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Estudio bíblico de Daniel 7:14-23

Daniel 7:13-23

Volvemos hoy, amigo oyente, al capítulo 7 del libro de Daniel y vamos a iniciar nuestro estudio leyendo nuevamente el versículo 13 y recordando lo que comentamos sobre el mismo:

"Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de él."

El Hijo de Dios en el cielo apareció aquí investido con la autoridad para arrebatar los reinos de este mundo a las naciones y establecer Su reino. Jesús se refirió a este pasaje cuando fue sometido a juicio ante el Sanedrín, que era el tribunal supremo religioso de los judíos. Así es que leemos en Marcos 14:61 y 62, "El Sumo sacerdote le volvió a preguntar: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús le dijo: Yo soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo". En este punto conviene recordar que en el momento del nacimiento de Jesús, y como leemos en Lucas 1:32, el ángel profetizó: "32Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre;."

En consecuencia aquí tenemos una declaración clara de que el Señor Jesús es "aquella piedra que se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen" (como leímos en Daniel 2:34). Dios establecerá Su reino aquí en la tierra. En el segundo Salmo, versículo 7 leemos: "Yo publicaré mi decreto; el Señor me ha dicho; Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy". Él fue engendrado de los muertos, o sea, que esta declaración se refiera a Su resurrección, y no a su nacimiento en Belén. Por otra parte, al apóstol Pablo nos daría siglos más tarde esta misma interpretación en Los Hechos 13:33, porque el Salmista continuó diciendo en el versículo 8 de este Salmo 2: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra". El Señor Jesús va a asumir el reino. Y podríamos preguntarnos, ¿cómo lo hará? Y el salmista nos responde desde el versículo 9 del mismo Salmo 2: "Los quebrarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Cuando Jesús venga a la tierra, el reino no estará aquí esperando por Él. Él sofocará toda rebelión, y aquellos que sean obedientes al Rey, entrarán en el reino.

Volviendo ahora al capítulo 7 de Daniel que estamos estudiando, leamos ahora el versículo 14:

"Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido."

Todo esto preparará el camino para la venida de Cristo y la demolición de la imagen por la piedra "que se desprendió sin que la cortara mano alguna" (en relación con esto podemos leer Apocalipsis 19:11-16).

La frase "su dominio es dominio eterno" parece contradecir la idea de un reino de mil años. Sin embargo, al final de los mil años, el cual será un período de prueba con Cristo reinando, habrá un breve tiempo de rebelión contra Él cuando Satanás sea liberado por un corto período de tiempo, y el reino pasará directamente a la eternidad.

En el libro de Apocalipsis, capítulo 20, versículo 6, leemos: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con Él mil años". Este reino de mil años no es sino una fase del reino eterno. Según la opinión del profesor McGee, autor de estos estudios, los pasos se detallaron claramente en el capítulo 20 de Apocalipsis; Cristo reinará mil años sobre la tierra, bajo condiciones celestiales. Después de ese período, Satanás será liberado. Los corazones humanos que no hayan sido regenerados, aún en rebelión contra Dios, aceptarán el liderazgo de Satanás, y él los reunirá para luchar en una guerra contra Cristo. Después, Satanás y los rebeldes traidores serán arrojados al lago de fuego. Los incrédulos o perdidos que hayan muerto serán resucitados para un juicio que tendrá lugar delante del Gran Trono blanco. Después de esto, el aspecto eterno del reino se manifestará en todos sus alcances, como podremos ver en el versículo 27 de este capítulo 7 de Daniel.

La Palabra de Dios deja en claro que este reino estará situado en la tierra. En Miqueas, capítulo 4, versículo 2 dice: "vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; él nos enseñará en sus caminos y andaremos por sus veredas, porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la Palabra del Señor".

Continuemos leyendo ahora los versículos 15 y 16 de este séptimo capítulo de Daniel, que comienza a presentarnos:

La definición de las cuatro bestias

"A mí, Daniel, se me turbó el espíritu hasta lo más hondo de mi ser, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que allí estaban y le pregunté la verdad acerca de todo aquello. Me habló y me hizo conocer la interpretación de las cosas"

Así como el sueño de la imagen perturbó a Nabucodonosor, esta visión, en este momento preocupó a Daniel. Él se acercó, entonces, a una de las criaturas celestiales para pedir una explicación. Y leemos aquí en el versículo 17:

"Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra."

Así que estas cuatro bestias representaban no solo a reinos sino también a reyes. Por ejemplo, Nabucodonosor, junto con su reino de Babilonia, fue representado por la cabeza de oro, y por el león con alas de águila. Y Alejandro Magno, sinónimo del imperio greco-macedónico fue descrito en el vientre y muslos de bronce, y por el leopardo. Estas bestias salvajes de rapiña, con sus naturalezas carnívoras y voraces, fueron representativas del carácter de los reyes y de los reinos correspondientes. En el versículo 18 leemos:

"Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre."

La identidad de "los santos" aquí es el factor importante de esta declaración. Hay cinco versículos en este capítulo que los mencionan (ver también los versículos 21-22, 25 y 27). Hay una referencia a ellos nuevamente en Daniel 8:24. Una escuela de interpretación asume inmediatamente que se trata de santos del Nuevo Testamento. Otros tienen un punto de vista más limitado y limitan aun más a este grupo de santos. Incluyéndose, por supuesto ellos mismos. Estimado oyente, Dios tiene una familia bastante grande. En los tiempos del Antiguo Testamento Él tenía a los santos de esa época. Los miembros de la nación de Israel fueron llamados santos; los no judíos, los paganos, también llamados Gentiles en la Biblia, que se hicieron prosélitos, es decir que se circuncidaban y se agregaban al pueblo de Israel, fueron llamados santos de Dios. Éste es un grupo diferente al formado por los santos del Nuevo Testamento que hoy forman parte de la iglesia. No pensemos entonces que un pequeño grupo será el único que se salvará, o incluso que los creyentes en esta época de la gracia de Dios serán los únicos que se salven. Dios salvó a personas antes del Día de Pentecostés, y va a salvar a personas después de recoger a Su iglesia. Dios se ocupa de la tarea de salvar personas; quizás la iglesia cristiana no está logrando alcanzar a la gente con el evangelio como debería hacerlo, pero Dios no está fracasando en absoluto.

Daniel 8:24 dice: "Su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; causará grandes ruinas, prosperará, actuará arbitrariamente y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos". Aquí tenemos la referencia a los "santos". Éxodo 19:6 identificó a Israel como una nación santa, o como santos. Dice allí: "Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa".

La palabra griega que se utiliza para santos es "hagios", y se menciona unas 200 veces en el Nuevo Testamento. En 92 de los casos, "hagios" es traducida "santo" en combinación con "espíritu", refiriéndose al Espíritu Santo. También se ha utilizado para hablar de los creyentes en la iglesia, que son llamados "santos". En el Nuevo Testamento, los "santos" son pecadores que han sido declarados justos a causa de su fe en Cristo (como podemos leer en la epístola a los Romanos, capítulo 1, versículo 7). La palabra griega "hagios" fue utilizada igualmente para los creyentes del Antiguo Testamento (como podemos ver en Mateo 27:52-53) y para los santos del período de la Tribulación (como vemos en Apocalipsis 13:7). Por lo tanto, en el libro de Daniel, el término "los santos" se refiere al pueblo de Israel, no a todo Israel sino sólo al remanente de creyentes. Que los santos de la iglesia no han sido aludidos aquí parece evidente, ya que Daniel no se refirió a la iglesia en ningún sentido.

Llegamos ahora a un párrafo que hemos titulado:

La explicación de la cuarta bestia

El énfasis de este relato recae en la cuarta bestia. Aquí fue donde Daniel puso el énfasis y donde Dios también hizo recaer el énfasis. Y nosotros también deberíamos hacerlo, ya que nuestro período de historia encaja en algún momento del período de la cuarta bestia. Leamos entonces los versículos 19 y 20 de este séptimo capítulo de Daniel:

"Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y pisoteaba las sobras con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, ante el cual habían caído tres. Este mismo cuerno tenía ojos y una boca que hablaba con gran insolencia, y parecía más grande que sus compañeros."

Todo aquí nos habla de poder y ferocidad. La ferocidad de la bestia, con sus dientes de hierro y uñas de bronce, se destacó nuevamente. Roma fue odiada pos sus naciones cautivas. Aníbal, el general y político cartaginés, cuya marcha sobre Roma desde Hispania continúa siendo una hazaña muy recordada, juró venganza contra ese poder tan cruel y vivió para ejecutarla. Pero aun así, fue finalmente dominado por Roma. Roma rechazó al Hijo de Dios, el Salvador, a través de Pilato, que le formuló a Jesús esa pregunta insolente y cínica: "¿Qué es la verdad?".Roma crucificó a Jesús y persiguió a la iglesia.

Los diez cuernos crecieron en la cabeza de la bestia, indicando un desarrollo posterior, y no un reino separado. Observemos que los cuernos no crecieron en una cabeza muerta. Roma pervivió en la fragmentación del imperio en muchas de las naciones existentes en Europa y el norte de África, incluyendo quizás algunas de Asia. Sin embargo, no creemos que podamos identificar específicamente a las naciones.

En el tiempo del fin, tres de los cuernos caerán ante ese "pequeño cuerno", que será dominante en su personalidad, capacidad, propaganda, y atractivo público. Y ese "cuerno pequeño" es el Anticristo, el llamado "hombre de pecado" (2 Tesalonicenses 2:3-4), y la primera bestia de Apocalipsis 13:3-6. Continuemos leyendo el versículo 21 de Daniel 7:

"Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos y los vencía"

Debemos destacar que Roma será nuevamente un poder mundial bajo el Anticristo. En Apocalipsis, capítulo 13, versículo 7, leemos: "Y se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación". Este será un breve período en la última parte de la Gran Tribulación (Apocalipsis 11:3, 12:6, y 13:5) La iglesia ya habrá sido recogida antes del comienzo de la Tribulación.

Los Romanos han sido un pueblo belicoso, como aquellos que han tenido antepasados en ciertas regiones de Europa habrán podido comprobar. Fue el escritor inglés Chesterton dijo: "Una de las paradojas de la presente era es que vivimos en la era del pacifismo, pero no en la era de la paz". Uno puede escuchar grandes declaraciones acerca de la paz y convivencia ciudadana o internacional, pero la especie humana no es precisamente una raza pacífica. Situando una de estas paradojas en el futuro, la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5 y versículo 3 dice: "3Cuando digan: Paz y seguridad; entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán". Más allá de los gestos de pacifismo y tolerancia, la agresividad y la guerra están presentes en nuestro corazón. En la historia registrada el ser humano se ha implicado en unas quince mil guerras y, por otra parte, ha firmado unos ocho mil tratados de paz. Sin embargo, en todo ese prolongado período, sólo ha disfrutado de un tiempo de doscientos o trescientos años de verdadera paz. Realmente, el ser humano es una persona belicosa.

Como dijimos anteriormente, el imperio romano va a ser reunido una vez más y el Anticristo será el que logre llevar a cabo esa empresa. De esa manera, sus esfuerzos le llevarán a obtener por un tiempo el poder mundial, convirtiéndose en su figura máxima. La Biblia nos dice que blasfemará al Dios de los cielos. Dice Apocalipsis capítulo 13, versículo 6: "Y abrió su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo y de los que habitan en el cielo."

Ya en la década de los cincuenta del siglo pasado, apenas unos pocos años después del fin de la segunda guerra mundial que trajo al mundo tanta muerte y destrucción, era evidente que algunos pueblos estaban anhelando encontrar a un líder, a un hombre fuerte, que restaurara sus naciones a la grandeza, gloria y prosperidad que una vez disfrutaron.

Y un hombre como el obispo Fulton J. Sheen declaró: "El Anticristo vendrá disfrazado como un gran personaje humanitario. Él hablará de paz, de prosperidad y abundancia, no como un medio para llevarnos a Dios, sino como un fin en sí mismo. Él justificará la culpa desde un punto de vista psicológico; hará que los hombres se sientan avergonzados si sus semejantes dicen que ellos no son tolerantes. Él difundirá la mentira de que los hombres nunca serán mejores, hasta que construyan una sociedad mejor". Hasta aquí las palabras del obispo Fulton J. Sheen. Volvamos entonces al séptimo capítulo de Daniel y leamos el versículo 22:

"Hasta que vino el Anciano de días, y se hizo justicia a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino."

"El Anciano de días" aquí mencionado es Cristo. Él es el único que va a poder vencer al Anticristo.

Y el término "los santos" no se refiere a los santos del Nuevo Testamento. Este es al Antiguo Testamento, y debemos permitir que la Biblia exprese lo que quiere comunicar, en vez de intentar encajarla en un determinado sistema doctrinal. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 23 de este séptimo capítulo de Daniel:

"Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará."

La cuarta bestia fue identificada aquí como un reino, y en el versículo 17, fue identificada como un rey. Es imposible separar al rey de su reino: ambos se presentan en esta descripción juntos, como los dos lados de una puerta.

Bueno, concluiremos este capítulo, Dios mediante, en nuestro próximo programa, en el cual comenzaremos a estudiar también el capítulo 8 de Daniel. Estimado oyente, apreciaremos mucho que nos acompañe al avanzar en nuestro estudio de este interesante libro del Antiguo Testamento y le sugerimos que lea, en su propio estudio personal, el capítulo 8 del libro de Daniel, antes de nuestro próximo encuentro.

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