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Blog cristiano: Pensamientos para la vida cotidiana

Imagen del artículo: Todos tenemos cáncer

Todos tenemos cáncer

Publicado el 22/01/2025

Todos tenemos una condición silenciosa que prolifera en cada célula de nuestro ser y que conduce a la muerte. Este cáncer que impregna nuestro cuerpo es el pecado, y ninguno de nosotros es inmune.

En el Libro de Eclesiastés en la Biblia, Salomón nos dice que "hay un mismo destino para todos... los corazones de los hijos de los hombres están llenos de maldad, y hay locura en sus corazones durante su vida. Luego van a los muertos" (Ec 9:3). Sin embargo, la mayoría de nosotros vivimos sin mesura, ajenos a la asesina enfermedad que llevamos dentro. Recientemente recibí un diagnóstico de cáncer en etapa 4, y fue una alerta que acaparó mi atención. Permítanme compartirles algo de lo que he aprendido desde entonces y cómo me ha cambiado.

Hace un par de meses, sentí un dolor fuerte en el costado y fui a Urgencias. Pensé que podría tener cálculos renales. La clínica realizó pruebas y tomó imágenes, y luego un médico entró y me dijo que parecía que tenía cáncer. Me recomendó que me ingresaran en el hospital de inmediato para realizarme una biopsia y comenzar el tratamiento lo antes posible. Así fue como mi vida cambió por completo en un instante.

En tan solo un momento, infinidad de cosas pasaron por mi mente. Pensé en el padre de la compañera de clase de mi hija, quien, seis meses antes, había ido al médico por razones similares, descubrió que tenía cáncer y falleció 13 días después. Me sentía devastado al pensar en mi esposa, quien había regresado a casa desde la clínica para cuidar a nuestros hijos, y en tener que darles la noticia. En ese momento, no tenía idea de cuán grave era el cáncer ni cuánto tiempo me quedaba. Solo me encomendé completamente en las manos de Dios ya que no podía hacer nada más. Pedí a Dios que revelara Sus planes para mí.

En los días siguientes, mientras esperaba los resultados de la biopsia, me di cuenta de cuánto había aún por hacer. Tantas cosas que había postergado, pensando que siempre podría hacerlas mañana. Esta alerta me enseño que quizá no me quedaban muchos "mañana". Incluso si el cáncer era tratable y me recuperaba, la muerte podría llegar en un accidente de tráfico o por cualquier otra razón. Finalmente, la realidad de nuestro destino me quitó el aliento. Hoy o mañana, no solo yo, sino también todos los que amo, moriremos. Solo faltan los detalles de exactamente cómo, cuándo y en qué orden. Yo no estaba preparado para esto. ¡En lo absoluto!

Por mi mente desfilaron cosas que quería hacer antes de morir. Un amigo me preguntó si tenía una "lista de deseos" para completar. Le dije que no. Al igual que Salomón en Eclesiastés, sentí que la mayoría de las cosas eran fútiles, como atrapar el viento. No había ningún lugar al que necesitara viajar, ni vista que necesitara ver, ni experiencia única que necesitara tener, ni comida que necesitara probar. Ya había comido, viajado, experimentado y visto muchas cosas, y cada uno de esos momentos había pasado. Agregar más experiencias a una lista de memorias de mi pasado no era mi último deseo.

Lo que sí pensé fueron todas las cosas que quería hacer por mi familia antes de dejarlos. Ellos son lo más importante. Si Dios nos regala más tiempo, es para dejar las cosas lo mejor posible para tus seres queridos, como lo hizo con el rey Ezequías (Is 38:1). Pasar tiempo de calidad con ellos y ayudarles a prepararse para seguir adelante sin uno es fundamental. Morir es la parte fácil; la carne ya no siente. Son los que viven quienes sufrirán.

Ahora reconozco que todos estamos muriendo y que Dios nos está dando un poco más de tiempo. ¡Debemos usarlo sabiamente! Como nos dice Salomón: "Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo con todo tu empeño, porque en el Sheol, adonde vas, no hay obra, ni proyecto, ni conocimiento, ni sabiduría" (Ec 9:10). Aunque no puedo garantizar los resultados para quienes quedan después de que me haya ido —esos resultados pertenecen a Dios— debo esforzarme en hacer lo que pueda con el tiempo que Dios me regala y dejar de pensar que lo podré hacer "mañana".

Y aún más importante es que debo centrarme en mi relación con Dios. Salomón nos anima a "recordar a tu Creador antes de que se rompa el cordón de plata y se quiebre el cuenco de oro, antes de que se rompa el cántaro junto a la fuente y se rompa la polea junto al pozo; entonces el polvo volverá a la tierra como era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio" (Ec 12:6-7). Es Dios quien, en Su misericordia y por un amor inmerecido, nos dio la oportunidad de vivir la vida eterna con él después de morir a través de la fe en Jesús (Jn 3:16). No hay nada que pueda hacer para ganarlo. Ningún ritual, sacrificio, sacramento, o buen comportamiento puede asegurarme este regalo. Lo principal que debo hacer con el tiempo que Dios me está dando —ya sean 13 días, 13 meses o 13 años— es disfrutar todo lo que me ha dado y alabarle.

La Biblia nos dice que vivimos en un mundo caído —un mundo lleno de injusticia, iniquidad y esfuerzos insatisfactorios— y que nuestro fin es la muerte. Todos tenemos cáncer. Pero vivimos haciendo a un lado la amenaza que llevamos dentro. Hasta que un día, si tenemos suerte, algún doctor nos muestre una imagen de lo que realmente está ocurriendo.

¿Qué harías si supieras que tienes cáncer? ¿Estás tomando en serio el tiempo que tienes? ¿Estás bien con Dios y con quienes amas? ¿Qué estás esperando? Comparte tus pensamientos en los comentarios a continuación.

Will Rhett


Comentarios

Priscilla Aburto Sanzana (26/01/2025)

Le lei el testimonio a mi esposo Espero que el Señor en su ruca misericordia pueda llamarlo y que pueda esa venda que tapa sus ojo caiga y entienda que es un pecador .gracias por encontrarlos Bendiciones