Estudio bíblico de Apocalipsis 8:1
Apocalipsis 8
Versículo 1
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por el libro profético de Apocalipsis, que se encuentra en el Nuevo Testamento, como último libro de La Biblia. El autor de este fascinante libro fue el apóstol Juan quien, por su fe en Jesucristo a quien conoció personalmente, fue perseguido y exiliado en la Isla de Patmos. Allí sufrió las penalidades de su cautiverio, hasta que Dios dispuso revelarle, por medio de una visión y un traslado sobrenatural al Cielo, los eventos que ocurrirán en la Tierra en un futuro. Se le ordenó a Juan el escribir todo lo que veía y oía, y es notable la sencillez con la que el apóstol describe, en primera persona, esas vivencias sublimes, pero también terroríficas.
En el programa anterior concluimos el capítulo 7 y por lo tanto hoy comenzaremos con el capítulo 8. En este nuevo capítulo veremos la apertura del séptimo sello del libro que Jesucristo sostenía en Sus manos. Tan sagrado era su contenido que nadie más que Él, podía abrir y romper los sellos que certificaban la autenticidad y la extrema importancia de ese documento. Después de haber visto el paréntesis que constituye el capítulo 7, donde Juan describió a las dos multitudes que fueron sellados, judíos y gentiles, ahora llega el momento de la apertura del último sello. Hemos visto, en programas anteriores, como Jesucristo abría un sello detrás de otro, y las consecuencias que cada uno provocaba. Ya habíamos llegado el sexto sello. Solo falta la apertura del séptimo sello, que comienza ahora en este capítulo 8. La apertura del séptimo sello presenta a siete ángeles que tocan siete trompetas, cuatro de estas trompetas se encuentran en este mismo capítulo.
El apóstol Juan va a comenzar a explicar los próximos eventos utilizando un bosquejo que nos facilitará comprender los próximos sucesos. Juan describirá una serie de sietes elementos, de los cuales cuatro están relacionados con el período de la Gran Tribulación. Juan primeramente presentará seis de estas series para luego hacer un paréntesis que ayudará a la comprensión de los temas que está explicando. Finalmente relatará el comienzo de la última serie, la séptima, lo que nos indica que todas estas series de diversos elementos están interrelacionados; están unidos, y pertenecen al mismo período de tiempo.
Así es que, hemos llegado a la apertura del séptimo sello, que introducirá a los siete ángeles, con las siete trompetas.
En programas anteriores habíamos comentado que todo lo que leamos a partir del capítulo 4, todo tiene que ver con "el futuro", con "las cosas que han de ser, después de estas", como leíamos en Apocalipsis 1:19. Nosotros, hoy, en este tiempo presente, vivimos "en el período de la iglesia". Hay muchas personas que dicen: "No quiero saber nada del futuro, me inquieta demasiado el libro de Apocalipsis". Debemos admitir que, comenzando con la llegada, de los 4 jinetes del Apocalipsis, uno detrás de otro, terribles y terroríficos juicios comenzarán a azotar nuestro planeta Tierra. Serán tiempos verdaderamente angustiosos para todos los que vivan en esos días. Pero, sabemos que estos desastres ocurrirán en la Tierra, después de la salida de la Iglesia de Jesucristo de este mundo. Así que, sabemos dónde nos encontraremos, todos aquellos los que somos de Cristo, los que seguimos genuinamente a nuestro Salvador y Señor. Y, si usted también es un hijo de Dios, usted sabe que ha sido sellado por el Espíritu Santo, como propiedad de Dios. Y cuando la Iglesia salga de este mundo para reunirse con el Señor Jesucristo, usted, estimado amigo y amiga, se encontrará en ese grupo que no padecerá la Gran Tribulación. Esta es la bendita esperanza de la Iglesia.
Ahora, estas siete trompetas, de los siete ángeles que estudiaremos en los próximos versículos, nos acercarán al fragor de la intensidad de este período llamado "la Gran Tribulación". Hemos estudiado en programas anteriores que los siete sellos que consecutivamente eran abiertos, presentaban los juicios que son el resultado natural de las actividades del ser humano que vive separado de Dios, es decir, en pecado, a los ojos de Dios. Con la apertura del sexto sello, Juan nos describió el terrible juicio en el que Dios utiliza toda la furia de la naturaleza. Ahora, con el séptimo sello, que se compone de un conjunto de siete trompetas veremos el juicio directo y sobrenatural de Dios al juzgar a una raza rebelde.
Ahora, los siete sellos, las siete trompetas, las siete personalidades, y las siete copas de la ira, que estudiaremos próximamente, todos estos conjuntos tiene relación con el mismo período, pero vistos desde otra perspectiva, desde un ángulo un poco diferente.
1.- En "los siete sellos" encontramos los juicios que son el resultado de la actividad deliberada e intencionada del hombre. El juicio de Dios vendrá sobre el ser humano pecador que vive alejado de Dios e indiferente al evangelio. En el primer sello vimos el galopar del jinete sobre el caballo blanco que prometía una paz, que resultaba falsa. Dirán: paz, paz, ? pero, de pronto, vendrá la destrucción.
El segundo sello fue desató al caballo rojo, bermejo, de la guerra. ¿Cómo se llega a crear una guerra? Las guerras nacen porque están en el corazón del hombre. Muchas personas opinan que si no existieran armas de fuego, si no hubiera ninguna clase de armamento, ni bombas atómicas, o cualquier otro material destructivo, entonces viviríamos en paz. Estimado amigo, amiga oyente, la guerra está en el corazón del hombre; primeramente tendríamos que cambiar el corazón del ser humano, para poder librarnos de las guerras.
2.- Con "las siete trompetas" que vamos a considerar a partir de este programa, veremos el juicio que es el resultado de la intervención directa de Dios.
3.- Cuando lleguemos, próximamente, a estudiar "las siete personalidades", veremos el juicio que será el resultado de la lucha de Satanás contra Dios. Satanás será expuesto abiertamente.
4.- En "las siete copas de la ira" veremos "el juicio final de la Gran Tribulación", el cual será una acción directa de parte de Dios, a causa de la rebelión del hombre y de Satanás. Dios juzgará a ambos.
Al llegar a esta sección en la que se nos presentan símbolos, debemos recordar que un símbolo es un símbolo de algún hecho concreto. Vamos a ver que hay ciertas extrañas y poderosas similitudes entre las plagas que tuvieron lugar en Egipto en los días de Moisés, y "los juicios de las trompetas". Creemos que es bastante lógico y razonable llegar a la conclusión de que, si las plagas de la época de Moisés, fueron literales, entonces las plagas que vendrán en "la Gran Tribulación" también serán literales. Los símbolos que se utilizan son símbolos de la realidad que vendrá. Es decir, el lenguaje común no nos aclararía lo terrible y trágico que será la Gran Tribulación. Superará toda descripción, por lo que Dios agotado el lenguaje humano, nos intenta explicar los hechos futuros por medio de los símbolos.
Debemos recordar que este libro es una revelación del Señor Jesucristo. Ahora lo vemos en su nuevo cargo y posición, actuando como Juez. Estos juicios, que se explican por medio de símbolos, no son símbolos misteriosos, envueltos en una nebulosa que puede disiparse fácilmente bajo un análisis hermenéutico. Cuando se utilizan símbolos, y en este libro abundan diversas clases de símbolos, siempre también se nos da una clave. La Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras, nos ofrecerá una explicación, y no es necesario utilizar nuestra propia imaginación. Como ya hemos mencionado anteriormente, el Apocalipsis es el último libro en la Biblia por la sencilla razón, que es necesario conocer también los 65 libros anteriores. Y el conocimiento de esos 65 libros es un requerimiento básico para poder entender este lenguaje tan vívido.
A toda persona que se acerca por primera vez a la Palabra de Dios le recomendamos que no comience con el estudio del libro de Apocalipsis; es mucho más útil y comprensible comenzar con el primer libro, con Génesis. O, si lo desea, comenzar con los Evangelios, pero, para comprender el libro de Apocalipsis se necesitan más herramientas y un conocimiento bíblico previo. Debemos recordar, estimado amigo, amiga oyente, que en nuestro programa de "La Fuente de la Vida", ya hemos pasado casi cinco años estudiando la Biblia. Creemos que esto nos da autoridad para enseñar ahora el libro de Apocalipsis. Fue el Apóstol Pedro quien escribió: Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada. (2 Pedro 1:20). No podemos interpreta Apocalipsis por sí mismo, como aislado de los 65 libros que le preceden. Los eventos y los símbolos que se nos describen aquí representan una realidad terrible, que llegarán indudablemente a materializarse un futuro en nuestro planeta Tierra.
Ahora, volviendo a nuestro texto, comenzando el capítulo 8 vamos a ver que Jesucristo romperá el séptimo y último sello del documento que porta en Sus manos. Esto desencadenará una serie de nuevos eventos. Veremos que el séptimo sellos contiene los juicios que traerán consigo las siete trompetas que siete ángeles harán sonar consecutivamente. Como ya comentamos, veremos una serie de conjuntos y grupos de personas, hechos y símbolos que paulatinamente explicaremos.
Aunque el libro de Apocalipsis es un relato real de lo que ocurrirá en un futuro cuya fecha sólo Dios sabe, a pesar del drama que le aguarda al mundo, los creyentes no deberíamos sentir temor o angustia. El futuro debería servirnos como un gran consuelo, un aliciente para cualquier circunstancia adversa que pudiéramos estar atravesando. Podemos dar gracias a Dios, porque en Su perfecta justicia, todos los juicios serán justos, y aquellos que han perjudicado Su Creación, tanto a Sus criaturas como a Su entorno medio-ambiental, Él juzgará, todo lo juzgará correctamente. Y las buenas noticias, en medio de tantas terribles es ¡que todavía están a tiempo todos aquellos que no conocen a Dios, a volverse hacia Él, y buscarle con arrepentimiento y sinceridad de corazón! Todavía está a tiempo a llegar a ser un hijo de Dios todos aquellos que sólo son criaturas de Dios, pero no perteneces a Su familia. Todavía estamos a tiempo para pregonar que hay esperanza para todo aquel que quiere estar y tener PAZ con Dios, por medio del único Mediador válido, que es JESUCRISTO, el Señor. Esta certeza y verdad nos produce gratitud y confianza que un día estaremos reunidos con Aquel que nos amó hasta la muerte. La tarea o misión de los hijos de Dios es más importante que nunca. Nuestra tarea consiste en, sencillamente esparcir la semilla del amor de Jesucristo, la de predicar la Palabra de Dios, por todos los medios a nuestro alcance, como lo es en estos momentos, las ondas de la radio.
El juicio y la ira de Dios serán terribles. El amor de Dios es incondicional, y no hace distinción de raza, edad, sexo, cultura, poder económico o fama; pero tampoco nada Le impresiona, nada Le compra, y ni siquiera las buenas obras que se pudieran realizarse en Su nombre. A un corazón humilde y arrepentido Dios abre Sus brazos para recibir a cualquier pecador como aquel Padre amoroso y ansioso de la parábola del "hijo pródigo". ¡Cuánto está haciendo Dios para llamar nuestra atención, tan distraída, por las muchas cosas que nos ocupan! "Dios, de tal manera amó al mundo, -a todos los seres humanos- que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree -y esto personaliza e individualiza la salvación- no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito hijo de Dios". Esta es una cita textual de Jesucristo que podemos leer en el evangelio según Juan, capítulo 3, versículos 16 al 18. Él, Jesucristo, le conoce por nombre y apellido; El murió por usted, Él le ama, Él quiere salvarle, estimado amigo, amiga oyente, pero si usted no quiere saber nada de Él, si usted Le rechaza, sentimos mucho tener que advertirle que en un futuro, si no hay arrepentimiento, habrá un juicio aterrador. Y sólo hay una manera de salvarse: aceptar a Jesucristo, el que murió como su Salvador en una cruz, para que Su sacrificio pagara el precio de sus pecados.
Quizá alguien pueda pensar que estamos intentando asustar a la gente. Bueno, estimado oyente, si estas reflexiones pudieran hacerle meditar en sus caminos, y consiguieran acercarle a Dios, entonces cualquier esfuerzo habrá merecido la pena. Pero, amigo oyente, nos sentimos en la obligación de avisar que el juicio de Dios se aproxima a esta Tierra. La misericordia y la paciencia de Dios tienen un límite. Esto es lo que la Palabra de Dios nos advierte. Bien, comenzaremos con el capítulo 8. Y leemos el primer versículo:
1 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.
Bien, comenzamos un pasaje que tiene mucha solemnidad. Ya hemos visto la apertura de los primeros seis sellos y las consecuencias que conllevaron cada uno. Ahora comienza un período distinto, nuevo. El Señor Jesucristo aún está en control de todas las situaciones. Él dirige la acción desde el cielo. Él está a cargo de todo. Y Él está dirigiendo todo lo que está ocurriendo. No pierda de vista, estimado oyente, el hecho de que el Apocalipsis presenta al Señor Jesucristo en Su Gloria y Poder, y como el propietario de toda la Tierra, y por lo tanto, también su Juez y Señor.
Si usted alguna vez ha pensado que Jesucristo era sólo ese bebé indefenso que se suele colocar en un pesebre, o lo recuerda como inerte Cristo perpetuamente clavado en una cruz, entonces, probablemente la imagen y la idea que pueda tener acerca de Jesucristo no es la correcta. Jesucristo, durante su vida aquí en la Tierra, era bueno, manso y humilde, y solamente hacía cosas buenas para la gente. Eso es totalmente correcto, pero eso no es todo. El apóstol Juan, en el evangelio que lleva su nombre escribió acerca de Él: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Juan 1:29). El ser humano no está "perdido" porque es pecador; está perdido porque ha rechazado a Jesús quien ha muerto por él. No importa lo que usted haga, amigo oyente, usted puede ir a una eternidad de perdición, si no ha aceptado a Cristo. Él ya ha muerto por usted, y si usted no se aprovecha esa obra redentora, gratuita y llena de amor, entonces con su rechazo por esa obra que Él realizó en la cruz, usted la menosprecia, le resta valor, e invalida todos los beneficios que de ella deriva.
Estamos ante una escena majestuosa, muy solemne. Todo se ha detenido, nada ni nadie se mueve sin Su autorización. En el capítulo anterior, el capítulo 7 ya vimos cómo cesaran las fuerzas naturales en la Tierra cuando ordenó que se sellara y salvara a esas dos multitudes, el grupo de fieles judíos, y el de los fieles gentiles, que mencionamos antes. Y ahora se ha producida una densa calma, en un silencio celestial. Godet definió esta escena de la siguiente manera: "Este silencio es una pausa para la acción". Es la calma antes de que se desate toda la furia de la tormenta. ¿Por qué sucede este tan extraño silencio? Su paciencia no se ha agotado todavía. Cuando se abrió el sexto sello y la naturaleza respondió con una convulsión poderosa, los hombres de valor se atemorizaron por unos momentos; Cristo les dio la oportunidad de arrepentirse. Pero, como sucedió con Faraón en Egipto, en el pasado, cuando se quitó la presión, su corazón engañoso volvió a su intención original. Así también ocurre con todos los seres humanos, que regresan a su antigua vida y conducta, cuando existe la calma. Probablemente, hasta se reprocharán a sí mismos, por haber dado muestra de cobardía. Después de todo, habrán pensado algunos, sólo era la naturaleza la que estaba reaccionando. No era Dios, después de todo. Y todas las situaciones nuevas se tratan de racionalizar o se busca una explicación que incluya las causas naturales. Pero, amigo oyente, esa calma que se describe es el silencio que se produce antes de comenzar la tormenta; como alguien dijo en el pasado: "Los pasos de Dios, desde la misericordia al juicio son siempre lentos, medidos y como que no quiere darlos".
Dios es un Dios lento para la ira, el juicio es una operación extraña. El profeta Isaías escribió en el capítulo 28, de su profecía, versículo 21: Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.
¿Qué es tan extraño acerca de Dios? Que Él juzga, que Él es un Dios de amor, pero es un Dios de amor que juzga a Sus criaturas. Él dice que no siente ningún placer en la muerte de aquel que muere. Este silencio del versículo 1 de este capítulo 8 de Apocalipsis, marca la transición entre La Gracia y El Juicio. Él está esperando. Y amigo oyente, Él está esperando hoy. Él está esperándolo a usted, si usted todavía no ha ido a Él. Usted todavía está "a tiempo" y puede acercarse a Él ahora mismo; Él es un Salvador misericordioso. Acuda a Él en esta hora y será salvo por toda la Eternidad.
Bien, amigo, amiga oyente, vamos a detenernos aquí por hoy. Nos permitimos sugerirle que usted continúe leyendo el resto de este capítulo 8 y se familiarice con su contenido para que así esté mejor preparado para nuestro próximo programa. ¡Que el Señor misericordioso, de perdón y paz, le muestre el camino hacia la Cruz de Cristo! Nunca se arrepentirá haber tomado a Jesucristo en serio. No hay mayor bien para una vida que conocer, amar y ser amado por Dios.
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