Estudiar los evangelios siempre es una experiencia apasionante porque nos permite conocer de primera mano a la Persona más gloriosa que ha vivido en este mundo: el Señor Jesucristo. En este primer estudio del evangelio de Marcos haremos una introducción para saber quién era su autor y cómo llegó a conocer la historia que ha dejado documentada en su evangelio.
En esta segunda parte de la introducción al evangelio de Marcos vamos a estar contestando a tres preguntas fundamentales para todos los hombres: ¿Quién es Jesús? ¿Por qué vino a este mundo? ¿Qué exige Jesús de los que quieren seguirlo?
El Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios, son las buenas noticias de Dios para el hombre. Fuera de Jesucristo no hay "buenas noticias" para la humanidad.
Estudiando a aquel hombre, un psiquiatra de hoy probablemente diría que sufría de psicosis aguada con delirio, pero el texto bíblico nos dice que el origen de su problema era espiritual; estaba endemoniado. Y aunque la sociedad ya lo había marginado, el Señor Jesucristo fue a buscarlo con el fin de liberarlo. Con esto nos muestra su misericordia, pero también su poder para cambiar las situaciones más perdidas...
Los profetas del Antiguo Testamento habían profetizado cómo había de ser el Mesías cuando viniera. Todo eso se cumplió perfectamente en el Señor Jesucristo. Esto nos demuestra el carácter sobrenatural de la Biblia y también que Jesús era realmente el Mesías.
Juan el Bautista fue un hombre de Dios que preparó el camino para que todas las personas de su tiempo conocieran al Señor Jesucristo. Su estilo de vida y su ministerio han dejado una profunda huella en la historia. Hombres como él son el mayor regalo de Dios para la raza humana. Es verdad que no son valorados por el mundo, pero son estos hombres los que nos ayudan a encontrarnos con Dios y a cambiar nuestras vidas para que seamos mejores.
Juan el Bautista dedicó su vida a exaltar a Cristo. Tenía buenas razones para hacerlo: por un lado, Jesús era infinitamente mayor que él en dignidad, y por otro, su ministerio bautizando en el Espíritu Santo lograría regenerar a las personas haciéndolas completamente nuevas, algo que el bautismo en agua de Juan para arrepentimiento nunca podría hacer.
El Señor Jesucristo comenzó su ministerio público por medio del bautismo de Juan el Bautista. El Padre y el Espíritu Santo mostraron su total aprobación. Vemos también cómo Jesús se presentó como un Siervo, modelo perfecto de consagración para nosotros.
En esta historia nos encontramos con una madre que desesperada por el estado espiritual de su hija se la presenta al Señor Jesucristo con una fe asombrosa y perseverante. Como resultado vio a su hija restaurada y su hogar transformado en un lugar donde se respiraba paz...
Después de que Jesús fuera aprobado por el Padre en su bautismo, vinieron cuarenta días de tentación donde el Señor Jesucristo venció al diablo y su poder. A partir de ahí comienza su predicación del Evangelio del Reino.