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Estudio bíblico de 2 Reyes 15:8-17:6

2 Reyes 15:8-17:6

Continuamos hoy nuestro estudio de este capítulo 15 del Segundo Libro de Reyes. Y en nuestro programa anterior hablamos de Azarías o Uzías, rey de Judá, y dijimos que había sido un buen rey, pero que había hecho algo que no debió haber hecho, y por lo cual fue castigado. Y en el Segundo Libro de Crónicas, capítulo 26, encontramos esa razón, que Azarías o Uzías, entró en el templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso, función que únicamente le correspondía al sacerdote. Y por esa causa, Dios le hirió con lepra. Ahora, Isaías se entristeció cuando murió Azarías, porque temía que la nación tuviera un rey que la llevara nuevamente a la idolatría, y sus temores eran bien fundados. Vimos luego, que al morir Azarías, su hijo Jotam ascendió entonces al trono de Judá. Hoy, vamos a considerar los reinados de los otros reyes de Israel Comencemos, leyendo los versículos 8 hasta el 12 de este capítulo 15 del Segundo Libro de Reyes:

"En el año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, Zacarías hijo de Jeroboam reinó seis meses sobre Israel. Pero hizo lo malo ante los ojos del Señor, como lo habían hecho sus padres: no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. Contra él conspiró Salum hijo de Jabes, lo hirió en presencia de su pueblo, lo mató y reinó en su lugar. Los demás hechos de Zacarías están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. Esta era la palabra que el Señor había dicho a Jehú: Tus hijos, hasta la cuarta generación, se sentarán en el trono de Israel. Y fue así."

Ahora, Zacarías, último del linaje de Jehú fue muerto por Salum después que había reinado solamente por seis meses. Y continuamos leyendo los versículos 13 al 16:

"Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Uzías, rey de Judá. Sólo reinó un mes en Samaria, porque Manahem hijo de Gadi subió de Tirsa, llegó a Samaria e hirió allí a Salum hijo de Jabes. Después de matarlo, reinó en su lugar. Los demás hechos de Salum y la conspiración que tramó están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. Entonces Manahem saqueó a Tifsa y a todos los que en ella estaban, y también sus alrededores, a partir de Tirsa. La saqueó porque no le habían abierto las puertas, y les abrió el vientre a todas las mujeres que estaban encintas."

Salum tampoco tuvo éxito, reinó solamente por un mes y fue derrotado y muerto por Manahem. Manahem reinó por diez años e hizo lo malo, como lo hizo Jeroboam. Leamos los versículos 17 al 22 de este capítulo 15 del Segundo Libro de Reyes:

"En el año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, Manahem hijo de Gadi reinó en Samaria sobre Israel. Reinó diez años, pero hizo lo malo ante los ojos del Señor: en todo su tiempo no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. En su tiempo, Pul, rey de Asiria, vino a atacar la tierra. Manahem dio a Pul treinta y tres mil kilos de plata para que le ayudara a confirmarse en el reino. Manahem obtuvo este dinero de todos los poderosos y opulentos de Israel; cada uno debió pagar un impuesto de cincuenta siclos de plata para dar al rey de Asiria. Entonces el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en el país. Los demás hechos de Manahem y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? Manahem durmió con sus padres y reinó en su lugar Pekaía, su hijo."

Durante el reinado de Manahem, Pul rey de Asiria atacó a Israel y Manahem tuvo que pagarle treinta y tres mil kilos de plata para poder preservar su reino. Fue un período oscuro para la nación. Manahem hizo lo malo así como lo había hecho su antepasado Jeroboam. Luego, leemos en los versículos 23 al 26:

"En el año cincuenta de Azarías, rey de Judá, Pekaía hijo de Manahem reinó dos años en Samaria sobre Israel. E hizo lo malo ante los ojos del Señor: no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. Peka hijo de Remalías, capitán suyo, conspiró contra él y lo hirió en Samaria, en el palacio de la casa real, en compañía de Argob y de Arie, y de cincuenta hombres de los hijos de los galaaditas. Después que lo mató, reinó en su lugar. Los demás hechos de Pekaía, y todo lo que hizo, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel."

O sea que, a la muerte de Manahem, Pekaía su hijo le siguió en el trono, pero reinó solamente dos años, cuando Peka su capitán conspiró y lo asesinó. Ahora, en los versículos 27 al 31, leemos:

"En el año cincuenta y dos de Azarías, rey de Judá, reinó Peka hijo de Remalías en Samaria sobre Israel. Reinó veinte años, e hizo lo malo ante los ojos del Señor: no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. En los días de Peka, rey de Israel, llegó Tiglat-pileser, rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y llevó sus habitantes cautivos a Asiria. Oseas hijo de Ela conspiró contra Peka hijo de Remalías, lo hirió de muerte y reinó en su lugar a los veinte años de Jotam hijo de Uzías. Los demás hechos de Peka, y todo lo que hizo, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel."

O sea que, durante el reinado de Peka, Tiglat?pileser rey de Asiria atacó a Israel y se llevó cautiva a la tribu de Neftalí. Peka fue entonces, asesinado por Oseas. Dejamos ahora el reino de Israel en el norte, y dirigimos nuestra atención hacia el reino de Judá en el sur, concretamente al hijo de Azarías o Uzías. Leamos los versículos 32 y 33, de este capítulo 15 del Segundo Libro de Reyes, donde vemos que

Jotam reinó sobre Judá

"En el segundo año de Peka hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías, rey de Judá. Cuando comenzó a reinar tenía veinticinco años, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa, hija de Sadoc."

Jotam reemplazó a su padre Azarías o Uzías, como rey de Judá y fue calificado como un buen rey y, como en otros casos, quedó registrado el nombre de su madre, aunque toleró la idolatría, lo cual eventualmente enviaría al pueblo a la cautividad. En esta sección, en realidad, pasamos por alto el reinado de Uzías. Lo veremos con mayor detalle cuando lleguemos a los Libros de Crónicas y también al Libro de Isaías. Y así, pues, concluimos nuestro estudio de este capítulo 15 del Segundo Libro de Reyes. Llegamos ahora, a

2 Reyes 16

En este capítulo, Acaz, hijo de Jotam accedió al trono de Judá. Fue un rey malo, que siguió en el mal camino de los reyes de Israel. Rezín, rey de Siria y Peka, rey de Israel, invadieron a Judá, pero no les fue posible tomar Jerusalén. Acaz, por su parte, pidió ayuda a Asiria y los asirios tomaron Damasco.

Al comenzar el capítulo 16, diremos que si a usted le agrada la historia, encontrará esta sección especialmente interesante. Y si está buscando lecciones espirituales, encontrará algunas muy prácticas en esta sección. Mucho de esta parte de la Palabra de Dios es sumamente provechoso. Recuerde que todas estas cosas sucedieron para servirnos como ejemplos. Comencemos, pues, leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 16 del Segundo Libro de Reyes, que nos dicen que

Acaz reinó sobre Judá

"Cuando comenzó a reinar Acaz tenía veinte años, y reinó en Jerusalén dieciséis años, pero no hizo lo recto ante los ojos del Señor, su Dios, como su padre David, sino que anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, según las prácticas abominables de las naciones que el Señor echó de delante de los hijos de Israel."

Peka reinó por veinte años antes de que lo mataran. En el año diecisiete del reinado de Peka en Israel, Acaz rey de Judá comenzó a reinar. Ahora, Acaz no fue un buen rey. Leamos también el versículo 4:

"Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, sobre los collados y debajo de todo árbol frondoso."

Así que continuó con la misma mala conducta de los reyes de Israel. Hizo cosas terribles como ofrecer a los niños como sacrificios a los dioses paganos. Generalmente los niños eran sacrificados a Moloc o a Baal. Esta práctica demostraba hasta donde se podía degradar un ser humano, y eso fue precisamente lo que hizo Acaz. De acuerdo a este versículo 4, se metió de lleno en la idolatría y la adoración pagana. Tenemos luego, la invasión de Siria a Israel y Judá. Leamos el versículo 5 de este capítulo 16:

"Entonces Rezín, rey de Siria, y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para atacarla y sitiar a Acaz, pero no pudieron tomarla."

En el libro del profeta Isaías 7 hay una sección extensa sobre este asunto. Se trata de una sección muy importante porque en ella se encuentra la profecía del nacimiento virginal del Señor Jesucristo. Isaías estaba profetizando a Acaz, quien no escucharía a Dios. Entonces Isaías le desafió a confiar en Dios. Por ejemplo, en este capítulo 7, versículo 4, el Señor le dijo a Isaías que hablara al rey Acaz y le dijera: "Cuídate y ten calma; no temas ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías". Y pasando luego, al versículo 10 del mismo capítulo 7, del libro de Isaías, leemos hasta el versículo 12: "Habló también el Señor a Acaz, diciendo: Pide para ti una señal de parte del Señor tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré ni pondré a prueba al Señor". O sea que, El Señor trajo estas fuerzas contra Acaz, debido a sus pecados. Volviendo ahora, al capítulo 16 del Segundo Libro de Reyes, que estamos estudiando, veamos cómo Acaz buscó la ayuda de Asiria y los asirios tomaron Damasco. Este movimiento abrió la puerta para que Asiria se acercara y, en última instancia, conduciría a Israel, el reino del norte, a la cautividad. Leamos ahora los versículos 7 y 8 de este capítulo 16:

"Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser, rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo. Sube y defiéndeme de manos del rey de Siria y de manos del rey de Israel, que se han levantado contra mí. Acaz tomó la plata y el oro que había en la casa del Señor y en los tesoros de la casa real, y envió al rey de Asiria un presente."

Y de esta manera, los Asirios fueron sobornados y vinieron a ayudar al rey Acaz, atacando a Damasco, en Siria y luego, tomando la ciudad. El precio alto de la ayuda de Asiria fue el vasallaje. Acaz no había lo que Isaías había dicho, no creyó la promesa del Señor.

Ahora, veamos lo que sucedió mientras Acaz estaba en Damasco. Leamos el versículo 10:

"Después fue el rey Acaz a encontrarse en Damasco con Tiglat-pileser, rey de Asiria. Cuando el rey Acaz vio el altar que estaba en Damasco, envió al sacerdote Urías el diseño y la descripción del altar, conforme a todos los detalles."

O sea que allí vio un altar que le impresionó grandemente. Y quiso que lo copiaran para construir uno y erigirlo en el templo de Dios. Mientras tanto, el profeta Isaías estaba profetizando contra él y oponiéndose a lo que estaba haciendo. Quitó el altar del Señor, que había sido hecho según las mismas instrucciones del Señor, y erigió en su lugar, su propio altar. Saqueó más a la casa de Dios. Leamos los versículos 17 y 18 de este capítulo 16 del Segundo Libro de Reyes:

"Luego el rey Acaz cortó los entrepaños de las bases y quitó también la enorme pila para el agua de encima de los bueyes de bronce que la sostenían y la colocó sobre el suelo de piedra. Por causa del rey de Asiria quitó del templo del Señor el pórtico para el sábado que habían edificado en la Casa y el pasadizo de afuera, el del rey."

Acaz, pues, despojó algunos adornos preciosos y mobiliario del Templo para beneficio del rey de Asiria, mostrando su total falta de respeto por el templo del Dios vivo y verdadero. Veamos los versículos 19 y 20 de este capítulo 16 del Segundo Libro de Reyes:

"Los demás hechos que puso por obra Acaz, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? El rey Acaz durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Ezequías."

Y así concluye este capítulo 16, con la muerte de Acaz y el dato de que su hijo Ezequías reinó después de él. Fue sorprendente que un hombre impío como Acaz tuviera un hijo como Ezequías, que sería un buen rey e incluso encabezaría un movimiento de renovación, y de cuyo reino leeremos en un próximo capítulo. Llegamos ahora a

2 Reyes 17:1-6

Este capítulo presenta al reino de Israel, las diez tribus del reino del norte, conducidas a la cautividad. Vamos a enumerar los motivos por los cuales Dios, permitió que Israel entrara en el cautiverio. Primero, el pueblo desobedeció a Dios. Leemos en el versículo 13 del capítulo 17: "El Señor amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas."

En segundo lugar, Israel dudó de Dios. Leemos en el versículo siguiente, el versículo 14 de este capítulo 17: "Pero ellos no obedecieron, sino que se obstinaron, tanto como sus padres, los cuales no creyeron en el Señor su Dios". Y también, en el Segundo Libro de Crónicas, capítulo 36, versículo 15, leemos: "Y el Señor, el Dios de sus padres les envió constantemente avisos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su morada". Y en tercer lugar, Dios permitió que Israel entrara en el cautiverio, porque el pueblo desafió a Dios. El versículo 15, de este capítulo 17 del Segundo Libro de Reyes que estamos estudiando, dice: "Y desecharon sus estatutos, el pacto que él había hecho con sus padres y los testimonios que él les había prescrito, siguiendo en pos de vanidades y haciéndose vanos ellos mismos, por imitar a las naciones que estaban alrededor de ellos, aunque el Señor les había mandado que no obraran como ellas". Desafiaron a Dios porque rehusaron guardar los años de reposo durante 490 años. 2 Crónicas 36:21 dice: "?para que se cumpliese la palabra del Señor por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos."

La historia de esta nación de Israel, es la misma historia de todo individuo. Los primeros versículos nos hablan de

El reino de Oseas

En este capítulo llegamos al final de la línea de la descendencia, en lo que concierne al reino de Israel, al ser llevadas las 10 tribus del norte a la cautividad por Asiria. Dicen los versículos 1 y 2:

"En el año duodécimo de Acaz, rey de Judá, Oseas hijo de Ela comenzó a reinar en Samaria sobre Israel. Reinó nueve años, e hizo lo malo ante los ojos del Señor, aunque no como los reyes de Israel que habían sido antes de él."

Oseas no fue tan malo como Acab y Jezabel, ni como Ocozías, pero aun así, llegó bastante lejos en su maldad. Y dicen los versículos 3 al 5:

"Salmanasar, rey de los asirios, subió contra Oseas, quien fue hecho su siervo y le pagaba tributo. Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, pues había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagó tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año, por lo que el rey de Asiria lo detuvo y lo encerró en la casa de la cárcel. Luego el rey de Asiria invadió todo el país y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años."

Aquí se nos presenta a Salmanasar rey de Asiria quien conquistó el reino del norte y exigió el pago del tributo de las diez tribus. Pero, cuando descubrió que el rey Oseas había tramado una conspiración contra él y no estaba pagando su tributo, sitió a Samaria, la ciudad que había sido construida por Omri, el padre de Acab, y donde Acab había edificado su palacio. Era, sin duda, uno de los lugares más hermosos de aquella tierra el que fue sitiado por el rey de Asiria. Leamos ahora el versículo 6 de este capítulo 17 del Segundo Libro de Reyes, donde se anuncia

La cautividad de Israel

"En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y llevó a Israel cautivo a Asiria. Los estableció en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos."

Hay quienes dicen que las diez tribus están perdidas desde que fueron llevadas a la cautividad. Hay otros que creen que las naciones anglo?sajonas son descendientes de aquellas diez tribus. Sin embargo, esta idea constituye una deducción humana, totalmente ajena a la Palabra de Dios. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, el apóstol Santiago escribió en su carta lo siguiente, en el capítulo 1, versículo 1: "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión". Al parecer, el apóstol Santiago no creía que las tribus estuviesen perdidas. Ahora, cuando los judíos regresaron a su tierra, algunos de todas las tribus regresaron. Pero, en realidad, sólo un pequeño porcentaje del pueblo regresó. Los judíos que fueron llevados a la cautividad sumaron varios millones y sólo unos 65.000 regresaron a Palestina.

Lo que sucedió en aquel reino fue que, habiéndose apartado de Dios, se quedó sin fundamentos espirituales y su ruina fue inevitable. Así sucede también en la vida de las personas. En la parábola de los dos edificadores, en Lucas 6:46-49, el Señor enseñó que el único fundamento seguro se encuentra en su verdad, en sus enseñanzas, en su Persona. Sólo Él es el objeto de la verdadera fe. Aquel edificador que construyó su vivienda sobre la tierra, sin un fundamento que la sustentase, vio que la casa se derrumbó y quedó completamente destruida. Dice el texto que "fue grande la ruina de aquella casa". El pueblo de Israel, como bien dijo mucho tiempo antes Moisés en su cántico registrado en Deuteronomio 32:15, abandonó al Dios que lo hizo y menospreció la Roca de su salvación. Así como aquel reino de nuestro programa de hoy, muchas vidas hoy se encuentran en estado ruinoso y próximo al derrumbe. Pero Jesús también habló de otro edificador: del que edificó su casa sobre el fundamento de la roca, y cuando vinieron las inundaciones y el agua golpeó con fuerza contra aquella vivienda, no pudo moverla. Estimado oyente, le invitamos a apoyar su vida sobre la Roca, sobre Jesucristo, aceptando por la fe su obra en la cruz. Entonces permanecerá usted firme frente a los embates de la maldad humana, podrá enfrentarse con el poder de Dios a la adversidad y, finalmente, podrá cruzar inconmovible el umbral de la muerte para pasar a disfrutar de la vida eterna.

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