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Estudio bíblico de 1 Juan 5:6-12

1 Juan 5:6-12

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por la Primera Epístola del Apóstol Juan. Nos encontramos en el capítulo 5, en la última división de la epístola, titulada "Dios es Luz", después de haber estudiado la primera sección de este capítulo, titulada "Victoria sobre el mundo", que abarcaba los versículos 1 al 5, Y vamos a comenzar nuestro estudio leyendo el versículo 6, que inicia un párrafo o sección titulada

La seguridad de la salvación

"Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad."

Recordemos que en la crucifixión de Jesús, Sus huesos no fueron quebrantados, en cumplimiento de una profecía de las Sagradas Escrituras. Con el propósito de apresurar la muerte, a veces los soldados romanos quebraban las piernas de los condenados que colgaban de la cruz. Pero en Juan capítulo 19, versículos 33 al 35, se nos dice lo siguiente: 33Pero cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. 34Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 35Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Juan estuvo presente en la crucifixión de Cristo y él observó un detalle que nadie más vio. Lo más probable es que él se encontraba más cerca de la cruz que los demás apóstoles. El observó que cuando el soldado clavó la lanza en el costado de Cristo, de allí salieron sangre y agua.

Aquí en su epístola, Juan aplicó este detalle. Él lo enfatizó en su Evangelio, y en esta epístola el apóstol volvió a aquella escena y dijo: 6Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre. ¿De qué nos habla el "agua"? Nos habla de la Palabra de Dios. El Señor Jesús le dijo a Nicodemo, como vemos en Juan 3.5, De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. El agua es la Palabra viviente aplicada por el Espíritu de Dios. Aquí en 1 Juan dice Este es Jesucristo, que vino mediante agua....refiriéndose a la Palabra de Dios que el Espíritu usa. Al añadir....y sangre.... Ésta se refiere a la muerte de Cristo. Y el versículo continúa diciendo; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre.

Y el texto continúa diciendo, Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Es el Espíritu quien puede hacer que estas verdades cobren vida, Y ahora vamos recordar una declaración llamativa; el Señor les dijo a los discípulos que entre Su muerte y resurrección, y el día de Pentecostés debían quedarse en Jerusalén y no hacer nada, permanecer inactivos, es decir, que no tenían que dar testimonio de su fe, ¿Por qué? Porque ellos no podrían llevar a cabo ese ministerio con eficacia sin el Espíritu Santo. Por lo tanto, si alguien ha de salvarse, no solo la muerte redentora de Cristo es esencial, sino también la acción del espíritu de Dios en los corazones y en las vidas. Nos estimula mucho leer cartas de oyentes a este programa de radio, porque ellas demuestran que la Palabra de Dios, tomada por el Espíritu de Dios puede aplicar la sangre de Cristo a los corazones y vidas, Cristo murió por nuestros pecados, pero el Espíritu de Dios debe hacer real ese hecho a nosotros. Estimado oyente, solo el Espíritu de Dios puede hacer que la muerte de Cristo sea una realidad para usted, y solo el Espíritu de Dios puede lograr que la resurrección de Cristo sea real para usted.

Leamos ahora el versículo 7, que parece expresar que tuviéramos 3 testigos más que están en el cielo:

"Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno."

En una presentación de alto nivel académico, el Dr. A. T. Robertson afirmó que este versículo 7 no aparece en muchos de los mejores manuscritos. El Dr. Robertson fue el mejor erudito griego de su época. En cierta ocasión él estaba pronunciando una conferencia sobre la epístola a los Romanos, y cuando se presentó el primer día para hablar, él tenía un montón de notas sobre el libro de Romanos. Él ni siquiera miró a su auditorio, sino que estaba disponiendo en orden todas esas notas que había traído, y luego miró a los que estaban allí presentes, y dijo: "No sé como el Apóstol Pablo pudo escribir la epístola a los Romanos sin mis notas". Por supuesto, todo el mundo se rió de esa ocurrencia. Al explicar por qué no aparece en el texto original, opinó que probablemente fue escrito en el margen de la página por un escriba. Debemos recordar que, al principio, la Biblia fue escrita a mano. El primer libro escrito fue precisamente la Biblia. Pero eso no fue posible hasta que Gutenberg inventó la imprenta, lo cual tuvo lugar muchísimo tiempo después de que Juan escribiera estas palabras. Así que, evidentemente existe la posibilidad que algún escriba incluyera esa parte del versículo 7 en el margen, entonces, después, otro escriba, al copiar el texto, consideró que debía estar incluida en el texto. No hay nada malo en ello. Lo que debemos reconocer nosotros es que dicho versículo no se encuentra en los mejores manuscritos. Si queremos mantener un nivel académico y conforme a los criterios científicos de exactitud ser capaces de defender con honestidad la inspiración verbal y plena de la Biblia, necesitamos conocer estos detalles.

Los tres testigos que se encuentran en la tierra tienen relación directa con nosotros, y eso es lo que estamos tratando de enfatizar, como vemos en el versículo siguiente, el versículo 8 del capítulo 5 de la Primera Epístola del Apóstol Juan, que dice:

"Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan."

Ahora, ¿cuál es el acuerdo que tienen estos 3 testigos? Bueno, ellos concuerdan en un propósito, que es el de presentar a Jesucristo como el Salvador del mundo, que derramó Su sangre en la cruz, en el Monte Calvario y pagó el castigo por nuestros pecados.

Dice aquí que tres son los que dan testimonio en la tierra, y estos tres están aquí en este mismo instante; el Espíritu Santo toma la Palabra de Dios y la aplica a su corazón. Muchos de vosotros estáis escuchando este programa que ha sido grabado con anticipación. Y creemos que el Espíritu Santo estuvo aquí con nosotros, guiándonos en el momento de grabarlo, Cuando usted lo escuche, estimado oyente, el Espíritu Santo tomará la Palabra de Dios y la aplicará a su corazón. Él es quien da testimonio. Y Su testimonio tiene el propósito de que usted pueda llegar al conocimiento salvador de Jesucristo.

Ahora, ¿cómo puede uno llegar a descubrir ese conocimiento? Bueno, a través de la Palabra de Dios. Amigo oyente, la sangre de Cristo nos libra del castigo del pecado. La Palabra de Dios nos libra de la contaminación y suciedad del pecado que impera en este mundo. Esa es la razón por la cual mantenemos y enfatizamos una idea principal, una línea de pensamiento y lo hacemos en nuestro ministerio por medio de la radio y ese es el mensaje de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es lo único que puede limpiar su vida, aún como creyente y que también puede mantenerla limpia. Es muy importante que tengamos clara esta verdad.

Estamos viviendo en un día en el cual se le dedica mucha atención a la higiene personal, a la limpieza. Pero por más que se limpie la parte exterior, y ello sea beneficioso para la salud, ningún producto ni elemento puede limpiar nuestra parte interior. Amigo oyente, sólo la Palabra de Dios puede hacerlo.

La Palabra de Dios es el único agente limpiador milagroso que existe en el mundo. Y por cierto que lo puede limpiar completamente. Puede producir una limpieza integral, puede salvarle. El apóstol Pedro escribió en su primera epístola, 1:23, 23pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre, Porque la Palabra de Dios presenta a Cristo, quien derramó Su sangre por sus pecados y los míos, amigo oyente. Él murió por nuestros pecados. Él resucitó para nuestra justificación. Y la Palabra de Dios no solo puede salvarle, sino que también puede mantenerle a usted limpio aquí en su tránsito por esta tierra. Este es el énfasis del apóstol Juan en este pasaje. Así que aquí tenemos a estos tres testigos que dan testimonio en la tierra - el Espíritu usa el agua de la Palabra y aplica la sangre de Cristo para nuestra salvación. Y estos tres concuerdan con el mismo propósito: quieren que usted sea salvo, y quieren que permanezca salvado. Después dijo Juan en el versículo 9 de este capítulo 5 de su primera epístola:

"Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo."

Aquí dice: Si recibimos el testimonio de los hombres. Ahora, hemos llegado hoy a una brecha en la credibilidad entre el hombre y los medios informativos; entre la sociedad en general, y la clase política, incluyendo a parte de la prensa y a algunos comentaristas de radio y televisión. A veces uno se da cuenta que hay algunos comentaristas que dan su opinión e interpretación de las noticias, en lugar de estar presentando los hechos de la realidad. Lo que se transmite a la sociedad con cierta frecuencia es entonces una especie de desinformación. Esto ocasiona una pérdida de confianza generalizada y un cierto escepticismo, que logra que los ciudadanos estén cada vez más alejados de la realidad y de la participación activa en la vida pública. Una de las evidencias de esta creciente falta de interés, que forma parte de la crisis de confianza que estamos viviendo, es la apatía de la ciudadanía en general ante los procesos electorales.

Y Juan dijo aquí: mayor es el testimonio de Dios, porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. Hoy Dios no está dando noticias en cuanto a todos los asuntos. Las noticias que El da son buenas noticias, y se refieren a Su Hijo que murió en la cruz por nosotros. Ese es el mensaje. Ahora, en el versículo 10 de este capítulo 5 de su primera epístola, dijo Juan:

"El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, lo ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo."

Dice aquí El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. Si usted ha confiado en Cristo como su Salvador, el Espíritu de Dios mora dentro de usted y testifica que las verdades de la Palabra de Dios son ciertas. Este es uno de los grandes estímulos de enseñar la Palabra de Dios por medio de la radio. Muchas personas nos han escuchado y que nunca nos han visto, pero tienen al Espíritu Santo morando en ellas, y cuando escuchan la Palabra de Dios, la aceptan porque el Espíritu da testimonio de que están escuchando esa Palabra. Este es entonces un gran incentivo para predicar y enseñar la Palabra de Dios, ya sea desde el púlpito, por la radio, o a través de la palabra impresa.

El versículo 10 continúa diciendo, el que no cree a Dios, lo ha hecho mentiroso, O sea que, que si usted no cree en Dios, esa respuesta negativa se añade a sus otros pecados, implicando que Él es mentiroso. Dios dice: "Confía en Cristo y El te salvará". Si usted responde: "Pero yo no necesito confiar en Cristo para ser salvo", entonces usted está llamando a Dios mentiroso. A veces hemos recibido cartas de oyentes que pensaban que por ser miembros de una iglesia y desarrollar diversas actividades en el contexto de la misma, ya han establecido una relación con Dios. Algunos han tenido que escuchar directamente las enseñanzas de la Palabra de Dios para ser conscientes de que eran pecadores y, por lo tanto, necesitaban a Cristo como su Salvador.

Y el versículo 10 finaliza diciendo porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. ¿Y a qué testimonio se estaba refiriendo el apóstol Juan? Bueno, Juan nos lo iba a decir. Leamos el versículo 11 de este quinto capítulo de 1 Juan:

"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo."

Aquí tenemos entonces el testimonio. La vida eterna consiste en tener a Cristo. Se reduce a este único punto, Este es el evangelio reducido a pocas palabras. Este es el examen o prueba más sencilla a la que una persona se tiene que someter. Continuemos leyendo el versículo 12 de este quinto capítulo:

"El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida."

Observemos bien la primera frase: El que tiene al Hijo tiene la vida. El apóstol no dijo "el que pertenezca a tal o cual iglesia tiene la vida". Alguien podría decir: "bueno yo pertenezco a cierto grupo o iglesia cristiana". Y otras personas podrían afirmar que pertenezcan a otra iglesia o congregación. No interesa a qué iglesia pertenezca usted, amigo oyente. La membresía en una iglesia no es una garantía de que usted sea salvo. Y así cada uno, puede mencionar la iglesia de la cual es miembro. Pero entonces, ¿Qué significa ser salvo? Hemos leído las siguientes palabras: el que tiene al Hijo tiene la vida. La pregunta vital es: ¿tiene usted a Cristo? Está usted confiando en El de tal manera que nadie en la tierra o en el cielo puede sacudir o afectar su confianza en Él? Estimado oyente, si usted no ha llegado a ese punto, no ha llegado a ningún punto. Ser salvo significa que usted confía en Cristo; quiere decir que usted tiene a Cristo como su Salvador. Hemos leído la frase el que tiene al Hijo tiene la vida. El es para usted una especie de bote salvavidas, de cuerda de salvamento. El es nuestra única esperanza. Sin Él, estamos perdidos, pero si lo tenemos a Él, tenemos vida.

Acabamos de leer la frase del versículo 12 que dice el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. ¿Se puede decir esto con mayor claridad? Olvide por un momento la idea de religión y de las formas o tipos de iglesias que conocemos. Y de toda la publicidad que se haga al respecto. Lo verdaderamente importante que dedique algunos momentos para reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿tiene usted a Cristo? ¿es El su Salvador?

Este fue el motivo por el cual el apóstol Juan enfatizó que Jesús es era el Hijo de Dios. Y debemos decirle que El es una persona extraordinaria. El es Dios manifestado en un cuerpo humano. El es el único que puede salvarnos. El es absolutamente único. No hay otro como Él. El es el unigénito hijo de Dios. El murió en la cruz porque solo Él podía pagar el castigo por nuestros pecados. Y después resucitó y precisamente en este momento está viviendo a la derecha de Dios intercediendo a favor nuestro. El es el Cristo viviente. ¿Lo tiene usted como su Salvador? Esta es la única pregunta que usted necesita responder. Si le tiene a Él, usted tiene nada menos que la vida, es decir, que es salvo. Este es el testimonio. ¿Cree usted o no cree a Dios? Y como dijimos anteriormente, si usted no le cree, entonces le hace a Él mentiroso.

Amigo oyente, Juan nos estaba escribiendo estas verdades y realidades de una manera muy clara y directa. Es imposible no entenderlas. Lo único que en este mismo instante que evitaría que usted viniera a Cristo sería la presencia del pecado en su vida usted no quiera abandonar. Ese sería el único factor en el mundo que podría detenerle. Y esa es exactamente la decisión que usted tiene que tomar.

Bien amigo oyente, vamos a detenernos aquí por hoy porque nuestro tiempo ha llegado a su fin. Esperamos que las meditaciones Bíblicas que hemos compartido con usted le hayan resultado de ayuda para reflexionar acerca de un tema sumamente importante, trascendental, como es el estado en que se encuentra actualmente su situación ante Dios. Y si usted ya ha establecido una relación con El, confiamos en que el pasaje que hemos considerado le resulte útil a la hora de aplicarlo a las variadas circunstancias de su vida diaria, pues este es el propósito fundamental de este estudio, y de todo estudio Bíblico. Continuaremos con estos temas en nuestro próximo programa y le agradecemos su compañía en nuestro recorrido por esta primera carta del apóstol Juan. Y como esperamos seguir contando con su participación en este estudio, le sugerimos que lea detenidamente los versículos finales de este capítulo 5 de esta epístola que estamos estudiando, para que pueda estar más al tanto de los temas que trataremos en nuestro próximo encuentro. También nos agradaría conocer sus opiniones sobre los temas que vamos tratando en este viaje que estamos realizando "a través de la Biblia", así como las preguntas o dudas que puedan surgir en las diferentes sesiones. Para nosotros, la comunicación con nuestros lectores constituye a la vez una necesidad y un estímulo a la hora de difundir la Palabra de Dios, porque nos permite conocer los efectos de la misma en su vida. Así que, no dude en ponerse en contacto con nosotros y, por nuestra parte, le responderemos lo más pronto que nos sea posible. Nos despedimos, pues, hasta nuestro próximo programa, deseando que Dios colme su vida con Su Palabra, Su presencia, y Su poder, para que pueda enfrentar las dificultades propias de nuestra vida en este mundo, con los recursos que El ha colocado a nuestra disposición.

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