El primer salmo nos presenta al hombre justo en contraste con el pecador. Pero no sólo nos muestra sus características, también nos detalla cuáles son sus caminos y el fin de cada uno de ellos. Su finalidad es invitarnos a elegir el camino correcto después de mostrarnos a dónde conduce cada uno de ellos...
El salmista compara al justo con un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da fruto a su tiempo y su hoja no cae, mientras que el pecador es como el tamo que arrebata el viento, lo que nos sugiere que ni él ni sus obras permanecerán. ¿Como cuál queremos ser?
El salmista se pregunta con profundo asombro y tristeza por qué los hombres se rebelaban contra el gobierno de Dios en este mundo. ¿Qué sentido puede haber en este empeño de independizarse de un Dios cuya voluntad es siempre el bien supremo de sus criaturas? ¿Qué mal ha hecho Dios a los seres humanos para que le aborrezcan de ese modo?
Frente al fracaso de los hombres para gobernar este mundo, la buena noticia de Dios es que él ha elegido a su propio Hijo, el Señor Jesucristo, como el legítimo Rey de todo. Hoy más que nunca esperamos el momento de su venida para traer el orden y la paz que tanto necesitamos. Pero es importante prepararse para ese momento y que cada persona se reconcilie con él antes.
Este salmo ha sido el favorito de muchas personas cuando han afrontado peligros y dificultades. Sería hermoso que cada día nos despertáramos con el corazón lleno de esta misma confianza en Dios que vemos en David en esta ocasión.
El Salmo trata de la confianza en Dios en medio de las luchas y pruebas de la vida, especialmente cuando tenemos personas a nuestro alrededor que nos quieren desanimar y apartar del Señor...
¿Qué es el hombre? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué estoy yo aquí en este mundo? ¿De dónde vengo y a dónde voy?. Esta es una cuestión de vital importancia para cada uno de nosotros. ¿Dónde encontrar la respuesta correcta? A través de este salmo escrito hace miles de años Dios nos da a conocer las razones que buscamos...
El hombre perdió gran parte de la dignidad con la que Dios le creó por causa de su pecado, pero Dios no le ha abandonado, sino que ha llevado a cabo un plan para restaurarlo, e incluso para darle mayor gloria que la que tuvo en un principio. ¡Sólo la gracia de Dios podía hacer algo así!
Ante nosotros tenemos una vívida descripción de "los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos". Es un salmo profético en el que se nos describen con asombrosa exactitud los hechos que tuvieron lugar mil años después cuando Cristo murió en la cruz. Tiene además la peculiaridad de describir estos sucesos tal como Cristo los veía y sentía, lo que le da un valor único. En estos primeros versículos consideramos la ruptura de la relación entre el Padre y el Hijo en aquellos angustiosos momentos cuando Cristo cargaba con la culpabilidad del pecado humano.
En estos versículos vemos el grado de humillación al que Cristo llegó en la cruz para poder ser nuestro Salvador. Pero la cruz pone también al descubierto la maldad del corazón humano.