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Estudio bíblico: Condenación de la gran ramera - Apocalipsis 17:1-18

Serie:   Apocalipsis
Autor: Luis de Miguel
España
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Condenación de la gran ramera - Apocalipsis 17

Introducción

En el capítulo 16 vimos las siete plagas postreras que serán derramadas sobre la tierra. Entre ellas encontramos también una rápida referencia a la destrucción de Babilonia (Ap 16:19). Ahora, en el capítulo 17 se describe con mucho más detalle quién es la gran Babilonia y la sentencia de Dios contra ella.
Por otro lado, debemos considerar juntos los capítulos 17 y 18 de Apocalipsis, ya que en ambos se tratan diferentes aspectos del juicio divino contra Babilonia. Notaremos que en el capítulo 17 se nos revela el carácter religioso y político de Babilonia. Desde la perspectiva religiosa es presentada como una gran ramera, y en cuanto al aspecto político viene asociada con la bestia. Luego, el capítulo 18 se centra mayormente en el aspecto comercial de Babilonia. Tenemos, por lo tanto, tres áreas que el diablo siempre ha utilizado para controlar al hombre: religión, política y comercio.
Y para tener una visión más amplia de estos capítulos, hemos de ver la relación que tienen con el final de Apocalipsis. Notemos algunos contrastes:
En el capítulo 17 Babilonia es representada como una gran ramera que viene montada sobre la bestia, mientras que en (Ap 19:7-8) (Ap 21:2) se establece un claro contraste con la Iglesia, que es presentada como la esposa del Cordero.
También se contrasta la ciudad de Babilonia, que es "habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo" (Ap 18:2), con la nueva Jerusalén que desciende del cielo (Ap 21:2).

La sentencia contra la "gran ramera"

(Ap 17:1-2) "Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación."
Como acabamos de decir, hay una estrecha relación entre este capítulo y los últimos de Apocalipsis. Esto queda demostrado por el hecho de que en ambos casos es el mismo personaje, "uno de los siete ángeles que tenían las siete copas", quien introduce con las mismas palabras el futuro que espera a la gran ramera y a la nueva Jerusalén, la esposa del Cordero. Compárese (Ap 17:1) y (Ap 21:9).
Por el momento, lo que tenemos aquí es "la sentencia contra la gran ramera". Se trata del veredicto judicial de Dios contra ella, así como de su ejecución.
¿Cuál es la razón de su juicio? Notemos que es descrita como una "gran ramera". En principio esto haría referencia a una mujer que vende su cuerpo, pero con más frecuencia este término es usado en la Biblia para referirse a la "prostitución espiritual" (Is 1:21) (Jer 3) (Ez 16). Y de esto es de lo que se le acusa.
Este tipo de fornicación espiritual consiste básicamente en dejar a Dios, el esposo auténtico, para ir detrás de los amantes o dioses falsos.
¿Con quién ha fornicado? ¿Cuál es el área en la que ha ejercido su nefasta influencia espiritual? Para contestar a estas preguntas Juan nos da varios datos: "está sentada sobre muchas aguas" y con ella "han fornicado lo reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación". En primer lugar, notamos que Juan no pretende que interpretemos literalmente todos los detalles, porque aquí nos dice que "está sentada sobre muchas aguas" y un poco más adelante nos dirá que está "sentada sobre una bestia escarlata" (Ap 17:3).
Ahora bien, ¿a qué se refieren las "muchas aguas" sobre las que está sentada la ramera? La contestación la encontramos un poco más adelante en el mismo pasaje: "Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas" (Ap 17:15). En todo caso, la expresión no es nueva, sino que ya fue utilizada por el profeta Jeremías para referirse al juicio sobre la antigua Babilonia: "Tú, la que moras entre muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia" (Jer 51:13). Y podemos pensar también, puesto que el diablo siempre intenta imitar a Dios, que con este hecho intenta copiar el gran trono divino descrito en (Ap 4:6) delante del cual "había como un mar de vidrio semejante al cristal".
Así que, es una "gran ramera" porque ha extendido su influencia sobre muchos pueblos y naciones. Pero aún más, nos dice que también "han fornicado con ella los reyes de la tierra". Esto nos da una idea de su poder e influencia, que vuelve a ser subrayada en (Ap 18:3).
Todo esto nos lleva a pensar que las naciones acogerán el sistema idolátrico de la gran ramera, dando la espalda al Dios verdadero.
Queda claro que las personas son incurablemente religiosas. La razón de esto es porque Dios nos ha creado para que le adoremos. Y si no adoramos al Dios verdadero, entonces nos inventaremos otros dioses falsos para adorarlos. Y esta "gran ramera" parece que ofrecerá en el futuro una nueva religión con la que conseguirá atraer y unir a las naciones del mundo una vez que se hayan rebelado contra Dios. Recordemos que esto ya fue descrito en el capítulo anterior, cuando los hombres no se quisieron arrepentir de sus pecados, sino que blasfemaron el nombre de Dios (Ap 16:9,11,21).
¿Cómo lleva a cabo su misión la gran ramera? La contestación la encontramos aquí: "Y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación". Ella conseguirá embriagar a los moradores de la tierra con su sistema idolátrico anti-Dios. De ese modo, los hombres andarán como borrachos sin darse cuenta de su estado calamitoso, inconscientes de su verdadera situación, habrán perdido el control de sí mismos bajo los efectos del alcohol y también su dignidad.
Esto ya había sido anunciado por el profeta Jeremías:
(Jer 51:7) "Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones."
Lo curioso aquí es que esta gran ramera también está al servicio del Señor. Podríamos decir que es él quien permite que las naciones sean engañadas y queden entontecidas como consecuencia de haber rechazado al verdadero Dios y su evangelio de salvación (2 Ts 2:11-12).

La descripción de la gran ramera

(Ap 17:3-6) "Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro."
Empecemos por notar cómo y dónde recibió Juan esta visión: "Y me llevó en el Espíritu al desierto". Dice que fue llevado "en el Espíritu", igual que en (Ap 1:10), lo que puede apuntar hacia un estado de especial receptividad espiritual. Y añade que la visión tuvo lugar en el desierto. Esto puede ser interpretado como un lugar apartado donde podía disfrutar de la protección divina, como en (Ap 12:6,14). No cabe duda de que las cosas del mundo se ven mejor desde cierta distancia.
Luego comienza la descripción de la mujer haciéndonos notar que estaba "sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos". ¿Quién es esta bestia? No hay duda de que es la misma que ya nos fue presentada en (Ap 13:1). La descripción de ambas coincide en que tienen siete cabezas y diez cuernos.
Ahora vemos una asociación directa entre la mujer y la bestia. Esta relación puede ser interpretada como que la bestia sustenta a la mujer, o que la mujer controla a la bestia. Lo más probable es que haya un intercambio de favores entre ambos ya que las dos tienen propósitos similares. Esta unión interesada entre el Estado y la religión la hemos podido ver muchas veces a lo largo de la historia de la humanidad.
Notemos que mientras que en (Ap 13:1) se nos dijo que la bestia tenía un nombre blasfemo sobre sus cabezas, aquí se añade que toda la bestia estaba "llena de nombres de blasfemia". Vimos también que la blasfemia era una de las características de la bestia (Ap 13:5-6). Todo esto implica que el gobierno de la bestia estará caracterizado por la blasfemia abierta contra Dios. Esta blasfemia se puede manifestar de dos maneras; por el insulto descarado contra Dios, y también porque la bestia tomará para sí misma los nombres y títulos que legítimamente sólo corresponden a Dios. Con esto coincide lo anunciado por el profeta Daniel:
(Dn 7:25) "Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo."
(Dn 11:36) "Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá."
En cuanto al significado de las "siete cabezas y diez cuernos" de la bestia, viene explicado con detalle más adelante en (Ap 17:9-14).
A continuación la atención se centra nuevamente en la mujer y en su vestido: "Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas". No cabe duda de que los detalles acerca de su vestido nos proporcionan información acerca de quién es esta mujer. En principio notamos que su vestido era de "escarlata", lo que quiere decir que iba perfectamente conjuntada con la bestia sobre la que iba sentada (Ap 17:3) y también con el "gran dragón" (Ap 12:3).
También vemos que iba deslumbrantemente adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Como todas las prostitutas, ésta también vestía de tal manera que lograra llamar la atención. Pero lo que en este caso nos sorprende es la riqueza, ostentación y lujo de su vestido. No hay duda de que esta "gran ramera" se había enriquecido mucho a costa de promover su falsa religión, al punto de que vestía como una auténtica reina. Pero no olvidemos que toda esta ostentación exterior sólo tenía el propósito de compensar y ocultar su pobreza y vacío interior.
El siguiente detalle que llama la atención de Juan es que "tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación". El "cáliz de oro" podía sugerir que dentro habría una bebida deliciosa, pero la realidad es que estaba lleno de "abominaciones y de la inmundicia de su fornicación", lo que sugiere algo mal oliente y detestable. Sin embargo, muchos beberán de él, fijándose sólo en el exterior de oro sin fijarse en lo que hay en su interior.
Y luego "en su frente un nombre escrito, un misterio". Quizá esto quiera decir que aunque su nombre aparece en la frente de tal modo que todos pueden verlo, sin embargo es "un misterio", algo que debe ser revelado. Tal vez nos esté indicando que hay algo mucho más profundo de lo que se ve a primera vista. Pero el ángel procede ahora a revelarlo: "Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra".
En cuanto a este nombre, empecemos por recordar brevemente lo que Babilonia representa en la Biblia:
El desafío a Dios, expresado originalmente en la torre de Babel (Gn 11:1-9).
Las falsas religiones y la idolatría. Babilonia era un centro de adoración pagana y su idolatría excedía todo lo imaginable. También la superstición junto con la hechicería, la magia y el culto a los astros eran prácticas comunes entre los babilonios.
Orgullo, crueldad, opulencia y vicio eran sus señas de identidad (Hab 1:5-11).
Babilonia fue el lugar donde Israel fue llevado en su exilio y fueron quienes destruyeron el templo de Jerusalén.
Su emperador exigía honores y adoración divina (Dn 3:1-6).
Pero la Babilonia de la antigüedad ya había desaparecido, por lo tanto, cabe preguntarnos a qué Babilonia se refiere ahora Apocalipsis. Las interpretaciones han ido cambiando a lo largo del tiempo. Durante los primeros siglos de la Iglesia, fue identificada con el Imperio Romano y la ciudad de Roma. En la época de la reforma protestante, se identificó con la Iglesia Católica y el papado. En épocas más recientes con el Comunismo. Otros han llegado a pensar que la antigua Babilonia será reconstruida. Viendo como la Iglesia ha cambiado su interpretación a lo largo del tiempo, parece muy arriesgado dar una opinión sobre el tema. Quizá lo mejor sería que nos quedemos con el patrón de lo que Babilonia representa para que cuando llegue el momento de su aparición no tengamos problemas en identificarla.
Dicho esto, podemos aceptar que muchos de estos movimientos religiosos del pasado bien pudieron ser "hijas" de esta gran ramera, y que en alguna medida imitaban y adelantaban sus formas.
Pero será muy importante que estemos atentos al futuro, porque fijémonos en cómo es descrita: "La madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra". Ella es maestra de las otras rameras, por eso es descrita como su "madre". Y ese hecho, unido a su gran éxito, nos lleva a la conclusión de que tiene una tremenda capacidad para seducir a los hombres y apartarlos de su debida fidelidad a Dios.
Y por último, como parte de su descripción, Juan nos dice: "Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús". Como muchas rameras, esta mujer estaba ebria, pero no por beber bebidas alcohólicas, sino de la sangre de los santos. Esta vívida expresión se empleaba con frecuencia en el mundo antiguo para describir un cruento deseo de violencia. Ella se deleita en matar a los creyentes de la misma manera que un ebrio lo hace bebiendo vino. Nunca se cansa, siempre quiere más.
En estos propósitos asesinos, aparece asociada a la bestia (Ap 13:7). Ambas están unidas por su deseo de acabar con el cristianismo que anuncia al único Dios verdadero. Por lo tanto, esta gran ramera habrá conseguido unir al mundo en una nueva religión de la que su característica dominante es su rechazo violento contra el cristianismo. Y llegados a este punto debemos tener una visión amplia. No podemos asociar a la gran ramera con la Iglesia Católica por el hecho de que durante siglos la "Santa Inquisición" persiguió y mató a miles de cristianos por el hecho de tener un Biblia, porque la persecución contra el cristianismo se extiende en el día de hoy por infinidad de países musulmanes, hindúes, budistas y ateos. Podemos decir que este es un hecho en el que parecen estar de acuerdo muchas culturas muy diversas.
La visión que Juan tuvo fue tan espantosa que dice: "Y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro". Esta es la primera vez que Juan hace una observación así. Y podemos pensar que en este momento ya había presenciado cosas realmente extraordinarias; desde la adoración de millones de seres que alababan al Señor hasta las más terribles y devastadoras plagas que han de venir sobre este mundo impío. Pero ninguna de esas cosas le llevó a exclamar algo como ahora. La obra de la gran ramera en unión con la bestia lo había dejado conmocionado.

La explicación de la visión

(Ap 17:7-8) "Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será."
1. La bestia que has visto, era, y no es
Ante el estado de asombro de Juan, el ángel que hablaba con él le dijo: "Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos".
Comienza sus explicaciones con "la bestia que has visto, era, y no es". Con esto establece un claro contraste con la visión que Juan había tenido del Señor al comienzo del libro: "el que es y que era y que ha de venir" (Ap 1:4). La conclusión es clara: la bestia sólo podrá ejercer su autoridad por un breve espacio de tiempo, mientras que el Señor lo hará por toda la eternidad.
Y dado que su tiempo es breve, el ángel añade: "Y está para subir del abismo e ir a perdición". Este hecho vuelve a ser repetido nuevamente en (Ap 17:11). Todos sus malvados esfuerzos contra Dios y su pueblo fracasarán, y la misma bestia irá a la perdición, al lago de fuego y azufre que está preparada para ella (Ap 19:20).
Cuando esto ocurra, "los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán". Esta es una forma de referirse a aquellos que no han creído en Cristo. Finalmente serán ellos los que se asombren cuando vean que la bestia, en la que todos ellos habían puesto sus esperanzas en su lucha contra Dios, será destruída y condenada sin poder hacer nada por librarse. Y claro está, su asombro pronto se convertirá en turbación y espanto cuando ellos mismos le sigan en su perdición eterna.
2. Las siete cabezas
(Ap 17:9-11) "Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición."
El ángel sigue con sus explicaciones, pero hace una advertencia: "Esto, para la mente que tenga sabiduría". Con esto anuncia que las verdades que va a revelar a continuación encierran cierta dificultad y que sólo los sabios las podrán desentrañar.
"Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes". Las siete cabezas de la bestia simbolizan tanto montes como reyes. Ahora bien, ¿a qué se refiere?
Con frecuencia se ha interpretado como una referencia a Roma, que en el pasado fue conocida como la ciudad edificada sobre siete colinas. Según este punto de vista, el sistema religioso y político de la bestia establecerá su centro en Roma. Y no hay duda de que esta sugerencia tiene su atractivo.
Pero no hay que olvidar que en el Antiguo Testamento los profetas se referían en ocasiones a los reinos y reyes como montes. Por ejemplo, Babilonia es conocida como "monte destruidor" (Jer 51:25), y el profeta Isaías anuncia que "acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes" (Is 2:2). Cabe por lo tanto la posibilidad que estos siete montes sean siete reinos diferentes con sus reyes.
En todo caso, no hay que perder de vista que finalmente todos estos montes o reinos, sea lo que sea que simbolicen, acabarán cediendo su poder y autoridad al "monte de Sion", desde donde el Cordero gobernará finalmente (Ap 14:1,8).
El ángel continúa con sus explicaciones: "Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo". Según esto, parece que los siete reyes no reinarán a la vez. Notemos en primer lugar la referencia a los cinco reyes que han caído. Es difícil interpretar esta alusión porque no sabemos si habían caído cuando Juan vivía o en el momento futuro al que hace referencia la visión. Y el hecho de que habían caído puede apuntar a que habían muerto o a que sus reinos habían desaparecido. Luego anuncia que "uno es", dando a entender probablemente que es el reino que ocupaba el trono en ese momento concreto al que se refiere. Y finalmente, nos dice que "otro aún no ha venido", tratándose, por lo tanto de un reino futuro. En todo caso, la duración de este último reino será breve.
Pero después de los siete reyes, aún aparece un octavo: "La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición". Es difícil entender cómo la bestia puede ser de entre los siete y ser también el octavo. En todo caso, lo que Juan señala con total claridad es su destino: "va a la perdición". Por muy grande que sea el éxito del mal, lleva en sí el germen de la autodestrucción.
3. Los diez cuernos
(Ap 17:12-14) "Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles."
Parece que las siete cabezas expresan formas sucesivas de gobierno, mientras que los diez reyes a los que ahora se hace referencia pertenecen todos al mismo período de la bestia. Se trataría, por lo tanto, de diez reyes independientes que unirán sus reinos al de la bestia, cediéndole su autoridad. De este modo la bestia llega a ser "señor de señores", intentando una vez más usurpar el lugar que legítimamente le corresponde sólo al Cordero.
Intentar identificar a los diez reyes simbolizados por los cuernos es una tarea inútil, puesto que todavía no han llegado a reinar.
En todo caso, su reinado será muy breve. Puede parecer que esta gran unión de fuerzas y reinos es algo grande y está llamado a ser duradero, pero en realidad no será nada.
En cuanto a la finalidad de su unión, el ángel nos explica: "Estos tienen un mismo propósito y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero". Lo que les une es su deseo de destruir a Cristo. Esta situación ya fue descrita en el Salmo 2.
(Sal 2:2-3) "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas."
Todo esto anticipa lo ya anunciado en (Ap 16:13-14). Allí vimos que de la boca del dragón, de la bestia y del falso profeta, salían espíritus de demonios que hacían señales para ir a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. Y encontramos esa batalla final en (Ap 19:19).
Como no puede ser de otra manera, "el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes". Notemos que estos títulos son una solemne declaración de la deidad y soberanía de Cristo. Esta es la razón de su victoria absoluta. Ante su poder divino, todos los reinos de la tierra no son nada.
La victoria depende enteramente de él, pero participan de ella los creyentes, a los que aquí se hace referencia como "los que están con él son llamados y elegidos y fieles". Estos participan en su triunfo de la misma forma que participaron antes en la persecución y el sufrimiento.
Notemos de paso la descripción que aquí se hace de lo que es un verdadero cristiano: Llamado por Dios para salvación, elegido cuando acepta la salvación ofrecida en Cristo, y fiel en la obediencia a su llamado.
4. Las aguas sobre las que se sienta la ramera
(Ap 17:15) "Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas."
Aparentemente la ramera había ganado muchos seguidores con su alianza de civilizaciones contra Dios.

El fin de la ramera

(Ap 17:16-17) "Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios."
Al comienzo la gran ramera apareció sentada sobre la bestia, como si la controlara, pero finalmente, los diez cuernos de la bestia se levantarán contra ella y la destruirán: "Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego".
En realidad, el diablo se había aprovechado de ella mientras le interesó, pero finalmente la abandonó. El diablo no entiende de fidelidad ni siente amor verdadero hacia nadie. No olvidemos que el Señor Jesucristo dijo de él que "ha sido homicida desde el principio" (Jn 8:44). Además, no está dispuesto a compartir su poder y exaltación con nadie, y destruirá a todo aquel que le pueda hacer sombra.
El juicio de esta ramera nos recuerda el castigo que recibió aquella otra que describe el profeta Ezequiel en (Ez 23:25-30). Por un momento apareció vestida con ropas y joyas lujosas que sus amantes le daban, pero finalmente está desnuda y asolada.
¿Por qué ocurrirá todo esto? Contrariamente a lo que pudiera parecer, Dios está siempre en el control de cada situación: "Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabra de Dios".
Dios es soberano y su voluntad no puede ser impedida. El puede mover voluntades y corazones de reyes para llevar a cabo su plan divino. Puede usar a reyes impíos para hacer avanzar sus planes. Tenemos ejemplos de esto en el Antiguo Testamento. Dios usó a Babilonia para castigar a Israel, y más tarde usó a Ciro, rey de los persas, para juzgar a Babilonia (Is 10:5-15) (Jer 51:11).
Y por último, el ángel le dice a Juan:
(Ap 17:18) "Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra."
Finalmente la mujer aparece como una “gran ciudad” desde donde se dirigirá esta unión religiosa internacional contra Dios. Probablemente esta “gran ciudad” hemos de asociarla con la “gran Babilonia” de la que se va a tratar en el siguiente capítulo.

Comentarios

Venezuela
  Gladys de Colmenares  (Venezuela)  (08/03/2024)

El señor Jesucristo le continúe dando sabiduría, inteligencia y discernimiento espiritual.
Gracias por compartir sus enseñanzas. Dios le bendiga

Ecuador
  Melva Molina  (Ecuador)  (25/07/2022)

Mi humilde opinión, según lo entiendo, la gran ramera, se refiere a la iglesia apostata y su sistema falso que logrará desviar a muchos. Su intención es crear una iglesia universal y apartar a todos de la verdad. El interés de Dios es que el creyente se mantenga firme en su Palabra y pedirle al Espíritu Santo su guía constante. Le agradezco al Señor por cada siervo fiel que levanta. Bendiciones

Argentina
  Pablo Martin Rigo  (Argentina)  (09/07/2020)

Hola, en realidad me parece un estudio bien logrado, pero a mí parecer, en mí humilde opinión ya que no soy maestro, pastor, teólogo ni poseo estudios en lo que refiere a la biblia en sí, me parece que está mal direccionado, la gran ramera no es una mujer, sino la simbología que representa una gran ramera, supongamos que hace referencia a una persona con tal poder otorgado por otros reyes, fabulemos y supongamos que es la ONU, a quien poco le importa dios, está ramera después del rapto va a suponer al cordero como enemigo a vencer, no se olvidé que con el surgimiento de la bestia todos los que no están en el libro de la vida se sorprendieron, no habla de la iglesia, porque cuando habla de la iglesia se refiere a los elegidos y fieles, también nos deja una señal muy clara, frente al adulterio el juzgado quien es el hombre o la mujer, pues claro que la ramera quién era apedreada, notando que luego los diez cuernos que representan la fuerza armada se encargan de desmembrar e incendiar a la gran ramera. En pocas palabras la simbología de la gran ramera y sin extenderme mucho en eso sería una organización mundial que posee 7 potencias que la crean, siendo uno de los creadores que deja su puesto de rey para tomar sitio como la bestia y su sucesor en su trono quien es necesario que su reinado sea breve. No es mí intención ofender ni criticar, máxime tomando en cuenta que para emitir una opinión respecto a su trabajo y producir un razonamiento propio, solo pedí orientación a el todo poderoso, desconozco si me ha sido otorgada la sabiduría para resolver este enigma, le pido disculpa si he sido impertinente y le ruego me corrija si estoy en una resolución incorrecta, gracias.

Venezuela
  Fidel Dominguez  (Venezuela)  (28/06/2020)

FELICITACIONES por este estudio tan excelente que mi Dios me les bendiga.

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