Estudio bíblico de 1 Tesalonicenses 5:11-28
1 Tesalonicenses 5:11-28
Este último capítulo de esta carta nos recuerda las acciones del cristiano ante la realidad del regreso de Cristo. Recordemos que el capítulo 1 consideramos la actitud del cristiano hacia el retorno de Cristo. Ahora, si nuestra actitud no conduce a una vida de acción, algo funciona radicalmente mal. En nuestro Bosquejo general, presentado en la introducción, titulamos a este capítulo 5 de Tesalonicenses "La Venida de Cristo, una esperanza viva y estimulante". Su venida impulsa hacia una vida de acción; los creyentes muertos descansan en Jesús y los creyentes vivos están despiertos para Jesús. En el día de hoy, amigo oyente, llegamos a la última sección de esta Primera epístola a los Tesalonicenses. Tenemos ante nosotros una serie de 22 mandamientos para cristianos. Estos son los mandamientos para creyentes -no simplemente 10 de ellos, sino todos los 22. Hasta el momento en que somos salvos, Dios nos ha encerrado o acorralado ante una cruz. Es decir, que Dios no está pidiendo nada de nosotros, excepto que respondamos a esta pregunta: "¿Qué harás con mi Hijo que murió por ti?" Ahora, después de que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador, entonces Dios nos habla sobre nuestras vidas. El hijo de Dios no está bajo los Diez Mandamientos como una forma de vida; él está por encima de ellos. El debe vivir en un nivel, en un plano más elevado, como podemos ver en los mandamientos de esta sección. Estos mandamientos son prácticos, están al mismo nivel de la vida cotidiana. Es maravilloso continuar esperando con ansia por la venida de Cristo, pero es también muy importante continuar caminando aquí en la tierra, por las aceras de la vida, en la oficina, en la fábrica, en el aula, o por todo lugar que tengamos que transitar en esta vida.
El Señor Jesús dijo en Juan 14:15, Si me amáis, guardad mis mandamientos, Hay algunos cristianos que nunca han oído Sus mandamientos. Bien, aquí tenemos 22 de ellos. Han sido presentados como su fueran órdenes militares, de manera breve y escueta. Al leerlos vemos que debieron ser comunicados de forma autoritaria, como lo hubiera hecho un teniente del ejército. En el versículo 8 se nos acaba de decir que nos coloquemos el uniforme de guerra. Y ahora a continuación se transmiten las órdenes, que parecen estar categorizadas, es decir, que algunas están relacionadas entre sí. Leamos el versículo 11 de este quinto capítulo de 1 Tesalonicenses 5:
"Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo."
El primer mandamiento es animaos unos a otros, lo cual quiere decir alentarnos unos a otros en la fe.
El segundo mandamiento es edificaos unos a otros. Pablo dijo que los creyentes de Tesalónica ya lo estaban haciendo. "Edificar" aquí es visto como una tarea común y mutua, comunicándonos la Palabra de Dios y construyendo nuestras vidas con ella.
Leamos ahora los versículos 12 y 13, de este capítulo 5, de la Primera epístola a los Tesalonicenses, leemos:
"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros."
Aquí tenemos 3 mandamientos que parecen tan relacionados entre sí. Aquí tenemos el tercer mandamiento, en el cual les exhortó diciendo: que reconozcáis o comprendáis a aquellos que enseñan la Palabra de Dios. Quiere decir que deberíamos reconocerles, que contiene la idea de mostrar agradecimiento por el beneficio espiritual recibido. Cuando Pablo escribió estas palabras, se estaba refiriendo a la situación local en Tesalónica. Había estado con ellos menos de un mes. Los había ganado para Cristo y les había enseñado. Se había comenzado una iglesia, diríamos, a partir de cero. Antes de que Pablo llegara y les presentara el evangelio, allí no había ningún creyente (como podemos ver en Los Hechos 17:1-2). Así que todos los creyentes de Tesalónica habían llegado a conocer a Cristo aproximadamente al mismo tiempo. Entre ellos, algunos habrían recibido el don de la enseñanza. Otros tendrían el don de la predicación y algunos, el don de ayudar a los demás. Cada creyente recibe un don cuando es salvado, y ese don ha de ser ejercitado en el cuerpo de los creyentes para edificar a ese cuerpo de creyentes. Ahora tenemos la opinión de que entre los creyentes de esa ciudad podría haber existido esta situación o actitud por parte de algunos, al menos, que podrían pensar: "bueno, aquel y yo fuimos salvos al mismo tiempo. Yo lo conocí antes de que se convirtiera en un creyente. ¿De dónde le habrá venido la idea de que él me podría enseñar a mí?". Y así Pablo les estaba diciendo que algunos hombres y mujeres habían recibido ciertos dones de liderazgo, y que debían respetarlos. Los creyentes debían acudir a ellos para recibir consejo y reprensión.
Incluso hoy, en algunos casos existe el problema de que poca gente presta atención a los maestros que Dios ha provisto. La gente dice creer en la Biblia como la Palabra de Dios. Pero entonces, ¿por qué no la obedecen? ¿Por qué no la escuchan cuando está siendo enseñada? Es una postura hipócrita decir que una cree en esa Palabra y resulta que ignora lo que ella dice. Cualquiera que manifieste creer que la Biblia es la Palabra de Dios está obligado a conocer lo que ella dice. Por lo tanto, aquellos que están predicando y enseñando la Palabra de Dios deberían tener la atención de los creyentes.
Ahora el cuarto mandamiento es Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Siempre apreciamos mucho a la gente que hoy ama la Palabra de Dios, porque hemos descubierto que ellos siempre llegan a ser amigos. Una de las cosas que nos agrada mucho en cuanto al ministerio por la radio es la cantidad de amigos que Dios nos ha dado por todas partes. Cuando llegamos a visitar sus ciudades, nos expresan su afecto de muy diversas maneras. Cuando ellos nos expresan ese amor nos revelan que están honrando la Palabra de Dios, ya que estamos enseñando la Palabra de Dios.
Después el quinto mandamiento, expresado en este versículo 13, es el siguiente: Tened paz entre vosotros. Y todo esto viene junto, como en un solo paquete, digamos. Usted no puede tener a todos gobernando la iglesia. De la misma manera que uno no puede tener a todos dirigiendo cualquier tipo de organización. Tiene que haber al frente alguien con autoridad.
Es necesario que haya alguien que sea el líder y a esa persona deberán seguir los demás. Con ese tipo de arreglo, se puede tener paz. Pero cuando cada uno está tratando de interpretar su propia melodía, usted podrá tener cualquier cosa menos armonía y paz.
Veamos ahora los mandamientos, sexto al noveno. Leamos el versículo 14:
"También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos."
El sexto mandamiento es que amonestéis a los ociosos. Este naturalmente sigue al quinto que decía, "tened paz entre vosotros". Los "ociosos" o indisciplinados, son los que no llevan el paso, el ritmo de los demás, están desconectados del resto de la gente. Nuestra idea de ellos es que son solitarios, a quienes les agrada hacer un trabajo pequeño, limitado, antes que apoyar la obra que Dios está haciendo entre todos. El apóstol dio instrucciones para que se les advirtiera al respecto.
El séptimo es: que alentéis a los de poco ánimo. No está hablando de personas que tienen problemas mentales. Hay personas que son temerosas en cuanto a actuar para Dios y necesitan ser estimulados. Hay muchos creyentes hoy que necesitan que alguien ponga su mano en el hombro y le diga: "Hermano, tu puedes hacerlo. Estoy contigo y estoy orando por ti". Unas palabras como éstas significan mucho para aquel que está desanimado y se siente apocado: y algunas veces todos nos sentimos desanimados y necesitamos ayudarnos mutuamente para superar ese estado de ánimo.
El octavo mandamiento es: que sostengáis a los débiles. Hay creyentes que son débiles en la fe. No pueden llevar el paso como los demás porque en algunas cosas son como niños. No pueden marchar al ritmo de los demás. Así que necesitan una ayuda directa y personal. Figurativamente hablando, hay que levantarlos, sostenerlos y llevarlos. (Es como esa historia que ya hemos contado en cuanto a esa pequeña que iba cargando a su hermano, menor que ella. Alguien le dijo: "Pequeña, ¿no es demasiado pesado ese niño para ti?" A lo cual ella respondió: "No. Es mi hermano".)
El noveno mandamiento, que vemos en este versículo 14, es que seáis pacientes para con todos. Bueno, esto indica que nosotros no debemos perder la paciencia. Esta actitud es bien difícil de mantener en nuestras relaciones de trabajo, con personas no creyentes que tienen una personalidad quejosa, conflictiva, especialmente si están intentando de alguna manera de hacernos equivocar, abusar o aprovecharse de nosotros. En estos casos es muy difícil mantener el control de nuestro temperamento y ser pacientes. Pero Dios nos ha mandado ser pacientes con todos, y para ello necesitamos el auxilio del Espíritu Santo. Leamos ahora el versículo 15:
"Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos."
Aquí tenemos el décimo mandamiento. El pagar mal por mal implica resentimiento y actitudes de venganza.
El mandamiento número 11, seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos, señala una conducta entre creyentes y para con todos en general. Alguien ha dicho que hoy existen 3 filosofías para la vida, o 3 normas de conducta. El mundo pagano opera según una filosofía de que uno puede hacer mal con aquel que le hace bien. En otras palabras, uno trata de aprovecharse de la otra persona antes de que esa persona se aproveche de usted. Y usted puede usar cualquier clase de método. Puede que esa persona le haya tratado a usted bien, pero si usted puede obtener alguna ventaja de ella, hágalo. Esa es la filosofía pagana.
Y luego existe otra norma del llamado mundo refinado, culto y educado. Es decir, se trata de hacer el bien a aquellos que le hacen bien a usted. Entre otras áreas, esta forma de actuar suele verse en el mundo político. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Lucas 6:33, 33Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Ahora, el cristiano debe vivir bajo una norma diferente, que se resume diciendo: "Haced el bien a aquellos que obran mal con nosotros". Esto es algo contrario a la naturaleza del hombre. En el momento en que alguien le golpea a usted, usted, con toda naturalidad, Y esta es la filosofía de la cual Pablo nos estaba hablando aquí. Otra versión de este versículo dice: "Aseguraos de que nadie pague mal por mal; más bien, esforzaos siempre por hacer el bien, no solo entre vosotros sino a todos".
Ahora, encontramos el mandamiento número 12 en el versículo 16, de este capítulo 5, de la Primera epístola a los Tesalonicenses:
"Estad siempre gozosos."
Creemos que los próximos 3 mandamientos van juntos. Estad siempre gozosos no significa necesariamente ser feliz. La palabra "feliz" no es una palabra del Nuevo Testamento. Aquí se trata de disfrutar de una alegría en el Señor, como Pablo les escribió lo siguiente en los Filipenses en 4:4, Alegraos en el Señor, y otra vez os digo, alegraos. ¡Qué mandamiento este! ¿No es cierto? Usted no lo encontrará en los Diez Mandamientos. El hijo de Dios no tiene ningún derecho de andar por ahí con un rostro que refleja amargura, ni tiene derecho a ser una persona quejosa y conflictiva. Si usted es un hijo de Dios, tiene que encontrar siempre un motivo para alegrarse. Por cierto, éste es un fruto del Espíritu Santo -recordemos la lista, amor, gozo, paz, etc. Si usted no puede alegrarse, entonces comience a leer la Palabra de Dios y pídale que por medio de Su Espíritu traiga alegría a su corazón. Y Él lo hará. Continuemos leyendo el versículo 17:
"Orad sin cesar."
El mandamiento número 13 tiene que ver con una actitud de oración. No quiere decir que uno tiene que estar arrodillado todo el tiempo. Pero significa orar regularmente y permanecer constantemente en una actitud de oración.
Asociado con éste tenemos ahora el mandamiento número 14. Leamos el versículo 18 de este quinto capítulo de 1 Tesalonicenses
"Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."
Y esto es dar gracias en todas las circunstancias, no de vez en cuando, sino todo el tiempo.
Y dice aquí porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. Si usted me preguntara ahora mismo cual es la voluntad de Dios para usted, podría decirle 3 cosas que con toda seguridad son la voluntad de Dios para usted: alegrarse siempre, orar sin cesar, y dar gracias a Dios en todo. Esta es la voluntad de Dios para usted, y para nosotros. Y luego, en el versículo 19, leemos el mandamiento número 15:
"No apaguéis al Espíritu."
Una de las figuras que se usa para el Espíritu Santo es el fuego. ¿Cómo puede uno apagar un fuego? Se humedece lo que arde y no se le permite seguir ardiendo. Apagar el Espíritu significa negarse a hacer la voluntad de Dios; es decir, que uno no está escuchando al Espíritu Santo. Usted se niega a permitir que el Espíritu Santo sea su guía y le conduzca por el camino. Usted y yo apagamos el Espíritu cuando tomamos los asuntos en nuestras propias manos.
Esta fue la misma enseñanza que Pablo entregó a los creyentes de Éfeso. En el capítulo 4:30 de esa carta les dijo: 30Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Uno no puede contristar a una cosa; usted entristece a una Persona. El Espíritu Santo es una Persona, y El es entristecido por el pecado en nuestras vidas. Y como ya dijimos antes, El es apagado cuando nos apartamos de la Voluntad de Dios. Ahora, en el versículo 20, leemos:
"No menospreciéis las profecías."
Este en el mandamiento número 16. No desprecie usted el estudio Bíblico considerándolo como algo inferior para usted. No sea indiferente ante el Estudio Bíblico. Suele haber personas que incluso están implicadas en el servicio cristiano, pero tienen cierta ignorancia de la Biblia y no le dan valor al Estudio de la misma. Les parece que hay que dar prioridad a las actividades cristianas. Bueno, lo que si es necesario es mantenerse ocupado en estudiar la Biblia y después de hacerlo, entonces usted descubrirá como estar bien ocupado y como ser realmente efectivo. Continuemos leyendo el versículo 21:
"Examinadlo todo y retened lo bueno."
Este mandamiento número 17 nos aconseja someter todo a prueba. No permita que le engañen, que se aprovechen de usted. No apoye proyectos simplemente porque le han hablado de ellos y le han mostrado algunas buenas fotografías impactantes. No contribuya para cosas de las cuales no tenga referencias fiables. Investigue todo aquello a lo cual usted proporciona ayuda. El cristiano no debe ser crédulo. Debe examinar cuidadosamente, someter a prueba todas las cosas. Esto también significa que no debe dejarse engañar por los halagos, pues hay mucho engaño en este mundo que está muy bien maquillado.
Y el mandamiento número 18 dice Retened lo bueno. Debemos aferrarnos a aquello que verdadero, genuino. Continuemos leyendo el versículo 22:
"Absteneos de toda especie de mal."
Este mandamiento número 19 constituye la respuesta a los pasatiempos y diversiones cuestionables. Si hay alguna pregunta en su mente con respecto a si algo es bueno o malo, entonces, para usted estará mal hacerlo. Aquí se nos advierte contra toda clase o apariencia de mal. Leamos ahora el versículo 23:
"Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser-espíritu, alma y cuerpo- sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo."
Ahora observemos que el hombre es un ser trino: cuerpo, alma (mente) y espíritu. Dice aquí que Dios nos santifique por completo. No quiere decir perfectamente, pero se espera que alcancemos un nivel de madurez. No debemos continuar como niños, en un estado de infancia espiritual, sino que deberíamos continuar creciendo hacia la madurez. Y el versículo 24 añade:
"Fiel es el que os llama, el cual también lo hará."
Estas palabras nos estimulan para depender de Dios para ese desarrollo integral espiritual. Y el versículo 25 nos dice:
"Hermanos, orad por nosotros."
El mandamiento número 20 se refiere a que oremos por aquellos que proclaman el evangelio. Usted no puede orar por Pablo hoy, pero puede orar por mí y yo lo apreciaré mucho. Puede orar por su pastor y por los misioneros. Ellos también lo apreciarán mucho. Y el versículo 26 dice:
"Saludad a todos los hermanos con beso santo."
Este también es un mandamiento, el número 21. En ciertas culturas, en vez del beso, o besos de saludo, prefieren un apretón de manos. El saludo puro y sincero, es la expresión de cariño de una relación fraternal. Continuemos leyendo el versículo 27:
"Os encargo encarecidamente, por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos."
Y éste es el mandamiento número 22, y yo lo he obedecido habiendo leído, comentado y compartido esta carta con usted en su totalidad. Finalmente el apóstol añadió, en el versículo 28:
"La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén."
Y yo, estimado oyente me uno a esta oración y oro para que la Gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con usted.
Dios mediante, en nuestro próximo programa, comenzaremos a estudiar la Segunda Epístola del Apóstol Pablo a los Tesalonicenses, y espero usted pueda continuar acompañándonos en este recorrido a través de la Biblia. Le sugerimos que comience a leer el primer capítulo de la misma para familiarizarse con su contenido. Y nos despedimos con uno de los mandamientos que hemos citado: Dad gracias en toda situación, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
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