Estudio bíblico de Génesis 4:6-5:22
Génesis 4:6-5:22
Proseguimos con el relato de la vida de Caín y Abel, que habíamos interrumpido cuando cada uno de ellos presentó su ofrenda a Dios. El había mirado con agrado a la ofrenda de Abel y no a la ofrenda de Caín. En las siguientes palabras de Dios, vemos que El estaba dando a Caín una segunda oportunidad. Leemos el capítulo 4:6 y 7:
"Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo."
¿Por qué estaba Caín enfadado? Estaba lo suficientemente airado como para asesinar a su hermano. Detrás de un crimen premeditado siempre hay cólera. El Señor dijo que si alguien estuviese enojado con su hermano sin motivo, es como si fuese culpable de homicidio. Detrás del enojo hay celos, y de tras de los celos, orgullo. Y en el orgullo espiritual no existe ningún sentido del pecado. El apóstol Santiago en su carta, en el capítulo 1:15, lo expresa así:
"Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz al pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte."
El enojo de Caín le llevó al crimen, pero detrás de esto estaban sus celos y su orgullo.
Y Dios trató con él de la siguiente manera. Le dijo: si haces bien, ¿no serás aceptado? La pregunta estaría mejor traducida por la expresión "¿no alcanzarás la excelencia?" El hijo mayor siempre ocupaba un lugar de preeminencia y este joven debió pensar que iba a perder ese privilegio. Dios le dijo que si actuaba correctamente, no había motivo para que lo perdiese. Y actuar bien habría consistido en presentar ante Dios lo que Él había aceptado de Abel, es decir, un sacrificio y el reconocimiento de que él era un pecador. Pero Caín continuaba dominado por la cólera.
Observemos la frase "el pecado yace a la puerta". Algunos la han interpretado como queriendo decir que una ofrenda por el pecado yacía en la puerta. Es decir que un pequeño cordero estaba dispuesto en la puerta. En un sentido, podía ser cierto, pero no creo que en este pasaje haya una referencia a la ofrenda por el pecado. Hasta este momento y más tarde, en realidad hasta la época de Moisés, por lo que puedo deducir de las Sagradas Escrituras, no existía aún la ofrenda por el pecado. Las instrucciones referentes a la ofrenda por el pecado se encuentran en el libro de Levítico, en cuya primera parte se habla de 5 tipos de ofrendas, que oportunamente estudiaremos, una de las cuales es la ofrenda por el pecado. Esta ofrenda no surgió hasta la entrega de la ley a Moisés. En su carta a los Romanos, capítulo 3:20, el apóstol Pablo dice que ". . . por medio de la ley viene el conocimiento del pecado". Las ofrendas que se ofrecieron hasta ese tiempo y, concretamente en la época que nos ocupa, eran las llamadas "ofrendas encendidas". Abel, y posteriormente Noé, Abraham y Job, ofrecieron estas ofrendas. En ellas, el animal era totalmente consumido por el fuego en al altar. Prefiguraban a Cristo en su sacrificio en la cruz ocupando nuestro lugar, como ofrenda a Dios que El acepta por nuestros pecados.
Es obvio que Caín no se daba cuenta de cuán vulnerable era ante el pecado. Cuando Dios le dijo que el pecado yacía a la puerta, creo que le dio a entender que el pecado era como una bestia salvaje agazapada para abalanzarse sobre él apenas cruzase la entrada. Por tal motivo, Caín necesitaba ofrecer un sacrificio por el pecado que resultase aceptable para Dios, un sacrificio que apuntase a Cristo. Son significativas las palabras de la 1 epístola de Juan capítulo 3:12,
"No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató ? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas."
Repito la expresión, "si no haces bien, el pecado yace a la puerta". Hacer bien hubiera sido traer la clase de ofrenda que Abel había traído. En realidad, Dios estaba protegiendo a Caín. A pesar de ello, vemos que él no aprovechó esta oportunidad y continuamos leyendo los versículos 8 y 9;
"Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín e levantó contra su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y el respondió: No se. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?"
Esta fue una respuesta insolente porque, francamente, el tuvo muy poca consideración por su hermano o por su Dios. Estaba tratando de ocultar su acción eludiendo toda responsabilidad. Pero, las Sagradas Escrituras dicen, en el Evangelio según Mateo, capítulo 10:26,
". . . nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse."
Esto es algo que debieran pensar detenidamente aquellos que tengan pecados secretos. Sería mejor ocuparse de ellos porque, de todas maneras, algún día saldrán a la luz en la presencia de Dios. El ya los conoce, así que sería mejor contárselos directamente. Leamos el versículo 10;
"Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra."
El escritor de la epístola a los Hebreos utiliza esta declaración en su capítulo 12:24;
"Y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada, que habla mejor que la de Abel."
La sangre de Abel "hablaba", es decir, proclamaba que se había cometido un crimen. En cambio, la sangre de Cristo nos habla de redención y proclama que hay salvación. Vemos ahora el castigo de Dios, en los versículos 11y 12:
"Ahora, pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra."
Aún en nuestro tiempo, hay como una maldición sobre la tierra que hace que ésta pierda su fertilidad, a causa del pecado del ser humano. En algunas de las regiones más exuberantes del mundo, hay multitudes que mueren de hambre. El lograr que la tierra produzca en abundancia, requiere gran esfuerzo e ingenio por parte del hombre. Ciertamente, esta situación nos recuerda a la sangre de Abel, clamando desde la misma tierra, sangre derramada por el asesinato cometido por un hermano. El versículo 13 nos da la respuesta de Caín; "Y Caín dijo al Señor: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo". Si tal castigo era más de lo que podía soportar, ¿por qué no cambió su rumbo, volviendo a Dios para confesar su pecado, dejándose alcanzar por la misericordia de Dios? Es cierto que su carga era demasiado pesada como para poder sobrellevarla, pero Dios estaba proveyéndole un Salvador. Solo tenía que volverse y acercarse a Él. No obstante, vemos que en el versículo 14, continúa diciendo:
"He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará."
Caín dijo que a partir de ese momento había de permanecer escondido del rostro de Dios y, por supuesto, esto es exactamente lo que sucedió. Pero observemos que Dios iba a protegerle, lo cual era extraño. Pues Dios estaba realmente protegiendo a un asesino. Leamos el versículo 15:
"Entonces el Señor le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el Señor una señal sobre Caín, para que cualquiera que le hallase, no le matara."
No sé en qué consistió aquella marca. Ha habido mucha especulación al respecto y no quisiera añadir la mía. Lo que queda claro es que Dios protegió a Caín. En aquella época aún no se había promulgado ninguna ley. Caín era un pecador pero, al no existir leyes referentes al crimen, no era un infractor. Fue un gran pecado que no hubiese presentado una ofrenda aceptable para Dios, lo cual había revelado que su forma de actuar, sus obras, eran malas. Y él puso en evidencia que tenía una naturaleza mala, matando a su hermano.
Después de la tragedia, Caín se alejó de la presencia de Dios y fundó una civilización que se desarrolló totalmente separada de Dios. Es así que
Los hijos de Caín establecieron una civilización sin Dios
Leemos los versículos 16 y 17:
"Y salió Caín de la presencia del Señor, y se estableció en la tierra de Nod, al oriente del Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad y la llamó Enoc, como el nombre de su hijo."
Algunos se preguntarán aquí, de donde surgió esta mujer para Caín. En base al capítulo 5:4, donde se resume la vida de Adán, el texto dice que engendró hijos e hijas. Seguramente aquella mujer fue una de las hijas de Adán y Eva. Vemos también el comienzo de la vida urbana. Desde entonces, los seres humanos han estado haciendo lo mismo. Creando grandes comunidades urbanas. Las ciudades, a pesar de su gran influencia económica y aparente prosperidad, han llegado a convertirse en uno de los problemas más complejos para el hombre actual. Entre ellos cabe citar la marginación de grandes sectores y, en muchos casos, un descenso de la calidad de vida. Sin embargo, las grandes concentraciones urbanas continúan creciendo. Proseguimos leyendo los versículos 18 y 19:
"A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de una era Ada, y el nombre de la otra, Zila."
Este es el comienzo de la civilización Cainita y el principio de la poligamia, la práctica de tener más de una mujer. Lamec llevó a cabo aquello que era contrario a la intención de Dios y a lo que Él ha preparado para el ser humano, como puede verse en Génesis capítulo 2:22 y 24. En ningún lugar de la Biblia encontramos bases para la práctica de la poligamia. Si leemos e interpretamos los relatos sobre este asunto, observamos que se presentan datos históricos sobre los casos de poligamia --como en este pasaje Bíblico-- pero en ningún caso se la recomienda ni se la aprueba. Es más, en el Nuevo Testamento tanto las enseñanzas del Señor como las de las cartas apostólicas aprueban y recomiendan el matrimonio monogámico.
Proseguimos leyendo los versículos 20 al 24:
"Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado. Su hermano se llamaba Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan la lira y la flauta. Y Zila a su vez dio a luz a Tubal-caín, forjador de todo utensilio de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín era Naama."
En este párrafo vemos que apareció el primer constructor de tiendas. Recordamos aquí que el apóstol Pablo en los primeros tiempos de la historia de la iglesia, construía tiendas. Además se menciona a Jabal como el primer criador de ganado. Luego leemos acerca de Jubal, el primero de los músicos, y de Tubal-caín, el primero de los artesanos.
A continuación, en los versículos 23 y 24, el relato vuelve a mencionar a la familia de Lamec. Dice así:
"Y Lamec dijo a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz: mujeres de Lamec, prestad oído a mis palabras, pues he dado muerte a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por haberme pegado. Si siete veces es vengado Caín, entonces Lamec lo será setenta veces siete."
Aquí Lamec se comparó con Caín para justificar el haber matado, justificándose por haber obrado, según dijo, en defensa propia. No sabemos si sus dos esposas tuvieron algo que ver con estos graves incidentes, ni si él estaba de esta manera defendiendo a una de ellas. El creyó que sería vengado hasta setenta veces siete veces. Esto nos recuerda que el Señor le dijo a Simón Pedro que debería perdonar a su enemigo esa misma cantidad de veces.
Este capítulo 4 finaliza con otra referencia a Adán y Eva, en los versículos 25 y 26:
"Y conoció Adán otra vez a su mujer; y ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Set, porque, dijo ella: Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, pues Caín lo mató. A Set le nació también un hijo; y le puso por nombre Enoc: Por ese tiempo comenzaron los hombres a invocar el nombre del Señor."
Aquí tenemos un detalle significativo en la última frase. No sabemos a raíz de qué, los seres humanos comenzaron a invocar el nombre de Dios.
Llegamos entonces en nuestra lectura, al
Capítulo 5
Tema: sección final de la biografía de Adán; la emocionante historia de Enoc; y la genealogía de Enoc hasta Noé.
En esta primera sección del libro del Génesis, que se extiende del capítulo 1 hasta el 11, tenemos el relato de eventos de alcance mundial. En primer lugar, la creación, luego la caída y después el diluvio, en los capítulos 5 al 9. El capítulo 5 presenta el libro de las generaciones de Adán hasta Set, La línea de Caín, que ya fue dada, se interrumpe ahora y será mencionada otra vez, solamente cuando se cruce con la línea divina. Este es el esquema que se seguirá en el libro del Génesis.
En cierto sentido, el capítulo 5 es uno de los capítulos más desalentadores y pesimistas de toda la Biblia. El motivo es que, sencillamente, da la impresión de estar caminando por un cementerio, Dios le había dicho a Adán, cuando le advirtió con respecto al árbol del conocimiento del bien y del mal, como dice en el capítulo 2:17: "porque el día que de él comas, ciertamente morirás". Y todos los que murieron eran los hijos de Adán. Eso mismo dijo el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 15:22: ", en Adán todos mueren." Procedemos, pues, a leer el
Capítulo final de la biografía de Adán
Comenzando con los primeros 2 versículos:
"Este es el libro de las generaciones de Adán. El día que Dios creó al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó, y los bendijo, y los llamó Adán el día en que fueron creados."
Observamos que Dios, al varón y a la hembra, los llamó Adán, como abarcando en el nombre del primer ser creado las dos partes indispensables de una misma creación.
La extraña expresión "El libro de las generaciones de Adán" ocurre solo otra vez, al principio del Nuevo Testamento, y allí será "El libro de la genealogía de Jesucristo". Hay estos dos libros, así como ya hemos visto que hay dos líneas, dos simientes, y que están una contra la otra. La lucha entre la línea de Satanás y la línea de Cristo, la línea aceptada, será larga. La línea que estamos siguiendo en este momento de nuestro estudio es la línea de Set, y es a través de esta línea que, finalmente, Cristo vendrá.
Sigue diciendo el versículo 3:
"Cuando Adán había vivido ciento treinta años, engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y le puso por nombre Set."
Y cuando Adán tenía 130 años, ¿qué edad tenía, realmente? En otras palabras, cuando Dios creó a Adán, le creó con 30 años de edad, o 14, o 45? No sabemos y cualquier opción sería una especulación. Y si El le creó con una cierta edad, ¿tenía Adán verdaderamente esa edad? Por supuesto, Dios pudo crearle con cualquier edad. Lo cual podría responder preguntas sobre la edad de la tierra. Cuando algunos atribuyen a ciertas rocas una edad de millones de años, no podrían saberlo con exactitud. Quizás cuando Dios las creó, lo hizo con una determinada edad de varios millones de años. En este pasaje lo importante y lo que el texto simplemente nos dice es que, cuando Adán había estado en la tierra por 130 años, engendró un hijo a su semejanza. Adán había sido creado a semejanza de Dios, pero su hijo Set fue engendrado a semejanza de Adán. Y el relato sigue recapitulando la vida de Adán. Leemos en los versículos 4 y 5:
"Y los días de Adán después de haber engendrado a Set fueron ocho cientos años, y engendró hijos e hijas. El total de los días que Adán vivió fue de novecientos treinta años, y murió."
Ahora sí que tenemos la sensación de estar cruzando un cementerio. Adán engendró hijos e hijas, y después vemos que vivió 930 años. Y después, ¿qué sucedió? Murió.
A partir del versículo 6 hasta el 20, tenemos la genealogía de los hijos de Set, hasta Jared. Para no aburrir con una larga lista de nombres y con la repetición de un esquema semejante para cada uno de ellos, llamaré tu atención hacia un detalle importante que es común a todos.
Más adelante, en el versículo 8 leemos lo que le ocurrió a Set. Murió. Había tenido un hijo llamado Enoc, y ¿qué fue de él? En el versículo 11 se nos dice que murió. Y él había tenido un hijo, que fue Cainán, Y ¿qué le sucedió al anciano Cainán? En el versículo 14 se nos informa que también murió. Había tenido también un hijo, Mahalaleel, y ¿ qué le ocurrió? El versículo 17 declara que murió. Su hijo, de nombre Jared, según el versículo 26, también murió. Pero antes de morir, Jared tuvo un hijo llamado Enoc. Y aquí tenemos
La emocionante historia de Enoc
Para lo cual leemos los versículos 21 y 22:
"Y Enoc vivió sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y Enoc anduvo con Dios trescientos años después de haber engendrado a Matusalén. Y engendró hijos e hijas."
Y a Enoc, ¿qué le sucedió? ¿Murió? No, no murió. En nuestro próximo programa continuaremos comentando la vida de este personaje extraordinario. En medio de un capítulo ciertamente oscuro aparece un punto brillante. Su vida, iluminada por la presencia de Dios, me recuerda aquellas palabras del Evangelio según Juan, capítulo 8: 12, pronunciadas por Jesucristo, en un mundo envuelto en tinieblas:
"Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."
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