Estudio bíblico de Daniel 7:7-13
Daniel 7:7-13
Nos encontramos, amigo oyente, en el capítulo 7 del libro de Daniel. Antes de introducirnos en su estudio, recordemos los títulos de todos los temas considerados en este capítulo.
Los temas que abarca la totalidad de este capítulo son los siguientes: (1) La visión de Daniel de las cuatro bestias (versículos 1 al 8); (2) la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo (versículos 9 al 18) y, finalmente (3) La explicación de la cuarta bestia (versículos 19 al 28).
Como hoy comenzaremos por el versículo 7, finalizaremos la primera subdivisión del capítulo que trata sobre la visión de Daniel de las cuatro bestias, que termina en el versículo 8. A continuación, y a partir del versículo 9, comenzaremos a considerar la segunda subdivisión, que nos presentará la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo, subdivisión que finalizaremos en nuestro próximo programa.
Leamos, pues, el versículo 7 de este capítulo 7 de Daniel:
"Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos."
La bestia indefinida, que tenía diez cuernos representaba al Imperio Romano, de la misma manera que las piernas de hierro de la imagen del sueño de Nabucodonosor. Encontraremos la interpretación detallada de esta cuarta bestia en los versículos 19 al 28. Y queremos presentar la explicación que el Espíritu Santo nos ha dado, lo cual nos liberará de cualquier especulación al respecto.
Se le dedicó más atención a la cuarta bestia que a las otras tres juntas. Esta sección es muy importante para nosotros porque estamos viviendo en los tiempos de la cuarta bestia, es decir, en el tiempo en que los diez dedos y cuernos comenzarán a hacerse evidentes.
La cuarta bestia es completamente diferente a las otras, y se le dedicó una visión separada. Hay que destacar que todas las otras bestias tienen su equivalente en el mundo animal, y pueden verse en zoológicos o safaris. La mayoría habremos visto de cerca de un león, un oso, o una pantera, pero nunca hemos visto una bestia como esta en la tierra, en el mar o desplazándose por el aire. Es realmente una bestia fuera de lo normal. Después de soñar con una bestia como esta y despertarnos sobresaltados, no creemos que haya tranquilizante alguno capaz de ayudarnos a conciliar el sueño nuevamente. Los detalles horribles que habríamos observado nos mantendrían despiertos toda la noche.
La bestia fue descrita como "espantosa, terrible y en gran manera fuerte". Esta bestia que representaba al imperio romano, se caracterizaba por su fortaleza. Provocaba temor y terror, y no tenía ningún parecido con ninguna de las bestias que la precedían.
Dice aquí que "tenía unos grandes dientes de hierro" y este detalle la identificaba con las piernas de hierro de la imagen de la visión, que era la parte de la imagen que representaba al Imperio Romano. El talón de hierro de Roma estuvo sobre el cuello de este mundo por un milenio. Y mucho se ha dicho en cuanto al imperio romano, que aún en nuestra época sorprende a los historiadores. Sobre el imperio romano, el historiador Gibbon dijo lo siguiente: "El imperio romano llenaba al mundo. Y cuando el imperio cayó en manos de una sola persona, el mundo se convirtió en una prisión segura e inhóspita para sus enemigos. El resistir era una acción fatal y era imposible huir de él". Hasta aquí, las palabras de Gibbon.
Otro escritor, el Dr. Roberto Caldwell, quien también ha escrito un buen libro sobre Daniel, dijo lo siguiente: "Hace dos mil años Roma le dio al mundo la unidad ecuménica que la Liga de Naciones y la Organización de las Naciones Unidas han tratado de lograr en nuestra época. Los intentos de la época moderna no son originales en absoluto (como muchos de nuestros contemporáneos suponen), sino que constituyen esfuerzos por reavivar el antiguo ideal Romano que nunca se ha perdido totalmente desde la época de Augusto Cesar".
El imperio romano simplemente se desintegró. Pervive en la influencia dejada sobre muchas naciones de Europa que bordean el Mar Mediterráneo y el Norte de África, naciones que formaron parte del Imperio Romano. Nadie venció a Roma, pero se desintegró dando lugar a la formación de estas diferentes naciones.
Esta bestia fuera de lo común tenía diez cuernos, que obviamente equivalen a los pies de la imagen con sus diez dedos. El énfasis no recayó en el origen de este imperio, sino más bien sobre el tiempo del fin, es decir, sobre el período de los diez cuernos.
La visión de la cuarta bestia cobra aun más importancia para nosotros porque esta profecía aún no se ha cumplido. Aparentemente estamos viviendo en algún período que se dirige hacia el tiempo del fin. Las visiones de las tres bestias se han cumplido, lo cual significa que las tres cuartas partes de esta profecía ya se han cumplido literalmente; ha quedado para el futuro solo el período de los diez cuernos. El cuarto reino, es decir, Roma, ya ha aparecido, ya se ha cumplido. Aunque se desintegró, regresará en la forma de diez reinos. Será reunido por alguien que la Palabra de Dios ha calificado como el Anticristo. Continuemos leyendo entonces el versículo 8 de este séptimo capítulo de Daniel:
"Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas."
Nuestra atención se dirige ahora hacia los diez cuernos. Observemos que ellos no representaban a un quinto reino; crecieron de la cabeza de la cuarta bestia y constituyen el último desarrollo de la cuarta bestia. Los dedos de la primera visión, la visión de la gran imagen, eran de hierro y arcilla. El hierro estaba allí, es decir, Roma estaba aún allí, pero la arcilla, es decir, la debilidad, también estaba allí. Creemos que el hierro representa el gobierno autocrático de un solo hombre, y la arcilla representa a la multitud, a una democracia.
Francamente hablando, hay quienes ven esa clase de debilidad en la democracia actual. Estamos orgullosos de la democracia que disfrutan muchos pueblos y damos gracias a Dios por estar entre quienes la tienen. Pero a veces parece que uno siente la necesidad de expresarse con una cierta ironía al considerar la importancia que tiene un ciudadano en ese sistema. Por supuesto que en época de elecciones, se nos dice cuán importante es nuestra participación y nuestro voto. Sin embargo nos preguntamos si no tenemos demasiado poco que ver con el control de un determinado gobierno, cualquiera que sea ese gobierno. Parece que los que realmente influyen en la vida política y determinan el curso real de la acción política en algunos países son los grupos de presión.
El gobierno ideal de Dios no coincide con esa democracia. Es más bien una autocracia. Cuando el Señor Jesucristo gobierne en esta tierra, no va a andar preguntando a las personas qué quieren que Él haga. Él elegirá las opciones y esta tierra será gobernada de forma en que Él quiera hacerlo. Ésa es una de las razones por la cual usted y yo tenemos que ser semejantes a Su imagen, porque de otra manera estaremos muy incómodos con su sistema de gobierno. En realidad, Dios quitará de Su reino todo aquello que ofenda, y a cualquiera que se rebele contra Él. Por ello debemos inclinarnos ante Él y ante su autoridad absoluta.
El Imperio Romano se desmembró y cayó debida a su corrupción interna, a su podredumbre moral. Todos estos cuatro imperios cayeron por los mismos motivos. En la actualidad, estos factores incluyen igualmente al alcoholismo y a la drogadicción. Y también son evidentes las consecuencias de este declive moral, tales como, por ejemplo, la violencia de género, la agresividad entre padres e hijos, la violencia en las escuelas y en la vía pública.
El Imperio Romano va a ser reunido nuevamente y es interesante que a través de la historia algunos hayan estado buscando a alguien que lo hiciera. El historiador Hoffman ha dicho lo siguiente; "Cuando los alemanes y eslavos avanzaron parcialmente sobre tierras romanas, introduciéndose de alguna manera en la posición histórica del Imperio Romano, sus príncipes se casaron con familias romanas; Carlomagno descendía de una familia romana; casi al mismo tiempo, el Emperador alemán Otto II y el Gran Príncipe ruso Vladimiro se casaron con hijas del Emperador romano del oriente. Esta política fue la característica de la relación de las naciones inmigrantes hacia Roma; "ellas no fundaron un nuevo reino, sino que continuaron el romano". Y así continuará el proceso hasta el final y culminación de todo poder romano, hasta su ramificación final en diez reinos. Intentar identificar a estos reinos sería tan inoportuno como fijar la venida de Cristo (con la cual ellos están conectados), para mañana o para el día siguiente.
Aquí se nos habla de "otro pequeño cuerno", que se convertirá en la clave de toda esta situación. Él arrancará de raíz a tres de los diez cuernos y se establecerá él mismo sobre todos ellos. No sabemos cuáles serán esos diez reinos, pero ellos provendrían de la desintegración del Imperio Romano.
Observemos este detalle del versículo 8: "este cuerno tenía ojos como de hombre", lo cual denota inteligencia y genio.
Y finalmente dice que tenía "una boca que hablaba con gran insolencia" o arrogancia, lo cual nos describe el carácter blasfemo de este hombre.
Leamos ahora el versículo 9 de este séptimo capítulo de Daniel, que comenzó a describirnos:
La visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo
"Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos y se sentó un Anciano de días. Su vestido era blanco como la nieve; el pelo de su cabeza, como lana limpia; su trono, llama de fuego, y fuego ardiente las ruedas del mismo."
Aquí la escena se trasladó al cielo y se hizo visible el trono de Dios. Esta es la misma escena descrita en los capítulos 4 y 5 del libro de Apocalipsis. Se trata de la preparación para el juicio de la Gran Tribulación y la segunda venida de Cristo a la tierra.
Dice aquí "Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos". Esta frase corresponde a Apocalipsis 4:4. Mientras que en Apocalipsis Juan, que fue el escritor, dio el número de los ancianos y otros detalles, aquí en este pasaje podemos ver que Daniel no estaba preocupado con tales detalles, ya que su tema no incluía hablar de la iglesia ni de su futuro.
Aquí en este versículo 9, el "Anciano de días" es el Dios eterno.
Dice que "su vestido era blanco como la nieve". Esto se refiere a Sus atributos de santidad y justicia.
Y se describió "el pelo de su cabeza, como lana limpia", lo cual nos habla de Su infinita sabiduría.
Y "su trono era como llama de fuego", lo cual nos habla del juicio (como podemos ver en Apocalipsis 4:5).
Y dijo finalmente Daniel "y fuego ardiente las ruedas del mismo". Este detalle nos habla de la energía irresistible y del poder de Dios, que no deja de actuar (como lo vimos ilustrado en Ezequiel 1:13-21). Continuemos leyendo el versículo 10 de este capítulo 7 de Daniel:
"Un río de fuego procedía y salía de delante de él; miles de miles lo servían, y millones de millones estaban delante de él. El Juez se sentó y los libros fueron abiertos."
Este no es el juicio del Gran Trono Blanco, que tendrá lugar después del reino en la tierra, sino que se trata del escenario para el juicio de la Gran Tribulación y el retorno de Cristo para establecer su reino aquí en la tierra (como podemos ver en Apocalipsis 5:11-14). Dice el versículo 11 de este séptimo capítulo de Daniel:
"Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes insolencias que hablaba el cuerno; y mientras miraba mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para quemarlo en el fuego."
Mientras Dios esté disponiendo la escena de juicio en el cielo para determinar quien entrará en el reino, "el cuerno pequeño" estará blasfemando y jactándose de forma pública y muy audible (como vemos en Apocalipsis 13:5 y 6). Sin embargo, su juicio ha sido determinado y su reino, condenado al fracaso.
El énfasis de este reino, representado en la última bestia, no recae sobre sus comienzos, sino en su final. La aparición del "cuerno pequeño" tendrá lugar poco antes de que Cristo venga a juzgar a las naciones e individuos de ese tiempo. Este período es el de la Gran Tribulación. Continuemos leyendo el versículo 12 de este capítulo 7 de Daniel:
"También a las otras bestias les habían quitado su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo."
Aunque las primeras tres bestias fueron destruidas, la ideología y filosofía de los reinos que ellos representaron aparentemente continúan vivas, y serán manifestadas en el período de la Gran Tribulación. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 13 de este séptimo capítulo de Daniel:
"Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de él."
El Hijo de Dios en el cielo apareció aquí investido con la autoridad para arrebatar los reinos de este mundo a las naciones y establecer Su reino. Jesús se refirió a este pasaje cuando fue sometido a juicio ante el Sanedrín, que era el tribunal supremo religioso de los judíos. Así es que leemos en Marcos 14:61 y 62, "El Sumo sacerdote le volvió a preguntar: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús le dijo: Yo soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo". En este punto conviene recordar que en el momento del nacimiento de Jesús, y como leemos en Lucas 1:32, el ángel profetizó: "32Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre;"
En consecuencia aquí tenemos una declaración clara de que el Señor Jesús es "aquella piedra que se desprendió sin que la cortara mano alguna, e hirió a la imagen" (como leímos en Daniel 2:34). Él establecerá Su reino aquí en la tierra. En el segundo Salmo, versículo 7 leemos: "Yo publicaré mi decreto; el Señor me ha dicho; Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy". Él fue engendrado de los muertos, o sea, que esta declaración se refiera a Su resurrección, y no a su nacimiento en Belén. Por otra parte, al apóstol Pablo nos daría siglos más tarde esta misma interpretación en Los Hechos 13:33, porque el Salmista continuó diciendo en el versículo 8 de este Salmo 2: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra". El Señor Jesús va a asumir el reino. Y podríamos preguntarnos, ¿cómo lo hará? Y el salmista nos responde desde el versículo 9 del mismo Salmo 2: "Los quebrarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". Cuando Él venga a la tierra, el reino no le estará esperando aquí. Él sofocará toda rebelión, y aquellos que sean obedientes al Rey, entrarán en el reino.
Bien, estimado oyente, vamos a dejar nuestro estudio aquí por hoy, y continuaremos, Dios mediante en nuestro próximo programa con el versículo 14 de este séptimo capítulo de este libro de Daniel. Como todavía nos quedan por considerar algunos versículos de este capítulo, le sugerimos que los lea antes de nuestro próximo encuentro para estar mejor informado de lo que estudiaremos en nuestro próximo programa.
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