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Estudio bíblico: Antíoco Epífanes y el anticristo - Daniel 11:21-45

Serie:   Daniel
Autor: Luis de Miguel
España
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Antíoco Epífanes y el anticristo - Daniel 11:21-45

La invasión de Antíoco IV Epífanes (Dn 11:21-35)

(Dn 11:21-22) "Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos. Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto."
El sucesor de Seléuco IV fue su hermano Antíoco IV Epífanes (175-163 a.C.). Cuando ascendió al trono tenía cuarenta años de edad. La profecía de Daniel habla de este hombre en estos términos: "Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable".
Como veremos, el profeta dedica a este personaje tanto espacio como al resto de los gobernantes anteriores juntos. Esto se debe a que aunque el pueblo de Israel había sufrido mucho por las luchas entre los reyes del norte y del sur, lo peor iba a llegar de la mano de Antíoco IV. Tal iba a ser el sufrimiento que traería al pueblo de Israel, que prefigura a un rey del futuro, el anticristo, que en otras partes del libro de Daniel ya ha sido mencionado como el "cuerno pequeño" (Dn 8:9-12) (Dn 8:23-25), y que cuando aparezca profanará el templo y destruirá la tierra de Israel.
En cuanto a su ascenso al trono de Siria, el profeta indica lo siguiente: "al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos". Por derecho, el trono le pertenecía a Demetrio Sóter, hijo de Seléuco IV, pero Antíoco IV se apoderó de él y se proclamó rey por medio de intrigas.
El título que escogió para sí mismo era "Epífanes", que significa "Dios manifestado", aunque fue una persona tan despreciable que los judíos y otros súbditos lo llamaban "Epímanes" que significa "el loco".
Una vez en el trono logró derrotar a varios de sus enemigos, tal como dijo Daniel: "Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto".
Los dos enemigos principales a los que derrotó fueron a Heliodoro y sus aliados, y al pueblo de Dios, dirigido por el sumo sacerdote Onías III (198-175), al que en este pasaje se refiere como "el príncipe del pacto".
Antíoco se propuso unificar su reino a través de un programa de helenización, convirtiendo a todos los pueblos bajo su gobierno a la cultura griega. Pero en Israel se encontró con la oposición del sumo sacerdote Onías III. Por esta razón lo depuso y nombró en su lugar a su hermano Jasón, que previamente le había pagado un fuerte soborno y se había comprometido a promocionar activamente el programa de helenización de Antíoco. Finalmente Onías III fue asesinado por orden de Antíoco.
(Dn 11:23-24) "Y después del pacto con él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo."
"Después del pacto", es decir, una vez que se unieron con él un pequeño grupo de gente ("poca gente"), conseguiría la victoria por medio de engaños: "Y después del pacto con él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente".
Entre sus tácticas para hacerse con el poder, llama la atención el hecho de que despojara de sus riquezas a los ricos para dárselas a sus seguidores. Esto lo hacía cuando la tierra bajo su dominio estaba en paz: "Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo".
Antíoco Epífanes logró prosperar por medio de sus intrigas, pillaje, dádivas, y su pródigo estilo de vida. Un esquema que hemos visto repetirse otras veces entre los gobernantes modernos.
(Dn 11:25-27) "Y despertará sus fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos. El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado."
Después de tomar el control de su propio reino, Antíoco IV organizó sus fuerzas para atacar a Egipto, llegando hasta su frontera en Pelusio cerca del delta del Nilo (170 a.C.): "Y despertará sus fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército". Esto se debió a que Antíoco IV escuchó los planes de su sobrino Tolomeo VI Filométor (hijo de Cleopatra I hermana de Antíoco IV) de tomar el control de Israel.
A esta batalla el Tolomeo VI fue con un gran ejército, pero fue vencido por Antíoco IV, en gran medida porque le traicionaron varios de sus generales. A esto se refiere el profeta Daniel cuando dice: "y el rey del sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos".
Una vez que Antíoco logró derrotar al ejército egipcio, ocupó las fortalezas fronterizas de Pelusio y Menfis, además de apoderarse de grandes zonas de Egipto. Pero el gobierno de Roma, considerando el peligro que suponía para sus intereses la caída de Egipto en manos de Antíoco IV, le obligó a renunciar a cambio de concesiones en Siria.
Después el profeta añade: "El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira". Estos dos reyes parecen referirse a Antíoco IV y su sobrino Tolomeo VI, que aunque aparentaban estar de acuerdo, cada uno buscaba sus propios fines: Antíoco IV quería apoderarse de Egipto, mientras que Tolomeo VI buscaba acabar con el poder que su hermano Tolomeo VIII Evérgenes tenía sobre Alejandría. Aunque en algunos momentos pudieran simular cierta amistad, lo cierto es que había rivalidades y traiciones mutuas. Y el profeta añade: "mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado". Esto quiere decir que aunque ellos hicieran sus planes, ninguno de ellos podría prosperar en tanto que Dios no lo permitiera.
(Dn 11:28) "Y volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra."
Antíoco IV tuvo que regresar a su tierra por la presión ejercida por Roma, pero no se fue con las manos vacías, sino que logró llevarse de Egipto un gran botín de guerra: "Y volverá a su tierra con gran riqueza".
Pero en todo caso, a Antíoco IV no le había gustado que Roma le impidiera tomar posesión de Egipto, así que, en su viaje de regreso, frustrado como estaba, decidió desquitarse con los judíos: "y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra". En esta decisión pudo influir, además del odio que sentía hacia el pueblo de Dios, el hecho de que durante su ausencia los judíos habían tratado de rebelarse contra su autoridad, o al menos así lo interpretó él, cuando supo que la oposición quiso quitar a Jasón, a quien él mismo había nombrado sumo sacerdote.
Antíoco IV aprovechó que los judíos estaban adorando durante el día de reposo y ordenó la muerte indiscriminada de hombres, mujeres y niños. En total dio muerte a 80.000 judíos, tomó 40.000 para su ejército, y vendió a otros 40.000 como esclavos. También profanó el templo y lo saqueó, llevándose gran parte de sus utensilios, y prohibió a los judíos practicar las actividades religiosas del sábado, tener copias de la Ley y practicar la circuncisión. Todo esto lo hizo con la colaboración de Menelao, a quien muchos en Israel se oponían porque había usado los tesoros del templo para pagar el soborno a Antíoco IV, y por sus continuas iniciativas para helenizar al pueblo de Israel.
(Dn 11:29-30) "Al tiempo señalado volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá"
Dos años después, en el 168 a.C., los hermanos Tolomeo VII y VIII decidieron aparcar sus rivalidades y unir sus fuerzas contra su tío Antíoco IV, pero éste se dispuso inmediatamente contra ellos. Pero mientras Antíoco IV atacaba Alejandría, recibió la visita del cónsul romano Gayo Popilio Laenas quien le entregó una carta del senado en la que se le mandaba retirarse de Egipto. Antíoco IV tuvo que aceptar con un gran disgusto las órdenes de Roma, porque de otro modo habría significado entrar en guerra con ellos. Esto fue humillante para él. Todo esto es de lo que habla el profeta Daniel: "Al tiempo señalado volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá". En cuanto a "Quitim", debemos decir que al principio se refería a una ciudad de la costa sur de Chipre, pasando después a abarcar a las regiones costeras del Mediterráneo, llegando finalmente a designar a los romanos tal como vemos en los manuscritos del Qumram.
(Dn 11:30-32) "Y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto. Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora. Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará."
Por segunda vez Antíoco IV descargó su frustración contra los judíos, la ciudad de Jerusalén, su templo y su pacto santo: "Y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto". Con esto comenzó una intensa época de persecución para el pueblo de Dios. Apolonio, general de Antíoco IV, entró en Jerusalén con un ejército de 22.000 hombres y esperó hasta el día de reposo para comenzar a saquear, quemar la ciudad y tomar cautivos.
Para ello Antíoco se unió con los judíos que habían abrazado la cultura griega y habían abandonado el santo pacto: "volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto".
En su deseo de exterminar el judaísmo, profanó el santuario y abolió el continuo sacrificio. Pero por si esto no fuera suficiente, erigió una estatua del dios Zeus sobre el altar del holocausto y ofreció en él un cerdo a una divinidad pagana. Además, los judíos fueron obligados a ofrecer un cerdo el día 25 de cada mes para celebrar el cumpleaños de Antíoco IV. Todo esto fue profetizado también por Daniel: "Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora".
A esto último se refirió el Señor Jesucristo como un patrón que servía para describir los horrores que el pueblo de Dios iba a afrontar a través de su historia. Concretamente dijo que volvería a cumplirse con la venida del ejército romano contra Jerusalén (Mr 13:14). Aunque esto no agota su cumplimiento.
Como ya hemos visto antes, Antíoco IV lograría que los judíos apóstatas se unieran a su causa por medio de lisonjas: "Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto". Esto incluía recompensas. Quienes hicieron esto se unieron al sumo sacerdotes Menelao, que estaba a las órdenes de Antíoco IV. Sin duda, estos eran judíos profesantes que no tenían auténtico temor de Dios.
Pero aun así, no logró doblegar a los judíos fieles que se unieron para luchar contra Antíoco IV. Bajo el sacerdote Matatías se comenzó lo que se conoce como la guerra de "los Macabeos". A esto se refería Daniel: "mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará".
(Dn 11:33-35) "Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo."
En esos tiempos en que Antíoco IV intentaba paganizar a los judíos mediante la introducción de la cultura griega, surgieron hombres fieles que instruían al pueblo en la ley de Moisés y en la Palabra de Dios: "Y los sabios del pueblo instruirán a muchos". En (1 Macabeos 2:42) estos son llamados "los Asideos (piadosos)", y eran los seguidores fieles de la ley de Dios, precursores de los fariseos del tiempo de Cristo.
Pero estos judíos fieles que rehusaron someterse al sistema religioso que Antíoco IV quería introducir en el pueblo de Dios, fueron perseguidos y martirizados por causa de su fe: "y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo".
En este tiempo surgió el movimiento rebelde de los macabeos que se negó a someterse al sistema religioso impuesto por Antíoco IV. El sacerdote Matatías junto con sus cinco hijos huyeron de Jerusalén y se escondieron en las montañas desde donde comenzaron la rebelión macabea. Al principio sólo eran unos pocos judíos, pero luego la revuelta se hizo popular y muchos más se juntaron a ellos. Aun así, muchos no eran sinceros en sus motivaciones. Esto es lo que anunció la profecía de Daniel: "Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas".
Todos ellos sufrieron mucho, pero este tiempo de persecución lograría una depuración espiritual de la nación de Israel: "También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos". Por un lado fue un tiempo de matanza, pero por otro, de avivamiento y esplendor espiritual.
Finalmente, un hijo del sacerdote Matatías llamado Judas Macabeo, después de siete años de lucha contra los sirios, logró vencerlos y rededicó el templo en diciembre de 165 a.C., lo que es la fuente de la moderna celebración judía conocida como Hanaka, o el festival de las luces, en la que se conmemora la limpieza del templo. Ellos lograron reinar sobre Israel del 142 hasta el 63 a.C., cuando el Imperio Romano los conquistó.
Estas persecuciones fueron de corta duración, "hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo".

El rey que vendrá - el anticristo (Dn 11:36-39)

A continuación, aunque Daniel parece que sigue hablando de Antíoco IV, en realidad, usa a este malvado gobernante como un prototipo del anticristo que aparecerá al final de los tiempos. Es por esto que ya no encontramos desde aquí la precisión histórica de los versículos anteriores.
Al estudiar estas profecías tocante a la persona de Antíoco IV Epífanes, no es difícil ver por qué este hombre es un prototipo del anticristo escatológico.
Su odio hacia el pueblo judío.
Su soberbia y el desafío a la misma Persona de Dios.
Sus engaños, iniquidades y su profanación del templo de Jehová.
Pero ahora, la descripción que encontramos a partir de aquí va más lejos, presentándonos características que asociamos más fácilmente con el cuerno pequeño de (Dn 7:25), el príncipe que ha de venir de (Dn 9:24-27), el hombre de pecado de (2 Ts 2:4) y la primera bestia de (Ap 13). Veamos sus características.
(Dn 11:36) "Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá."
Aunque el contexto nos llevaría a pensar que se refiere a Antíoco IV, pero como ya hemos indicado, parece más apropiado interpretar que se refiere a otro personaje escatológico que conserva ciertos parecidos con Antíoco IV, pero que evidentemente va mucho más allá que él.
En primer lugar se nos dice que este rey "hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas". Es verdad que Antíoco IV eligió el nombre de "Epífanes" ("Dios manifestado") para reinar, pero lo que se describe aquí acerca de este rey escatológico parece ir mucho más allá de lo que Antíoco IV nunca llegó a pretender.
Esto quiere decir que este rey será completamente independiente y no estará sujeto a ninguna autoridad excepto a sí mismo. Esto poder absoluto se extenderá también al terreno religioso, de tal modo que se engrandecerá sobre todo dios. Es más, contra el Dios de los cielos tendrá una actitud desafiante y hablará blasfemias contra él. Con esto coincide lo dicho en otras partes sobre el anticristo:
(2 Ts 2:4) "Se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios".
(Dn 7:25) "Hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo".
Según nos dice el libro de Apocalipsis, el mundo se convencerá de que debe adorarle como si fuera dios al ver los milagros que el falso profeta realizará a su favor (Ap 13:11-15). Por lo tanto, tendrá éxito en extender su influencia política y religiosa.
Este rey seguirá prosperando "hasta que sea consumada la ira, porque lo determinado se cumplirá". En todo caso, el período de gobierno de este rey ha sido limitado por Dios mismo y finalmente vendrá sobre él el juicio determinado (Dn 7:11) (Dn 7:26) (Dn 9:27) (Ap 19:19-20).
(Dn 11:37) "Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá."
Acerca de este personaje se nos dice que "del Dios de sus padres no hará caso". Algunos han pensado que esto quiere decir que este personaje será judío, pero más bien da la idea de que provenga de donde provenga, para obtener el poder absoluto en el terreno espiritual no mostrará respeto hacia ninguna herencia religiosa. Es decir, dejará a un lado todas las religiones organizadas y él mismo se colocará como el único objeto de culto. Este rey instituirá su propia religión centrada en sí mismo. Esto es así porque su poder lo recibirá directamente de Satanás (Ap 13:2). En este sentido, vemos claramente que no puede estar refiriéndose a Antíoco IV, porque él no rechazó a los dioses de sus padres, sino que adoraba a Zeus.
Este personaje se desvinculará completamente de cualquier lazo humano: "ni del amor de las mujeres", y se opondrá a todas las religiones y formas de adoración, claro está, a excepción de la suya: "ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá".
(Dn 11:38-39) "Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra."
En cuanto a su nueva religión, el texto nos dice que "honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio". Esto puede dar a entender diferentes cosas. Puede querer decir que promoverá la fuerza militar y hará un dios de la guerra, pero también que su dios sería una personificación del poder, o que adoraría al mismo Satanás quien le dada su fuerza y poder.
Él gastará grandes cantidades de dinero en sacrificios relacionados con la actividad militar, que le permitirán afianzar aún más sus fortalezas y demostrar su gran poder.
Con este dios extraño llevará sus conquistas a lugares inimaginables: "Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables".
Pero no sólo recurrirá a la fuerza militar para extender sus dominios, sino que se ganará la sumisión y admiración de otros otorgándoles favores y riquezas: "Y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra". No cabe duda de que será un gobernante hábil que conseguirá adeptos y reconocimiento mediante regalos o sobornos.

El ataque contra el rey soberbio (Dn 11:40-45)

(Dn 11:40) "Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará."
A continuación se describen distintos acontecimientos que tendrán lugar "al cabo del tiempo". Esto podría ser interpretado de varias maneras: puede ser que aquí se retome la narración anterior y se refiera a lo que ocurriría en los últimos días de Antíoco IV y sus sucesores, pero también puede tener que ver con los últimos días de la nación de Israel, un período que el Señor Jesucristo describió como la "gran tribulación".
En todo caso, lo que aquí se anuncia es una gran contienda contra este rey soberbio. Contra él lucharán dos grandes potencias, el rey del sur y el rey del norte: "Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad".
Es difícil saber cuál es la interpretación correcta de este versículo, porque a día de hoy ya no existen estas dos grandes potencias. Tanto Siria como Egipto son ruinas de lo que un día fueron poderosos imperios. Puede que en su lugar representen a dos grandes bloques o confederaciones de naciones. Algunos llegan más lejos e interpretan el rey del sur como una confederación musulmana y el rey del norte como una coalición comunista. Todos ellos lucharían contra el anticristo. En todo caso, se anuncia una gran conflagración bélica.
(Dn 11:41) "Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón."
Luego se nos dice que "entrará a la tierra gloriosa", lo que indica nuevamente la conquista de Israel, pero no sabemos si quien la lleva a cabo es el rey soberbio o el rey del norte. Se añade también que "muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón". Estas tierras que serán libradas se corresponden con el actual reino de Jordania.
Puede que esta nueva campaña contra Israel esté relacionada con la gran batalla de Armagedón (Ap 16:14-16), que culminará con un ataque masivo contra la ciudad de Jerusalén, tal como había descrito el profeta Zacarías (Zac 14:1-3).
(Dn 11:42-43) "Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán."
Ya sea el rey soberbio o el rey del norte, el hecho es que no se conformará con invadir a Israel, sino que "extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto". Después de esto continuará sus conquistas: "y los de Libia y de Etiopía le seguirán". Probablemente porque tanto Libia como Etiopía serán aliados de Egipto en esta contienda. Todo esto es una demostración del poder de este dictador.
(Dn 11:44-45) "Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude."
Seguimos sin saber si el profeta se refiere al rey soberbio o al rey del norte, pero en cualquier caso, lo que se indica es que a pesar de sus importantes victorias sobre Israel, Egipto, Libia y Etiopía, y cuando todo parecía indicar una victoria final segura, no será así ni tendrá tiempo para disfrutarla, porque "noticias del oriente y del norte lo atemorizarán".
Vemos que nuevamente tiene que entrar en campaña militar para aplacar otros ataques que en esta ocasión le vendrían del oriente y del norte. Esto parece llenarle de "gran ira", de tal modo que saldrá contra ellos "para destruir y matar a muchos".
Los que piensan que se refiere a Antíoco IV, creen que esto tiene que ver con alguna invasión o rebelión en algún lugar de su reino.
Los que creen que tiene que ver con el rey soberbio, ven en este texto una referencia a las grandes fuerzas que se opondrán al anticristo y que vemos en (Ap 16:12).
Después de esto dice que "plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo". Los "mares" puede referirse al mar Muerto y al mar Mediterráneo, mientras que el "monte glorioso y santo" debe ser la ciudad de Jerusalén y particularmente a la montaña sobre la cual se edificó el templo en el monte Moriah. En un punto entre ambas referencias instalará su cuartel general, y desde allí se llevará a cabo la batalla final y definitiva de este rey. Notemos que Armageón o valle de Meguido encaja con la ubicación dada aquí.
La profecía culmina con la afirmación: "mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude". No se indica la razón por la que llegará a su fin. Podría ser que fuera vencido por los ejércitos enemigos que venían del oriente y del norte, pero también podría ser una intervención directa de Dios.
En todo caso, es interesante notar que el fin de Antíoco IV no ocurrió de esta manera. Él había viajado a Elymais en Elam para robar en el templo de Artemia, pero los adoradores locales le resistieron y tuvo que abandonarlo. De camino a su casa enfermó en Tabae, Persia, donde murió (163 a.C.).

Reflexión final

Este capítulo une proféticamente el vacío existente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Por lo tanto, cuando a veces nos referimos al período intertestamentario como un tiempo de silencio, esto no es realmente exacto. Aquí encontramos amplia información sobre todo el sufrimiento que el pueblo de Israel habría de sufrir a manos de Siria y Egipto durante todos esos siglos al verse envueltos en medio de los múltiples conflictos que ambas naciones mantenían continuamente entre ellas.

Preguntas

1. ¿Por qué Antíoco IV Epífanes es un buen ejemplo del anticristo?

Comentarios

Puerto Rico
  Orlando  (Puerto Rico)  (20/04/2022)

Excelente, espiritualmente sana doctrina, aprovechando el tiempo, los días son malos. gracias a Dios por su ministerio.

Puerto Rico
  Orlando  (Puerto Rico)  (19/04/2022)

Excelente explicación sobre libro de Daniel, muy pausada, esto ayuda a personas como yo que no somos muy entendidos en ciertos asuntos bíblicos, gracias. El Señor sea bendiciéndoles. Maranatha!!!

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