Estudio bíblico de Daniel 4:11-22
Daniel 4:10-22
Regresamos hoy, amigo oyente, a este importante capítulo cuatro del libro de Daniel. Habíamos dicho que este capítulo nos ofrece más información personal sobre el rey Nabucodonosor que cualquier otro pasaje Bíblico que hayamos leído en este libro.
En esta ocasión los sabios fueron llamados nuevamente para interpretar el sueño, pero no pudieron dar una interpretación del sueño. Era Dios el que había causado los dos sueños que tuvo el rey, y sólo Dios podía revelar la interpretación. Finalmente, Daniel fue convocado. Nabucodonosor había aprendido que Daniel era un hombre lleno del Espíritu y que Dios le comunicaba las interpretaciones a los sueños.
Pensamos que la familia guardó silencio en cuanto a la enfermedad mental de este hombre. No hablaron mucho sobre ello, pero aquellos que tenían una relación más cercana con él la reconocieron. Algunos psiquiatras identificarían sus trastornos como histeria. La histeria es una enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por una gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos. Es una enfermedad psicótica, más que una forma estructurada de locura, lo cual quiere decir que, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas o mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. Puede manifestarse produciendo sonambulismo y amnesia (o pérdida de la memoria) y se considera una enfermedad hereditaria. Algunos historiadores han destacado a algunos gobernantes que han sufrido de alguna forma de inestabilidad mental. Y aquí en el pasaje que estamos estudiando, Nabucodonosor, representado en la cabeza de oro de la imagen del sueño, era un lunático, que es una forma de locura, pero no continua, sino que se manifiesta por intervalos. En ocasiones, el rey no tenía un control completo sobre sí mismo y a veces estaba fuera de sí, totalmente alterado por la furia. Y así, su estado estaba dominado por un emocionalismo extremo, que oscilaba de un extremo a otro.
La clave de este capítulo se encuentra en el versículo 17, y es importante destacarla en este punto. Dice el versículo 17 de este capítulo 4: "La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da, y sobre él constituye al más humilde de los hombres".
Otra versión traduce la última frase de este versículo de la siguiente manera: "Y a su arbitrio ensalza sobre él (es decir, sobre el reino de los hombres) al más bajo de los hombres". Dios dijo que Él colocaba en los tronos de este mundo a los hombres de más baja condición. Es decir, que Dios nos da la clase de gobernantes que merecemos aquí y la clase de gobernantes que nosotros queremos tener. Muchos de ellos han perdido la razón, llegando a extremos en que perdieron su propia dignidad como seres humanos, y atentaron contra la dignidad de aquellos que estaban sometidos a su autoridad. Dos mil quinientos años de historia desde Nabucodonosor han demostrado la verdad de esta declaración del versículo 17.
Vamos a comenzar nuestra lectura hoy, leyendo los versículos 10 hasta el 16 de este capítulo 4 de Daniel:
"Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso, su fruto abundante y había en él alimento para todos. Debajo de él, a su sombra, se ponían las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cielo y se mantenía de él todo ser viviente. Vi en las visiones de mi cabeza, mientras estaba en mi cama, que un vigilante y santo descendía del cielo. 14Clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol y cortad sus ramas, quitadle el follaje y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; que lo empape el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos."
Estos versículos contienen la esencia del sueño de Nabucodonosor, que está centrado en un árbol que creció hasta alcanzar el cielo, y se extendió lo suficiente como para llenar la tierra. Este árbol creció hasta el cielo, y se extendió hasta los confines de la tierra. El árbol era evidentemente uno de hoja perenne, porque sus hojas tenían un aspecto hermoso. Era un árbol frutal, y su fruto era comido por todos. Las bestias se refugiaban a su sombra y los pájaros se posaban en sus ramas.
Ahora, un árbol en las Escrituras puede representar varias cosas. Puede representar, por ejemplo, a un hombre. En el Salmo 1, versículo 3, hablando del hombre bienaventurado el salmista dice: "Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará". (También pueden verse Jeremías 17:8, Isaías 56:3). Un árbol también puede representar a una nación, como podemos ver Ezequiel capítulo 31, versículos 3 al 14, y en Mateo capítulo 24, versículos 32 y 33. El árbol de la mostaza que se mencionó en el capítulo 13 de Mateo, versículos 31 y 32, representa al cristianismo de nuestra época. El árbol del olivo representa a Israel y también a los gentiles o no judíos, lo cual podemos comprobar en el libro de Romanos, capítulo 11, versículos 16 al 24. Aquí este árbol representa principalmente a Nabucodonosor, y también a su reino de Babilonia, porque el rey y el reino son inseparables.
El "vigilante" y el "santo" eran un orden de las inteligencias creadas por Dios. Los "vigilantes" son los santos que administran los asuntos de este mundo. Es interesante destacar que el libro de Daniel nos enseña con toda claridad que Dios tiene inteligencias creadas que administran Su universo y este mundo en el cual usted y yo vivimos. Así que Dios tiene sus administradores, bajo los cuales hay muchas inteligencias creadas. En oposición a este sistema, Satanás también tiene sus servidores, que están a cargo de ciertas áreas de algunas naciones. Ya vamos a ver algo más sobre este tema, más adelante, en este libro de Daniel.
Ahora, hablando de estos vigilantes, diremos que ellos pueden ver todo, pueden oír todo, y pueden informar sobre todo lo visto y oído. Muchos creyentes piensan hoy que pueden vivir en secreto, que no están bajo la mirada de Dios. Hablamos de que queremos disfrutar de nuestra privacidad, pero si usted quiere saber la verdad, usted y yo no tenemos ninguna privacidad. El Salmo 139:7-12 nos dice que no podemos huir de Dios, no importa donde vayamos. El pecado secreto en la tierra es un escándalo abierto en el cielo. Sus inteligencias creadas saben todo acerca de usted, y si usted es un cristiano, será mejor que se dirija a Dios con ese pecado secreto en su vida y solucione ese problema.
Ahora, este árbol fue derribado, y se colocó una atadura de hierro y de bronce alrededor de su tocón o cepa de sus raíces para indicar que crecería y florecería nuevamente dentro de siete años. Y el corazón del gobernante (es decir, del "árbol") sería convertido en el corazón de una bestia. O sea que el vegetal se iba a convertir en un animal. Ahora, continuemos leyendo el versículo 17 de este cuarto capítulo de Daniel:
"La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da y sobre él constituye al más humilde de los hombres."
Del sueño del rey Nabucodonosor podemos aprender tres cosas:
1. Aquí dice que "el Altísimo gobierna en el reino de los hombres". Si usted piensa que Dios ha abdicado y se ha retirado de este universo, está equivocado, amigo oyente. Emerson estaba equivocado cuando dijo que los elementos llevaban las riendas, que llevaban el control de la humanidad. Pero sucede que hay Alguien que lleva las riendas, y Dios lleva el control de esta tierra. El salmista dijo en el Salmo 2, versículos 4 al 6: "Él que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego les hablará en su furor, y los turbará con su ira: Yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte". Dios dice que Él sigue adelante con Su propósito en este mundo. Él está permitiendo a Satanás llevar a cabo una infame conjura por una razón muy concreta: Dios está demostrando algo a sus inteligencias creadas. Hay muchas cosas insensatas que se están diciendo sobre Satanás que no tienen ninguna base Bíblica.
Las naciones se levantan y caen para enseñarles a los hombres que Dios gobierna y domina los reinos de este mundo. No habrá naciones favoritas que escapen a su juicio.
2. Dice además el versículo 17, "a quién él quiere lo da" (se refiere al reino). A veces pensamos que son los partidos políticos los que llevan a alguien al poder. Ellos "creen" que lo hacen, pero Dios dispone de esos reinos según Su voluntad. Este pensamiento podría hacer que alguien se enorgulleciera y pensara: "Bueno, estoy ocupando este cargo por la voluntad de Dios". Muchos reyes en el pasado, tuvieron la insensata idea de que estaban gobernando en lugar de Dios. Esta idea está totalmente equivocada. Dios pone a reyes y gobernantes en el poder. Recordemos lo que dijo Pablo en Romanos 13:1, "las (autoridades) que hay, por Dios han sido establecidas". Pero, ¿por qué permite Dios que ciertos poderes gobiernen en esta tierra?
3. Finaliza diciendo el versículo 17: "sobre él (el reino) constituye al más humilde de los hombres". Otra versión traduce "al más bajo de los hombres". Esta tercera frase debería enseñar a los dirigentes y gobernantes una lección de humildad. Si usted cree que siempre se elige para los más altos cargos a los mejores, la verdad es que no es así. Todo lo que tiene que hacer es leer la historia humana para comprobarlo. Deberíamos recordar esta frase que acabamos de leer: "constituye al más bajo de los hombres". Los pueblos eligen a la clase de gobernantes que se merecen. Una vez elegidos, vendrán las quejas de sus votantes, pero el caso es que una mayoría les ha llevado a ocupar sus cargos. Así que Dios permite que ellos lleguen al poder. Éste es un versículo que podría resultar ofensivo para algunos. Nadie usaría estas palabras para tratar de ganar el favor de los que van a ocupar u ocupan los más altos cargos.
La historia confirmaría la verdad de esta declaración. En nuestro pasaje, la cabeza de oro de la imagen del sueño, el rey Nabucodonosor, era un enfermo mental. Sin embargo, él era un gobernante brillante que formó el primer imperio mundial. Él tuvo momentos en los que sufrió de enajenación mental y ni siquiera sabía quien era. Como hemos mencionado anteriormente, muchos de los gobernantes de varias naciones han sufrido problemas similares al suyo. Y así se ha cumplido la tercera y última declaración de este versículo. Así que, después de haber leído estas tres declaraciones del versículo 17, continuemos leyendo el versículo 18 de este cuarto capítulo de Daniel:
"Yo, el rey Nabucodonosor, he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, darás su interpretación, porque ninguno entre los sabios de mi reino lo ha podido interpretar; pero tú puedes, porque habita en ti el espíritu de los dioses santos."
Entonces Daniel se dispuso a interpretar el sueño del rey Nabucodonosor. Leamos entonces el versículo 18 de este capítulo 4, a partir del cual comenzamos a conocer el significado del:
El sueño del árbol interpretado por Daniel
"Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos y su interpretación para los que mal te quieren."
El sueño le causó un gran impacto y una conmoción a Daniel. Nabucodonosor se había convertido en su amigo, y Daniel era su primer ministro. El primer sueño del rey, había dignificado a Nabucodonosor, pero este sueño le degradaba. Era tan negativo que Daniel era reacio a revelárselo al rey.
Daniel resistió cualquier tipo de tentación que pudo haber sentido para ocultar al rey la versión completa de la interpretación del sueño. Iba a revelarle entonces la totalidad de la interpretación. A veces surge la pregunta sobre si un médico debería contarle a su paciente que está sufriendo de una enfermedad terminal. Personalmente creemos que si una persona ha de dar el paso más importante de su vida, debería saberlo, es decir, si hay alguien más que lo sabe. Por lo tanto, los médicos deberían decirle al paciente toda la verdad acerca de su verdadero estado de salud, no importa quien sea esa persona o cuales sean sus circunstancias. De esa manera el paciente puede mantener su confianza en el médico. Desgraciadamente hay algunas personas que prefieren que el médico las tranquilice mencionando únicamente el lado positivo de la situación y las haga sentir bien. Para un creyente es importante conocer su verdadera situación porque, conociendo su verdadera condición, puede acercarse a Dios con una actitud de fe y dependencia total, para pedirle su intervención ante ese grave estado de salud, de acuerdo con Sus propósitos y Su voluntad. También sabe que Dios puede darle su fortaleza y el ánimo para sobrellevar cualquier dolencia, cualquier dolor, y que Él permite esa situación con un propósito, con la finalidad de bendecir la vida de una persona y fortalecerla espiritualmente. Precisamente, cuando un creyente se encuentra agobiado por una dolencia física, es cuando más puede apropiarse de palabras como, por ejemplo, las pronunciadas por el apóstol Pablo en su carta a los Romanos 8:28, donde dijo: "Sabemos, pues, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien".
Volviendo a nuestra historia diremos que Daniel se dispuso a revelarle la interpretación del sueño al rey, hablándoles con toda claridad. Pero, eso sí, hizo uso de mucho tacto al abordar el problema. En primer lugar, le contó a Nabucodonosor que la parte buena del sueño era para los enemigos del rey. Continuemos leyendo los versículos 20 al 22 de este cuarto capítulo de Daniel:
"El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo, que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, en el que había alimento para todos, debajo del cual vivían las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra."
El árbol representaba a Nabucodonosor. Había crecido, se había hecho fuerte y se había engrandecido. Él era el gobernante mundial su poder alcanzaba a todo el mundo civilizado de su época. O sea que en este pasaje se presentó una imagen personal del rey Nabucodonosor, y también una imagen de su dominio.
Estimado oyente, debemos interrumpir aquí nuestro estudio de la interpretación del sueño de Nabucodonosor por parte de Daniel, hasta nuestro próximo programa, y en el cual esperamos contar con su compañía. En nuestro próximo encuentro consideraremos los terribles acontecimientos que se aproximaban, es decir, lo que le sucedería al rey a nivel personal. Veremos que las lecciones prácticas de lo que ocurriría en aquel reino son muy útiles para los creyentes, porque pueden ver con toda claridad que Dios tiene innumerables formas de humillar a aquellas personas que están dominadas por su orgullo, por esa disposición del carácter que las aleja cada vez más de Dios para centrarlas en sí mismas. Además, este incidente nos muestra, una vez más, como Dios tiene poder para intervenir directamente en la vida de los individuos, no importa cual sea su posición en esta vida, sus recursos económicos, su poder o su influencia en la sociedad.
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