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Estudio bíblico de Jeremías 4:1-6:30

Jeremías 4 al 6

Estos capítulos nos presentan a Jeremías haciendo frente a la reincidencia y rebelión del pueblo. Nos encontramos en ese período en el que el rey Josías estaba llevando a cabo una reforma, pero antes de que la Palabra de Dios fuera encontrada en el templo. Por lo tanto, se trataba de una reforma, no de una renovación espiritual. Los cambios que estaban teniendo lugar eran poco profundos, Josías era sincero y seguramente se estaba acercando a Dios. Había escuchado al profeta Jeremías. Pero el pueblo no estaba volviéndose a Dios de una manera genuina, aun considerando que Jeremías dirigió específicamente al pueblo las profecías que había pronunciado.

Nos encontramos en el segundo mensaje pronunciado por Jeremías, mensaje que comenzó en el capítulo 3 y continúa hasta incluir el capítulo 6, y cuyo tema es la rebeldía del pueblo. EL 3:10 dice, 10Con todo esto, su hermana, la rebelde Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice el Señor». Ellos se estaban volviendo a Dios solamente de una manera exterior. Estaban concurriendo al templo y cumpliendo los rituales, pero su corazón no estaba identificado con su actitud externa. Esto era algo que el rey Josías estaba tratando que se produjera. Esta actitud nos revela que puede haber una reforma sin una renovación espiritual. La reforma sin una renovación en profundidad, nunca constituye un cambio verdadero.

No estamos seguros de que lo que hoy estamos viendo en algunos lugares puede ser considerada una verdadera renovación. Este renovado interés en la Palabra de Dios podría convertirse en una renovación espiritual, pero también podría ser que muchas personas estén viviendo meramente, una experiencia emocional o superficial. Está por ver si están verdaderamente convertidas o no.

Aunque en los días de Jeremías hubo una reforma, antes que un verdadero retorno a Dios, fue suficiente como para impulsar al profeta a pronunciar una profecía tremenda en 3:16-18. El dijo que en aquel tiempo todas las naciones se reunirían en la casa de Dios en Jerusalén. Incluso ese hecho tendría que haber alertado al pueblo de Judá a no convertir la adoración del templo, en un mero ritual. Pero ellos no reaccionaron ante esa apelación. Sin embargo el Señor continuó apelando y diciéndoles en 3:22:

"¡Convertíos, hijos rebeldes, y os sanaré de vuestras rebeliones!"

En el comienzo del capítulo 4 encontramos una expresión de la respuesta de Dios a cualquier movimiento por parte del pueblo hacia El. Leamos el versículo 1:

"Si te has de volver, Israel, dice el Señor, vuélvete a mí. Si quitas de delante de mí tus abominaciones y no andas de acá para allá"

El Señor estaba vitalmente interesado en ellos y quería restaurarlos a una relación apropiada con El. Les dijo que si solo se volvían a El, no les quitaría de la tierra. Y continuamos leyendo los versículos 2 y 3:

"Y si con verdad y conforme al derecho y la justicia juras: Vive el Señor, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán. Porque así dice el Señor a todo hombre de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros y no sembréis entre espinos."

En otras palabras, la reforma no era buena. Uno puede sembrar la semilla en la tierra, pero la tierra necesita estar preparada para ello, y no merece la pena sembrar entre espinos. Y el Señor lo expresó de una manera diferente en Mateo 7:6, diciendo: No echéis vuestras perlas delante de los cerdos. Creemos que hay ciertos momentos, y ciertos lugares en los que no tiene sentido exponer la Palabra de Dios. Hay ocasiones en las cuales algunos intentan evangelizar porque les parecen oportunidades espectaculares y sensacionales. Pero Dios dijo. Arad campo, (es decir, que hay que abrir surcos, preparar ese terreno no labrado, no cultivado). EL Dr. Ironside dijo: "La reja del arado de la convicción debe remover, revolver el terreno endurecido del corazón."

En el resto de esta sección, encontraremos la primera acusación contra el pueblo. Dios pronunciaría un juicio sobre ellos y les llamaría para que regresaran al Señor. Finalmente, habrá una clara predicción de juicio. Realmente, Jeremías no tenía pelos en la lengua al tratar este tema.

Creemos que en nuestro tiempo debería escucharse más del mensaje de los profetas, antes que el mensaje de consuelo que generalmente se escucha. El Terreno duro necesita ser quebrado. Espiritualmente hablando, nuestra sociedad está en peligro. Ninguna nación actual puede considerarse invencible o invulnerable a una caída por causas internas. Babilonia cayó en una noche; Alejandro Magno murió en una noche y todo el imperio se desmoronó. El Imperio Romano cayó por causas internas. Y lo mismo le puede suceder a cualquier sociedad que tenga una cierta imagen de solidez, pero que se esté consumiendo interiormente por causa de un creciente deterioro moral. En este pasaje se establece un principio básico de restauración espiritual, comenzando por evitar el sembrar en un terreno espinoso, y preparando el terreno, resquebrajando su dureza en una actitud de humillación ante Dios.

Dios continuó ofreciendo al pueblo de Judá una oportunidad para regresar a El, Y dijo en el versículo 4:

"Circuncidaos para el Señor, quitad el prepucio de vuestro corazón, hombres de Judá y moradores de Jerusalén, no sea que mi ira salga como fuego, que se encienda y no haya quien la apague a causa de la maldad de vuestras obras."

Ellos estaban cumpliendo el rito exterior de la circuncisión, que era la señal del pacto, que mostraba que pertenecían a la nación de Israel, pero Dios no había dado esa señal simplemente como una forma ritual o una ceremonia. Se ha demostrado que la circuncisión tiene un valor terapéutico concreto, pero lo importante era su valor espiritual. Sus corazones necesitaban volverse hacia Dios.

Entonces el profeta Jeremías les informó que vendría una potencia del norte, que sería Babilonia, que finalmente los destruiría. Veamos lo que nos dicen los versículos 6 al 8:

"Alzad bandera en Sión, huid, no os detengáis, porque del norte hago yo venir mal y quebrantamiento grande. El león sube de la espesura, el destructor de naciones está en marcha; ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. Por eso, vestíos con ropas ásperas, lamentaos y gemid, porque la ira del Señor no se ha apartado de nosotros."

El pueblo de Judá había visto que las 10 tribus del norte (o sea el reino de Israel) habían sido llevadas al cautiverio. Entonces Jeremías les estaba pidiendo que consideraran ese trágico hecho como una advertencia. Dios estaba permitiendo el surgimiento de una nueva potencia en el norte, y esa potencia descendería y finalmente destruiría al pueblo de Judá.

El hombre natural, normal, no puede producir ninguna justicia. Por tal motivo el profeta llamó al pueblo para que aplicaran la circuncisión a sus corazones. Pero aquí vemos que la gente se negó a volverse a Dios. Cuando una nación, una iglesia o un individuo rechazan a Dios, entonces, Dios también los rechaza. Recordemos que el Señor Jesús vino y se ofreció a Sí mismo como rey de Israel. Cuando los israelitas le rechazaron, El a su vez los rechazó. Y entonces les dijo, en Mateo 23:38, Vuestra casa os es dejada desierta. Le sugerimos leer todo el capítulo 23 de Mateo; si su lectura no le hace sentir temor, nada lo hará. No vale la excusa de presentar a Jesús solo como un ser de carácter apacible y tierno. Los judíos le rechazaron como su Rey, y entonces El los rechazó a ellos.

Amigo oyente, usted es libre para rechazar a Dios, en el ejercicio de su libre voluntad, pero, recuerde; si usted rechaza a Dios, Dios lo rechazará a usted. El es misericordioso y compasivo, bueno y paciente. Le da a usted amplias oportunidades para volverse a El. Pero resulta aleccionador ver lo que le sucede a un pueblo privilegiado que rechaza a Dios, sea Israel o la iglesia. Dios finalmente los rechazará a ellos, y los demás los consideran como réprobos, como desechados, como inútiles.

Hay demasiadas personas que presumen hoy de ser seguidoras del Dios vivo y verdadero. Muchos de ellos son miembros de iglesias e incluso, por su cantidad a veces se consideran miembros de sociedades o pueblos cristianos. Pero si no hay un énfasis en la Palabra de Dios, y no están siguiendo realmente al Dios vivo y verdadero es solamente una apariencia.

Hace mucho tiempo apareció un artículo en una conocida revista titulado "El libro que casi nadie lee". Por supuesto, se estaban refiriendo a la Biblia. Y estamos de acuerdo con ese título, y en desacuerdo total con el contenido del artículo, que decía lo siguiente: "Resumiendo, una forma de describir la Biblia, escrita por muchas manos diferentes durante un período de 3.000 años o más, sería decir que es una colección desordenada de unos 60 libros extraños, que con frecuencia son aburridos, toscos, oscuros, y en los que abundan contradicciones e inconsistencias. Es como un libro compuesto por una mezcla de residuos, un estofado irlandés de poesía y propaganda, de ley y legalismo, y de mito y oscuridad, de historia e histeria". Hasta aquí la cita. El hombre que escribió este artículo no tiene la menor idea del contenido de la Palabra de Dios. Podemos decir que estaba proyectando la frustración de su vida interior, su propia confusión, y su fracaso humano. ))

Las generaciones actuales están en la misma condición y posición en que se encontraba aquel pueblo en los días del profeta Jeremías. La nación de aquel tiempo había rechazado a Dios, pero la gente fingía seguirle. Fue por ese motivo que se encontraron con que Dios los rechazó.

Vamos ahora a destacar algunos puntos a medida que examinemos este mensaje. Leamos el versículo 22 de Jeremías 4:

"Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y faltos de entendimiento; son sabios para hacer el mal, pero no saben hacer el bien."

Una persona que tenga una buena formación intelectual y que no sea creyente, al no conocer a Dios, no podrá entender ni explicar a otros el contenido de la Palabra de Dios. (Es el caso del autor que citamos antes y que no era competente para escribir evaluando la Biblia).El tiene que conocerle primero, tener una relación con El para conocer y comprender Su Libro. Resulta interesante comprobar que usted puede leer un libro humano y entenderlo, sin conocer al autor del libro. O sea, que un libro humano escrito por un autor humano, puede ser leído y comprendido por otro ser humano. Pero si usted quiere conocer la Biblia, necesita conocer a su Autor y tenerle como su maestro. Porque solo el Espíritu de Dios puede hacer que la Palabra de Dios sea real para usted. Pasemos ahora al

Jeremías 5

Leamos el versículo 1, en el cual

Jeremías explicó algunos pecados específicos

"Recorred las calles de Jerusalén, mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis un solo hombre, si hay alguno que practique la justicia, que busque la verdad, y yo lo perdonaré."

Algunos seguramente recordarán la historia que se contó sobre el filósofo griego Diógenes. El era un hombre algo excéntrico, que iba por las calles de Atenas con un farol. Cuando le preguntaron qué estaba buscando respondió: Estoy buscando a un hombre honrado". Y al parecer no encontró ninguno.

Dice aquí el versículo que acabamos de leer, si hay alguno que practique la justicia. . . lo perdonaré. ¿Por qué el patriarca Abraham no continuó intercediendo ante Dios por las ciudades de Sodoma y Gomorra? El dejó de orar después de haber pedido a Dios que perdonara a la ciudad por causa de 10 hombres justos. Dios habría salvado a la ciudad si hubiera habido en ella 1 justo. El tenía que hacer salir de la ciudad a un hombre, a Lot, antes que pudiera destruirla.

Veamos ahora cómo Dios habló al pueblo. Leamos el versículo 8 de este quinto capítulo de Jeremías.

"Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo."

Este es uno de los grandes pecados. El pecado de la llamada libertad sexual. No se describe de esa manera tan cruda, sino como una nueva forma de entender la sexualidad y la moralidad en general. Pero Dios aun califica al adulterio como pecado. En realidad en este pasaje vemos que usó un sarcasmo de primera categoría al hablar de los caballos bien cebados y fogosos que relinchan por la mujer ajena. Este bien podría ser una imagen de nuestra cultura contemporánea. Y la descripción continúa en el versículo 27 de este quinto capítulo de Jeremías, que dice:

"Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se han hecho poderosos y ricos."

En nuestra generación hemos visto a muchos jóvenes abandonar sus hogares debida a las situaciones que se viven en tantas familias. Hemos hablado con muchos de estos jóvenes y creemos que este versículo nos presenta una evaluación válida de lo que está ocurriendo. Y a partir de ahora veremos que

Judá se negó a escuchar

Ahora, el profeta Jeremías concluyó su mensaje en este capítulo al cual llegamos, el capítulo 6. Leamos entonces el versículo 13 de este

Jeremías 6

"Desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores."

Aquí vemos que la totalidad de la nación estaba obsesionada por la codicia. Y la codicia, es el pecado de nuestra sociedad. Para muchas personas, aunque no lo reconozcan abiertamente, el objetivo en la lucha por la vida es la acumulación de riquezas, la fama, el poder, y la capacidad de dar rienda suelta a las pasiones sexuales. A estas preferencias se reduce la vida de tantas personas. Leamos ahora el versículo 14, del capítulo 6 de Jeremías:

"Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: "Paz, paz", ¡pero no hay paz!"

Como dijimos antes, se estaba llevando a cabo una reforma superficial. La sanidad era incompleta, se limitaba a un leve alivio de la enfermedad. Era como aplicar talco sobre una grave herida o un tumor canceroso, y después decir que estaba curado. Y con respecto a los deseos de paz que manifestaban en aquel tiempo, sin que hubiera paz, podríamos decir que hoy también oímos hablar a muchos de paz, e incluso con buenas intenciones, Sin embargo, mientras resuena la palabra "paz" por todos los rincones de la tierra, el mundo parece estar preparándose para el conflicto final. Continuemos escuchando los anuncios de juicio leyendo el versículo 19 de este sexto capítulo de Jeremías:

"Oye, tierra: Yo traigo el mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos, porque no escucharon mis palabras y desecharon mi Ley."

Es decir, que al rechazar la Palabra de Dios, ellos rechazaron a Dios. Y cuando los hombres rechazan a Dios, siempre se producen consecuencias. Leamos, finalmente por hoy, el versículo 30 de este capítulo 6 de Jeremías.

"Plata desechada los llamarán, porque el Señor los desechó."

Fue como si Dios le hubiera dicho al pueblo de Judá: "Habéis rechazado mi ley, y entonces, yo os rechazaré. Y cuando yo os rechace, las personas del mundo os van a rechazar también". Esta afirmación es interesante. Sucedió de esa manera en los días de Jeremías, y ha estado ocurriendo de la misma forma en nuestro tiempo. Estimado oyente, éste es un solemne mensaje, porque tiene que ver con nuestra relación con Dios. Haríamos bien en prestar atención a estas serias advertencias, y no considerarlas a la ligera, con frivolidad. Sería bueno escuchar y asimilar estas lecciones y ejemplos que Dios nos ha venido dando a través de la historia, para que recurramos a El.

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