor disciplina ha sido enseñar la totalidad de la Palabra de Dios. Si una persona enseña la totalidad de la Palabra de Dios, tratará todos y cada uno de los temas de la Biblia. No es posible enfatizar un tema preferido, con exclusión de todos los demás, si uno pretende enseñar la Biblia entera. Es por ello que, a partir del proceso de nuestra propia experiencia de aprendizaje, recomendamos esta disciplina, y esta actitud integral con respecto a la enseñanza de la Biblia.
Volviendo al primer versículo de esta carta, observamos que se dice que ésta fue dirigida a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. Quizás ellos tenían un estilo de vida un poco diferente, y enfrentaban problemas diferentes a los de la iglesia de Filipos, pero, tal como la iglesia en Filipos, tenían la misma relación vital con Dios el Padre y con el Señor Jesucristo. No leemos esta frase en las otras epístolas de Pablo porque ésta fue la primera carta que el apóstol escribió. Por ello, expresó esta idea una sola vez, y ya fue suficiente. No la volvería a repetir. Recordemos que cuando el Señor Jesús oró al Padre, como vemos en Juan 17:21-23, le pidió lo siguiente: 21que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad. . . O sea, que cualquier creyente que está en Cristo Jesús, también lo está en Dios el Padre. Y ese es ciertamente un lugar muy seguro para estar, en realidad más seguro que cualquier otro lugar.
Y el versículo 1 de este primer capítulo de la primera carta a los Tesalonicenses termina diciendo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Esta es una introducción formal que el apóstol Pablo usó en todas sus cartas. Primero viene la gracia, seguida por la paz de Dios. Tanto la gracia como la paz vienen de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. Estimado oyente, aquella gracia que trajo paz con Dios y una relación vital con el Señor Jesucristo a aquellos creyentes Tesalonicenses del siglo primero, está disponible para usted por la fe, por la fe en la gracia de Dios que se manifestó en la muerte de Su Hijo en la cruz. Por tal motivo, Pablo escribiría más tarde, en su carta a los Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
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