Estudio bíblico de Mateo 24:14-32
Mateo 24:14-32
En nuestro programa anterior y en nuestro estudio del capítulo 24, consideramos los alcances de la respuesta de Jesús a la pregunta de sus discípulos relacionada con el final de la época. En ese contexto, habíamos llegado al versículo 14, que dice lo siguiente:
"Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin."
Es así que llegamos a un nuevo párrafo que podríamos titular
La gran tribulación con sus conflictos y aflicciones
En esta sección, Jesús describió las señales que identificarían a ese período de tiempo. Leamos el versículo 15:
"Por tanto, cuando veáis la abominacion de la desolacion, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda)"
¿Cuál era aquella "abominación de la desolación" o, en otras palabras, el horrible sacrilegio? El profeta Daniel nos habló de dos de ellos. El primero fue el cometido por Antíoco Epífanes, el Sirio, que atacó y destruyó Jerusalén. En su libro, en 11:31, Daniel escribió:
"Y de su parte se levantarán tropas, profanarán el santuario-fortaleza, abolirán el sacrificio perpetuo y establecerán la abominación de la desolación."
La historia ha confirmado que Antíoco Epífanes asoló Jerusalén en al año 170 A.C., ocasión en la que más de 100.000 judíos fueron asesinados. Interrumpió los sacrificios diarios del ritual del templo, ofreció sangre y caldo de cerdo sobre el altar y erigió una estatua de Júpiter para que fuese adorada en el lugar santo.
Sin embargo, en este pasaje que hoy consideramos, el Señor se estaba indudablemente refiriendo a la segunda profanación a la cual aludió el profeta Daniel en 12:11 que, según creo, consistirá en una estatua o imagen del Anticristo que será instalada en el templo. Durante el período de la tribulación, el templo será reedificado y la nación de Israel se encontrará nuevamente en Palestina. Evidentemente, el Señor estaba hablando del templo y no de la iglesia, porque la iglesia no tiene un lugar santo. No obstante, no podemos estar seguros de que ésta sea la tremenda profanación a la que el Señor se refiere en este pasaje Bíblico; se trata, simplemente, de una conjetura.
Yo no estoy esperando ver esa gran profanación o sacrilegio, pero las personas que vivan en los últimos tiempos sí, porque ésa será la señal que demostrará que se encuentran en el período de la gran tribulación. En vez de esperar ver al Anticristo y sus profanaciones, en el Nuevo Testamento, en la carta de Tito 2:13, a nosotros se nos aconseja esperar el feliz cumplimiento de la esperanza del regreso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Nuestro Señor dijo: "El que lea, que entienda", lo que significa que la gente que viva en esa época comprenderá lo que esté sucediendo. Leamos los versículos 16 al 20:
"entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. Pero, ¡ay de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Orad para que vuestra huida no suceda en invierno, ni en día de reposo"
Vemos que las advertencias se refieren a las personas que se encuentren en una zona específica de Palestina. Hay instrucciones concretas para aquellos que trabajando en la agricultura se encuentren sembrando, para que no regresen a recoger su ropa y huyan, cuando se enteren de que se ha producido la profanación del templo. También se ve una preocupación por las mujeres, en una época poco apropiada para tener hijos. Probablemente en este período habrá una explosión demográfica; en nuestro tiempo algunas zonas de la tierra ya experimentan una superpoblación, lo cual podría ser una evidencia de que nos aproximamos al final de la época. Y otra vez observamos que las advertencias de estos versículos se dirigen a personas que estarán cumpliendo el día del reposo, o sea, a judíos. Continuemos leyendo el versículo 21:
"porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás."
Con la expresión "gran tribulación" Jesús se refiere, evidentemente, a un período de aflicción único, más intenso que ninguno en la historia pasada y que tenga lugar en el futuro. Algunos afirman que la iglesia pasa en la actualidad y en algunos lugares, por aflicciones y persecución. Y esto es cierto. Pero el período que aquí se describe, es tan grave que no podrá equipararse a muchos otros períodos de la historia. Y continúa diciendo el versículo 22:
"Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados."
Al final del Nuevo Testamento, en el libro del Apocalipsis, leemos que durante la llamada gran tribulación, será destruida una tercera parte de la población de la tierra. En otro pasaje referido a la misma época, también se menciona que será destruida una cuarta parte, lo cual nos indica el carácter único de este período. Usando el símil de Apocalipsis 6, durante este tiempo aparecerán el caballo rojo de la guerra, el caballo negro del hambre y luego, el caballo amarillento de la muerte, produciéndose como resultado, una gran mortandad en la tierra. Algunos estudiosos de la Biblia consideraron que este pasaje contenía un relato exagerado de los acontecimientos. Desgraciadamente, al considerar la proliferación del armamento nuclear en el mundo y su tremendo poder destructivo, esta descripción del Apocalipsis ya no parece ser una exageración.
Sin embargo, hay también una nota de consuelo, ya que se dice que, por causa de los que serán redimidos, salvados, el período de aflicción se reducirá.
En el próximo párrafo, en los versículos 23 al 25, en que
Jesús les aseguró que vendría otra vez
"Entonces si alguno os dice: Mirad, aquí está el Cristo, o allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos. Ved que os lo he dicho de anTemano."
Algunos casos de milagros realizados hoy en día deberían ser examinados cuidadosamente, porque el próximo gran realizador de milagros no será Cristo, sino el Anticristo y su falso profeta. Ahora bien, aquí se menciona otra vez a los escogidos. ¿Quiénes serán? En la Biblia se mencionan dos grupos de elegidos: los elegidos de Israel y los de la iglesia. Y tenemos que utilizar el sentido común para determinar a qué grupo se refería Jesús. ¿Y de quién había estado hablando nuestro Señor hasta este momento? Evidentemente, de Israel; por lo tanto, a ese pueblo pertenecen estas personas escogidas. Continuemos leyendo los versículos 26 y 27:
"Por tanto, si os dicen: Mirad, El está en el desierto, no vayáis; o Mirad, El está en las habitaciones interiores, no les creáis. Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre."
Cuando Jesucristo venga otra vez, no habrá ningún Juan el Bautista que le anuncie, como sucedió cuando vino por primera vez. Cuando El regrese a la tierra para establecer su reino, su llegada será tan pública y evidente como un relámpago. No necesitará ninguna presentación y todos se darán cuenta de su aparición.
Leamos ahora el versículo 28, que dice escuetamente:
"Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres."
Quizás éste sea el versículo más difícil de interpretar en todo el discurso del Monte de los Olivos. Parece extraño que, después de haber hablado de Su venida gloriosa como un relámpago en el cielo, se mencione a estas aves que comen carne podrida. De la misma manera que hay muerte física y corrupción, donde haya corrupción espiritual habrá juicio. En mi opinión, la frase se refiere a la venida de Cristo para un juicio, teniendo en cuenta que Apocalipsis 19:17 al 19, nos habla de una invitación a las aves para un banquete. Dice el citado pasaje de Apocalipsis:
"Y vi a un ángel que estaba de pie en el sol. Y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, congregaos para la gran cena de Dios, para que comáis carne de reyes, carne de comandantes y carne de poderosos, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de todos los hombres, libres y esclavos, pequeños y grandes. Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército."
Las aves parecen ser en este pasaje agentes del juicio divino, ya que cuando el Señor venga otra vez, vendrá para juzgar. Y así es como la inspirada Palabra de Dios, que tan elocuentemente describe la gracia de Dios y la salvación que está disponible para todos aquellos que crean, es igualmente clara cuando habla del juicio de quienes rechacen la gracia de Dios.
Volvamos al pasaje que estudiamos hoy y leamos los versículos 29 y 30:
"Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecera, la luna no dara su luz, las estrellas caeran del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria."
Observemos que esto sucederá "inmediatamente después de la tribulación de aquellos días". Parece evidente que estos eventos sucederán en la segunda venida de Cristo a la tierra. ¿Y cuál será esa señal? Nuevamente, habrá que especular en base a datos Bíblicos. Recordemos que en el Antiguo Testamento, se le dio a Israel la Shekinah, una gloriosa manifestación de la presencia de Dios que no pudo contemplar ningún otro pueblo ni nación, ni tampoco la iglesia. Esta manifestación se situó sobre el tabernáculo o tienda que albergó al santuario de los israelitas en el desierto, y más tarde, en el templo de Jerusalén. Pero, a causa del pecado de Israel, la Shekinah de gloria abandonó a la nación. Cuando Cristo vino por primera vez, dejó a un lado no su deidad, pero sí Sus privilegios o facultades de la deidad, Su gloria, aunque, recordemos que Juan, el Evangelista, en 1:14, dijo: "Vimos su gloria". Porque en algunas ocasiones esta gloria pudo contemplarse.
Sin embargo, en Su segunda venida, personalmente, creo que esa gloria o esplendor será visible sobre la tierra antes de que el Señor aparezca, y ésa será la señal que aquí se describe como "la señal del Hijo del Hombre" que aparecerá sobre la tierra. Y las palabras que siguen describen al Señor descendiendo a la tierra "sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria". Este será Su regreso al mundo para establecer su reino. Y el versículo 31 continúa diciendo:
"Y El enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde un extremo de los cielos hasta el otro."
Los escogidos citados en este versículo son aún la nación de Israel. Los profetas del Antiguo Testamento predijeron un milagro que traería a los judíos de nuevo a su tierra. En un breve paréntesis, recordemos que éstos escogidos no son la iglesia, que será removida de la tierra para reunirse con el Señor en el aire. Los ángeles no están relacionados con esa reunión. El Señor en persona vendrá a recibir a la iglesia con el sonido de una trompeta y Su voz sonará como la de un arcángel. El no necesitará ninguna ayuda para recoger a la iglesia. Murió por ella y la reunirá. Cuando en este versículo que hemos leído dice que "los ángeles reunirán a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales" podemos estar seguros de que el Señor está hablando de la nación de Israel. Es interesante que en la Biblia, los ángeles que actúan como servidores, han estado siempre asociados con Israel.
Leamos el versículo 32, con el que finalizamos nuestra lectura de hoy, nos introduce al siguiente párrafo, titulado:
La parábola de la higuera como una señal
"Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca."
Yo no veo que la higuera pueda representar otra cosa que a la nación de Israel. Como ejemplos podemos ver los pasajes Bíblicos de los profetas Jeremías 24 y Oseas 9:10. Es verdad que, incluso en nuestro tiempo, las higueras crecen en abundancia en Israel, a pesar de todo lo que ha sucedido en esa zona. Me ha impresionado ver huertos de higueras al norte de la ciudad de Jerusalén y a los viñedos al sur de esa ciudad; especialmente la región que se encuentra al sur de Belén, está llena de viñas. Es que las higueras y las vides son una marca de identidad de ese país y creo que el Señor estaba utilizando a la higuera como un símbolo de aquella tierra.
En nuestro próximo programa continuaremos leyendo otra sección del Discurso del Monte de los Olivos, en la que el relato Bíblico incluye más detalles sobre los sucesos que inmediatamente precederán al gran acontecimiento de la segunda venida de Jesucristo al mundo.
Pero antes de estos anuncios de juicio, nos llega otra voz. Es la del apóstol Pablo, quien en su segunda carta a los Corintios 6:2, y haciéndose eco de la voz aun más antigua del profeta Isaías, nos recuerda que en los tiempos que vivimos opera el amor y la gracia de Dios, quien toma la iniciativa en la salvación de las personas. Quisiera rogarte, estimado oyente, que consideres esta invitación de la Palabra de Dios como una apelación estrictamente personal:
"En el tiempo propicio te escuche, y en el día de salvación te socorrí. He aquí, ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de salvación."
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