Estudio bíblico de 2 Samuel 16:1-18:5
2 Samuel 16:1-18:5
Continuamos hoy nuestro recorrido por el Segundo libro de Samuel y llegamos al capítulo 16. Interrumpimos nuestro relato dejando al rey David saliendo de Jerusalén, seguido de sus hombres leales. En este capítulo se destacan los siguientes eventos: Siba mediante regalos e insinuaciones falsas, obtuvo la heredad de su amo Mefiboset. Simei, maldijo a David. Y Ahitofel, dio su consejo. Comencemos, pues, leyendo los primeros dos versículos de este capítulo 16 del Segundo libro de Samuel, en los cuales
Siba, criado de Mefiboset, engañó a David
"Apenas había pasado David un poco más allá de la cumbre del monte, cuando Siba, el criado de Mefi-boset, salió a recibirlo con un par de asnos ensillados y cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos y un cuero de vino. El rey preguntó a Siba: ¿Para qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto."
Recordemos que Mefi-boset era el hijo cojo de Jonatán. Debido a su gran amor por Jonatán, David había cuidado a Mefi-boset. Siba, siervo de Mefi-boset creyó que la lucha interna dentro de la casa de David, le daría una oportunidad a la casa de Saúl para recuperar el trono. Mefi-boset era el único heredero al trono de la familia de Saúl. Al contar esta historia ficticia, Siba esperaba recibir algo de los bienes de Mefi-boset. David, que no tuvo ocasión de comprobar los hechos, impulsivamente le concedió a Siba las tierras que habían pertenecido a Mefiboset. Leamos los versículos 3 y 4, que nos relatan como
Simei maldijo a David
"Cuando el rey David llegó a Bahurim, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera. Iba maldiciendo y arrojando piedras contra David y contra todos los siervos del rey David, mientras todo el pueblo y todos los hombres valientes marchaban a su derecha y a su izquierda. Simei lo maldecía diciendo: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso! El Señor te ha dado el pago por toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y el Señor ha entregado el reino en manos de tu hijo Absalón; has sido sorprendido en tu maldad, porque eres un hombre sanguinario."
Aquí vemos que en lo que Simei le dijo a David, había algo de verdad. David había derramado mucha sangre y ahora estaba recibiendo el juicio de Dios. De eso no había ninguna duda. Leamos ahora el versículo 9 de este capítulo 16 del Segundo libro de Samuel:
"Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor, el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le cortaré la cabeza."
Abisai, por su parte, uno de los hombres de David, quiso hacer callar a este hombre para siempre. Pero observemos la reacción de David a lo que Simei dijo. Leamos los versículos 10 y 11 de este capítulo 16 del Segundo libro de Samuel:
"El rey respondió: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque el Señor le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué haces esto? Luego dijo David a Abisai y a todos sus siervos: Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadlo que maldiga, pues el Señor se lo ha mandado."
Ahora, David estaba diciendo: "No me importa que este extraño me maldiga. No quiero vengarme de él. Lo que me está ocurriendo forma parte del juicio de Dios. Lo que me perturba es que es mi propio hijo Absalón, que encabeza la rebelión contra mí."
Hemos seguido la salida de David huyendo de Jerusalén. Ahora, regresamos a Jerusalén siguiendo a Husai, que estaba ofreciendo sus servicios a Absalón. Absalón y todos los varones de Israel entraron en Jerusalén. Leamos los versículos 15 al 19 de este capítulo 16 del Segundo libro de Samuel:
"Absalón y toda su gente, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel lo acompañaba. Cuando Husai, el arquita, amigo de David, llegó adonde estaba Absalón, dijo: ¡Viva el rey, viva el rey! Pero Absalón respondió a Husai: ¿Es este tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo? Entonces Husai dijo a Absalón: No, yo estaré y me quedaré con aquel que haya elegido El Señor y también este pueblo y todos los hombres de Israel. ¿A quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así lo haré delante de ti."
Vemos que Absalón se sorprendió que este amigo de confianza de su padre no le hubiera acompañado al exilio. Y Husai, por su parte, estaba diciendo que él serviría al hombre que Dios y el pueblo escogieran. Aunque, secretamente, estaba planeando actuar como espía de David. Ahitofel era el consejero de Absalón. Leamos los versículos 20 al 22:
"Luego Absalón dijo a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer. Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa. Todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo. Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel."
Y así, Ahitofel aconsejó un acto abominable, que tendría una gran importancia para Israel. La acción de Absalón pues, fue una grosera e irrespetuosa declaración de que los derechos de David habían llegado a su fin y de que todo lo que él poseía, ahora pertenecía a su hijo.
Leamos el versículo 23, versículo final de este capítulo 16 de 2 Samuel:
"En aquellos días, el consejo que daba Ahitofel era como si se consultara la palabra de Dios, tanto cuando aconsejaba a David como a Absalón."
Los consejos de Ahitofel, eran obedecidos al pie de la letra, tal como si se tratasen de mandamientos de Dios.
Ahora, este acto público de Absalón cumplió en forma literal, lo que el Señor le había dicho a David, en el capítulo 12, versículo 11 y 12. Usted recordará que el Señor le dijo a David, "Yo haré que de tu misma casa se alce el mal contra ti. Tomaré a tus mujeres delante de tus ojos y las entregaré a tu prójimo, el cual se acostará con ellas a la luz del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol."
Una vez más, David estaba en las cuevas y en las cavernas de la tierra. ¿Qué iba a hacer? Absalón trataría de ganar una victoria sobre las fuerzas de David. Sin embargo, David, era un veterano guerrero y sabía como luchar. Para Absalón era realmente peligroso rebelarse contra su padre. Lo trágico era que David amaba a Absalón y lo quería salvar.
Y así, estimado oyente, concluimos nuestro estudio de este capítulo 16 del Segundo libro de Samuel y llegamos a
2 Samuel 17
Los capítulos 17 y 18 relatan la guerra civil entre Absalón y David. En este capítulo 17 encontramos los siguientes eventos: el consejo de Ahitofel fue desechado y en cambio, el consejo de Husai, el amigo de David, fue aceptado por Absalón. Cuando Absalón aceptó el argumento de Husai de que David y sus hombres eran veteranos en el campo de batalla y que Absalón necesitaba refuerzos, David pudo escapar para prepararse para la batalla. En el capítulo 18 veremos que ambos bandos desataron una guerra civil. La batalla finalizó con la muerte de Absalón. El capítulo concluye con la conmovedora aflicción de David por su hijo muerto.
Pasemos ahora a examinar un párrafo que explica
El consejo conflictivo de Ahitofel y Husai
Hemos ido siguiendo las diferentes experiencias de David. Primero vimos sus triunfos. Luego vimos sus problemas. El hecho es que en ese momento se halla en medio de grandes dificultades. Su propio hijo Absalón, al cual creemos amaba más que a cualquier otra persona en el mundo, encabezaba una rebelión contra él, lo cual fue una experiencia desgarradora para él. Y como vimos, David huyó de Jerusalén porque no quiso que esta ciudad se convirtiera en campo de batalla ni que fuera destruida. En lugar de eso, David optó por salir de su amada ciudad, enviando a Husai a Absalón, para que pudiera aconsejarle de manera ventajosa para David. Ahora, Ahitofel, quien una vez había servido de consejero a David, había desertado, y ahora estaba en el bando de Absalón. En este capítulo encontramos a estos dos hombres, a Ahitofel y a Husai, dando consejos contradictorios a Absalón en cuanto a si debía atacar a su padre en este momento, o no. Comencemos, pues, leyendo los primeros dos versículos de este capítulo 17 del Segundo libro de Samuel:
"Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, me levantaré y seguiré a David esta noche. Caeré sobre él mientras está cansado y sin fuerzas; lo atemorizaré y todo el pueblo que está con él huirá. Mataré solamente al rey."
En otras palabras, si David pudiera ser destruido, la rebelión entonces se acabaría y Absalón sería hecho rey. Claro que el efecto del consejo de Ahitofel resultaría desastroso para David si tuviera éxito. Ahitofel siguió dando entonces su consejo. Continuemos leyendo los versículos 3 hasta el 6:
"y así haré que todo el pueblo se vuelva hacia ti (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz. Este consejo pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel. Y dijo Absalón: Llamad también ahora a Husai, el arquita, para que también oigamos lo que él haya de decir. Cuando Husai se presentó ante Absalón, éste le dijo: Así ha dicho Ahitofel: ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú."
Ahitofel fue el primero en aconsejar a Absalón, y Absalón al principio estaba de acuerdo con este plan despiadado. Pero, fue bueno que Husai estuviera allí presente, porque su estrategia era totalmente diferente. Le dio un consejo a Absalón que era muy bueno, pero favorable para David. David se encontraba en una posición muy vulnerable y desesperadamente necesitaba más tiempo. Prosigamos con los versículos 7 hasta el 10 de este Segundo libro de Samuel:
"Husai dijo a Absalón: Esta vez, el consejo que ha dado Ahitofel no es bueno. Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra y no pasará la noche con el pueblo. Seguro que ahora está escondido en alguna cueva o en otro lugar. Si al principio caen algunos de los tuyos, quienquiera que lo oiga dirá: El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado. Y aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que son esforzados los que están con él."
Ahora, Husai dio un buen consejo a Absalón aunque era para el beneficio de David. Su consejo fue simplemente este: "Tienes que darte cuenta, Absalón, que tú no eres hombre de guerra. Tu padre, en cambio, es un veterano. Él conoce el terreno. Ha librado muchas batallas. Tiene consigo a sus valientes. David y sus hombres se han irritado por lo que ha sucedido. Son como una osa cuando le han quitado sus cachorros. Esa osa en verdad, peleará y será doblemente peligrosa que lo que sería de otro modo. Tú serías en realidad insensato si atacases ahora a David. Pero, suponte que le atacaras. David ya ha sido perseguido antes y es un experto en evitar que le capturen. Saúl lo acosó inútilmente por años. Por lo tanto, él no se encontrará ahora entre la gente. Sabrá dónde esconderse y cómo escapar. Ahora, suponte que entraras en medio de la multitud y no hallaras a David. Pronto circularían las noticias de que tu estabas perdiendo la batalla, y notarías que el pueblo, que temporalmente ha abrazado tu causa, no permanecería más contigo". Fue evidente que Husai resaltó los errores de juicio del consejo de Ahitofel y diseñó otra estrategia. Sin embargo, no había terminado con lo que tenía que decirle a Absalón. Continuó diciéndole aquí en los versículos 11 y 12:
"Aconsejo, pues, que todo Israel se reúna junto a ti, desde Dan hasta Beerseba, numeroso como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla. Entonces lo atacaremos en cualquier lugar donde se halle; caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra, y ni a él ni a ninguno de los que están con él dejaremos con vida."
Lo que Husai estaba diciéndole a Absalón era: "Lo importante es que tú no estás preparado para entrar en una batalla. Ahitofel no está listo para la batalla. Simplemente por llevar contigo a unos miles de hombres no te pondrá en situación de vencer a David. Lo que necesitas es reunir a todo Israel y guiar tu mismo tus fuerzas a la batalla. Eso es lo que se espera de un rey. Así fue como tu padre llegó al trono. Él fue, en primer lugar, un gran General. Tendremos que abrumarles a él y a sus hombres numéricamente". Ahora, el consejo de Husai fue bueno, pero no sería de ningún beneficio para Absalón, sino para el de David. Porque le daría tiempo a David para reconocer el terreno y prepararse. Ahora, ¿qué les pareció a Absalón y a los hombres de Israel el consejo de Husai? Leamos el versículo 14:
"Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel. Ello porque el Señor había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para traer el Señor la ruina sobre Absalón."
Ahora, Absalón y sus asesores creyeron que el consejo de Husai era mejor que el de Ahitofel. Y francamente, el consejo de Husai era mucho mejor que el de Ahitofel, desde el punto de vista de David. Es que Dios estaba actuando a favor de David.
Llegamos ahora a la parte del relato en que
Se le envió una advertencia a David
Mientras los rebeldes estaban intentando reunir a toda la nación y unir a todos bajo el mando de Absalón, Husai le hizo llegar una advertencia a David. Debía escapar y cruzar el Jordán rápidamente. En los versículos siguientes vemos como funcionó el sistema de espionaje y los esfuerzos de Absalón para atrapar a los espías. Cuando David recibió el mensaje, pasó a la acción inmediatamente. Leamos el versículo 22 de este capítulo 17 de 2 Samuel:
"Entonces se levantó David, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciera; ni uno solo dejó de pasar el Jordán."
Ahora, Ahitofel era un hombre que había desertado a David para seguir a Absalón. Pero
Ahitofel decidió suicidarse
Era un hombre orgulloso y un consejero muy respetado. Cuando se dio cuenta que su consejo no sería seguido, consideró que su carrera había terminado. El relato nos dice que puso su casa en orden y luego se ahorcó. Tenemos ahora en los versículos siguientes, una descripción de cómo David reunió sus fuerzas y se preparó para la batalla. Leamos los versículos 24 al 26 de este capítulo 17 del Segundo libro de Samuel, en los cuales
Abaslón persiguió a David
habiendo reunido a un numeroso ejército procedente de todas las tribus de Israel. Leamos los versículos 24 al 26:
"David llegó a Mahanaim, mientras Absalón pasaba el Jordán con toda la gente de Israel. Absalón había nombrado a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual se había unido a Abigail, hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab. Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad."
Ahora, David pasó una gran parte de su vida como fugitivo. En esta ocasión, por supuesto, su huida se debía indirectamente a su propio pecado. En verdad se hallaba en una posición difícil. Había huido de Jerusalén sin ningún tipo de preparación. Los que permanecían leales, habían huido con él. Y los versículos finales de este capítulo 17, los versículos 27 al 29 nos dicen:
"Luego que David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, Maquir hijo de Amiel, de Lodebar, y Barzilai, galaadita de Rogelim, trajeron a David y al pueblo que estaba con él camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados, miel, manteca, ovejas y quesos de vaca, para que comieran; porque decían: El pueblo está hambriento, cansado y sediento en el desierto."
David descubrió entonces que tenía muchos aliados entre los pueblos de los alrededores. Conocían a David y sabían la clase de guerrero que era. Los soberanos de estos reinos probablemente tenían muy poca confianza en Absalón porque sabían que era engañoso y astuto. Se dieron cuenta que no sería fiable. Sin embargo, sí tenían confianza en David. Por eso, dieron a David y a sus hombres provisiones para aliviar sus penurias.
Y la demora de Absalón en presentar la batalla, permitió a David recibir esas provisiones y preparar a sus tropas para el combate. Llegamos así a
2 Samuel 18:1-5
Y en este capítulo se destacan los siguientes eventos: David, mientras pasaba revista a sus ejércitos, reveló su amor por su hijo al dar orden a todos los capitanes que trataran benignamente a Absalón. Sin embargo, Absalón sería muerto por Joab. Y David, lloraría por su hijo. David, reveló su profundo dolor por la muerte de Absalón. Leamos, pues, los primeros 3 versículos del capítulo 18 del Segundo libro de Samuel, que describen la culminación de
La guerra civil
"David pasó revista al pueblo que tenía consigo y puso sobre ellos jefes de millar y jefes de centena. Luego envió David al pueblo, una tercera parte bajo el mando de Joab, una tercera parte bajo el mando de Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte al mando de Itai, el geteo. Y dijo el rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros. Pero el pueblo respondió: No saldrás; porque si nosotros huimos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; pero tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será mejor que tú nos brindes ayuda desde la ciudad."
Ahora, David quería salir a la batalla con sus hombres, pero el pueblo no se lo permitió. Por tanto, antes de que la batalla empezara, David tuvo unas pocas palabras que decir a sus hombres. Leamos los versículos 4 y 5:
"Yo haré lo que bien os parezca?les dijo el rey. Se puso, pues, el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil. El rey dio a Joab, a Abisai y a Itai esta orden: Tratad benignamente, por amor a mí, al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes."
Éste es uno de los capítulos más tristes en la vida de David. El capítulo del pecado de David, es quizá el capítulo más sórdido, pero éste es el más triste, porque relata la muerte de su hijo Absalón. Como ellos le había rogado que no saliese a la batalla, David se puso inmediatamente a un lado de la entrada de la ciudad mientras el ejército iniciaba la marcha al mando de tres jefes: Joab, Abisai e Itai. A medida que cada uno de ellos iba pasando, David les encargaba que trataran con consideración a su hijo. Todo el ejército le escuchó dar esta orden. Pensamos que algunos habrán sonreído, mientras que otros se habrán sentido ofendidos. Absalón siempre sería un perturbador y seguramente querrían eliminarle. Sin embargo, David amaba a su hijo y por ello dio esas instrucciones.
Hemos visto así cómo se preparaba el escenario para una nueva tragedia que, en esta ocasión implicaba a toda la nación. Miles de israelitas morirían en el campo de batalla. Como toda guerra posteriormente en la historia, aquella revelaría las trágicas consecuencias del pecado, evidentes en la ambición de un hombre y en su sed insaciable de poder. Solo el poder del Evangelio, el poder de Dios, puede regenerar a esa típica naturaleza humana por la acción del Espíritu Santo. Jesucristo hizo posible que el ser humano tuviese paz con Dios y, como uno de los resultados de esa nueva relación, experimentase paz en la convivencia con sus semejantes. Con todo, creemos que ha quedado debidamente demostrado que la paz auténtica es un bien inalcanzable por medios humanos. Bien dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos 5:1 que, habiendo sido declarados justos por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
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