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Estudio bíblico: ¿Cómo será el infierno? - Apocalipsis 9:1-12

Serie:   Apocalipsis
Autor: Luis de Miguel
España
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¿Cómo será el infierno? - La quinta trompeta (Apocalipsis 9:1-12)

(Ap 9:1-12) "El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos. El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto."

Introducción

En el capítulo 6 de Apocalipsis vimos que cuando el Cordero comenzó a abrir los sellos del libro se desataron una serie de juicios que consistían en guerras, hambre, peste y muerte. Ahora bien, estos juicios no sólo tienen que ver con el futuro, sino que ya en el presente los vemos constantemente en nuestro mundo. La razón es que Dios ha diseñado al hombre y a toda la creación de tal manera que el pecado le afecta y trae consigo este tipo de consecuencias. En cierto sentido podríamos decir que esta es la primera forma en la que Dios juzga al mundo y con ella llama la atención de los hombres sobre la necesidad que tiene de arrepentirse de sus pecados.
No obstante, siempre hay en el hombre posibilidades latentes para hacer mucho más mal del que hace, y desgraciadamente hemos tenido demasiadas ocasiones para comprobarlo. Pero Dios actúa constantemente no permitiendo que el hombre llegue a desarrollar todo el potencial de maldad que hay dentro de él, sino que le pone freno, de otro modo, este mundo sería un lugar insufrible. Pero ahora, lo que estamos viendo en estos capítulos de Apocalipsis es que Dios va a quitar aquello que retiene al hombre de manifestar toda su maldad, y este mundo llegará a sufrir juicios mucho más severos por causa de su pecado.
Viendo las terribles consecuencias del pecado del hombre, queda fuera de toda duda que se trata de algo realmente muy grave. De hecho, en el capítulo 8 de Apocalipsis vimos que estas consecuencias afectan también a toda la creación. Allí se nos presentaron una serie de juicios que se desarrollaban en el ámbito de la naturaleza: la vegetación, el mar, los peces, el agua potable y el firmamento. Con ellos el Señor buscaba enseñar dos cosas fundamentales al hombre: por un lado, como ya hemos señalado, nuestros pecados no sólo nos afectan en nuestras relaciones interpersonales, también tienen nefastas consecuencias sobre la naturaleza. Y es importante enfatizar una vez más este hecho en un momento en el que los hombres piensan que pueden destruir el medio ambiente para alcanzar sus objetivos egoístas y que esto no va a tener graves consecuencias. Y por otro lado, Dios quiere enseñar también al hombre que no es dueño de este mundo, aunque constantemente se comporta como si lo fuera y no tuviera que dar cuentas a nadie.
Ahora bien, los juicios anunciados por las cuatro primeras trompetas son todavía parciales, y sólo afectarán a la tercera parte de la naturaleza, aunque lógicamente, el hombre también sufrirá las consecuencias de sus propios pecados. El hecho de que sean juicios parciales sugiere que todavía hay oportunidad para el arrepentimiento, pero Dios está haciendo sonar por medio de estas trompetas una seria advertencia: el tiempo se acaba.
Ahora llegamos a la quinta y sexta trompeta, y vemos que los juicios de Dios aumentan considerablemente su intensidad, llegando a presentarnos una realidad aterradora. Por un lado, estos nuevos juicios afectarán directamente al hombre, y por otro, veremos que la humanidad será entregada al señorío de fuerzas espirituales oscuras. Dios mandará que el abismo sea abierto y el hombre será expuesto a terrores sobrehumanos. Esto también forma parte de las consecuencias del pecado. Al fin y al cabo, el hombre rechazó la voluntad de Dios para escuchar la voz de Satanás, así que ahora le deja expuesto al control de los demonios. Por mucho tiempo Dios ha frenado también estas malvadas fuerzas espirituales, pero llegará el día en que las soltará. La situación que vivirá el hombre en esos días será un anticipo muy real de lo que será el infierno eterno.
Sin duda, este capítulo contiene advertencias muy serias de parte de Dios. Se trata del "día grande y terrible del Señor" que una y otra vez anunciaron los profetas del Antiguo Testamento.
Al final de este capítulo veremos que tristemente la reacción del hombre frente a estos juicios no será el arrepentimiento, lo que no dejará otra opción a Dios que enviar a su Hijo para destruir definitivamente la tierra y establecer su reino.
Por lo tanto, se trata de un capítulo realmente muy serio, que nos debe llevar a tomar conciencia de la realidad que se avecina sobre este mundo. Por esa razón, cuando muchas personas vienen a estos pasajes de Apocalipsis únicamente para satisfacer su curiosidad y entretener sus mentes, esto es un absoluto despropósito. Sería lo mismo que contratar a un comediante para entretener a un reo de muerte durante su ejecución. Debemos enfrentarnos con seriedad a la verdad desagradable de los juicios de Dios sobre la humanidad.
Ahora pues vamos a estudiar los juicios de la quinta y sexta trompeta, que a diferencia de los anteriores, son presentados con una extensión considerablemente mayor y contienen bastantes elementos de difícil interpretación.

"Una estrella que cayó del cielo a la tierra"

Para empezar se nos dice que el juicio de la quinta trompeta fue puesto en marcha por medio de "una estrella que cayó del cielo a la tierra". Y ha sido mucho lo que se ha discutido acerca de la identidad de esta "estrella". Aunque con frecuencia la palabra usada aquí hace referencia a un cuerpo celeste, también es cierto que también se puede emplear con referencia a criaturas inteligentes, normalmente ángeles (Ap 1:20). Y lo más probable es que así debamos entenderlo en esta ocasión, ya que se nos dice que "se le dio la llave del pozo del abismo", lo que implica necesariamente que se trata de un ser con personalidad. Por lo tanto, como en ocasiones anteriores, lo más razonable es pensar en un ángel de Dios, en quien una vez más se delega autoridad para administrar cierta parte de los juicios de Dios. Esto se vería confirmado por el hecho de que más tarde Dios vuelve a dar la llave del abismo a un ángel para que pueda encerrar en él a Satanás durante mil años (Ap 20:1-3).

"Y abrió el pozo del abismo"

Como veremos inmediatamente, "el abismo" se trata de un lugar donde muchos ángeles malignos son mantenidos en cautividad bajo el control de Dios mientras esperan su juicio. Esto es confirmado por otros pasajes de las Escrituras (Jud 1:6) (2 P 2:4). No todos los ángeles caídos están allí, porque el Señor Jesucristo se enfrentó con muchas personas endemoniadas durante su ministerio terrenal. En especial nos llama la atención el caso del "endemoniado gadareno" que estaba poseído por una legión de demonios, los cuales, cuando se encontraron con el Señor, prefirieron ser enviados a un ato de cerdos antes que ser mandados al abismo (Lc 8:31). Probablemente debemos deducir de esto que el abismo es un lugar de tormento para ellos. Sin embargo, debemos diferenciarlo del "Lago de Fuego" donde tendrá lugar su tormento definitivo y eterno junto a los hombres que no hayan querido creer (Ap 20:10,15).
Ahora el Señor dio autoridad a este ángel para que abriera las puertas del abismo y que todos los seres malvados que en él estaban fueran liberados para actuar en esta tierra. Su efecto sobre la humanidad será muchísimo peor que el que podríamos esperar si en un momento se dejaran libres a todos los presos de nuestras cárceles.
Para empezar, lo primero que ocurrió cuando el ángel abrió el pozo del abismo es que "subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo". Es decir, el mundo quedó en tinieblas. Al fin y al cabo, esto es lo que el hombre quiere, tal como dice el evangelio: "los hombres amaron más las tinieblas que la luz" (Jn 3:19). Cristo, "la luz del mundo" (Jn 8:12), vino a liberarnos de "la potestad de las tinieblas" (Col 1:13), pero ellos no quisieron, así que lo que les queda son las tinieblas.

"Y del humo salieron langostas sobre la tierra"

Estos demonios son simbolizados aquí como terribles langostas. Esto se debe probablemente a la devastación y terror que puede causar una plaga de langostas. Su poder destructivo era temido en el mundo antiguo antes de que existieran los pesticidas. Las langostas se reúnen por millones, llegando a formar nubes que impiden el paso del sol, y una vez que abandonan un lugar, no dejan nada verde en él, sino un escenario parecido al que dejaría un incendio.
Seguramente la visión de Juan que encontramos aquí en Apocalipsis guarda mucha relación con la que tuvo el profeta Joel. En el caso de Joel, él anunció la próxima invasión asiria comparándola con una plaga de langostas, pero Juan vio algo infinitamente más terrible.

"Y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra"

Una vez más tenemos que notar que a estas langostas "se les dio poder", lo que implica que no tienen autoridad independiente y que sólo pueden actuar dentro de los límites impuestos por Dios.
También observamos que no se trata de langostas literales, puesto que no van a dañar la vegetación, que es su alimento natural: "Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol". Por lo tanto, no hicieron lo mismo que las langostas que arrasaron toda la hierba de Egipto (Ex 10:12-15).
En lugar de esto debían dañar a los hombres, y sólo a los "que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes", en referencia a los ciento cuarenta y cuatro mil israelitas que fueron sellados por Dios antes de que la ira de Dios comenzara a ser derramada sobre este mundo (Ap 7:3). Aquellos serán librados de la ira de Dios del mismo modo en que los israelitas fueron librados de las plagas que cayeron sobre los egipcios desobedientes (Ex 8:22).
En cuanto a estas langostas se nos dice que "se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra". Y un poco más adelante se añade que este poder les fue dado sobre los hombres que no tenían el sello de Dios, pero no con el fin de matarlos, sino sólo para atormentarlos durante cinco meses. Esto nos recuerda el caso de Job, a quien Satanás pudo atacar pero sólo hasta el punto en el que Dios le autorizó (Job 1:12) (Job 2:6).
En cuanto a la razón de este juicio, es lógico que si los hombres han escogido seguir a Satanás en su rebelión contra Dios, ahora experimenten cómo van a ser tratados por él y sus demonios. Podemos pensar en lo cruel que el hombre puede llegar a ser con aquellos a los que logra imponer su dominio. Tenemos ejemplo de esto en los grandes dictadores que han cometido genocidios, o también en aquellos que abusan de niños, mujeres o personas desprotegidas. ¡Cuánto sufrimiento pueden traer los hombres sobre otros hombres! Pero lo que este pasaje nos va a decir a continuación es que aún es mucho peor caer en la mano de estos poderosos demonios. Aquí se nos va a hablar de un sufrimiento infringido sobrenaturalmente.

"Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán"

Otra de las intenciones de este juicio es hacernos una presentación anticipada de lo que será finalmente el infierno. Notemos que se nos dice que "su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre". En cuanto a la picadura de los escorpiones, rara vez es mortal, pero sí que es intensamente dolorosa. Con esto parece que quiere darnos a entender que los hombres atormentados por estas picaduras llegarán a un estado de desesperación y dolor inimaginables, a tal punto que ansiarán morirse en busca de una posible liberación, pero no podrán: "Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos". Al fin y al cabo, lo que encontramos aquí es una descripción precisa de lo que será el estado eterno de las almas que vayan al infierno como consecuencia de su negativa a arrepentirse y creer en Cristo.
Sin saberlo, estas personas buscarán la muerte, creyendo que de ese modo podrán encontrar la liberación de sus tormentos, cuando en realidad, eso les conduciría al infierno, un lugar de permanente sufrimiento durante toda la eternidad. Veamos cómo lo describió el Señor Jesucristo:
(Mt 13:42) "Y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes."
Pero como vemos, Dios en su soberanía no les permite morir por el momento, y además, limita la duración de este tormento a "cinco meses", lo que nos indica con claridad que todavía está extendiendo su gracia a los hombres, dándoles quizá una última oportunidad de ser salvados de la condenación eterna.
En cualquier caso, a diferencia de los anteriores juicios de las trompetas, la aflicción de la que se nos habla aquí es universal, afectando a todos los hombres, y no sólo a una tercera parte, como había ocurrido anteriormente.
Y en cuanto al tipo de tormento que sufrirán los hombres, no lo podemos saber con seguridad, pero una vez que los demonios sean liberados del abismo, es probable que tomen posesión de los hombres y mujeres inconversos, del mismo modo que lo hacían con los endemoniados que encontramos en los evangelios, produciéndoles todo tipo trastornos físicos, mentales y espirituales.

El aspecto de las langostas

En cuanto al aspecto de estas langostas demoniacas, vemos a partir de la descripción que Juan nos hace de ellas, que tienen una gran capacidad para destruir. Veamos algunos de los detalles:
"El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra". Evidentemente su tamaño no era el de una langosta normal, sino mucho más grande. Además, son presentadas como caballos a los que hay que poner freno mientras patean el suelo en sus ansias de ir a la carga contra los hombres.
"En las cabezas tenían como coronas de oro". Las coronas son símbolo de victoria y dominio, sugiriéndonos que cada uno de ellos saldrá como vencedor a la batalla, y ejercerá su poder sobre los hombres. Aunque tal vez la expresión "como coronas" nos quiera da a entender que este poder del que presumen es sólo aparente y esta sujeto realmente al poder soberano de Dios.
"Sus caras eran como caras humanas". Tal vez tengan algunas de las características propias del ser humano, como la inteligencia o la voluntad.
"Tenían cabello como cabello de mujer". Esto puede dar a entender cierta belleza o gloria, teniendo en cuenta que en la Biblia el cabello es la gloria de la mujer (1 Co 11:15). Quizá en medio de su terrorífico aspecto, todavía haya cierta capacidad de seducción.
"Sus dientes eran como de leones". Esto tiene que ver con la ferocidad de su carácter y lo destructivo de su poder.
"Tenían corazas como corazas de hierro". Se nos presentan como un ejército invencible, perfectamente preparado para el combate. Los hombres no podrán oponer resistencia contra estas criaturas.
"El ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla". Sólo el ruido de sus alas produce temor y pánico, pero además sugiere una cantidad incontable de langostas demoniacas, como si se tratara de una auténtica plaga. Y a esto hay que añadir su movilidad y rapidez.
"Tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses". En su parte trasera era donde tenían el aguijón con el que herían a los hombres.
La velocidad y decisión de un caballo en la batalla, la sagacidad de un hombre, el atractivo de una mujer, la fuerza y valor de un león, la voracidad de la langosta y el veneno del escorpión, presentan un ser aterrador, imposible de resistir o de hacerle frente. No cabe duda de que cuando estas criaturas sean liberadas, el hombre estará a su entera merced.

"Tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo"

Otra diferencia más con las langostas que nosotros conocemos, es que éstas están organizadas y tienen un rey (Pr 30:27): "Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión".
"Abadón" es una palabra hebrea que significa "destructor", y "Apolión" es su equivalente en griego. No podemos determinar si este personaje se refiere a Satanás, pero lo que sí que vemos claro es que al igual que las langostas lo destruyen todo a su paso, de igual manera este "ángel del abismo" y sus huestes demoniacas hacen lo mismo con el hombre a su paso por este mundo.

"El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto"

Puede ser que una vez que pasen los cinco meses que dura el tormento de la picadura de las langostas, el hombre rápidamente se olvide y piense que lo peor ya ha pasado, pero se trata de una terrible equivocación. El juicio de la quinta trompeta sólo es "el primer ay" de una serie de tres. Y lo peor de todo esto es que los dos restantes son mucho peores que el primero.
Llegados a este punto Dios no da tregua al hombre, y sus juicios vienen en una secuencia temporal ininterrumpida.

Conclusión

Cuando los hombres dan su espalda a Dios se convierten en presa de terribles fuerzas demoniacas. Porque no debemos olvidar que en el terreno espiritual no se puede ser neutral; el hombre tiene que escoger entre Dios o Satanás.
Lamentablemente, muchos hombres rechazan a Dios y su verdad, y en este pasaje hemos visto que finalmente tendrán que enfrentarse con las consecuencias de su propia elección, aunque en este momento sólo tendrán una corta demostración de lo que les espera en el infierno durante toda la eternidad. Los hombres que no quieren servir a Dios deben saber lo que implica servir a Satanás. Por el momento puede parecer que el pecado es divertido, pero sus consecuencias finales son aterradoras. Este pasaje nos ha enseñado que los hombres preferirán la muerte antes de seguir soportando tanto dolor, pero en el infierno no es posible morir. Esto es lo que lo hace tan horrible.

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