Estudio bíblico de Marcos 6:1-56
Marcos 6
En extensión, éste es el segundo capítulo del Evangelio de Marcos. El escritor sigue su estilo usual de presentar la rapidez y dinamismo de la acción en el ministerio de Jesús. Aunque en los primeros 29 versículos se produce una cierta calma en la intensa actividad. Jesús regresó a Nazaret. Envió a los 12 discípulos a predicar y ellos le informaron a su regreso sobre la misión realizada. Después alimentó a 5.000 personas, caminó sobre las aguas del mar, y sanó enfermos en la región de Genesaret. El capítulo finaliza con las actividades de Jesús alrededor del Mar de Galilea, en lugares de la ribera occidental. Jesús era tremendamente popular en aquellos días, que constituyeron el punto culminante de su ministerio.
Leamos los versículos 1 al 3:
"El se marchó de allí y llegó a su pueblo; y sus discípulos le siguieron. Cuando llegó el día de reposo comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que le escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde obtuvo éste tales cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de El."
Cuando este incidente ha sido comparado con el capítulo 4 de Lucas, los críticos dijeron que revelaba una contradicción en la Biblia. Afirmaron que los 2 relatos se contradicen entre sí. Pero la verdad es que disponemos del relato de 2 visitas que nuestro Señor hizo a Nazareth, ciudad en la que se crió. Yo creo que probablemente realizó otras visitas a Nazareth, pero solo estas 2 quedaron registradas. Lucas 4 relata la primera visita, que realizó El solo. No hizo ningún milagro y se retiró repentinamente cuando trataron de matarle. En la segunda visita, que está registrada aquí en Marcos 6, encontramos que sus discípulos estaban con El, que sanó a algunos enfermos y que permaneció en esa zona. Estos datos están basados tanto en la información aportada por Mateo 13:53-58 como por este capítulo 6 de Marcos. En ambas ocasiones entró en la sinagoga y enseñó, y también en ambas fue rechazado por los propios vecinos de su ciudad. Así que no existe ningún conflicto, sino más bien 2 relatos de 2 diferentes visitas a su ciudad. La primera vez que salió de ella, descendió a Capernaum, estableciendo allí su centro de actividades. Pero regresó otra vez a Nazareth porque quería alcanzar con su mensaje a sus vecinos.
El Señor tenía la costumbre de acudir a la sinagoga en el día del reposo, dondequiera que se encontrase. Pienso que El sentía la necesidad de adorar a Dios de esta manera y además, la sinagoga era el lugar más apropiado para hacer llegar su mensaje a la gente de ese tiempo. Su enseñanza asombró a aquellos que le habían conocido. Sus palabras, Sus obras, Sus prodigiosos milagros, todo ello, produjo consternación a sus conciudadanos, lo cual suscitó sus preguntas. Ellos realmente no creyeron que de Nazareth pudiese surgir alguien como Jesús. Por supuesto, ellos se estaban contemplando a sí mismos, juzgando a Nazareth desde su propio punto de vista. Pensaban que ese pueblo no había tenido una trayectoria demasiado buena y, en consecuencia, estimaron que no podría salir de allí alguien como el Señor Jesús. No tenían fe en uno de los suyos como Jesús, así como no tenían fe en sí mismos.
El pasaje nos habla de los hermanastros y hermanastras de Jesús. Creo que el Judas que aquí se menciona fue el autor de la Epístola de Judas. Se escandalizaban por causa de El. Pensaban que le conocían y ahora descubrían que no era así; por eso le consideraban como un estorbo para ellos. Continuemos leyendo los versículos 4 al 6:
"Y Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos. Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos.Y recorría las aldeas de alrededor enseñando"
Vemos que no salió de esta zona en esos días sino que se quedó en las proximidades. Como ya hemos indicado, en su primera visita había sido prácticamente expulsado de la ciudad y se había dirigido a Capernaum, para centrar allí sus actividades. Este es un pasaje Bíblico muy notable, pues nos dice que no pudo realizar allí ningún milagro por causa de la incredulidad de ellos.
El único límite para la omnipotencia, es la incredulidad. La fe es el único requisito para poner en acción el poder de Dios en la salvación. En el gran capítulo 53:1 del libro de Isaías, que revela tan elocuentemente la salvación de Dios, el profeta inició dicho capítulo con las siguientes palabras:
"¿Quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?"
La gran pregunta es aquí: "¿Quién lo creerá?" Porque la incredulidad, interrumpe la manifestación de la Omnipotencia. La incredulidad aísla y deja a las personas incomunicadas con respecto al poder de Dios. Y en la actualidad, produce los mismos efectos.
Dice el versículo 6 que Jesús se sorprendió ante la incredulidad de aquella gente. Esta no es la única vez que le observamos maravillarse de algo. En Mateo 8:10, leemos: Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande. En esa ocasión estaba hablando de la fe de un centurión romano.
Ahora observamos que El fue recorriendo los pueblos y aldeas enseñando. Y ello fue una gran lección para todos los cristianos que propagan el mensaje del Evangelio. Porque el Señor, como el Señor de la Gloria, el Hijo de Dios, nos dejó un gran ejemplo con su disposición para visitar aun los lugares más pequeños. ¿Hubiéramos ido nosotros a ciertos lugares de nuestra geografía? ¿No preferimos las grandes multitudes, las grandes ciudades, los auditorios de mayor capacidad? Jesús fue un modelo aun en esto.
Leamos el versículo 7:
"Entonces llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos;"
El estaba enviando a Sus discípulos con un mensaje de arrepentimiento, que era el mismo mensaje que El había estado predicando. Les envió de dos en dos y resulta interesante que ni Mateo ni Lucas nos contaron ese detalle cuando relataron el mismo incidente. Les dio poder sobre los espíritus impuros, que parece haber sido el mayor poder que ellos pudieron emplear. Continuemos leyendo los versículos 8 y 9:
"y les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino sólo un bordón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto; sino calzados con sandalias. No llevéis dos túnicas"
¿Y por qué ese mandato? Bueno, es que debían viajar ligeros de equipaje. Ello indicaba la urgencia, lo avanzado de la hora en el plan divino, la importancia de su misión y su dependencia total de Dios. Más tarde, encontraremos que se les ordenaría llevar estas mismas cosas porque emprenderían un viaje más largo. Mateo aclaró que en esta ocasión debían dirigirse únicamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel, y tendrían que aceptar la hospitalidad que se les ofreciese. Continuemos leyendo los versículos 10 y 11.
"les dijo, y dondequiera que entréis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis de la población. Y en cualquier lugar que no os reciban ni os escuchen, al salir de allí, sacudid el polvo de la planta de vuestros pies en testimonio contra ellos."
El viaje que iban a emprender era serio y solemne. La luz, es decir, el conocimiento o revelación que uno recibe, crea responsabilidad. El rechazo de la gracia de Dios daba lugar a Su juicio. Y el mismo principio es cierto en la actualidad. Leamos ahora sobre su salida, en los versículos 12 y 13:
"Y saliendo, predicaban que todos se arrepintieran. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban."
Predicaron un mensaje de arrepentimiento y los milagros autentificaban su mensaje. La misión encomendada estaba limitada a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Este no es el modelo para hoy. Sin embargo, el arrepentimiento es una parte del mensaje del Evangelio. Está implícito en el mandamiento a creer.
El registro de este incidente es más extenso en el Evangelio de Mateo, y ya lo hemos examinado con mayor detalle en nuestro estudio de ese Evangelio. La fama de Jesús se había difundido por toda la región. No solo la gente común del pueblo pero incluso Herodes en el trono había oído acerca de Jesús. Ahora sí que encontramos una reacción extraña por parte del rey Herodes. El asesinato de Juan el Bautista (precursor de Jesús) había tenido lugar algún tiempo antes. Creo que quedó registrado aquí para explicar la reacción rara y supersticiosa de Herodes. Leamos los versículos 14 y 15:
"El rey Herodes se enteró de esto, pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la gente decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él. Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: Es un profeta, como uno de los profetas antiguos."
Podemos comprobar que aquel hombre, Herodes, era muy supersticioso. Pero había una actitud muy extendida de reacciones contradictorias entre el pueblo, acerca del Señor Jesús en cuanto a quién era El. Por cierto, existe la misma reacción en los tiempos actuales. Nos encontramos con que personas diferentes sostienen diversos puntos de vista y diferentes explicaciones sobre la Persona, la presencia, y el poder del Señor Jesús. Volviendo a nuestro pasaje, ante la confusión reinante Herodes, claramente, sentía miedo. Leamos los versículos 16 al 18:
"Y al oír esto Herodes, decía: Juan, a quien yo decapité, ha resucitado. Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues Herodes se había casado con ella. Porque Juan le decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano."
Como dijimos anteriormente, el asesinato de Juan había tenido lugar en un momento anterior a éste durante el ministerio de Jesús. Observemos que Juan había denunciado valientemente el pecado en las altas esferas del gobierno. Denunció a Herodes por unirse a Herodías, la mujer de su hermano. Esta actitud la había enfurecido a ella, impulsándola a tramar la muerte de Juan. Continuemos leyendo los versículos 19 y 20:
"Y Herodías le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía, porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo."
Aquí surge una pregunta relevante: ¿evitó Herodías que Herodes se volviese a Dios? Veamos lo sucedido en los versículos 21 y 22:
"Pero llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea; y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré."
Herodías había pedido a su hija que bailase delante del rey porque sabía que era un hombre sensual y lujurioso. Y éste le dio a su hija como un cheque en blanco, en el que podía pedir cualquier cosa que desease. Leamos los versículos 23 y 24:
"Y le juró: Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino. Ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le respondió: La cabeza de Juan el Bautista."
La madre estaba preparada para esto. La brutalidad de aquella mujer superaba los límites de la mente humana normal. Y así se precipitó la tragedia. Leamos los versículos 25 y 26:
"Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. Y aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban con él a la mesa, no quiso desairarla."
Y aquí se reveló otra de las debilidades de Herodes. El tuvo miedo de lo que sus amigos pudiesen pensar y decir de él. Y tenía un falso sentido de los valores acerca de un juramento. Añaden los versículos 27 al 29:
"Y al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Cuando sus discípulos oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura"
Este sí que fue un asesinato a sangre fría. Los discípulos de Juan tomaron el cuerpo decapitado de Juan y con ternura lo sepultaron.
El escritor Marcos retoma aquí la narración del ministerio de Jesús, cuando los apóstoles le presentaron su primer informe. Observemos la falta de detalles, leyendo los versículos 30 y 31:
"Los apóstoles se reunieron con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado. Y El les dijo: Venid, apartaos de los demás a un lugar solitario y descansad un poco. (Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer.)"
Para nosotros resulta difícil comprender cuán realmente ocupado estaba el Señor Jesús y cuán grandes eran las peticiones que le dirigían. Se tuvo que retirar a un lugar deshabitado, en un intento de descansar y de permitir que Sus apóstoles también descansaran. Acompañémosles leyendo los versículos 32 al 34:
"Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado. Pero la gente los vio partir, y muchos los reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, El vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas."
Era inútil intentar encontrar un lugar donde estar solos. La multitud les siguió alrededor de la ribera del Mar de Galilea, hasta que se encontraron con Jesús y sus discípulos cuando éstos llegaron en su barca a la orilla. La reacción de Jesús fue de una completa simpatía hacia la gente. Para El, todos los seres humanos eran como ovejas. Y solo El era el verdadero Pastor. Por este motivo les alimentaría. Primero satisfizo sus necesidades espirituales enseñándoles. Luego, hizo frente a sus necesidades físicas, dándoles de comer. Leamos los versículos 35 al 37;
"Y cuando era ya muy tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: El lugar está desierto y ya es muy tarde; despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer. Pero respondiendo El, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos le dijeron: ¿Quieres que vayamos y compremos doscientos denarios de pan y les demos de comer?"
El les ordenó realizar una tarea imposible. Ellos tendrían que aprender, así como también nosotros, que El siempre manda realizar lo imposible. La razón es evidente. El tiene la intención de llevar a cabo el trabajo. Veamos como dispuso las cosas leyendo los versículos 38 al 44:
"Y El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y ved. Y cuando se cercioraron le dijeron: Cinco, y dos peces. Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo, y partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos. Todos comieron y se saciaron. Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces. Los que comieron los panes eran cinco mil hombres."
Este sí que fue un milagro. El Creador que en el principio creó el pez e hizo que el grano se multiplicase en los campos, ahora, por su mandato creativo creó los alimentos para la multitud. Esta debió ser la primera vez en la vida en que muchas personas de aquella multitud quedaron satisfechas.
El grupo se puso nuevamente en movimiento, Leamos el versículo 45:
"Enseguida hizo que sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de El al otro lado, a Betsaida, mientras El despedía a la multitud."
Hay un sentido de urgencia en las 2 palabras, "enseguida" e "hizo". La explicación se encuentra en el pasaje paralelo del Evangelio de Juan 6:15, donde se aclaraba que Jesús percibió que la multitud intentaría hacerle Rey a la fuerza. Leamos los versículos 46 al 52, en que cambia la escena:
"Y después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y El estaba solo en tierra. Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche, fue hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarles de largo. Pero cuando ellos le vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo; soy yo, no temáis! Y subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera, porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada."
Observemos que aquí no se nos dice nada sobre Simón Pedro viniendo hacia Jesús, caminando sobre las aguas. Después de todo, en el plano humano, Marcos consiguió su información de Simón Pedro, y Pedro simplemente dejó fuera su participación en aquel incidente. Fue Mateo el que nos proporcionó esos detalles.
Quisiera llamar tu atención al versículo 48, donde dice: "Y al verle remar fatigados . . . " Aquellos hombres estaban en la barca esa noche, mezclando su sudor con las olas que invadían el interior de la pequeña embarcación. Estaban aplicando toda su fuerza sobre los remos y verdaderamente pensaron que se hundían. Pero El les vio remar fatigados. ¡Me agrada recordar aquella mirada! Yo no se dónde te encuentras hoy o en que situación estás. Puede que estés viviendo ahora en un momento difícil. Puede que te halles sentado y solo en un oscuro rincón. Puede que te estés enfrentando a la tentación y a problemas que son demasiado grandes para soportar. Puede que te encuentres a ti mismo fuera, en un mar tempestuoso y sientas que tu pequeña barca está a punto de naufragar.
Si es así, tengo buenas noticias para ti, amigo cristiano. Recuerda la frase: "Y al verles remar fatigados . . ." El te ve a ti. Conoce tus problemas. No necesitas enviarle una señal luminosa para que te localice. El ya lo sabe todo. ¡Si pudieras hoy mismo entregarle tu camino a El de una manera definida! Eso es algo que muchos de nosotros necesitamos hacer en tiempos de oscuridad; simplemente confiarle nuestro camino a El. "Y al verles remar fatigados . . ." A propósito, solo Marcos registra ese detalle. Después encontramos que El vino hacia ellos y subió a la barca para acompañarles. Y Marcos dice que ellos estaban "asombrados en gran manera"
En la conclusión del capítulo vemos que Jesús se dirigió hacia la región de Genesaret. Leamos los versículos 53 al 56:
"Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron. Cuando salieron de la barca, enseguida la gente reconoció a Jesús, y recorrieron apresuradamente toda aquella comarca, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían decir que El estaba. Y dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados."
Ni siquiera podemos formarnos una idea del número de enfermos que Jesús sanó. Sus milagros fueron genuinos, por tal motivo, sus enemigos nunca pudieron negar que El había realizado milagros.
Nos despedimos recordándote que Dios conoce tu situación y que puedes dirigirte directamente a El expresándole tus sentimientos. Y puedes tener la absoluta seguridad de que El nunca llega tarde. El interviene siempre, en el momento oportuno.
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