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Estudio bíblico de Daniel 11:15-36

Daniel 11:15-36

En nuestro programa anterior destacamos que la propia posteridad de Alejandro Magno no heredó su gran reino. Cuatro de sus generales dividieron el imperio en cuatro áreas geográficas gobernadas por cada uno de ellos. La división, en términos generales fue la siguiente: Casandro se apoderó de Macedonia; Lisímaco tomó Asía Menor, que corresponde a la Turquía contemporánea; Seleuco Nicanor tomó Siria y el resto del Medio Oriente; y Tolomeo tomó a Egipto. Así fue como se dividieron estas cuatro familias que acabaron luchando entre ellas. Al final todas ellas perdieron sus reinos cuando los romanos marcharon hacia el Este.

Queremos pues, continuar leyendo el capítulo 11 donde dejamos nuestro programa anterior. El rey del sur, era el rey de Egipto y era uno de los Ptolomeos. Habíamos dicho que el rey del norte era de la dinastía Seléucida.

Tolomeo Evergetes, hermano de Berenice, que vino con un ejército y conquistó a Siria, y se apoderó Del fuerte que era en aquellos tiempos el puerto de Antioquia. Como botín de guerra trajo a Egipto una fabulosa fortuna.

Entre Egipto y Siria había un estado de guerra permanente. Sin entrar en detalles, queremos destacar que durante este período Israel pareció elegir repetidamente las opciones erróneas y se encontró cautiva primero de uno de los países, y después del otro, padeciendo como pueblo grandes sufrimientos. Ahora, los versículos 15 y 16 de este capítulo 11 de Daniel, dicen:

"Vendrá, pues, el rey del norte, levantará baluartes y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. El que vendrá contra él hará su propia voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y permanecerá en la tierra gloriosa, que será consumida bajo su poder."

Dice aquí que el rey "permanecerá en la tierra gloriosa". Ahora, no sabemos por qué estos eventos fueron registrados y revelados a Daniel; conciernen a la llamada "tierra gloriosa", que es una referencia a Israel, la tierra que Dios había concedido a Abraham y a sus descendientes.

Estos dos versículos predicen lo que la historia después registraría como la victoria de Antíoco el Grande sobre Egipto. Sería una victoria decisiva y causó a Israel terribles sufrimientos. Vamos a pasar por alto algo de la historia secular de este período. Si usted tiene interés en conocer más detalles le sugerimos que consulte una de las grandes Enciclopedias Bíblicas, en las que podrá leer detalladamente los acontecimientos de la historia secular cubiertos en esta sección. Y encontrará que la profecía de Daniel fue cumplida de una forma extraordinaria. Hubo un período de 125 años que se cumplió con todo detalle. Continuemos pues, con el versículo 17 de este capítulo 11 de Daniel, que dice:

"Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino. Hará convenios con aquél, y le dará una hija por mujer, para destruirlo; pero no permanecerá ni tendrá éxito."

Esto nos lleva ahora al año 198 o 195 A.C., cuando Antíoco el Grande firmó un tratado con Egipto, y entregó su hija Cleopatra a Tolomeo Epífanes en matrimonio. Ahora, los versículos 18 al 20 de este capítulo 11 de Daniel, dicen:

"Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; pero un príncipe le hará cesar en su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; pero tropezará y caerá, y no será hallado. En su lugar se levantará uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será muerto, aunque no con ira ni en batalla."

Dice aquí "volverá después su rostro a las costas" y ésta es una referencia a Grecia y a todas las islas griegas. Allí fue donde estaba comenzando a actuar Antíoco el Grande en esta ocasión, no sólo contra Tolomeo en el sur, sino también contra Lisímaco en el occidente.

También dice aquí, "pero un príncipe le hará cesar su afrenta"; Esto se refiera a otro linaje, es decir a Roma, que estaba comenzando a surgir en el occidente y a desplazarse hacia el oriente. Es que los romanos cobraban impuesto a los sirios. Los romanos eran probablemente los mejores tasadores y recaudadores de impuestos del mundo, hasta que otras naciones de la época moderna perfeccionaron el sistema. Roma estaba construyendo un enorme imperio gravando con impuestos a los pueblos que conquistaba. Cuando los Sirios comenzaron a caer ante Roma, hubo muchos detalles históricos que podrían mencionarse. Pero, ante le falta de tiempo, y como lectura adicional, le sugerimos consultar un buen libro sobre el profeta Daniel.

Llegamos ahora a un párrafo en el que vemos que:

Antióco Epífanes fue identificado

Presentado ante nosotros ahora como una persona malvada, Antíoco Epífanes, que fue rey de Siria, fue fácilmente identificado en la historia.

Este fue el "cuerno pequeño" que ya se ha cumplido en la historia, tal como estudiamos al dedicarnos al capítulo 8. Leamos el versículo 21 de este capítulo 11 de Daniel, donde la voz profética continuó diciendo:

"Ocupará su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino. Vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos."

Esta profecía se refiere a un rey de la línea genealógica de los Seléucidas, es decir, a Antíoco Epífanes. La mayoría de los intérpretes conservadores de la Biblia consideran esta sección como una referencia directa a ese hombre. La profecía encaja con la historia de Antíoco Epífanes como un anillo en el dedo. Al mismo tiempo, él fue una figura del Anticristo, siendo así ilustrativo y figurativo del llamado "hombre de pecado" que vendrá en el futuro. Las trayectorias de ambos son sorprendentemente similares.

Antíoco Epífanes llegó al trono en el año 175 A.C. y se le consideró un hombre malvado y despreciable a causa de sus blasfemias. Llegó a ocupar el trono con un programa de paz, y así será como el Anticristo va a obtener el poder. Él introducirá la Gran Tribulación con tres años y medio de paz, y el mundo creerá que están entrando en el milenio, cuando en realidad van a estar entrando al período de la Gran Tribulación. Antíoco fue un engañador y un adulador. Estimado oyente, debemos tener cuidado con ese tipo de personas. Ahora, continuando con el capítulo 11 de Daniel, leamos los versículos 22 al 24:

"Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como por inundación de aguas; serán del todo destruidas, junto con el príncipe del pacto. Él, después del pacto, engañará, subirá y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá entre sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios. Esto durará un tiempo."

La frase "el príncipe del pacto", es una probablemente una referencia al sumo sacerdote Onías III, que fue derrocado y asesinado en ese tiempo por las maniobras engañosas de Antíoco cuando éste asumió el poder. Ahora, los versículos 25 al 28, dicen de este capítulo 11 dicen:

"Despertará sus fuerzas y su ardor con un gran ejército, contra el rey del sur, y el rey del sur se empeñará en la guerra con un ejército grande y muy fuerte; pero no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares lo quebrantarán; su ejército será destruido, y muchos caerán muertos. En su corazón, estos dos reyes tramarán hacer mal. Sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro; pero no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. Él volverá a su tierra con gran riqueza, y pondrá su corazón contra el pacto santo; hará su voluntad y volverá a su tierra."

Estos versículos describen la campaña de Antíoco y su victoria sobre los reyes de Egipto, que le reportó muchas riquezas y prestigio.

Aquí destacamos la frase en la que se afirma que estos reyes "sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro". Esto se refiere al hecho de que este rey no era de fiar, pues era un engañador consumado. Este hecho del pasado también nos revela que las mesas y conferencias de paz de aquellos tiempos se parecían a algunas mesas de paz de nuestro tiempo. Muchos encuentros dan como resultado tratados firmados por naciones, que pronto se convierten en trozos de papel sin ningún significado. Y sigue diciéndonos la profecía en los versículos 29 y 30:

"Al tiempo señalado volverá al sur; pero la última venida no será como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará y retrocederá, se enojará contra el pacto santo y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto."

Antíoco llevó a cabo una segunda campaña contra Egipto, pero no tuvo éxito, a causa de la flota de Roma, aquí llamadas, "las naves de Quitim". Él rompió su pacto con Israel, pero observemos que algunos de los judíos traicionaron a su propio pueblo; porque dice aquí "volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto". Luego, el versículo 31 nos dice:

"Se levantarán sus tropas, que profanarán el santuario y la fortaleza, quitarán el sacrificio continuo y pondrán la abominación desoladora."

Antíoco se lanzó contra Jerusalén en el año 170 A.C., y en aquella oportunidad 100.000 judíos fueron asesinados. Él eliminó el sacrificio diario que tenía lugar en el templo, y en su lugar ofreció la sangre y el caldo de un cerdo sobre el altar. Y además colocó una imagen de Júpiter para que fuera adorada en el lugar santo del templo de Dios. Este fue un supremo sacrilegio o, en palabras de este versículo, "la abominación desoladora". Pero aquella no fue la abominación a la que se refirió el Señor Jesús, y que era futura cuando Él se encontraba en la tierra, y es aun futura para nuestro tiempo. Será la abominación o el sacrilegio que realizará el Anticristo. Antíoco colocó una imagen de Júpiter en el lugar santo, y el Anticristo probablemente colocará una imagen de sí mismo en el lugar santo. Y el versículo 32 de este capítulo 11 añadió:

"Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará."

Hubo unos cuantos en la nación de Israel que desempeñaron el papel que Judas asumiría en el futuro frente a Jesucristo. Pero hubo también muchos que conocían a Dios y actuaron con firmeza llevando a cabo verdaderas hazañas. Fue durante ese tiempo que Dios levantó a la familia de los Macabeos. En el año 166 A.C. Matatías, el sacerdote, provocó un levantamiento contra esa tremenda blasfemia. El nombre de la familia, "Macabeos" significaba "martillo". Aunque ellos no quedaron registrados en los libros canónicos de la Escritura, estamos convencidos de que fueron los hombres de Dios para esa época en particular. Y continúa la profecía diciendo en los versículos 33 y 34:

"Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero durante algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. En su caída serán ayudados con un pequeño socorro, y muchos se juntarán a ellos con lisonjas."

Este período se encuentra entre los dos Testamentos, y es una epopeya de sufrimiento. Hubo muchos en este período que sirvieron a Dios tan fiel y valientemente, como Gedeón, David, Elías, Jeremías o Daniel. Si usted no está familiarizado con este período de la historia, debería los libros apócrifos o deuterocanónicos primero y segundo de Macabeos, así como los escritos del historiador Josefo. Y continúa diciendo el versículo 35:

"También algunos de los sabios caerán para ser depurados, limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo."

Otra versión traduce aquí "hasta el tiempo del fin". El tiempo del fin da un salto hacia adelante en la profecía desde Antíoco Epífanes hasta el Anticristo. O sea que salimos de la historia de aquel tiempo y nos dirigimos hacia aquello que aún se encuentra en el tiempo futuro. Toda esta profecía se encontraba en el futuro cuando Daniel la entregó; algo de esa profecía es ahora historia, o sea que se ha cumplido, y otra parte es aún futura.

Leamos ahora el versículo 36 de este capítulo 11 de Daniel, que nos muestra:

Agresividad verbal del hombre de pecado

"El rey hará su voluntad, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios; contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará hasta que sea consumada la ira, porque lo determinado se cumplirá."

Ahora, en este punto concluye la historia y comienza la profecía. El texto pasa de una persona vil a un personaje despiadado, avanzando en la historia sobre un puente de tiempo ilimitado. Antíoco Epífanes fue seguramente una persona despreciable, pero era una figura del Anticristo. Habrá un Anticristo político, el mencionado aquí, un no judío que surgirá del Imperio Romano. También habrá un Anticristo religioso que fingirá ser Cristo, y que surgirá de la tierra de Israel; será como un lobo con piel de cordero.

El Anticristo ha recibido muchos nombres en la Biblia. En su libro "Eventos del Porvenir", el Dr. Pentecost presentó una lista de nombres compilados por otro autor llamado Arthur Pink, nombres que son aplicables al Anticristo: algunos de los hombres son los siguientes: "hombre sanguinario y engañador", "el cuerno pequeño". "el hombre de pecado", "el hijo de perdición", "el impío", "la bestia", etc.

Dice aquí, "el rey hará su voluntad". El Anticristo será una persona obstinada. Qué contraste con el Señor Jesucristo, que dijo en Juan capítulo 5, versículo 30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió."

También dice que el rey "se enaltecerá". Ahora, el cuerno pequeño, que es otro nombre para el Anticristo, de Daniel capítulo 7, tratará de ser un gran cuerno. Nuevamente vemos el contraste con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo escribió de Cristo en su epístola a los Filipenses, capítulo 2, versículos 5 al 8, diciendo: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

Pero hay más aún. Dice aquí que "se engrandecerá sobre todo Dios". El apóstol Pablo, una vez más, en su Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4, dijo de él: "El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios". Y en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 8, se nos dice: "La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado".

Será esta rebelión blasfema contra Dios, la que señalará a este rey obstinado como la expresión final y lógica del humanismo. Él será un típico representante de todo aquello que se opone a Dios y de lo que constituye nuestra vieja naturaleza. Dice Romanos capítulo 8, versículos 7 y 8, en otra versión: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Esa mente concentrada en la carne, en lo material, se volverá al Anticristo. Es que los pueblos suelen elegir a quienes se parezcan a ellos.

Finalmente dice el versículo 36, "y prosperará hasta que sea consumada la ira". Ese rey obstinado tendrá éxito al principio y por un breve período de tiempo. Dios permitirá que esto suceda durante la última mitad de la Gran Tribulación.

Bien, amigo oyente, vamos a dejar aquí nuestro estudio de hoy y continuaremos con el versículo 37 en nuestro próximo programa. Esperamos continuar contando con su compañía en este recorrido por aspectos tan importantes de la profecía de la Biblia que nos dejó el profeta Daniel.

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